consejos para ser más feliz


7 consejos para ser más feliz

Escrito por blpgirl

No dejes para mañana todo lo que quieres hacer hoy.

Ni vivas todo el tiempo pensando en lo que ya paso, ni vivas todo el tiempo pensando en lo que puede ser, porque aunque uno debe tomarse el tiempo de reflexionar sobre sus errores cometidos y de planear su futuro no se puede vivir pensando en tiempos que ya fueron o serán porque te olvidarás de vivir el tiempo que es, si hay algo que te mueres por hacer desde hace rato, proponte como meta hacerlo, si quieres ir a probar cierto restaurante nuevo vez hoy mismo, si tal vez quieres viajar, pide unas vacaciones y vete así sea de mochilero(a) pero disfruta la vida y disfruta el momento que tienes pues nadie sabe cuanto durará.
2. Recuerda que la vida es más que solo trabajar

Esto tiene que ver mucho con el punto anterior, mucha gente pasa sus días trabajando y trabajando casi sin vida social y por mucho que se disfrute el trabajo y lo demandante que sea, hay que tener presente que en la vida hay más que eso y si nos enfocamos solo en trabajar, nos perdemos de otro lado que nos llena de felicidad que es el de la familia y los amigos. Esta bien trabajar y ahorrar ya sea para comprarnos un departamento en Pereira o bien para hacer un gran viaje, pero recuerda que las personas somos sociales por naturaleza (y esto viene de una introvertida), por eso, proponte salir al menos 1 vez por semana con tus amigos, así sea solo una reunión en alguna casa para hablar y recuerda todos los días sacar un tiempo para compartir con tu familia, así sea por skype ;D y verás como mejora tu humor.
3. Sonríe todo el tiempo

“La sonrisa es la llave que encaja en la cerradura del corazón de todos.”
-Anthony J. D’Angelo

Esto lo recomiendo muy seguido pero es la mejor técnica para ponerse de buen humor, por eso, así no tengas ganas en lo más mínimo sonríe. Además, bien dicen por ahí que uno no puede estar enojado mucho tiempo con alguien que te hace reír y la sonrisa es contagiosa por lo que empezarás a notar a la gente más amigable y amable contigo.
4. Toma riesgos

“Tus arrepentimientos no son de lo que hiciste, sino de las cosas que no hiciste. Así que aprovecha toda oportunidad.”
-Cameron Diaz

Tu vida es aburrida y monótona solo si tu dejas que lo sea, ¿Cuando fue la última vez que intentaste algo difícil? ¿Cuando fue la última vez que te retaste? Deja el temor a tomar riesgos y hazlo ahora, haz eso que piensas que es tan difícil pero que te podría dar una gran recompenza porque con el paso de el tiempo, cuando mires atrás, estarás más arrepentido(a) de las cosas que no hiciste que de las que si.
5. Busca ser mejor cada día, no perfecto(a)

Apuntar a la perfección puede llegar a ser un obstáculo en tu vida, somos humanos después de todo y por lo tanto somos imperfectos. Ahora, proponerse ser mejor cada día es algo que te ayudará a crecer como persona y en tu profesión. Además, si te concentras en competir contigo mismo y cada día logras superarte un poquito más no solo te quitarás todo ese resentimiento, envidia y amargura que viene de compararse con los demás sino que verás como te vuelves más exitoso(a) con el tiempo.
6. Agradece todos los días por las cosas buenas que tienes y haz tenido en tu vida

Todos tenemos cosas buenas en nuestra vida, pueden ser nuestros amigos, nuestros buenos recuerdos, nuestro trabajo, nuestras victorias, en fin, hay miles de razones para amar nuestra vida y recordarlas todos los días, nos hace caer en cuenta que las cosas no están tan mal, como parecen y además nos da razones para estar felices cada día.
7. Piensa en soluciones, no en problemas

“Identifica tus problemas, pero dedica toda tu poder y energía a las soluciones.”
-Anthony Robbins

Deja de verle el problema a todo lo que te dicen, más bien, piensa en formas de hacerlo realidad. Sé de las personas que ve oportunidades en donde los demás no lo hacen.

http://www.cotilleando.com/foro-libre/44604-hasta-en-las-mejores-familias.html

fobias y obsesiones


En primer lugar, es necesario hacer una distinción fundamental. Tanto las fobias como las obsesiones son síntomas, en muchas ocasiones se presentan juntos, es decir dentro del mismo cuadro patológico y/o en la misma persona que lo sufre; sin embargo, las obsesiones pertenecen a una estructura clínica definida, la neurosis obsesiva; y en cambio las fobias, no arman una estructura clínica, esto es, que pueden existir fobias, como síntoma en otras estructuras clínicas como la histeria y la psicosis.

También es posible encontrarnos con elementos obsesivos en otras estructuras clínicas como la histeria ( ya que podriamos decir que no existen cuadros clínicos puros).

Esto nos permite argumentar que las obsesiones están plenamente integradas en el cuadro de las neurosis obsesiva.


Empecemos con las fobias. Casi todas las personas han experimentado, a lo largo de su trayectoria vital, temores,. En la infancia, éstos se plantean dentro del propio desarrollo y maduración del niño( pesadillas, animadversión a animales pequeños y grandes ,etc.).

Las fobias tratan de un temor irracional, incontrolable frente a un objeto, situación o personas determinadas, que derivan en un afecto especifico: la angustia. Ante la aparición de ésta, el sujeto plantea una distancia de seguridad, que atempere la misma, o bien la propia evitación del estímulo que suscita la angustia.

Podemos citar dos grupos que se caracterizan por el objeto de la angustia: las fobias de carácter común ( aquellas personas que sienten miedo, muchas veces en demasía, a la soledad, la muerte, la enfermedad, la noche) y las fobias ocasionales, donde la angustia emerge en circunstancias especificas: agorafobia, temor a los espacios abiertos, y la claustrofobia, espacios cerrados. Se diferencian del primer grupo, que éstas últimas no inspiran temor en las personas sanas.

En los últimos años, se añade una nueva sintomatología: fobia social; temor al contacto de relación con las personas, creándose una situación de angustia emergente ante la exposición personal en las relaciones humanas.

En las obsesiones, se trata, por un lado, de representaciones mentales, ideas, que se presentan en la mente de una persona de carácter irrefrenable y, en la mayoría de las veces insoportable. Bien emergen en una proposición de dos términos “ si hago tal cosa, sucederá otra” – ésta segunda parte de la proposición es mortal -, o bien con objetos concretos y cotidianos – sillas, mesas, pomos de puertas, telefonos, almohadas, etc –Y por otra, el estado emotivo: la angustia, la ira, la duda y el remordimiento – la culpa-. La parte importante en las obsesiones es ésta última, la afectiva. Persiste, a pesar de que el motivo asociado pueda variar o transformarse a lo largo del tiempo. Las personas que dudan, lo pueden realizar en muchos elementos o cosas, sin embargo el estado afectivo es el mismo, permanece de forma intacta.

Este estado está justificado, es algo que proviene de la propia historia de la persona con un sello patológico determinado y que se eterniza. Lo que varía en el tiempo, no es el afecto suscitado, sino las ideas asociadas a él. De tal forma que podemos encontrar representaciones mentales que suscitan un afecto de culpa muy intenso, y en cambio no está justificado que deriven en dicho afecto, esto es, podemos tener ideas inocuas asociadas a sentimientos de culpa muy intensos.

Estas ideas son sustitutivas de la original, que sí justifica el afecto concomitante señalado. Estas ideas, representaciones mentales, han sido reprimidas, que no olvidadas, por el sujeto, justamente por lo que suponen para la propia persona. Además, estas sustituciones, desplazamientos en fin, permiten atemperar el monto afectivo resultante porque pueden caer en la racionalización del sujeto y le ayudan a no vivir permanentemente angustiado. Igualmente, para ejercer la defensa contra la angustia, la persona puede desplegar un ritual determinado, que impide que “algo” suceda ( “ si coloco la ropa en este lugar y de esta forma, esto indicará que mañana todo irá bien” ).

Estas ideas o representaciones mentales se postulan a descubrir en un proceso terapéutico. Han sido reprimidas y sustituidas porque son inconciliables para el yo de un sujeto; y en cambio lo que permanece de forma invariable es el carácter insoportable del afecto derivado.

Los ejemplos de obsesiones son los pensamientos negativos, que una y otra vez se imponen al sujeto, sin que la persona pueda hacer “algo” para sustraerse a ellos. Podemos plantear la obsesión como un intento de solución a un temor particular que soporta una persona.








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En el lenguaje cotidiano se denomina a las ‘obsesiones’ como ideas fijas que cada uno posee sobre un tema, una persona o hasta una situación. Las ideas fijas se entienden como pensamientos recurrentes que irrumpen de improviso en la mente, las cuáles pueden ser neutralizadas con un esfuerzo consciente. Los pensamientos recurrentes más comunes, según una encuesta realizada por psicólogos en Madrid, el trabajo, la vida en pareja, el miedo a ser abandonado, a envejecer y el dinero. También aparecieron preocupaciones por el éxito, el sexo, los celos, la imagen, la competencia, la seguridad propia y de los seres queridos y la preocupación por estar enfermo. El problema de estas ideas fijas reside en los posibles efectos que aparejan como son ansiedad, dolores de cabeza, insomnio, depresión, dolores en el pecho y hasta impotencia o frigidez. Las ideas fijas no suelen ser fuentes de conflictos graves, debido a que las personas logran desenvolverse habitualmente y convivir con ellas.

En cambio, la obsesión, como síntoma psicopatológico, se considera un pensamiento o sentimiento irresistible e insistente que no puede ser eliminado de la conciencia por medio de un esfuerzo, y que domina a la persona de manera intermitente, causando ansiedad.

Como las obsesiones provocan malestar, se recurre a las compulsiones para neutralizarlas, como un mecanismo de compensación.

Las compulsiones son, por lo tanto, una serie de conductas rituales (manifiestas o encubiertas) o acciones mentales que la persona se siente compelida a realizar como respuesta a una obsesión o a reglas que deben cumplirse ordenadamente. Estas disminuyen el malestar y/o la ansiedad de la persona, pero es llevada a cabo bajo la sensación de presión. Entre las compulsiones más comunes encontramos los rituales de limpieza, las comprobaciones, las repeticiones, la evitación, la meticulosidad y la precisión.

Es muy frecuente que las personas que sufren de obsesiones y compulsiones presenten una duda patológica, por la cuál, se encuentran compelidos a comprobar todo varias veces. La contaminación es otro tema sobre el cuál versan las preocupaciones excesivas. Debido a la misma pueden llegar a pasar horas lavando, eliminado posibles gérmenes.

Todos estos rituales traen aparejados un enlentecimiento del funcionamiento global de los individuos, invirtiendo varias horas de su rutina diaria en estos rituales o en la rumiación de los pensamientos, cuando las compulsiones son mentales.
Trastorno obsesivo-compulsivo
Anteriormente, se creía que el trastorno obsesivo compulsivo (TOC) era un trastorno relativamente raro.

Hoy en día, gracias a las investigaciones, se estima que presenta este trastorno de un 2 a un 3% en la población general.

Si se llevara un ranking de enfermedades psiquiátricas, el TOC se encontraría en un cuarto puesto, luego de las fobias, los trastornos relacionados con sustancias y la depresión mayor.

El pensamiento actual sobre la causa de este trastorno es el funcionamiento anormal de áreas específicas del cerebro relacionadas con el malfuncionamiento de la serotonina, (neurotrasmisor, producto químico cerebral). A su vez, se cree que existen componentes genéticos hereditarios que influyen en el desarrollo de esta patología.

El trastorno obsesivo compulsivo es un trastorno crónico, cuyos síntomas pueden fluctuar mejorando y agravándose periódicamente.

Por el contrario, a través de un tratamiento adecuado, muchas individuos llegan a poseer un funcionamiento normal, en donde las obsesiones y compulsiones no tienen casi relevancia.

Las obsesiones son pensamientos, ideas, sensaciones o sentimientos recurrentes, ansiógenas (que provocan ansiedad) e intrusivos, y las personas las califican ajenas a su control, pero a su vez, propias. Los temas más frecuentes sobre los que versan las obsesiones son la contaminación, las dudas reiterativas, la necesidad de orden, impulsos agresivos y las fantasías sexuales.

En cambio, las compulsiones son conductas o actos mentales de carácter recurrente, conscientes y estereotipadas, que se llevan a cabo con el fin de calmar o prevenir la ansiedad, y no por placer o gratificación. La persona se siente compelida a realizar tales actos para, ya sea evitar algún acontecimiento negativo o para reducir el malestar que conlleva la obsesión. Inversamente, cuando un individuo se resiste a realizar la compulsión, la ansiedad se intensifica. Las compulsiones comunes se relacionan con tareas de lavado o limpieza, comprobaciones, exigencias de certeza, el orden de los objetos y actos repetitivos.

Las personas que padecen de trastorno obsesivo compulsivo, suelen reconocer la excesividad e irracionalidad de sus obsesiones y compulsiones.

Este trastorno puede llegar a ser muy perturbador, debido a la gran cantidad de tiempo que las obsesiones pueden insumir y a la interferencia que las compulsiones pueden provocar en sus rutinas normales, su trabajo o sus relaciones sociales. También, por su carácter perturbador, suelen ocasionar un detrimento de sus actividades cognoscitivas en donde necesiten del empleo de la concentración, como son la lectura o el cálculo.

A su vez, algunos sujetos acaban evitando o alejándose de objetos o situaciones que les provocan obsesiones y compulsiones, pudiéndose generalizar este comportamiento evitativo, limitando seriamente la actividad global del individuo. Las preocupaciones hipocondríacas son frecuentes, revelándose en las repetidas visitas médicas.

El tratamiento más adecuado para los síntomas obsesivos de este trastorno, son la farmacoterapia y la psicoterapia cognitiva-conductual.

Muchos individuos con este trastorno suelen resistirse al tratamiento, tanto como a rechazar los medicamentos, como las tareas que se les pide en la terapia. Por esta razón, un análisis dinámico de las resistencias del tratamiento es de gran utilidad para lograr que el cumplimiento del tratamiento se logre.

Las técnicas de la terapia cognitiva-conductual ayuda a las personas reducir la ansiedad asociada con la obsesión y reducir o eliminar las compulsiones. Generalmente las técnicas utilizadas incluyen el enfrentarse con mismas situaciones más temidas (la exposición), sin recurrir a los rituales compulsivos (prevención de respuestas). A veces se emplean otras técnicas de cognitiva-conductual para tratar obsesiones o compulsiones específicas.

Las últimas investigaciones develaron que esta patología posee un importante componente biológico, por lo tanto, la farmacoterapia ayuda a disminuir los síntomas. Los medicamentos que han sido sumamente útiles son los antidepresivos serotonérgicos. Menos comúnmente, las personas son ayudadas por otros antidepresivos o por medicamentos antipsicóticos o de anti-ansiedad.

Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad
A diferencia del trastorno obsesivo-compulsivo, las personas que padecen de un trastorno de la personalidad obsesivo-compulsivo, presentan una exagerada preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control, lo que les provoca una merma en su flexibilidad, espontaneidad y eficiencia. Estas características se hacen patentes en el inicio de la edad adulta y tiñen su conducta en los diferentes contextos.

Son individuos con limitaciones para expresase emocionalmente, perseverantes, obstinados e indecisos. Suelen ser rígidos, escrupulosos, con conciencia y critica exagerada de sí mismos y de los demás. Tienen agudeza de juicios de tendencia a la exploración. Se ocupan de los detalles triviales, de las normas y las formas con gran ansiedad, tal que interfiere en su capacidad de tener una visión amplia de las cosas.

Tienen pocos amigos pero logran una estabilidad matrimonial y éxito personal. Sus relaciones interpersonales tienen una cualidad formal, seria y convencional.

Debido al exceso de minuciosidad con el que desenvuelven sus tareas, les resulta difícil tomarse vacaciones o momentos de placer y hasta a veces, por el tiempo que les implementa, pierden de vista la eficiencia o la finalización de las tareas.

Son personas que se sienten a gusto trabajando en posiciones en las que se requiere de un trabajo metódico, detallado pero sin grandes cambios.

A veces, en el transcurso de este trastorno, se pueden desarrollar obsesiones y compulsiones.

Adolescentes que padecen este trastorno de la personalidad pueden desarrollar una esquizofrenia, como crecer para convertirse en adultos abierto y amorosos.

Estas personas son las únicas, entre todos los otros trastornos de la personalidad, que reconocen estar sufriendo y buscan ayuda.

Se recomienda la terapia de grupo y la terapia conductual, por sus ventajas para este trastorno. El reconocimiento en grupo de sus cambios, es una recompensa que los lleva a seguir adelante, mientras que en el caso de la terapia conductual les proporciona estrategias de afrontamiento para disminuir la anticipación y la ansiedad elevada de estas personas.
http://www.sanamente.com.ar/t_obsesion.html




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Pensé en ti cuando escribí esta entrada, aunque también lo hice para mí misma,
a ver si realmente consigo convencerme que el mundo no sólo es "blanco" o "negro",
sino que, como el arco-iris, tiene multitud de tonalidades que tantas veces olvidamos,
llevados por la preocupación que nos causas nuestros problemas (y que hemos
de reconocer tú y yo no son moco de pavo), pero que también debemos hacer
un esfuerzo para intentar cambiar nuestra predisposición ante esa vida
difícil que nos ha tocado vivir... Por nosotras mismas y por esas personas
que tanto amamos y que estamos viendo sufrir... Porque cura más una
sonrisa, que un frunce de preocupación en la frente, el brillo de unos ojos
que el rictus serio de una boca... Y pensé que esta entrada podría ayudarte
tanto como estoy tratando de que me ayude a mí...
Porque te recuerdo que la felicidad está dentro de nosotros, y que es
tan sólo una actitud, una predisposición ante la vida positiva o negativa
que nos lleva a decidir nosotros mismos si queremos ser felices o no...
Y ello, al margen del entorno en el que nos encontremos o de
las duras circunstancias que hayamos de estar viviendo...
¡¡¡Porque la felicidad es vida!!!

La vida es más que un regalo





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Autor: Matigon
Por largo tiempo parecía que la vida estaba a punto de comenzar, la vida de verdad, pero siempre había un obstáculo en el camino, algo que resolver primero, algún asunto sin terminar, tiempo por pasar, una deuda por pagar.

Entonces la vida comenzaría, hasta que me di cuenta de que estos obstáculos eran mi vida. Esta perspectiva me ha ayudado a ver que no hay un camino a la felicidad, la felicidad "es un camino". Así que atesora cada momento que tienes, y atesóralo mas cuando lo compartiste con alguien especial, lo suficientemente especial para compartir tu tiempo y recuerda que el tiempo no espera por nadie.

Así que deja de esperar hasta que termines la escuela, hasta que bajes 10 kilos, hasta que tengas hijos, hasta que tus hijos se vayan de casa, hasta que te cases, hasta que te divorcies, hasta el viernes por la noche, hasta el domingo por la mañana, hasta la primavera, hasta el verano, hasta el otoño o el invierno o hasta que te mueras, para decidir que no hay mejor momento que este para ser felices la felicidad es un trayecto, no un destino, trabaja como si no necesitaras el dinero, ama como si nunca te hubiesen herido y baila como si nadie te estuviera viendo.

El pasado es historia, el futuro es incierto, y el día de hoy es un regalo, por eso, se llama presente.
http://www.alegsa.com.ar/Literatura/texto.php?id=16&pag=1

Los padres narcisistas


Por Carlos Climent
Los padres narcisistas

El trastorno narcisista de la personalidad es un síndrome
clínico descrito claramente en las clasificaciones
internacionales de las enfermedades mentales. En términos
generales, el narcisista se caracteriza por su egoísmo y su
frialdad afectiva, su arrogancia frente a los demás y su
necesidad de ser el centro de atracción. Su enorme facilidad para
descalificar a los demás, para tener siempre la razón y para no disculparse
ni reconocerle méritos a nadie.
Al referirse a los padres*, este trastorno adquiere una importancia mucho
mayor pues el impacto de sus conductas recae sobre los hijos*, casi
siempre indefensos.
Amar a unos padres generosos que siempre estuvieron pendientes de las
necesidades de sus hijos es lo natural. Es el agradecimiento mínimo. No
importa si los padres se equivocaron o si carecían de la ilustración
suficiente para hacer las cosas mejor. El asunto es que ejercieron su
función de padres, animados por buenas intenciones y como un acto en el
cual jamás primó un interés egoísta sino los mejores deseos hacia el hijo.
Estos padres se merecen todo el reconocimiento.
Caso muy distinto lo constituyen los padres crueles o su versión
camuflada: los padres narcisistas malignos. A esos padres no se les debe
nada. Pero los hijos que no logran entender esta situación, quedan a
merced de sentimientos de culpa y se pasan la vida asustados.
Quien acepta, entiende y asimila que no debe nada a esos padres, así sea
tarde en su vida, puede luchar en contra de los sentimientos de culpa que
generan las memorias del progenitor narcisista que se han instalado en su
interior. Esta lucha le permitirá protegerse de los efectos destructivos de
estos sentimientos. Pero como el padre narcisista tiende a esconder su
condición, se hace necesario aprender a reconocerla
El egoísmo y la insensibilidad, discutidos a continuación, son dos
condiciones básicas de la personalidad narcisista. El abuso, la
grandiosidad, las apremiantes necesidades de atención y la manipulación,
motivo de una próxima columna, complementan las manifestaciones más
frecuentemente encontradas en padres narcisistas.
Todas estas condiciones se repiten consistentemente y marcan al niño de
manera indeleble. En la medida en que tan sólo estén presentes unas
pocas manifestaciones y/o en grado menor, se trata de condiciones más
leves del trastorno narcisista que tiende a generar grados variables de
inseguridad. En la medida en que el número y severidad de esas
manifestaciones es mayor, el diagnóstico se aproxima a un trastorno
narcisista maligno y las consecuencias sobre el niño son mucho más
destructivas.
El egoísmo se manifiesta de diversas maneras, siendo la principal la
incapacidad para el sacrificio o para anteponer las necesidades del niño a
las propias. Lo que es importante para él no se tiene en cuenta. Un padre
egoísta no se incomoda así ello signifique un beneficio para el hijo.
Esconde su egoísmo detrás de falsos principios filosóficos, religiosos,
morales o disciplinarios, falta de energía, cansancio, fragilidad o
preocupación. Y con frecuencia, asume el papel de víctima vulnerable y
sufrida.
Muy cercana al egoísmo está la insensibilidad. El padre insensible ignora y
desvaloriza los sentimientos, necesidades y pensamientos del hijo. Carece
de interés o paciencia para entender sus puntos de vista. No le importa el
impacto negativo que sus actos y sus palabras tengan. Está incapacitado
para experimentar genuinamente amor, felicidad, tristeza o sentimientos
de culpa. Es controlador y no le importa si ello es conveniente o
inconveniente. Resiente cualquier desacuerdo y espera que el hijo
obedezca automáticamente sus órdenes.
*Los términos padre e hijo aplican a los dos sexos.
http://www.gestamos.com/documentos/Padres%20narcisistas%20%20Climent.pdf