pensamiento negativo


PENSAMIENTO NEGATIVO

El pensamiento negativo es una patología tan absorbente como la de una tenia. Absorbe la felicidad para trasformarla en detritus y no cesa de sorber de las sustancias más ricas su extracto alegre. Este parásito actúa como un voraz elemento que desde la clandestinidad, amparado en la invisibilidad, succiona para su cuerpo larguísimo aquello que es dulce, dorado, esférico, perlado, celeste, candeal, para convertirlo mediante un metabolismo raudo en un material de deshecho. Su acción es tan súbita que apenas permite un disfrute suficiente para bañar el sabor del confite, el olfato de perfume y la vista con un bosque de color. Inmediatamente la tenia engulle el síntoma de contento para volcar sobre su aparición un vómito desahuciado. En ocasiones se llega a tal perfección del pensamiento negativo que sólo se ve la felicidad a contraluz como desde una estancia en que domina asiduamente el miedo, la decepción, un aire suavemente podrido que termina abatiendo. En estas condiciones, sólo se ama ráfagas secas. ¿Cómo salir de ahí? Sólo si se piensa negativamente sobre lo negativo, una vez adiestrado en la negación, avanza su descrédito, sólo reconociendo el proceder de la tenia, su instinto torcido y parasitario se recobran raciones de paz.


Todos los pensamientos están cargados de emociones, sustentan energías positivas o negativas de acuerdo a la razón de ser de ellos.
En esta oportunidad nos referiremos a los pensamientos negativos, a sus cualidades, justamente al respecto se ha dicho como lo señala la escuela de la Educación Mental: Intencionalmente casi nadie piensa pensamientos negativos. La mayoría quiere pensar cosas buenas, quiere hacer cosas buenas y quiere estar bien. No es necesario ser un ángel para sentir esto. Pero, sin embargo, la mayoría pensamos negativamente casi tanto como positivamente. La razón estriba en que nos comportamos mentalmente de una manera bastante pasiva, "siendo más efecto de las circunstancias externas que causa de las circunstancias internas.

Si estuviésemos plenamente conscientes de que los pensamientos negativos son muy destructivos probablemente seguiríamos produciéndolos, pero sería más fácil tomar acciones para neutralizarlos. Algo similar a lo que ocurre con el tabaco, el fumador sabe que le hace mal y sigue fumando; pero, ante una señal de advertencia en la salud puede disciplinarse y dejar de fumar.

Realmente, los pensamientos negativos son destructivos de todas las condiciones deseables de nuestras vidas. Paralizan el esfuerzo; minan la voluntad; nos hacen tomar decisiones lamentables. Así que - un poco por inconsciencia y otro poco por inercia y adicción - tenemos una gran producción de pensamientos negativos.

Quien asume voluntariamente restricciones, con un objetivo claro de mejora, la obtiene. Quien sufre restricciones contra su voluntad, normalmente piensa negativamente, lo cual empeora su condición aún más que las restricciones. Cuando involuntariamente empeora nuestra condición de vida y sufrimos, física y emocionalmente, es muy difícil producir pensamientos positivos. De hecho, los pensamientos negativos aparecen con total naturalidad y en perfecta sintonía con la situación. La salida está en saber transformar las circunstancias mentales. Una condición es saber realmente cómo plantearse un objetivo, una salida de la mala situación. Sin esto, no habría producción de pensamientos positivos.

Uno debe sorprenderse cuando se está dando pase a que afloren los pensamientos negativos, determinar cuál es la causa de ello, su alcance, ya que puede repercutir en contra de nosotros, a los demás, no solo psíquicamente, sino hasta físicamente, puede afectar muestro organismo, como también generar resultados negativos en nuestras interrelaciones si dejamos que afloren, si no lo sabemos controlar.

Tome en cuenta lo la Gnosis nos aporta al respecto, que El «Yo negativo de los celos», engaña a los seres que se adoran y destruye la dicha de los mismos. El «Yo negativo del orgullo místico» engaña a los devotos del camino, y éstos, sintiéndose sabios, aborrecen a su maestro o le traicionan...

El Yo Negativo apela a nuestras experiencias personales, a nuestros recuerdos, a nuestros mejores anhelos, a nuestra sinceridad y, mediante una rigurosa selección de todo esto, presenta algo en una falsa luz, algo que fascina y viene el fracaso...

Sin embargo, cuando uno descubre el «Yo» en acción, cuando ha aprendido a vivir en estado de alerta, tal engaño se hace imposible.