La paz de la mente, Consejos y Asesoramiento


La paz de la mente, Consejos y Asesoramiento

La mayoría de la gente estaría encantada de tener la paz mental en su vida. Estarían encantados de olvidar sus problemas y preocupaciones, y disfrutar de unos momentos de tranquilidad interior y la liberarse del pensamiento obsesionado.

¿Qué es la paz de la mente? Es un estado de calma y tranquilidad interior, junto con un sentido de libertad, cuando los pensamientos y preocupaciones de cesan, ya no hay estrés, tensión o miedo. Estos momentos no son tan raros. Pueden ser experimentados mientras se dedica a algún tipo de distracción o a una interesante actividad, mientras se ve una interesante película o programa de TV, mientras se esta con alguien que se ama, mientras se lee un libro o mientras se extiende se realiza una actividad que exija concentración y/o creatividad como nadar, pintar un cuadro, etc. Incluso mientras se esta profundamente dormido, se entra en un estado de paz interior.

Esas y otras actividades similares para llevan la mente de tus pensamientos y preocupaciones habituales, a una temporal la paz interior.

La pregunta es, cómo traer más paz de mente a nuestras vida, y aun más importante, cómo la experimentarla en tiempos de problemas. También puede preguntar si es posible hacerla un hábito, y disfrutar de ella siempre y en todas las circunstancias.
En primer lugar, necesitas aprender a poner más momentos de paz interior en tu vida diaria. Más tarde, podrás experimentarla en los momentos de dificultades o problemas también, cuando más lnecesites tranquilidad y calma interna.

Puedes hacer de la paz mental un hábito natural, pero para ello, se requiere una formación especial, a través de ejercicios de concentración, meditación y otros medios.

He aquí algunas cosas simples que pueden ayudarte a lograrlo:


- Reducir la cantidad de tiempo que se lee los periódicos o escucha noticias.

- Manténgase alejado conversaciones y personas negativas .

- Elimine el rencor. Aprenda a olvidar y perdonar. Fomentar malos sentimientos y quejas solo provocan sufrimiento inútil que con el tiempo puede manifestarse en enfermedades.

- Elimine al envidia. Ser celoso significa que usted tiene una baja autoestima y se considera inferior a los demás. Esto, a su vez, provoca la falta de paz interior.

- Aceptar lo que no se puede cambiar. Esto ahorra mucho tiempo, energía e inquietudes.

- Cada día nos enfrentamos a numerosos inconvenientes, las irritaciones y las situaciones que están fuera de nuestro control. Si podemos cambiar, eso está bien, pero esto no siempre es posible. Tenemos que aprender a poner con estas cosas y las aceptarlas alegremente.

- Aprender a ser más paciente y tolerante con las personas y eventos.

- No tome todo demasiado personalmente. Algo de desapego emocional y mental es deseable.

- Vea su vida y otras personas con un poco de desapego y menos participación. Desapego no es indiferencia, falta de interés o de frialdad. Es la capacidad de pensar y juzgar con imparcialidad y lógica. No se es mejor persona ni se quiere mas a alguien porque se preocupe o comparta su dolor.

- Dejar el pasado atrás. Olvidar el pasado y concentrarse en el momento presente. No hay necesidad de evocar recuerdos desagradables y sumergirse en ellas.

- Practicar algunos ejercicios de concentración. Esto le ayudará a rechazar desagradables pensamientos y preocupaciones que roban la paz lejos de su mente.

- Aprender meditación. Incluso unos pocos minutos al día se realiza un cambio en su vida.

Al crear paz en nuestro mundo interior, la transmitimos al mundo exterior, afectando a otras personas también, no puedes controlar lo que esta fuera de ti, así que si esperas que las circunstancias o los demás cambien para sentirte bien, vas por mal camino. Para tener el control de tu vida, tienes que aceptar tu responsabilidad en como te sientes y actuar en consecuencia, buscando modos efectivos de sentirte mejor. La paz interior debe lograrse primero para lograr paz externa y disfrutar de una vida mejor.

Te dejo con un pensamiento:

"Que hoy more la paz en tí. Que sepas y confíes en que estás exactamente en el lugar en que debes estar. Que recerdes las posibilidades infinitas que surgen a través de la fe en ti mismo y en otros. Que aproveches los dones que has recibido, y les des a otros el amor que has recibido. Que estes contento por la persona que eres, tal como eres, ahora mismo. Permite que este conocimiento penetre hasta tus huesos, y dale a tu alma la libertad de cantar, bailar, alabar y amar. Todo eso y mucho más está ahí para cada uno y todos nosotros."

Por tu Éxito Total.

Rosana Portelli
Motivadora Personal
Terapeuta EFT Experta
http://superateahora.blogspot.com/2009/05/la-paz-de-la-mente-consejos-y.html

ACOSO MORAL...VIOLENCIA PERVERSA, O TAMBIEN PODRIA DENOMINARSE SEGUIMOS PARA BINGO


ACOSO MORAL...VIOLENCIA PERVERSA

Para la psiquiatra y terapeuta francesa Marie-France Hirigoyen, existe la posibilidad de destruir a alguien sólo con palabras, miradas, mentiras, humillaciones o insinuaciones, un proceso de maltrato psicológico en el que un individuo puede conseguir hacer pedazos a otro. Es a lo que denomina violencia perversa o acoso moral.

El acoso moral propiamente dicho se desarrolla en dos fases: la primera es la fase de seducción perversa por parte del agresor, que tiene la finalidad de desestabilizar a la víctima, de conseguir que pierda progresivamente la confianza en sí misma y en los demás; y la otra, es la fase de violencia manifiesta.

El primer acto del depredador siempre consiste en paralizar a su víctima para que no se pueda defender. Pretende mantener al otro en una relación de dependencia o incluso de propiedad para demostrarse a sí mismo su omnipotencia. La víctima, inmersa en la duda y en la culpabilidad, no es capaz de reaccionar.

Todos estos son una serie de comportamientos deliberados del agresor destinados a desencadenar la ansiedad de la víctima, lo que provoca en ella una actitud defensiva, que, a su vez, genera nuevas agresiones.

La estrategia perversa no aspira a destruir al otro inmediatamente; prefiere someterlo poco a poco y mantenerlo a disposición. Lo importante es conservar el poder y controlar. Intenta, de alguna manera, hacer creer que el vínculo de dependencia del otro en relación con él es irremplazable y que es el otro quién lo solicita.

(Al anular las capacidades defensivas y el sentido crítico del agredido, se elimina toda posibilidad de que éste se pueda rebelar. Éste es el caso de todas las situaciones en las que un individuo ejerce una influencia exagerada y abusiva sobre otro, sin que éste último se de cuenta de ello).

El término de "perversidad" la mayoría de las veces se reserva para actos de gran crueldad, como es el daño que ocasionan los asesinos en serie. En todo caso se trata de "depredación" , es decir, acto que consiste en apropiarse de la vida. Esta perversidad no proviene de un trastorno psiquiátrico, sino de una fría racionalidad que se combina con la incapacidad de considerar a los demás como seres humanos.

El acosador utiliza una serie de métodos para desestabilizar al otro, como por ejemplo: burlarse de sus convicciones, ideas o gustos; ridiculizarlo en público; dejar de dirigirle la palabra; ofenderlo delante de los demás; privarlo de cualquier posibilidad de expresarse; mofarse de sus con sus puntos débiles; hacer alusiones desagradables, sin llegar a aclararlas nunca; poner en tela de juicio sus capacidades de juicio y decisión, etc...

La agresión propiamente dicha es constante y se lleva a cabo sin hacer ruido, mediante alusiones e insinuaciones, sin que podamos decir en qué momento ha comenzado ni tampoco si se trata realmente de una agresión. Se presenta continuamente y en forma de pequeños toques que se dan todos los días o varias veces a la semana, durante meses e incluso años. Basta que la víctima revele sus debilidades para que el perverso las explote inmediatamente contra ella.

El mensaje de un perverso siempre es voluntariamente vago e impreciso y genera confusión. Son precisamente estas técnicas indirectas las que desconciertan al interlocutor y hacen que éste tenga dudas sobre la realidad de lo que acaba de ocurrir.

(En la pareja, sembrar la duda mediante alusiones, o guardar silencio sobre ciertos asuntos, es una hábil manera de atormentar al compañero, de reforzar su dependencia y de cultivar sus celos. Lo que pretende es paralizar a la pareja colocándola en una posición de confusión y de incertidumbre. Esto le libra de comprometerse en una relación que le da miedo).

Un verdadero perverso no suelta jamás su presa. Está persuadido de que tiene razón, y no tiene escrúpulos ni remordimientos. No suele alzar la voz, ni siquiera en los intercambios más violentos; deja que el otro se irrite solo para luego acusarlo de que la agresión va contra él y no al contrario, lo cual no puede hacer otra cosa que desconcertar: "Desde luego, ¡no eres más que un histérico que no para de gritar!".

Otro procedimiento perverso consiste en nombrar las intenciones del otro, o en adivinar sus pensamientos ocultos, con lo que el agresor da a entender que conoce mejor que la víctima lo que esta piensa. (El interlocutor no debería tener en cuenta ningún mensaje que no se formule explícitamente, por mucho que se trasluzca. Puesto que no hay un rastro objetivo, el mensaje no existe).

Pero sin duda, el arte en el que el perverso destaca por excelencia es el de enfrentar a unas personas con otras, el de provocar rivalidades y celos. Esto lo puede conseguir mediante esas alusiones que siembran la duda, mediante mentiras que colocan a las personas en posiciones enfrentadas, o simplemente hace correr rumores que, de una manera imperceptible, herirán a la víctima sin que ésta pueda identificar su origen.

La fase de odio o violencia, empieza con toda claridad cuando la víctima reacciona e intenta obrar en tanto que sujeto y recuperar un poco de libertad. A partir de este momento abundarán los golpes bajos y las ofensas, así como las palabras que rebajan, que humillan y que convierten en burla todo lo que pueda ser propio de la víctima. Esta armadura de sarcasmo protege al perverso de lo que más teme: la comunicación.

Por otro lado. el perverso puede intentar que su víctima actúe contra él para poder acusarla de "malvada". Lo importante siempre es que la víctima parezca responsable de lo que ocurre. Ésta al principio se justifica, y luego se da cuenta de que cuanto más se justifica, más culpable parece. (La víctima ideal es una persona escrupulosa que tiene una tendencia natural a culpabilizarse).

La manipulación funciona tanto mejor cuanto que el agresor es una persona que cuenta de antemano con la confianza de la otra persona. Mediante un sentimiento similar al de la protección maternal, ésta considera que tiene que ayudarlo porque es la única que comprende.

Durante la fase de dominio, los dos protagonistas adoptan sin darse cuenta una actitud de renuncia que evita el conflicto: el agresor ataca con pequeños toques indirectos que desestabilizan al agredido sin provocar abiertamente un conflicto; la víctima renuncia igualmente y se somete, pues teme que un conflicto pueda implicar una ruptura. Percibe que no hay negociación posible con su agresor, y que éste no cederá, y prefiere comprometerse a afrontar la amenaza de la separación.

La víctima se convierte en un chivo expiatorio responsable de todos sus males. A primera vista, lo que sorprende es el modo en que éstas aceptan su suerte.

Muchas veces la gente se imagina que la víctima consiente tácitamente o que es cómplice, conscientemente o no, de la agresión que recibe. Pero decir que es cómplice no tiene sentido, en la medida que ésta, por efecto del dominio, no dispone de los medios psíquicos para actuar de otro modo, está paralizada.

El error esencial de la víctima estriba en no ser desconfiada, en no considerar los mensajes violentos no verbales. No sabe traducir los mensajes y acepta lo que se le dice al pie de la letra. Para el perverso, la excusa es fácil "La trato así porque así es como le gusta que la trate".

El agredido piensa que si actúa con paciencia, el otro cambiará. No renuncia porque es incapaz de imaginar que no hay nada que hacer y que es inútil esperar algún cambio. Por lo demás, si abandona a su compañero, se sentirá culpable.

Las víctimas parecen ingenuas y crédulas; como no se pueden imaginar que el otro es un destructor, intentan encontrar explicaciones lógicas y procuran deshacer los entuertos.

Frente a un ataque perverso, algunas personas se muestran primero comprensivas, intentan adaptarse: comprenden o perdonan porque aman o admiran.

Si aceptan la sumisión, la relación se instala en esta modalidad de una forma definitiva: la víctima se encuentra cada vez más apagada o deprimida y el agresor es cada vez más dominante y se siente cada vez más seguro de su poder.

El establecimiento del dominio sume a las víctimas en la confusión: o no se atreven a quejarse o no saben hacerlo. Éstas describen un verdadero empobrecimiento, una anulación parcial de sus facultades y una amputación de su vitalidad y de su espontaneidad. Aunque sientan que son objeto de una injusticia, su confusión es tan grande que no tienen ninguna posibilidad de reaccionar.

A la hora de afrontar lo que les pasa, las víctimas se sienten solas. ¿Cómo hablar de ello a personas ajenas a la situación? ¿Cómo describir una mirada cargada de odio o una violencia que tan sólo aparece en lo que se sobreentiende y en lo que se silencia?

El choque tiene lugar cuando uno toma conciencia de la agresión: se sienten desamparadas y heridas, todo se desmorona. Se instala un estado de ansiedad permanente.

Tras un determinado tipo de evolución del conflicto, se producen fenómenos de fobia recíproca: la visión de la persona odiada provoca una rabia fría en el agresor; la visión del perseguidor desencadena el miedo de la víctima. Se trata de reflejos condicionados, uno agresivo y el otro defensivo. El miedo conduce a la víctima a comportarse patológicamente, algo que el agresor utilizará más adelante como una coartada para justificar retroactivamente su agresión.

Para el perverso, el mayor fracaso es el de no conseguir atraer a los demás al registro de la violencia. Su vida consiste en buscar su propio reflejo en la mirada de los demás. El otro no existe en tanto que individuo, sino solamente como espejo.

Este tipo de perversos son considerados como psicóticos sin síntomas, que encuentran su equilibrio al descargar sobre otro el dolor que no sienten y las contradicciones internas que se niegan a percibir. Presentan una ausencia total de interés y de empatía por los demás, pero desean que los demás se interesen por ellos. Para aceptarse a sí mismos tienen que vencer y destruir a alguien al tiempo que se sienten superiores. Disfrutan con el sufrimiento de los demás y para afirmarse tienen que destruir.

Lo que el perverso envidia por encima de todo es la vida de los demás. Envidia los éxitos ajenos, que le hacen afrontar su propia sensación de fracaso.

Para vencer a este tipo de personajes, es prácticamente imposible. En todo caso, la víctima debe analizar el problema "fríamente", dejando de lado la cuestión de culpabilidad. Para ello debe abandonar su ideal de tolerancia absoluta y reconocer que alguien a quien ama presenta un trastorno de personalidad que resulta peligroso para ella y que debe protegerse.

Una de las reglas esenciales que debemos cumplir cuando nos acosa un perverso moral, es dejar de justificarnos. Todas las cosas que hagamos o digamos se pueden volver en contra nuestra.

Al principio, cualquier cambio de actitud tenderá a provocar un aumento de las agresiones y de las provocaciones. El perverso, tratará siempre de culpabilizarnos todavía más...

MAS INFORMACIÓN:

"EL ACOSO MORAL, EL MALTRATO PSICOLÓGICO EN LA VIDA COTIDIANA"
Marie-France HirigoyenEdiciones Paidós
http://dosmentesideaymedia.blogspot.com/2009/02/el-acoso-moral-el-maltrato-psicologico.html

El maltrato psicológico: Un problema para las mujeres, no de las mujeres


El maltrato psicológico: Un problema para las mujeres, no de las mujeres

Los malos tratos psíquicos representan un fenómeno viejo, lo novedoso es su denuncia como problema social

El maltrato psicológico se basa en comportamientos intencionados, ejecutados desde una posición de poder y encaminados a desvalorizar, producir daño psíquico, destruir la autoestima y reducir la confianza personal. Su padecimiento lleva a la despersonalización, al mismo tiempo que genera dependencia de la persona que los inflige. El maltratador se vale para ello de insultos, acusaciones, amenazas, críticas destructivas, gritos, manipulaciones, silencios, indiferencias y desprecios.

En la esfera de lo privado, aunque los hombres también lo sufren, las mujeres son las víctimas mayoritarias. Se produce asimismo en la relación de los padres con los hijos, en la que se ha detectado un incremento del maltrato de los hijos sobre sus progenitores, consecuencia de una educación cada vez más permisiva y del uso de la violencia en los conflictos del mundo de los adultos. En el ámbito público, el maltrato psicológico está presente en el mundo laboral, el conocido como "mobbing", y en el escolar, el llamado "bullying".
La mujer, principal víctima

Los malos tratos psicológicos son un fenómeno viejo. Lo que resulta novedoso es su denuncia como problema social. Los sufren mujeres de todas las edades, grupos sociales y económicos, culturas y países. Su gran incidencia, la gravedad de las secuelas, el alto coste social y económico, y en especial la degradación que produce la violación del derecho de las personas a ser tratadas como tales y al respeto que merece toda existencia humana los convierten en una cuestión de gran relevancia pública.

No son tan visibles ni manifiestos como los físicos. De hecho, en muchas ocasiones la propia víctima no es consciente de ellos hasta que sufre una agresión corporal, pero sus consecuencias pueden ser más graves y duraderas en el tiempo.

En ocasiones, la propìa víctima no es consciente de estos maltratos hasta que es agredida físicamente

Las agresiones continuadas, tanto verbales como no verbales (el silencio, la indeferencia, los gestos...), crean una relación siniestra de dependencia entre el maltratador y la víctima. Ambos terminan necesitándose. La víctima porque sola siente que no es nadie y el miedo y la angustia la paralizan, y el maltratador porque se siente que es alguien a través de la dominación que ejerce. La situación de dependencia es tal que la víctima termina protegiendo y disculpando al maltratador. Recorre hasta ahí un proceso destructivo en el que va perdiendo la confianza en sí misma y la capacidad de respuesta, se va anulando y va interiorizando que de allí no se sale y abandona toda esperanza.
Poder asimétrico

En la raíz de la violencia contra las mujeres se evidencia la asimetría de poder que ha propiciado el sistema patriarcal y machista imperante, y que ha llevado a un abuso con la persona más desfavorecida en este esquema, la mujer. Por ello, los expertos inciden en no presentar el problema como si fuera "de las mujeres", ya que si bien son ellas quienes los sufren, se trata de una dificultad de la que los varones han de ser conscientes y deben trabajar por superarla.

El psicoterapeuta Luis Bonino, especialista desde hace más de tres lustros en masculinidad y relaciones de género, ha elaborado una clasificación que identifica conductas para intentar conseguir la dominación:

* intimidación.
* Toma repentina del mando: tomar decisiones sin consultar, monopolizar.
* La apelación al argumento de la lógica y la "razón" para imponer ideas o elecciones.
* La insistencia abusiva, a fin de obtener por agotamiento lo que desea a cambio de un poco de "paz".
* El control del dinero.
* El uso expansivo del espacio físico.
* La maternalización de la mujer, es decir, la creación de condiciones para que ésta dé prioridad al cuidado de las otras personas.
* La manipulación emocional, que genera en la mujer dudas sobre sí misma y propicia sentimientos negativos y de dependencia.
* Las descalificaciones que conllevan la indefensión.
* La desautorización y desvalorización que generan sentimientos de inferioridad.
* El paternalismo desde el que se trata a la mujer como si fuera una niña.
* La falta de intimidad.
* El distanciamiento. Las mentiras, el incumplimiento de promesas...
* La autoindulgencia con la que elude el maltratador su propia responsabilidad.
* El intento de generar lástima a través de comportamientos autolesivos o amenazas de suicidio.

Retrato de una mujer objeto de maltratos psicológicos

Síntomas y manifestaciones

* Dolores de espalda y articulaciones.
* Irritabilidad.
* Cefaleas.
* Insomnio.
* Fatiga permanente.
* Tristeza, ánimo deprimido y ganas de llorar sin motivo aparente.
* Ansiedad y angustia.
* Inapetencia sexual.

Actitud

* Sensación de vergüenza.
* Sentimiento de culpa.
* Temor generalizado.
* Mantenimiento de una mirada huidiza.
* Dejadez social y escasez comunicativa: explicaciones vagas y confusas.

http://revista.consumer.es/web/es/20050201/interiormente/

el dragoncito para tu coleccion

"Cada uno da lo que posee."


Una persona perversa resuelve hacer un presente a una persona pobre por su aniversario e irónicamente manda preparar una bandeja llena de basura y desperdicios.

En presencia de todos, manda entregar el presente, que es recibido con alegría por el agasajado.

Gentilmente, el agasajado agradece y pide que lo espere un instante, ya que le gustaría poder retribuir la gentileza.

Tira la basura, lava la bandeja, la cubre de flores, y la devuelve con un papel,


donde dice: "Cada uno da lo que posee."


Así que, no te entristezcas con la actitud de algunas personas; no pierdas tu serenidad


La rabia hace mal a la salud, el rencor daña el hígado y la cólera envenena el corazón

Domina tus reacciones emotivas


Se dueño de ti mismo
http://p333.blogspot.com/2006/11/cada-uno-da-lo-que-posee.html

es verdad no hay mas

El amor obsesivo


http://www.consultoriodemaritere.com/2010/01/el-amor-obsesivo.html
El amor obsesivo no tiene absolutamente nada que ver con el amor ni la pasión, este tipo de sentimiento tiene más que ver con el rechazo y el anhelo. El anhelo por definición es exactamente eso: querer lo que no se tiene. Es más, hay personas que aún estando dentro de una relación no tienen suficiente y siguen anhelando más y más atención, tiempo, cariño, reafirmación, de lo que se les puedan ocurrir.

En un principio, para cualquier persona esto puede resultar halagador porque se interpreta como señales fuerte de interés, pero con el tiempo se tornan tediosas y asfixiantes provocando el inevitable rechazo que impulsa al obsesivo a comportarse de manera descontrolada.

Una relación relativamente sana está basada en un nivel aceptable de confianza, afecto y respeto mutuo, donde la convivencia es posible. Mientras que el amor obsesivo está dominado por el temor, la posesividad y los celos.

La persona que se engancha obsesivamente nunca deja de estar preocupada, haciendo que su mundo se le achique ya que descuidan cada esfera de sus vidas: la familia, los amigos, lo profesional, hobbies, aspiraciones y muchas cosas más. Cuando ese mundo se le achica, no le queda más remedio que monopolizar su vida en torno a esa persona que tiene como mira.

Ahora comprendemos que el enganche obsesivo se ve impulsado por dos factores: RECHAZO Y ANHELO… pero hay un componente mucho más profundo que intensifica a los primeros dos factores: LA NEGACIÓN

Este es un mecanismo de defensa humano bastante primitivo y que está presente en todos los humanos y en todos los trastornos. Para los amantes obsesivos la negación se manifiesta a través de la idealización de la persona que tienen como objeto de deseo.

En las primeras fases de las relaciones sanas, la idealización permite a las personas a “darse una oportunidad” de que tal vez han encontrado a su media naranja. Este fenómeno les permite aguantarse, estar melosos, juntitos y echando miel para posteriormente determinar bien de cerca si la cosa era de verdad o no.

Pero en el caso de los que se obsesionan esto no se da, ya que están aplicando la negación como mecanismo de defensa. Probablemente esta persona, en algún momento de su vida haya sido crudamente lastimada, haya sido abandonada, haya tenido un fracaso del cual no haya podido recuperarse o todo lo contrario, quizás jamás haya conocido el fracaso, por ende, se rehúsa a nivel inconsciente a permitirse sufrir o pasar páramo en un campo tan vulnerable como el emocional. Por lo que construye dentro de sí una perfecta escultura a su antojo de su pareja o persona deseada, inquebrantable. Lo mismo hace con la relación y con todo lo que tenga que ver con ambos.

Pero como la persona blanco de la obsesión no encaja adecuadamente con la escultura que le atribuyeron. La persona obsesionada, sentirá constante rechazo por parte de esa persona y una fuerte amenaza a la relación. Y ahí es donde la persona obsesionada se pone más y más intensa con el fín de amoldar su objetivo. Tenemos que recordar que todo esto ocurre a niveles inconcientes y son simples reacciones/compulsiones que brincan a manera de mecanismo de defensa psicológica.

Así es, ellos mismos se han hecho los arquitectos de su vida fantasiosa y han esculpido que sus vidas dependen de esa otra persona y del éxito de la relación, se transforman en unos seres súper sensibles al más mínimo detalle o movimiento de esa persona.

Cuando pasa el tiempo, comienzan a desarrollar técnicas más sofisticadas de negación, logrando tener un gran control sobre la misma realidad: Racionalizando: ponerse innumerables SUPUESTOS, pretextos para explicarse la lógica de lo que está ocurriendo. Minimización: convencerse de que lo ocurre es de menor importancia.

Después de leer esto ¿Cómo podemos determinar si estamos pasando por un episodio obsesivo? Debes responder estas preguntas de forma honesta basándote en tu día a día.

1. ¿Estás teniendo alguna fijación dolorosa, intensa que no se puedes controlar con una persona real o deseada?

2. ¿Anhelas sin parar poseer a esa persona o ser poseído por ella?

3. ¿Esa persona que tanto deseas te ha rechazado? ¿Siempre está inaccesible ya sea física o emocionalmente?

4. ¿Cuándo te rechaza sueles comportarte de forma descontrolada (fuera de ti)?

Si tienes dudas o inquietudes sobre este tema puedes escribirme a info@consultoriodemaritere.com

Un fuerte abrazo!

MARITERE
http://www.consultoriodemaritere.com/2010/01/el-amor-obsesivo.html