LAS OBSESIONES
Publicado el 28/10/2007
Por raulcelsoar
DEL SUFRIMIENTO A LA PAZ
IGNACIO LARRAÑAGA

LAS OBSESIONES

Las obsesiones.

Un sujeto está en su habitación. Entra un enemigo en ese recinto y cierra la puerta. El sujeto no puede expulsar al intruso, ni tampoco puede salir. Eso es la obsesión.

Yo he quedado asustado en más de una ocasión al comprobar cómo el fenómeno de la obsesión es un mar sin fondo y sin orillas de sufrimiento. Decenas de veces me he sentido absolutamente impotente, con el natural abatimiento que causa toda impotencia, para liberar a muchas personas de sus obsesivos círculos cerrados. El fenómeno está emparentado con la ansiedad y la angustia, pero en sí mismo es otra cosa. Entre ambas -obsesión y ansiedad-angustia- hay una relación de causa a efecto, a modo de un círculo vicioso, como veremos; pero encierran, repito, contenidos específicamente distintos.

El yo se siente ajeno a la representatividad obsesiva, como si un cuerpo extraño se hubiera incrustado en la personalidad. Se trata, en definitiva, de representaciones que se le imponen al sujeto y se le hacen presentes en el primer plano de la conciencia contra su voluntad; y le resulta difícil, casi imposible, alejarlas. Lo específico de la obsesión es, pues, que el sujeto que la padece se siente dominado; se da cuenta de que el contenido obsesivo carece de sentido y que se ha instalado ahí sin motivo alguno. Pero, a pesar de todo, se siente impotente para ahuyentarlo. Esto es lo más característico del fenómeno obsesivo. La mayor desdicha que puede experimentar un hombre es el no poder ser señor de sí mismo, el sentir se interiormente vigilado y paralizado por la presencia de un gendarme; es como si le hubieran encadenado de pies y manos, como si su libertad hubiera sido gravemente herida en un ala y se sintiera totalmente impotente para volar, para ser verdaderamente dueño y señor de sí mismo, de su propio mundo.

Una vez más tenemos que precisar que no estamos hablando aquí de enfermos obsesivos, que necesitan una atención clínica, sino de aquellos que se ingenian para disimular su situación, y consiguen conducirse en la sociedad como personas normales, lo que, ya de por sí, es un indicador de que no se trata de enfermos clínicos; pero, al mismo tiempo, sufren intensamente, si bien a intervalos y en una variada escala de altibajos. De hecho, la obsesión acaba convirtiéndose en uno de los más abundosos surtidores de sufrimiento humano.

Ejemplos: Las representaciones obsesivas se dan en la más variada gama de matices, tonalidades e intensidad. El pueblo se expresa con una frase plenamente certera y feliz cuando dice: se le pone, se le puso.

Una mujer vivió durante muchos años cuidando de su padre, enfermo, y lo hizo con esmero y cariño. Meses después de fallecido el progenitor, se le puso en la cabeza a la hija que no había cuidado con suficiente solicitud a su padre mientras vivió. Se daba cuenta de que este pensamiento no tenía base alguna, pero no podía evitar que la dominara; y la dominó hasta el punto de que, cuando yo la conocí, vivía en una angustia mortal, al borde de la depresión.

Hay personas a las que, en lo mejor de una fiesta o en el día más feliz, se les pone la idea de que aquello va a acabar; y esta idea las domina de tal manera que las incapacita totalmente para disfrutar. He conocido personas a quienes le sucede lo siguiente: al acostarse, por la noche, se les pone la obsesión de que, si se duermen, la muerte les va a sorprender en pleno sueño y van a morir sin darse cuenta. Y esta idea fija les provoca una ansiedad tal que les impide dormir. En los preparativos del viaje abren siete veces las maletas para comprobar si han metido algún objeto importante, u otras tantas veces vuelven a casa o se levantan de la cama para averiguar si la puerta estaba bien cerrada, o necesitan lavarse las manos o los dientes una y otra vez.

El pensamiento obsesivo se manifiesta frecuentemente en forma de interrogación, la cual incluye el miedo, que, a su vez, es un auténtico detonante: ¿Y si no duermo esta noche? Esta duda se toma obsesión, y la obsesión en angustia, y la angustia les impide dormir. ¿Y si me pongo colorado ante esta persona? La idea fija y el miedo desencadenan un proceso, y le salen todos los colores. Lo que tanto temía y se esforzaba por reprimir, se le impone. ¿Quién sabe si la presencia de fulano en la sala, durante mi charla, no me pondrá nervioso? Y, efectivamente, la fijación de esa persona le bloquea completamente la inspiración. El barullo de la calle, el tictac del reloj, el ruido del agua, ¿no me perturbarán el sueño? Y se lo perturban. ¿No me impedirá estudiar el ruido del televisor? Y, por supuesto, se lo impide; pero no es el ruido, sino la idea obsesiva del ruido. . ¿No me impedirán dormir los ronquidos de mi compañero de habitación? Y claro que sé lo impiden; pero no son los ronquidos, sino la idea fija de los ronquidos. Sabes que aquella persona piensa y dice que tú eres antipático. Te encuentras con ella, tratas de mostrarte simpático, pero te comportas con mayor torpeza que nunca. La idea obsesiva desencadena el proceso contrario: lo que intentabas evitar se te impone y domina. Y si no doy bien la lección, si esta operación no me resulta, si se me olvida toda la materia de examen? Y claro que se le olvida, y opera desmañadamente, y da la lección de la manera más deslucida. La mayor parte de las llamadas dudas de fe se reducen a eso: el miedo represivo hace que aquello que se quiere evitar se le imponga y lo domine a uno. No son, pues, dudas de fe, sino reacciones psicológicas. La misma cosa acontece con los pensamientos o deseos deshonestos: lo que se teme y reprime contraataca en la medida en que se reprime; es como un resorte demasiado apretado: cuanto más se lo fuerza, más fácilmente salta. La duda degenera casi siempre en inquietud obsesiva; en relación con la salvación eterna, se plantea de esta forma: ¿quién sabe si me salvaré? ¿Y si estuviera predestinado a la condenación eterna?

He conocido sacerdotes ya ancianos con dudas (duda obsesiva) acerca de la validez de su vocación, y, por consiguiente, de sus misas y confesiones. ¿Cabe angustia mayor? La religión sobre todo si está basada en la culpa y el temor, es una de las fuentes más profundas de obsesión y angustia. Hay personas que se confiesan diariamente, y aun varias veces por día, porque se les pone en la cabeza que no manifestaron bien sus pecados. Y cuantas más veces se confiesan, más intranquilos están..., pensando si habrán consentido en tales o cuales pensamientos o imaginaciones. i Una tortura! Y dicen: si yo no tuviera el aguijón de estos escrúpulos sería la criatura más dichosa del mundo. Sobre su historia tiene setenta y cinco recuerdos halagüeños y tan sólo cinco negativos. Pero se les ponen e imponen en el primer plano de la conciencia esos cinco puntos negros, de tal manera que acaban dominando todo su horizonte histórico, como si su vida se resumiera en esos cinco recuerdos negativos, resultándoles imposible realizar una evaluación correcta acerca de sí mismos. Un solo fracaso les obsesiona a algunos de tal manera que, por largos años, respiran por esa herida; y desencadena en su interior un proceso general de inseguridad y de complejos de inferioridad, perturbando notablemente el desarrollo armónico de la personalidad y orientándola hacia actitudes pesimistas y reacciones negativas. De pronto, el rencor adquiere en algunas personas caracteres obsesivos: el personaje más desagradable (un "enemigo") invade su mente y se instala en ella con rasgos tan indelebles que son incapaces de expulsarlo. Y viven dominados por el recuerdo de ese "enemigo".

Ciertas fobias o manías contra una determinada persona tienen también un carácter obsesivo. Se trata de un impulso insuperable e incontrolable de antipatía; una obsesión que nació y vive a despecho del sujeto afectado; pero ahí está, y ¿quién podría desplazarla? Las presunciones o aprensiones son ideas fijas revesten la mente del sujeto de tal realismo que nadie convencerle de que lo que está suponiendo no » objetivo: fulano está en contra de mí; aquí nadie me quiere; el jefe ya se enteró; aquellos otros me han retirado su confianza; aquél no pasó a saludarme, lo que quiere decir que le "soplaron" lo que dije de él; entre bastidores están tramando desplazarme del cargo; ya nadie cree en mí... Son suposiciones que carecen de todo fundamento. Puros fantasmas. Pero estas personas los revisten en su imaginación de un realismo tal que los viven con caracteres de pesadilla. ¡Cuántas veces he visto despuntar la aurora de la alegría en sus rostros tan sólo con este toque de clarín!: ¡ Despierta!, todo eso es mentira, un puro fantasma de tu mente. Hay casos en los que no se dan propiamente contenidos, sino estados obsesivos; y esto es más grave. Estos sujetos no son torturados por obsesiones con perfiles concretos, sino por una confusa mezcla de recuerdos que los agobian, sombras que los entristecen, ansiedades que los turban, inquietudes punzantes llegadas en oleadas sucesivas sin que se sepa exactamente de dónde provienen ni a dónde los llevan, fondos oscuros, mundos ignotos, impresiones irracionales, sensaciones sin rostro..., todo lo cual envuelve a esas personas en un clima de temor confuso y oscuro, como si mil fieras invisibles se les cruzaran en el camino. Estos estados se dan en ciertas personas y en determinadas circunstancias, y, probablemente, necesitan atención clínica.

Causas y remedios

He ahí la obsesión: noche de fantasmas, mar sin fondo de angustia y ansiedad. Leyendo las páginas precedentes, el lector se habrá preguntado: y ¿qué hacer para ahuyentar tantas sombras? El fenómeno es sumamente complejo. Hay personas cuya constitución genética, recibida a través de los cauces hereditarios, es muy proclive a las fijaciones obsesivas. Basta con que en su entorno vital haga, de pronto, su aparición un factor estimulante, a modo de detonador, y entran rápidamente en crisis, se sienten sitia- das por la obsesión y no ven la manera de salir de esa situación. Estos detonantes pueden tener tonalidades muy distintas. Podríamos multiplicar los ejemplos para demostrar cómo un mismo motivo, que a unos les provoca un pavor obsesivo, a, otros los deja fríos; o lo que hoy asusta y obsesiona a una persona, al mes siguiente no le causa ningún efecto, y viceversa. Como veremos; el fenómeno depende también de los estados de ánimo: cuando un sujeto se halla en un estado altamente nervioso o dispersivo, normalmente será fácil presa de las obsesiones, lo que no sucederá cuando se encuentra tranquilo y en una situación normal. . En otras ocasiones se dan una serie de motivaciones y móviles que, desde la oscuridad, actúan sobre la persona. En este caso, los contenidos obsesivos se hallan ligados a la historia vital intena de la persona, en la que unas vivencias se engarzan con otras, emergiendo en la obsesión como una síntesis de carácter simbólico entretejida de acontecimientos pasados. En este caso, un buen tratamiento de psicoanálisis puede ayudar a descubrir y sacar a la luz las oscuras motivaciones que engendraron la obsesión. Con frecuencia, el mero hecho de tomar conciencia de lo que sucede en el misterioso plano de los submundos interiores suele ser _el principio de la curación.

No nos estamos refiriendo aquí, lo repetimos una vez más, a los enfermos obsesivos, aquellos que necesitan una atención médica, sino a los que son obsesivos, sin olvidar que también éstos pueden caer, por emergencia, en crisis insostenibles. Según he podido observar, estos obsesivos normales entran casi siempre en este temible círculo vicioso: la vida agitada, las pesadas responsabilidades, así como un entorno vital estridente y subyugador, conducen a olas personas a una desintegración de la unidad interior, que rápidamente deriva en fatiga cerebral, ya que, en fin de cuentas, toda dispersión no es sino una pérdida de energías, como también sucede con la desintegración del átomo. Esta fatiga cerebral deriva inmediatamente en fatiga mental. Y fatiga mental no es otra cosa que debilidad mental, o lo que es lo mismo, incapacidad de ser señor de Sí mismo, de adueñarse del curso de la propia actividad interior. El sujeto se siente impotente para retener y controlar las riendas de sus recuerdos, imágenes y emociones. ES la impotencia. Al Sentirse la persona mentalmente débil, los pensamientos y recuerdos, por lo general desagradables y sin motivo ni razón de ser, se instalan en ella, apoderándose con facilidad de su mente y ocupando todo su territorio. Y siendo el enemigo -la obsesión- más fuerte que el dueño de la casa -la mente- ésta acaba siendo derrotada por aquélla. Viéndose dominado e impotente para enfrentar al enemigo, el hombre es fácil presa de la. angustia- ansiedad, que, a su vez, produce una fatiga y debilidad mentales cada vez mayores. Cuanto mayor es la debilidad mental, mayor es la fuerza de las obsesiones para adueñarse, sin contrapeso, del hombre, con la secuela de una angustia cada vez más intensa. Este es el círculo vicioso, mortífero y fatal, que mantiene a tantas personas, y por tanto tiempo, presas de insufribles agonías.

http://blog.idoo.com/raulcelsoar/post/7758-las%20obsesiones

a la persona que se equivoco y tuvo una hija en venganza hacia su madre



subo Esta Imagen en agradecimiento, para no caer nunca en la tentacion de olvidar, las heridas que me hicistes en los diez años que te conoci, y por la tarde que me has dado hoy, solo espero que algun dia aunque solo sea por un minuto seaz capaz de sentir el daño que nos has hecho M....

NUNCA LEERAS ESTO LO SE. PERO SI PUDIESES HACERLO TE DIRIA QUE 32 AÑOS DESPUES DE SU MUERTE MI CORAZON ESTA LLENO DE EL AMOR DE TU MADRE QUE POR SUERTE TAMBIEN FUE LA MIA Y ESO SI TE PARTIRIA EL CORAZON

quien me ha robado el mes de abril




que puedo decir he estado tan bien estos meses, a pesar de el estres y el cansancio.

y ahora me encuentro otra vez tan de bajon. desde que me resfrie, no he levantado cabeza estoy. con principio de depresion, con un ganglio de casi dos centimetros instalado en mi cuello, desde hace mes y medio. y buscando el porque de los porqueses, queriendo ser superwoman, y pensando que nada fisico me puede afectar. asi me va y lo mejor es que no me preocupa la salud, solo las obsesiones es subrrealista lo se pero es asi. asi que este video es para mi mejoria perdida y ahora me voy que mi dia libre de tres horas llega a su fin. odio las obsesiones

la terapia de conducta telefónica por computadora para obsesivos


se siente espiada por un hombre cuando se baña o cuando se cambia de ropa, va al baño o se acuesta a dormir. Como resultado de su obsesión, no puede usar otro toilette que el suyo, al que le ha tapado hasta el agujero de la llave para no ser observada. Se baña durante cinco horas cuatro veces a la semana, siente que cualquier actividad sexual es sucia y usa cuatro rollos de papel higiénico al día limpiándose hasta lastimar su vagina, además de dormir con la ropa puesta.Ella presenta un serio caso de obsesión compulsiva. Fue abusada sexualmente por un tío y, hasta ahora, no podía modificar sus dramáticos rituales. Pero la vida de Lucy está cambiando gracias a un nuevo descubrimiento: la terapia de conducta telefónica por computadora para obsesivos que se aplica simultáneamente en el Instituto de Psiquiatría de Londres, la Universidad de Harvard y The Dean Foundation for Health, Research and Education de Wisconsin. Sus inventores son el profesor británico Isaac Marks, el norteamericano John Greist y el psicólogo Lee Baer. El coordinador del programa es el psiquiatra cordobés Oscar Luis Meehan, que proyecta aplicar el programa en la Argentina el año próximo.El proyecto ganó el premio 1998 Healthcare it Effectiveness en el consurso del NHS Executive y de The British Computyer Society Health Informatics.El BT STEPS es una terapia de conducta basada en un sistema computadorizado de autoayuda para curar a obsesos compulsivos y fóbicos por teléfono. El control es ejercido por un psiquiatra, que deriva los pacientes a la computadora, luego observa los progresos a través de los informes computarizados que el sistema le brinda y se comunica con ellos.Las llamadas de los enfermos llegan a un teléfono especial, que los conecta con el programa computado con el que se autoevalúan y se autotratan durante 12 semanas. En el 99 por ciento de los casos tratados, el obseso se ha aliviado.Las obsesiones son ideas no queridas, invasoras y repetitivas o impulsos que involucran riesgos, peligro o heridas. Los enfermos tratan de ignorarlas, suprimirlas o neutralizarlas. Las compulsiones son urgencias creadas para aliviar la incomodidad de las obsesiones. Los pacientes repiten conductas o rituales visibles o invisibles para luego proseguir con su vida normal. Se calcula que hay medio millón de obsesivos en Gran Bretaña.El programa ayuda al enfermo a evaluar su grado de obsesión gracias a un sistema de voz interactiva, con un modelo similar al que se utiliza para operar un llamado a un banco telefónico. Con él, los enfermos diseñan personalmente el tratamiento que más se ajusta a sus obsesiones o rituales. El programa estimula al paciente, lo felicita, lo induce a no repetir sus rituales y le exige deberes a cumplir de acuerdo con los rituales que practica.La incomodidad que los pacientes sienten a la hora de aplicar los ejercicios prácticos es medida y el progreso o descenso de esa incomodidad es tabulado diariamente por los médicos, mediante registros que la computadora guarda y envía por fax a Wisconsin y Londres. Por ejemplo, cuántos horas puede estar sin lavarse las manos una persona que se lava las manos cada 10 minutos.Esos progresos son también enviados a los pacientes además de ser leídos por los médicos. Un familiar o amigo también se puede convertir en coterapeuta, chequeando los ejercicios que el obseso practica en la computadora.Los enfermos pueden dejar mensajes electrónicos a su médico y la respuesta del médico puede ser leída la próxima vez que el paciente entre al programa.Los obsesos tienen el programa a su disposición las 24 horas del día y la mayoría de las llamadas se produce fuera de las horas de trabajo. No deben viajar al hospital, no necesitan medicación y no hay lista de espera. Los pacientes psiquiátricos en Gran Bretaña deben esperar entre 8 y 12 meses para ser atendidos porque la medicina es gratuita.El experimentoEl programa no puede tratar a psicóticos o a personas severamente deprimidas, personalidades suicidas o que abusan de alcohol o drogas o que estén tomando altas dosis de diazepam o benzodiazepan, porque interfieren con el tratamiento.En la experimentación con el programa participaron 21 hombres y 19 mujeres de 19 a 54 años, con trastornos de obsesivos. La mitad de ellos estaba con medicación. El 85 por ciento de los pacientes completó su autoexamen y el 42,5 por ciento avanzó en dos o más sesiones.Los pacientes se sintieron aliviados y los éxitos logrados fueron los mismos que los obtenidos cuando los enfermos usan derivados de la serotonina, como sertraline o fluoxetine.La conclusión de los médicos fue que la terapia de conducta de autoayuda puede reducir considerablemente los síntomas de obsesivos compulsivos al exponer sus rituales con ayuda del BT STEPS.

PAUL SALKOVSKIS · EXPERTO EN HIPOCONDRIASIS Y EN ANSIEDAD



Ressons del mundial
PAUL SALKOVSKIS · EXPERTO EN HIPOCONDRIASIS Y EN ANSIEDAD
"No piense en un oso blanco"
IMA SANCHÍS - 25/08/2007 La Vanguardia

Tengo 51 años. Nací en el norte de Inglaterra y vivo en Kent. Estoy casado y tengo dos hijos. Trabajo en el Instituto de Psiquiatría de Londres. Soy socialista y me preocupa el servicio de salud nacional, mal resuelto. Soy ateo. He venido a dar una charla al V Congreso Mundial de Terapias Cognitivas y Conductuales de Barcelona

TIENE CURA

Es un médico campechano y extrovertido, colabora con Channel 4, en un programa de divulgación e información sobre trastornos psicológicos y su tratamiento. En los últimos veinte años se ha dedicado al trastorno obsesivo compulsivo (¿recuerdan a Jack Nicholson en ´Mejor imposible´?), que hasta hace poco estaba considerado una rara enfermedad psiquiátrica que no respondía al tratamiento. Hoy es reconocido como un problema común que afecta a un 2-3% de la población, es más frecuente que la esquizofrenia o la anorexia. El problema es que esos pacientes tardan en ir al médico unos siete años. En cuanto a los hipocondriacos, otra de sus especialidades, nos previene de la gravedad de algunos casos, pero asegura que tienen cura.

- Los hipocondriacos son enfermos imaginarios?
- Ellos prefieren que les llamen personas que sufren ansiedad por la salud precisamente porque no es una enfermedad imaginaria.

- ¿Y por qué a uno le da por preocuparse por su salud hasta enfermar?
- Normalmente debido a historiales familiares de enfermedad. Estos pacientes van de médico en médico hasta asegurarse de que están perfectamente.

- Nadie está perfectamente a partir de cierta edad.
- Por eso siguen preocupándose y buscando la confirmación de que están sanos. Al centrarse cada vez más en su organismo desarrollan síntomas.

- ¿Qué tipo de síntomas?
- Si, por ejemplo, imaginan que tienen cáncer de garganta y se tocan continuamente, se acaba inflamando algún ganglio, es decir, teniendo problemas por su conducta. A la vez todo eso provoca un cambio en el estado de ánimo que desemboca en depresión o ansiedad.

- Parece miedo a la muerte.
- Si fuera eso, no se suicidarían, y es una enfermedad asociada a altos índices de suicidio. Se imaginan a sí mismos dependientes de la familia, perdiendo la dignidad, con mucho dolor, deteriorados.

- ¿A qué tipo de enfermedad temen?
- Eso va variando, antes temían más al cáncer y ahora tenemos más pacientes con miedo a padecer sida, enfermedades neurológicas o la enfermedad de las vacas locas.

- ¿Qué hay detrás de esa percepción?
- Creencias; por ejemplo, creer que si te pones enfermo tu familia te abandonará.

- ¿Hay rasgos de personalidad que se repitan en estos enfermos?
- El perfeccionismo y la dificultad de tolerar la incertidumbre.

- ¿Cómo los cura?
- Desde hace diez años con terapia cognitiva conductual, doce sesiones en las que se tratan las creencias del paciente y los comportamientos que agravan el problema.

- ¿Ha visto Mejor imposible de Jack Nicholson?
- Sí, es la historia, muy bien contada, de un hombre con trastorno obsesivo compulsivo; ya sabe: lavarse las manos continuamente, comprobar mil veces que la puerta esté bien cerrada, pensamientos de violencia y agresión contra otras personas…

-... pero que no se llevan a término.
- No. Las obsesiones son pensamientos intrusivos que todos tenemos, el problema viene cuando te los tomas en serio.

- Eso es muy filosófico.
- El pensamiento se convierte en obsesivo y desencadena la convulsión cuando intentas no pensar en ello. Si yo le digo: "No piense en un oso blanco", no puede hacerlo.

- Todos tenemos pensamientos intrusivos, ¿cómo los podemos combatir?
- No hay que combatirlos, sino todo lo contrario, dejar que estén ahí y centrarse en otras prioridades. En realidad son pensamientos muy valiosos, que nos hacen creativos. Fíjese cómo se queda la gente cuando le hacen una lobotomía.

- Pero los pensamientos intrusivos son bastante estúpidos.
- En situaciones en que uno es vulnerable le hacen sentir fatal y dejan de ser estúpidos.

- Por eso son estúpidos, porque te hacen sentir mal sin sentido.
- A menudo los pensamientos intrusivos son lo contrario que uno piensa normalmente, para una madre amante de sus hijos sería matar a su hijo, para una persona muy religiosa serían pensamientos blasfemos. El problema es que los enfermos creen que sus pensamientos pueden llegar a dominarlos.

- ¿Alguien se libra de la ansiedad?
- Los psicópatas no la padecen, no temen las consecuencias de sus actos. Es el otro extremo del trastorno obsesivo compulsivo.

- La ansiedad en un sistema de defensa.
- Sí, y hay gente que tiene un grado de ansiedad tan bajo que se pueden matar accidentalmente. Pero está claro que la ansiedad extrema es una enfermedad moderna.

- ¿Por qué sufrimos tanta ansiedad?
- Porque hoy tenemos mucho que perder.

- ¿La reflexión sería una manera de combatir la ansiedad?
- La reflexión es necesaria, pero a mucha gente le produciría más ansiedad.

- ¿Mejor mirar a lo lejos?
- Buena propuesta, mantener los ojos en el horizonte, porque eso te indica adónde estás yendo. También es bueno meditar, pero meditar requiere estar en el momento presente. Quizá lo que habría que hacer es una combinación de los dos.

- ¿Qué paciente le ha sorprendido más?
- Una mujer de 72 años con trastorno obsesivo compulsivo desde los 14, que en un tratamiento de cinco horas estaba curada.

- ¿Qué le dijo para ser tan convincente?
- Su pensamiento obsesivo era que iba a hacer daño a los demás y el tratamiento consistió en mostrarle que no era cierto. Justamente la confronté a aquellas situaciones que ella evitaba, como hacer pasteles de chocolate porque pensaba que no podría evitar poner cristales dentro.

- ¿Y el pastel se lo comió usted?
- Sí, el mejor pastel de chocolate que jamás he probado.

- ¿Qué es lo que más le sorprende de la mente humana?
- La capacidad de la gente de ignorar los problemas y no buscar ayuda. Y que esas personas que ves tan amables y gentiles también están llenas de ansiedades, las experiencias difíciles pueden afectarnos muy negativamente a cualquier edad, somos muy frágiles.


La terapia cognitivo-conductual se convierte en un tratamiento a la carta
La aplicación de la terapia cognitivo-conductual sigue la tendencia de muchos tratamientos médicos actuales, ya que en los últimos años han surgido nuevos desarrollos que permiten hacer psicoterapia a la medida de cada paciente, ha explicado Xavier Pellicer, presidente de un congreso internacional celebrado en Barcelona sobre esta terapia.

Patricia Morén Barcelona 16/07/2007

La aparición de nuevos desarrollos de la terapia cognitivo-conductual en los últimos años ha permitido aplicar esta terapia cada vez más a la medida de cada paciente, como ocurre con otros tratamientos médicos, según Xavier Pellicer, presidente del comité organizador local del V Congreso Mundial de Terapia Cognitivo Conductual, organizado por la Sociedad Catalana de Investigación y Terapia del Comportamiento (Scritc) y la European Association for Behavioural and Cognitive Therapies (Eabct).

El encuentro ha reunido a 3.500 expertos en terapia cognitivo conductual, tanto psiquiatras como psicólogos, de 70 países.

La terapia cognitivo conductual funciona en un alto porcentaje de casos. Así, en el manejo de los trastornos depresivos (cuando la depresión no es endógena), se logran tasas de éxito -entendido éste como la curación del paciente o la consecución de una mejora notable- de entre el 60 y el 80 por ciento; e incluso se ha visto que es más eficaz que la administración de fármacos antidepresivos.

En los últimos años han aparecido nuevos desarrollos de la terapia cognitivo-conductual, como la de esquemas o la de aceptación y compromiso. La terapia de esquemas consiste en trabajar con los esquemas mentales y sistemas de creencias del individuo para mejorar su impulsividad e inestabilidad emocional, su tolerancia a la frustración -que es baja- y evitar los cambios de humor rápidos. Se aplica a pacientes con trastorno límite de la personalidad, aunque se intenta extender a otros trastornos.

Otro ejemplo es la terapia de aceptación y compromiso, que se aplica a distintos trastornos de ansiedad, depresión y de la personalidad, y que consiste en trabajar con el paciente para que acepte los síntomas de su malestar en lugar de intentar combatirlos.

En general, Pellicer explica que la terapia cognitivo- conductual en realidad constituye un conjunto de técnicas validadas empíricamente a través de estudios controlados. En la práctica clínica la posibilidad de ir combinando distintas técnicas cognitivas con otras conductuales permite aplicar terapias cada vez más ajustadas al perfil de cada paciente, al trastorno que sufre y a los factores causales.

Pero en las investigaciones todos los terapeutas aplican el mismo protocolo (realizan exactamente las mismas sesiones con los mismos ejercicios), ya que tradicionalmente uno de los puntos débiles que se han atribuido a los estudios de terapia cognitivo-conductual es que sus resultados pueden variar en función del terapeuta que la aplique. Por eso un protocolo permite hacer psicoterapia de las mismas características y comparar los resultados.

Pellicer también ha destacado que la terapia cognitivo-conductual ayuda a cambiar la conducta en pacientes con obesidad, diabetes, adictos a tóxicos o con otros problemas físicos.

Muchos de estos pacientes no pueden seguir una dieta, un tratamiento o abstenerse de tomar sustancias tóxicas sencillamente por un problema de comportamiento. Otros pacientes, que se tratan con quimioterapia, si sufren angustia y malestar, lo abandonan.

Si se tienen en cuenta todas las variables (no tomar la dosis prescrita por el médico, tomar menos o dejar la medicación antes de tiempo), el incumplimiento terapéutico se sitúa entre el 50 y el 80 por ciento de casos. De ahí que "combinar el tratamiento médico con la terapia cognitivo conductual pueda mejorar la calidad de vida del paciente y el cumplimiento", según Pellicer.



Potenciar aspectos positivos funciona en pocas sesiones
La psicología positiva, que consiste en buscar las cualidades positivas que mantiene un individuo, a pesar de las adversidades que esté sufriendo en una etapa vital o del trastorno que padezca, funciona en un amplio número de sujetos y suele ser relativamente rápida, según Christine Padesky, directora del Centro de Terapia Cognitiva, de Hungtinton Beach (California), y conferenciante de una de las principales sesiones del congreso.

Patricia Morén Barcelona 16/07/2007

Se trata de destacar las cualidades positivas en la vida de una persona con problemas. "Siempre hay algún aspecto bueno: para algunos puede ser relaciones de amistad y para otros tener un animal de compañía, tocar un instrumento musical o practicar un deporte", ha dicho Padesky.

En todas esas facetas el individuo muestra su resistencia (resilience) al enfrentarse a obstáculos -un deporte, por ejemplo, exige entrenar y tiene riesgo de caídas y lesiones- y aplica estrategias para superarlos. Así, Padesky ha recordado a una paciente con depresión que dirigía su ira hacia sus hijos, pero a la que le gustaba hacer crucigramas. Cuando le resultaba difícil rellenarlos, aplicaba el sentido del humor y se decía a sí misma que ya los resolvería, pedía ayuda a conocidos o lo dejaba para más tarde. Tras elaborar una lista de estrategias, la terapeuta le instó a utilizarlas con sus hijos, de modo que trató de aplicar el sentido del humor y pedir ayuda a los vecinos para cuidarlos.

“No son valientes los que no tienen miedo, sino los que acaban conquistándolo”




EL APRENDIZAJE INADECUADO DEL MIEDO
Dirigido especialmente a los siguientes trastornos: Pánico, Agorafobia, Obsesiones, Hipocondría, Fobias específicas, Fobia social y Ansiedad Generalizada.
Desde el comienzo de la vida, el ser humano cuenta con un potencial innato, una herencia biológica, genéticamente transmitida, que representa la materia prima, la esencia a partir de la cual puede empezar a construir su personalidad.
La herencia de unos rasgos morfológicos y fisiológicos determinados ha supuesto para la especie humana, el resultado de un largo y sofisticado proceso de selección natural que ha tenido como fin último la adaptación al ambiente.
Así por ejemplo, el llanto en el recién nacido es una conducta innata de la especie humana que tiene como misión asegurar su autoconservación, pues gracias a ella, ha podido sobrevivir. La selección natural ha eliminado los genes de aquellos antepasados nuestros, cuyo llanto era débil o que tardaba en manifestarse puesto que de esta forma, dejaban de avisar a sus madres del peligro del depredador que les acechaba en la sabana.
El bebé ignora por completo la utilidad del llanto, de esta conducta adaptativa grabada en sus genes que ha perdurado a lo largo de los siglos favoreciendo nuestra supervivencia. Sencillamente la expresa a fuerza de pulmón. Sin embargo, a medida que crece e interactúa con su entorno, su cerebro madura y es entonces cuando empieza a aprender que al llorar, obtiene alimento, caricias o abrigo, es decir, aprende a utilizar el llanto para conseguir la atención que necesita. Es pues a partir de este aprendizaje cuando el niño comienza a tener un control sobre su entorno y a moldear su personalidad que originariamente no estaba definida.
El papel del aprendizaje es fundamental a la hora de comprender por qué muchos de los mecanismos que hemos heredado de nuestros antepasados y que han hecho posible que estemos actualmente sobre la faz de la Tierra se vuelvan en un momento determinado desadaptativos y nos produzcan sufrimiento.
Este es el caso de la ansiedad, gran aliada del hombre primitivo, expuesto a tantos peligros cuando andaba por la selva. De pronto, oía un ruido y veía cómo un tigre con dientes de sable salía del follaje dispuesto a devorarle. ¿Qué hubiera ocurrido si no se le hubiera disparado en milésimas de segundo ese mecanismo de alerta en su cerebro avisándole del peligro inminente?.
Su cerebro inmediatamente envió la alarma al resto de su organismo: sus músculos se tensaron, su respiración se hizo rápida mandando abundante oxígeno a su corazón, la adrenalina cabalgaba libremente por sus venas, sus pupilas se dilataron...todo ello era una súbita preparación del organismo que tenía como fin luchar, o mejor dicho, correr y subir al árbol más próximo para ponerse a salvo y no ser devorado por aquel animal salvaje.
Gracias a la rápida y eficaz respuesta fisiológica de nuestro primitivo amigo, nosotros estamos aquí y cada vez que hay peligro tenemos la misma forma de reaccionar, a la que denominamos ansiedad.
Como podemos comprobar, una vez más, hemos heredado este poderoso mecanismo de la ansiedad que nos avisa de los peligros reales o que nos prepara para la acción, para la competición o para la lucha y que nos hace altamente eficaces en esas determinadas situaciones.
Sin embargo, ocurre que esa gran aliada nuestra puede llegar a traicionarnos. ¿Cuándo pasa esto? Cuando se dispara en momentos que no entrañan peligro real, en aquellas situaciones donde el riesgo es inexistente o la probabilidad de peligro es muy pequeña (miedo a volar, a conducir, miedo hacia determinados animales, a las alturas, al ascensor...) o ante situaciones donde sí hay algo que está en juego y se requiere una actuación especial, pero la ansiedad es desproporcionada (miedo a hablar o a tocar un instrumento en público, a los exámenes...). En estos casos, la ansiedad en vez de cumplir su verdadera misión, la de facilitar nuestra adaptación y hacernos eficaces, se convierte en boicoteadora de nuestros verdaderos fines produciéndonos malestar.
En el proceso de esta reversión, de pasar de ser facilitadora a ser boicoteadora, interviene el aprendizaje inadecuado del miedo, el cual es esencial para comprender por qué a partir de una mala experiencia que nos produce temor se acabe desarrollando finalmente un trastorno psicológico.
Pongamos el caso de una persona que un día tiene un accidente de coche. Sale afortunadamente ileso pero se asusta muchísimo. A partir de ese momento algo pasa. Cada vez que entra en su coche y se dispone a conducir, su mente se ve invadida por terribles imágenes de accidentes, sus pensamientos son catastróficos pues cree que va a morir inevitablemente y su cuerpo reacciona súbitamente con una gran cantidad de ansiedad: palpitaciones, taquicardia, sudoración, espasmos...Ha aprendido a asociar conducir (una situación que para él antes era neutral) con peligro. Sin embargo, si en ese momento estuviera en sus manos comprender que se trata de una falsa alarma provocada por la experiencia negativa que tuvo, que lo único que está ocurriendo es que su cuerpo ha disparado el mecanismo innato del miedo y que lo único que debe hacer es aguantar el trago hasta que se le pase, podría desconectar esta asociación mal aprendida, conducir-peligro, pues comprobaría que a pesar de lo desagradable del momento (más adelante explicaré por qué es tan desagradable), nada de lo que teme puede pasarle, es decir, comprobaría que sus temores son infundados y que no existe ningún peligro real, por mucho que se lo hubiera creído en el momento y acabaría controlando la situación sin más consecuencias.
Pero desafortunadamente, esto no suele ocurrir así. Los pensamientos acaban disparando, como ocurrió con el hombre primitivo, el sistema de alarma, provocando las reacciones fisiológicas y éstas, a su vez aumentan todavía más los pensamientos catastróficos, formando un bucle, un círculo en el que la persona se encuentra inmersa. Para ponerse a salvo reacciona saliendo del coche, conducta que en principio puede parecer lógica, porque al hacerlo así siente un alivio inmediato. Sin embargo, al realizarla, está conectando más la falsa creencia de que esa situación, coche-conducir, es realmente peligrosa y la próxima vez actuará evitando / escapando más y tendrá más miedo. Ha aprendido de esta forma a tener una fobia. En definitiva, está diciendo a su mente y a su cuerpo que lo que teme es verdaderamente peligroso y evitará conducir, subir en coche, etc. generalizando ese miedo a más y más estímulos que estén directa o indirectamente relacionados con él. Justo lo que cree que le está poniendo a salvo, le está manteniendo el miedo a largo plazo

El aprendizaje inadecuado del miedo se da en todos aquellos problemas emocionales que se basan en una desproporcionada ansiedad: fobias específicas, fobias sociales, agorafobia, pánico, obsesiones, trastorno de estrés postraumático, etc. Lo que cambia son los estímulos o situaciones que provocan el miedo y el contenido de los pensamientos de tipo catastrofista. En la fobia social, los estímulos serían las personas o las situaciones interpersonales, en las específicas determinados objetos o animales, en la agorafobia determinados lugares, en las obsesiones pensamientos concretos, en el pánico determinadas sensaciones fisiológicas etc.
Una de las razones por las cuales el ser humano huye fácilmente frente a las reacciones de temor, es la desagradable respuesta emocional que provoca el miedo. En el ejemplo del hombre primitivo, el mecanismo de la ansiedad se disparaba con el fin de prepararle para la acción: luchar, correr, trepar..., pero como hoy en día por lo general, no nos encontramos delante de ningún tigre feroz, no salimos corriendo despavoridos y como consecuencia, nuestro cuerpo cae en un estado de hiperventilación que provoca sensaciones extremadamente desagradables que, aunque inocuas y nada peligrosas, son difíciles de soportar.
El miedo es fruto de un aprendizaje inadecuado y puede desaprenderse utilizando la metodología adecuada. La investigación en Psicología ha demostrado que técnicas de tratamiento como la exposición in vivo consistente en un afrontamiento progresivo y controlado del miedo, es altamente eficaz para la superación con éxito de este tipo de trastornos, acompañado de otras técnicas dirigidas al control de los pensamientos y las emociones negativas.
El tratamiento cognitivo-conductual tiene éxito en la mayor parte de los casos (85-90%). Su eficacia se basa en teorías que han sido ampliamente demostradas por la investigación experimental.

“No son valientes los que no tienen miedo, sino los que acaban conquistándolo”
fuente: Victoria González Alfonso

Colegiada CV7455

http://www.terapia-conducta.com/art1.htm