Distorsionar la realidad
Se conocen como distorsiones cognitivas, en las terapias cognitivo conductuales como la TC y la TREC, a las formas identificadas de errores en el procesamiento de información.
Desempeñan un papel predominante en la psicopatología al producir la perturbación emocional. La primera enumeración fue dada por Albert Ellis y fue ampliado por Aaron T. Beck, aunque anteriormente otros autores y autoras, como Karen Horney, habían identificado algunos de los fenómenos implicados en lo que ahora se denomina distorsiones cognitivas.
Estas percepciones empobrecedoras que realiza el paciente acerca de sí mismo, del mundo y del futuro, lo llevan a desarrollar fobias, depresión, problemas de autoestima, obsesividad, etcétera.
Un terapeuta cognitivo le muestra al paciente que su percepción del mundo en un determinado momento es sólo una de las posibles formas de percibir ese mismo mundo, y ciertamente no la más enriquecedora. Luego, el terapeuta ayuda al paciente a desarrollar pensamientos alternativos y formas alternativas de plantearse frente a la situación que le resulta problemática en el mundo real. El terapeuta ayuda al paciente a aprender a cuestionarse estos modelos del mundo del paciente y le ayuda a descubrir soluciones a sus problemas que no estaban en su modelo, y así el paciente ve que no es que “no existieran” soluciones, sino que sólo él no las había visto.
Ejemplos de distorsiones:
1. Pensamiento todo-o-nada – Interpretar los eventos y personas en términos absolutos, evidenciado en el uso de términos como “siempre”, “nunca”, “todos”, cuando su uso no está justificado por los acontecimientos propiamente.
2. Sobregeneralización – Tomar casos aislados y generalizar su validez para todo.
3. Filtro mental (también llamado Abstracción selectiva) – Enfocarse exclusivamente en ciertos aspectos, usualmente negativos y perturbantes, de un evento o persona con exclusión de otras características.
4. Descalificar lo positivo – Continuamente echar abajo experiences positivas, por razones arbitrarias.
5. Saltar a conclusiones – Asumir algo negativo cuando no hay apoyo empírico para ello. Dos subtipos han sido identificados:
* Lectura de pensamiento – Presuponer las intenciones de otros.
* Adivinación – Predecir o “profetizar” el resultado de eventos antes de que sucedan.
6. Magnificación y Minimización – Subestimar y sobreestimar la manera de ser de eventos o personas. Un subtipo identificado es la ‘catastrofización’:
* Catastrofización – Imaginarse y ruminar acerca del peor resultado posible, sin importar lo improbable de su ocurrencia, o pensar que la situación es insoportable o imposible, cuando en realidad es incómoda (o muy incómoda) o inconveniente (esta se relaciona con la PTF o ‘poca tolerancia a la frustración, cuya importancia psicopatológica ha sido ampliamente investigada por Ellis).
7. Razonamiento emocional – Formular argumentos basados en cómo se “siente” en lugar de la realidad objetiva
8. Debeísmo – Concentrarse en lo que uno piensa que “debería” ser en lugar ver las cosas somo son, y tener reglas rígidas que se piensa que deberían aplicarse sin importar el contexto situacional.
9. Etiquetado – Relacionada con la sobregeneralización, consiste en asignar un nombre a algo en vez de describir la conducta observada objetivamente. La etiqueta asignada por lo común es en términos absolutos, inalterables o bien con fuertes connotaciones prejuiciosas.
10. Personalización – También conocida como falsa atribución, consiste en asumir que uno mismo u otros han causado cosas directamente, cuando muy posiblemente no haya sido el caso en realidad. Cuando se aplica a uno mismo puede producir ansiedad y culpa, y aplicado a otros produce enojo exacerbado y ansiedad de persecución.

Fuente: Wikipedia

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