El cerebro nos engaña con los recuerdos


Nuestra memoria nos puede mentir. Algunos objetos que recordamos haber visto, así como algunas palabras que pensamos haber escuchado, en realidad nunca existieron. Es probable que algún tipo de incitación hiciera que los almacenásemos en nuestra mente como si fueran ciertos. Pero, parece que se podrá llegar a detectar este tipo de engaños gracias a que el rastro de la verdad queda reflejado en las 'fotos' cerebrales.

Con la intención de probar cómo en ocasiones almacenamos, como ciertas, imágenes que no hemos visto, expertos de la Universidad del Estado de Ohio enseñaron varias tandas de diapositivas a 23 voluntarios. Seguidamente les presentaron una selección de láminas para que los sujetos diferenciasen aquellas que ya habían visto de las que no.

La primera parte del test agrupó un total de 24 series de 12 imágenes en las que se mostraba un número variado de figuras geométricas con distintas posiciones, formas, colores, tamaños. A continuación, se enseñaron cinco láminas de las cuales dos habían sido presentadas en la primera tanda de diapositivas y dos no guardaban ninguna relación con lo visto y otra, el señuelo, sí la guardaba pero tenía un matiz diferenciativo.

Un 98% de los participantes identificó las diapositivas que habían visto en dos ocasiones. Un 80% acertó a la hora de diferenciar las dos que no habían aparecido en la primera parte y cuya temática era bien distinta, pero un 60% se equivocó ya que creyó haber visto el señuelo.

David Beversdorf, uno de los autores de la investigación, afirma que estos datos sugieren que "las falsas memorias visuales pueden ser inducidas de forma muy simple". Según él mismo añade, "las personas son susceptibles de tener recuerdos verbales falsos [...] Queríamos saber si la habilidad para provocar recuerdos falsos se extiende por debajo del sistema verbal, si también afecta al visual incluso cuando las imágenes no son verbalizadas. Parece que la capacidad para crear evocaciones que no son ciertas sí sobrepasa al lenguaje".

Esta investigación, presentada en la reunión de la Sociedad para la Neurociencia, se complementa con otras presentadas en este mismo evento. En este sentido, Daniel Schacter y Scott Slotnick, de la Universidad de Harvard (EE UU), llevaron a cabo un estudio similar. Pidieron a los participantes que recordaran si habían contemplado una serie de formas geométricas durante un visionado previo y, al mismo tiempo, relizaron un escáner de sus cerebros.

Los científicos afirman que, cuando los individuos reconocieron la imagen correctamente, un área visual de la corteza temporal estaba más activa que cuando se identificó de forma errónea. Por lo tanto, los resultados obtenidos parecen evidenciar que esta mayor activación tiene lugar en las áreas sensibles del cerebro y no en las más relacionadas con la memoria.

Yoki Okado, de la Universidad Johns Hopkins, subraya la posibilidad de crear un detector de mentiras basado en estas diferencias cerebrales. "Mientras que los recuerdos falsos y verdaderos son procesados de forma similar, existen una serie de claves distintivas que necesitarían ser exploradas con mayor profundidad", destaca la investigadora.