¿Se puede vivir el presente?

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El poeta e inmunólogo húngaro Miroslav Holub comenta que en el 73% de todos los poemas en alemán leídos en voz alta, los versos duran entre dos y tres segundos. Los poemas con versos más largos se leen con una ligera pausa inconsciente en medio de cada verso. “En este caso, nuestro yo dura tres segundos”, afirma.
Al parecer, dos o tres segundos es la duración sobre la que nuestra mente percibe los datos sensoriales recibidos como una experiencia única. Si no, ¿desde cuándo los relojes hacen tic-tac? Un reloj hace tic tic tic… Siempre el mismo sonido. Pero eso es lo que ocurre con los relojes de mesilla e noche; un gran reloj de pared hace tac, tac, tac… Aquí la duración entre los golpeteos es mayor aproximadamente a 3 segundos. En el de mesilla percibimos tic-tac si la duración es menor a esos 3 segundos e integramos dos tics en una única experiencia tic-tac.
Y no sólo eso. El ahora tiene sus problemas incluso en la lengua castellana. ¿Quién usa el presente, “yo bebo”? Nadie. Lo que hacemos es utilizar la perífrasis verbal “estoy comiendo”. En castellano el presente no existe. Por su parte, los psicólogos han intentado comprender lo que significa el ahora para nosotros en una serie de experimentos conocidos como el fenómeno phi.
En una habitación oscura se encuentran dos pequeños puntos luminosos, ligeramente separados, que se encienden y se apagan alternativamente cada 50 milisegundos y permanecen encendidos 150 milisegundos. Para los sujetos sometidos a la prueba, la situación se percibe como un único punto luminoso que se mueve de derecha a izquierda: el cerebro “rellena” de algún modo esos 50 milisegundos. Pero lo más fascinante es cuando los dos puntos tienen distinto color. Entonces lo que perciben es que el punto cambia bruscamente de color a mitad de la falsa trayectoria, e incluso algunos llegan a señalar con un puntero dónde lo hace.
La cuestión de qué es el presente, para poder decidir si se puede vivir el presente, es, en esencia, un problema de percepción del paso del tiempo. En el caso de la industria cinematográfica, que nos hace pasar una película por la realidad, el presente es cada fotograma de la bobina. Y como proyectan 25 en un segundo, el ahora dura 1/25 segundos.
http://masabadell.wordpress.com/2007/05/10/%C2%BFse-puede-vivir-el-presente/

una racha muuuuuuuuy mala


a perro flaco todo son pulgas,por si no tuviese bastante con la racha que llevo con la pierna
desde el dia 25 de noviembre en que me cai y me fracture el perone,he estado una semana malisima con gastroenteritis,y ahora me parto una muela estupendo
como me encuentro tan bien fisica y psicologicamente.tengo la pierna hinchada como una bota.  con edema hoy he empezado la rehabilitacion,y la  traumatologa dice que pasaran meses hasta que baje la hinchazon,con peligro de trombo por la mala circulacion. todo este tratamiento previo pago, ya que la seguridad social no a sido capaz ni de  ponerme una ferula  esta situacion me esta produciendo mucho estres, me siento culpable de que mi marido este sobrecargado de trabajo y por el desenbolso de dinero que tenemos que realizar por el tratamiento. y los problemas los descargo durmiendo. tengo  bruxismo y en temporadas como esta  que estoy pasando me cargo las piezas dentales que es un gusto.
para gastar mas dinero,para preocuparme mas,habeis tenido vosotros alguna racha  tan mala  como la que llevo yo aparte de la caida a principios de noviembre tuve un virus,lumbagia,dolor de riñones de origen desconocido,y por ultimo la caida, gastroenteritis,y rotura de una muela.creeis que es todo un cumulo de casualidades¿?

Las crisis individuales
por Gustavo Román Rodríguez


Juan busca ayuda médica de urgencia, pidiendo "tranquilizantes" para calmar los nervios. No ha podido conciliar el sueño desde hace dos semanas, cuando su esposa le dijo que no viviría más con él. El trastorno se precipitó ayer, cuando confirmó una pérdida económica importante en un negocio. "Estoy absolutamente fracasado". Está confundido, se queja de dificultad para respirar, de dolor abdominal. Cree que le va a dar un infarto o que se va a 'enloquecer'. Podríamos decir en una buena definición, que Juan está en "crisis". ¿Pero que es la "crisis"? ¿Es un signo de neurosis o de otra psicopatología?.

Una crisis es un estado temporal de trastorno y desorganización emocional, caracterizado por la incapacidad del individuo para enfrentar una situación particular y obtener un resultado positivo o dar alguna solución al problema.

Todos los seres humanos estamos expuestos en ciertas ocasiones de nuestras vidas, a experimentar crisis, con mayor o menor perturbación emocional y mayor o menor bloqueo de las estrategias para enfrentarla.

El estado de crisis está limitado en tiempo (el equilibrio se recupera de 4 a 6 semanas) y casi siempre hay un suceso precipitante próximo. La resolución final de la crisis depende de numerosos factores, incluyendo la gravedad del suceso precipitante, los recursos personales del individuo (fuerza del Yo, experiencia con crisis anteriores) y los recursos sociales de que se disponga.


Los sucesos precipitantes son universalmente impactantes, de modo que casi siempre son capaces de precipitar una crisis: desde la muerte del cónyuge, la separación marital, la muerte súbita de un familiar cercano, lesiones personales o una enfermedad grave, un fracaso económico, un secuestro; hasta la jubilación, un embarazo, cambio de trabajo o de residencia, pueden generar situaciones de crisis.

Las primeramente anunciadas facilitan la crisis por sí mismas; las segundas deben contemplarse en el marco del desarrollo del individuo, y observarse lo que significa el suceso externo para la persona, en el contexto de su historia personal. También pueden darse las crisis en el desarrollo, relacionadas con el traslado de una etapa del crecimiento a otra (crisis de la adolescencia, crisis de la edad adulta o de la llegada a la vejez) : cada etapa del desarrollo se relaciona con ciertas tareas y adaptaciones, y cuando hay interferencia en su realización, es probable una crisis.

Uno de los aspectos más obvios de la crisis es el desequilibrio emocional grave, con sentimientos de cansancio y agotamiento, sentimientos de desamparo, sentimientos de confusión, síntomas físicos (palpitaciones, cefaleas, trastornos digestivos) ansiedad, insomnio, desorganización del funcionamiento laboral y en las relaciones familiares y sociales. Cuando un individuo siente que ya no es capaz de enfrentarse a la situación, y le parece que todo se va a acabar, como si ya no hubiera nada que defender, es cuando requiere la ayuda inmediata del especialista o experto que le encaminará a:
Explorar activa y racionalmente la situación; expresar sin reservas sus sentimientos; empezar a tolerar la fustración; pedir ayuda a otros cuando es necesario; jerarquizar los problemas, diferenciando lo urgente de lo importante y -trabajando con uno cada vez- buscando soluciones en ese orden.

Igualmente, tratar de dominar los sentimientos hasta donde se pueda, cuando interfieren en la búsqueda de las soluciones y ser flexible cuando se requiera.

Finalmente, confiar en sí mismo y en otras personas y tener un optimismo básico en los resultados.

En chino, el término "crisis" se compone de dos caracteres que significan peligro y oportunidad. Las crisis se contemplan como puentes decisivos entre los riesgos y las oportunidades. La resolución de una crisis empieza con la restauración del equilibrio emocional, al cual seguirán el dominio cognoscitivo de la situación, el desarrollo de estrategias de enfrentamiento, cambios de conducta y el uso apropiado de los recursos externos. Casi siempre esto conduce a una resolución positiva, que permitirá recuperar la confianza en sí mismo y un fortalecimiento para el futuro.



© Gustavo Román Rodríguez   ( Todos los derechos reservados por el autor )
  Preguntas, comentarios o referencias: roman@avan.net

http://www.mundolatino.org/saludmental/criindi.htm


Las crisis emocionales pueden predisponer a sufrir accidentes

Las crisis emocionales pueden predisponer a sufrir accidentesCasi siempre hay factores identificables que ayudaron a que eso ocurriera.
El accidentado que atribuye su accidente sólo a la "mala suerte" dificulta su recuperación y se torna propenso a recaer.
A los accidentes habría que dejar de darles ese nombre, dicen muchos expertos en el estudio de los accidentes, porque esa sola denominación parece invocar a los insondables caprichos del azar, a la mera fatalidad o al "desastre", palabra en la que fácilmente se advierte la remota pero implacable influencia de los astros; en suma: lo inmanejable.
El caso es que a medida que los accidentes -y las personas que se accidentan- van siendo estudiados, se advierte que casi siempre hay factores identificables que ayudaron a que eso ocurriera y que, lejos de todo supuesto designio sobrenatural del destino, pudieron haber sido evitados.
Quienes sufren de asma, psoriasis, úlcera péptica o alguna ora afección psicosomática puede reconocer muchas veces, en su propio cuerpo, que su problema de salud empeora cuando están pasando por un momento de mucha exigencia emocional. En este caso es el factor psíquico que, junto con factores ambientales, influye sobre una determinada predisposición genética. En el accidente, en cambio, la violencia se da en un choque con lo externo, viene "de afuera", pero, ¿cuánto influye "lo de adentro", el factor emocional, en la posibilidad de sufrir un accidente? De esto se ha ocupado el psicoanálisis, y particularmente en la Argentina. Lo han hecho a partir de las ideas de Freud, quien dio la pista enmarcando al accidente dentro del campo del "acto fallido".
Hoy cualquiera puede tener una idea de lo que es un acto fallido: algo que uno "no quiso" decir o hacer, pero que por algún motivo se terminó "colando" sin querer entre los dichos o los hechos. Y efectivamente, nadie se accidenta a propósito -esto debe quedar bien claro a fin de evitar visiones culpabilizadotas-, pero en el accidente existe, dicen los psicoanalistas, una intencionalidad: "Es una intencionalidad inconsciente", explica la licenciada Verónica Miranda, integrante del Centro de Investigaciones para la Prevención y el Estudio de los Accidentes (Cipea), "una necesidad del psiquismo de descargar un dolor excesivo en el acto de accidentarse". Dicho de otro modo, un accidente puede ser analizado como una vía de expresión, cuyo costo suele ser, por supuesto, demasiado alto.
Pensarlo al revés
En el área de Traumatología del hospital Fernández, por ejemplo, un grupo de profesionales visita a los pacientes internados, "no sólo para contenerlos ante el dolor posterior al accidente, sino también investigando junto al paciente la situación nueva por la que atraviesa", explica Miranda.
Pero además, la clave parece ser saber -y hacer que el paciente lo sepa también- qué circunstancias personales estaba atravesando la persona antes de sufrir el accidente: "Creemos que puede rescatarse el sentido de un accidente y de ese modo prevenir futuros accidentes".
Independientemente de la situación es estrés postraumático, que desde luego es importante, la cuestión aquí es hallar el trauma previo, ese dolor contenido que llevó a la persona a una descarga involuntaria en forma violenta a través de un "acto fallido": el accidente. Así como la persona con urticaria se rasca la piel hasta lastimarse cuando su angustia es muy intensa, un accidente grave puede ser el síntoma de un gran conflicto emocional.
Si bien el azar existe y cualquiera puede sufrir un accidente, la forma en que cada persona haya aprendido a manejarse con sus situaciones traumáticas pude hacerlo más propenso a sufrir accidentes. Esa "accidentofilia" se acentúa en los momentos de crisis personal y puede manifestarse en movimientos más "torpes", o en actitudes demasiado "confiadas" (conducir con menos cuidado, o bebido), o en la exposición a peligros innecesarios. Sin descartar que, como reconoce Miranda, "hay factores o elementos externos sociales que colaboran en la causación de accidentes, como ser la falta de contención y de protección con leyes claras".
Las lesiones en el deporte
En los deportes, donde por lo general todo el cuerpo se pone en acción, se manifiesta de forma bastante clara la relación entre el factor psíquico y la ocurrencia de accidentes, con sus particularidades: los factores
"Los movimientos que se ejecutan al realizar un deporte requieren una tensión muscular óptima, que se logra con una preparación tanto física como psicológica", explica el psiquiatra y psicoanalista Ricardo Rubinstein, miembro de la Asociación Psicoanalítica argentina. Las vivencias emocionales inciden en ese estado de preparación, tanto como las circunstancias propias del deporte, en especial si es de alta competencia: contra quién se juega, a qué nivel, frente a qué público, en qué torneo.
El temor, la ansiedad y la frustración, indica este especialista en deportes, inciden tanto sean conscientes como inconscientes: "Podrán variar el tono muscular produciendo hipo o hipertonías asincrónicas con lo que el jugador necesite realizar en ese momento". Lo que sucede entonces es que cada patada, cada golpe, cada movimiento, "resultará en áreas de mayor fragilidad o disposición a la lesión", especialmente en los deportes donde hay fricción con el adversario.
La mayor dificultad para expresarse frente a esas tensiones que implica el juego, explica Rubinstein, suele traducirse en calambres y en lesiones: "En los deportistas, las lesiones, muchas veces reiteradas, son la vía de expresión de una conflictiva que no encuentra otro modo de canalizarse, una forma de parar, de decir basta".
De modo que puede que haya algo a lo que quepa llamar "mala suerte", pero conocerse un poco más a sí mismo permite evitar, según parece, el ir ciegamente a su encuentro una y otra vez, si es que existe.
http://www.sinmordaza.com/noticia/67115-las-crisis-emocionales-pueden-predisponer-a-sufrir-accidentes.html