Neurosis obsesiva-compulsiva


Neurosis obsesiva-compulsiva
Psic. Ana María Pérez Hernández
Sociedad Psicoanalítica de México
Es muy frecuente escuchar a las personas decir entre sus pláticas cotidianas ”está neurótica no le hagan caso” o “ya sabes que es un neurótico”; como si al hacer esta referencia fuera algo normal o no tuviera ninguna importancia.
Lo cierto es que la neurosis es una enfermedad emocional, que quien la padece, y si es de tipo obsesiva no la pasa tan bien como tan simple puede parecer, ya que es una patología en la que se vive en constante tensión y ansiedad.
Freud en su escrito Obsesiones y Fobias señala que en toda obsesión hay dos cosas: 1) una idea que se impone al enfermo; 2) un estado emotivo asociado.
Mientras que en las fobias, ese estado emotivo es siempre la angustia; en las obsesiones puede ser, con la misma intensidad que la ansiedad, otro estado emotivo, como la duda, el remordimiento, la cólera.
Es bastante evidente que en las obsesiones el estado emotivo constituye el elemento principal porque es el que permanece sin alteración, mientras que la idea asociada es la que varía. Esto puede comprobarse siempre dentro de los antecedentes del enfermo, y en el origen de la obsesión, la idea original sustituida; es este enlace falso, entre el estado emotivo y la idea asociada, la que explica el carácter absurdo propio de las obsesiones.
Después de Freud, otros autores refieren que la neurosis obsesiva compulsiva se caracteriza por la presencia de ideas, sentimientos e impulsos no deseados por el sujeto, quien a pesar de sus esfuerzos, se imponen de manera intrusiva en su mente, acompañándose de desagrado y ansiedad.
La sintomatología clínica esta definida por la presencia de obsesiones y compulsiones. Las obsesiones son descritas como la presencia de pensamiento, idea, recuerdo, etc. no deseado por el individuo y que se introduce imperativamente en la conciencia de éste. Los pensamientos obsesivos pueden consistir en dudas temores, cavilaciones, prohibiciones etc.
Por otro lado, las compulsiones son impulsos intrusivos repetitivos e indeseables que mueven al sujeto a realizar un acto cuya finalidad es la de conjurar la ansiedad producida por las obsesiones: ideativas (duda obsesiva), fóbicas (generan mucha ansiedad porque lo temido no es una situación real, sino el pensamiento de esta situación), e impulsivas (consisten en el temor a realizar un acto agresivo ya sea contra sí mismo o contra los demás; también expresan las pulsiones sádicas infantiles contra las que se ha empleado el mecanismo de aislamiento afectivo).
Se manifiestan como exageraciones, o caricaturas de un comportamiento habitual, tales como: lavados repetitivos de manos, ropa, etc. Por el temor constante a infectarse o ensuciarse. Al mismo tiempo, el individuo experimenta un sentimiento de incompletud y esto hace que repita una y otra vez la misma conducta. En casos graves cuando ya el enfermo no se puede dedicar a otra cosa se le llama psicosis obsesiva.
Personalidad obsesiva: El individuo obsesivo se encuentra envuelto en un conflicto entre obediencia y desafío; como si constantemente se estuviera preguntando, si debe ser bueno, o puede ser malo, llevando esto a alternar sus emociones entre miedo e ira: miedo de ser atacado por su mala conducta y sea castigado por ella, e ira por el hecho de abandonar sus deseos y someterse a la autoridad.
Este conflicto tiene su origen en la experiencia de la niñez (etapa anal del desarrollo), y por lo mismo es expresada en términos infantiles; como la obediencia y el desafío.
Este tipo de paciente es el más fácil de reconocer y la obsesión es el más estereotipado de los síndromes clínicos principales.
En este padecimiento se hace uso de los siguientes mecanismos de defensa.
a) Aislamiento afectivo, que consiste en separar la representación, ya sea en forma de impulso o de idea de su afecto, debido a que aquella puede permanecer en la consciencia, puesto que se halla privada de toda conexión asociativa. Cuando este mecanismo tiene éxito el enfermo experimenta el impulso como algo que le es ajeno, extraño.
b) Intelectualización: está al servicio de aplacar el sentimiento de culpa consciente mediante explicaciones inconscientes de todo lo que le ocurre al individuo.
c) Anulación: es un proceso activo que consiste en deshacer psíquicamente lo que acaba de realizarse, tratando de conseguir que las representaciones conflictivas en los pensamientos, los actos y el comportamiento sean considerados como inexistentes.
d) Formación reactiva: implica el desarrollo de pautas de comportamiento, deseos y sentimientos que son exactamente opuestos a los impulsos reprimidos. Continuamente en la lucha contra sus impulsos sádicos, el obsesivo desarrolla actitudes conscientes totalmente contrarias a ellos.
La ambivalencia es propia de la segunda fase del desarrollo infantil, se refiere a la existencia de amor y odio al mismo tiempo; los neuróticos obsesivos experimentan en ocasiones conscientemente estos sentimientos hacia la misma persona. También se hace uso del desplazamiento hacia lo insignificante y rituales compulsivos. La preocupación por la puntualidad, la escrupulosidad, la pulcritud, el orden y el cumplimiento estricto, de las obligaciones se derivan del temor de la autoridad.
El individuo con esta patología presenta sentimiento de culpa inconsciente y fracaso ante el éxito, por no haber cumplido a su juicio consciente con lo que para él habían forjado sus figuras paternas; este sentimiento lo deja convencido de haberlas frustrado, de ahí que, una de las sensaciones predominantes en el sujeto obsesivo sea la certeza consciente de estar cometiendo fraude ante las demás personas, que al parecer del sujeto, lo valoran en más de lo que realmente vale. Por lo mismo, se considera permanentemente obligado a estar ”limpio”, a ser “perfecto”, a ser capaz de resolver tanto los problemas propios como los ajenos, a ser paladín de lo que debe ser justo.
En realidad, como le es imposible alcanzar semejante cumbre de perfección, se siente “sucio”, “imperfecto”, duda de su capacidad de mantenerse justiciero y considera que no se avocó con suficiente ahínco a la tarea de resolver absolutamente todos los problemas ajenos o propios. Ante tanta carga de responsabilidades no es de extrañar que el obsesivo compulsivo quien no se puede permitir el lujo de olvidar ningún dato, es decir, de reprimir una idea, busque inconscientemente alivio a su patología, reprimiendo el afecto o más bien reprimiendo la capacidad de sentir el afecto, ya que es frase repetitiva que los obsesivos digan “sé que estoy intensamente enojado o enamorado o desilusionado, etc. pero…no lo siento”.
En este tipo de neuróticos existe el sentimiento de grandeza, que tiene como función capacitar ilusoriamente al sujeto para realizar la gran tarea que se siente obligado a cumplir. Por eso, la parte psíquica que representa la conciencia moral del obsesivo es sentida como perseguidora, ya que siempre demanda del individuo más de lo que él puede dar, sin importar cuanto haya dado ya.
Los obsesivos consideran que el mundo no puede girar sin ellos. Suelen vivir su sexualidad como sucia, equiparando a nivel inconsciente las secreciones corporales con las heces y contabilizando el número de parejas y coitos. Se desorganizan cuando el mundo los obliga a realizar actos que repudia su conciencia moral, y cuando tienen que enfrentar un nuevo rol en su vida.
Es importante comentar que estos individuos al dejar de hacer uso de las defensas obsesivas, pueden llegar a desorganizarse emocionalmente, pero por otro lado les dan cierta estructura psíquica, siéndoles de gran utilidad, tanto en el área intelectual como en la laboral.
En el aspecto social, estos enfermos manifiestan una gran dificultad para mantener buenas relaciones interpersonales, ya que por la perfección que pretenden lograr de quienes les rodean, llegan a provocar mucho enojo, siendo difíciles de tolerar.
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Las obsesiones sexuales



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Las obsesiones sexuales
Trastorno obsesivo-compulsivo tiene muchas formas
Acerca de obsesiones sexuales

Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) implica obsesiones - pensamientos o imágenes no deseadas que son perturbar o interferir con la vida del individuo, seguida por compulsiones - acciones que aliviar temporalmente la ansiedad causada por las obsesiones. Las obsesiones son involuntarias y repetitivas, y no deseados. El individuo no puede simplemente a la basura. Los intentos de reprimir las obsesiones no funcionan y pueden en realidad hacer más severas las obsesiones.
Típico obsesivo temas se centran en la contaminación, la enfermedad, se preocupa por los desastres, y el orden. Sin embargo, muchas personas con TOC también se obsesiona acerca de la violencia, cuestiones religiosas, sexuales o experiencias. Una cuarta parte de las personas con TOC pueden experimentar obsesiones sexuales.
Pensamientos repetitivos sexual se consideran en muchos trastornos, además de TOC. Por ejemplo, la problemática sexual pensamientos son comunes a las personas con paraphilias sexual y adicciones, trastornos de estrés postraumático, disfunción sexual, y la manía. El recurrente sexual pensamientos y sentimientos en estas situaciones puede ser contemplado como obsesiones sexuales. Sin embargo, el contenido, la forma y el significado del pensamiento variará dependiendo de las características específicas de la enfermedad. Por esta razón, un diagnóstico correcto es esencial para alguien que vive una obsesión sexual.
¿Por qué el sexo?
Las personas con una predisposición a la OCD se encuentra algo que obsesiona acerca. Dado que el sexo tiene tanta importancia en la mayoría de las sociedades, que fácilmente se convierte en un imán para las obsesiones. Temas comunes incluyen la homosexualidad, la infidelidad, el sexo con niños, el SIDA, la combinación de pensamientos y profano religión y sexo. Las personas con obsesiones sexuales pueden tener legítimas preocupaciones acerca de su atractivo, la potencia, o socio, que puede servir como un catalizador para el inconsciente obsesiones. Sin embargo, el significado de las obsesiones sexuales no está conectado a problemas reales experimentados por la persona con TOC en cualquier forma evidente o realista.
Ejemplos de la obsesión sexual
Obsesiones sexuales tomar muchas formas. Por ejemplo, un padre puede obsesionarse acerca de abusar sexualmente de su amada hija. Podría preguntarse si estos pensamientos significa que él es un pedófilo y preocuparse de que podría actuar a cabo, a pesar de que nunca ha abusado sexualmente de nadie y se siente asqueado por la idea. Una mujer que tiene feliz de todos los hombres de su vida de repente puede empezar a preocuparse de que su tibia sentimientos hacia su novio quiere decir que ella es lesbiana. Ella puede entonces empezar a mirar todas las mujeres preguntan si, en efecto, es atraído por alguien del mismo sexo. Otro ejemplo es un hombre que se preocupa de que puede impregnar accidentalmente una mujer agitando la mano, porque no era lo suficientemente cuidadoso en el lavado de manos después de tocar sus genitales.
En medio de los pensamientos, las obsesiones sexuales puede parecer real. Ocasionalmente, las personas con TOC cree que su obsesión es cierto, y, en tal caso, se dice que "mala idea". Pero la gran mayoría de las personas con TOC reconocen que en algún momento de sus temores son extremos y poco realista. El problema es que a pesar de que sabemos la obsesión es falsa, que se siente real. Estas personas no pueden entender por qué no puede despedir a la obsesión de la mente. La obsesión temporalmente desaparece en la cara de un argumento lógico o de reaseguro de los demás, pero cuando pico capturado por la guardia baja activación sexual.
Obsesiones sexuales pueden ser especialmente preocupante para las personas con TOC, como algo importante y apreciado se convierte en su pesadilla retorcida contrario. Las personas con obsesiones sexuales son especialmente vulnerables a tener co-ocurrentes obsesiones agresivas y religiosos, los síntomas depresivos graves, y por qués
Las obsesiones son a menudo vistos por el paciente hipotéticamente. Ellos pueden preguntarse, " ¿Qué si soy realmente un homosexual? " " ¿Qué debo hacer si realmente quiere seducir a mi hijo? " " ¿Qué pasa si tengo SIDA de visitar a una prostituta mientras sonambulismo? " Las posibilidades de una obsesión en realidad es remoto, pero a menudo la preocupación no puede ser nunca completamente refutado (es decir, " ¿Qué debo hacer si realmente se ha suscitado por la imagen de un niño? ") Discutir con una persona con TOC por lo general es inútil. Objetivo comentarios que contradicen la obsesión es despedido porque carece de una a cien por ciento de certeza. Para alguien con TOC, ninguna posibilidad es remota nunca lo suficiente como para desterrar definitivamente el miedo. Los intentos de demostrar la indemostrables conduce a círculos de duda, la búsqueda de tranquilidad, y el control de las compulsiones.
Obsesiones sexuales puede ocurrir con o sin compulsiones. Una obligación puede ser un comportamiento o un acto mental ritual. Ejemplos de rituales mentales incluyen oraciones en silencio, la repetición de frases especiales (es decir, "Yo realmente amo a mi esposa") y mental con uno mismo argumentos acerca de la validez de la obsesión. Compulsiones se llevan a cabo como un intento de contrarrestar la obsesión. Compulsiones temporalmente reducir la ansiedad, pero que en última instancia, hacer que el TOC más graves. Este tipo de control puede ser muy destructiva para la persona con obsesiones sexuales, ya que uso muy a la existencia de la conducta como una señal de que en realidad son desviados sexuales.
Ejemplos de compulsiones
A continuación se presentan algunos ejemplos de obsesiones sexuales seguida de una posible coacción. Tenga en cuenta que para cada persona, el contenido de la obsesión y la compulsión resultado puede variar.


Temor de que uno es un pedófilo. En cuanto a las imágenes de los niños en el Internet para ver si las imágenes que producen la excitación
Temor de que uno es homosexual
Temor a sentir atracción por compañeros/as de trabajo, teniendo pareja.
Temor de que uno de los órganos genitales están contaminados
Excesivamente con el lavado de los genitales o lejía detergente de lavandería
Temor de que puedas provocar una violación de una mujer atractiva
Negarse a mirar las mujeres que llevan faldas por miedo a no controlar.
¿Fantasía sexual?
No se puede dejar de que el TOC en obsesiones sexuales son lo contrario de la costumbre o la fantasía sexual ensueño. Fantasías sexuales son normales y agradable en general inofensivos. Tales condiciones podrán consistir en deseos o recuerdos de experiencias sexuales anteriores. Sin embargo, la ideación sexual en el TOC es desagradable y penosa. La persona con TOC no desea convertirse en el pensamiento real. La idea de actuar en la obsesión llena el TOC víctima con pavor. Obsesiones sexuales en el TOC raras veces producen la excitación sexual, porque la ansiedad y la excitación no puede ocupar el mismo espacio. Como resultado de ello, el TOC por lo general disminuye el apetito sexual. OCD obsesiones sexuales en la culpa, la vergüenza, e interferir con el funcionamiento social o trabajo.
Tratamiento
Las personas con obsesiones sexuales dedicar una cantidad excesiva de tiempo y energía en los intentos de comprender las obsesiones. Por lo general, deciden que están teniendo estos problemas porque son defectuosos de alguna manera, y que a menudo son demasiado avergonzadas para buscar ayuda.
Obsesiones sexuales, porque no están tan bien descritos en la literatura de investigación, muchos terapeutas no pueda diagnosticar el TOC en un cliente con esta manifestación de la enfermedad. Profesionales de la salud mental familiarizado con TOC puede incluso atribuir los síntomas a un inconsciente deseo sexual, crisis de identidad, o parafilia oculta. Tal diagnóstico equivocado puede hacer que el paciente sea aún más molesto y confundido. Afortunadamente, las obsesiones sexuales de responder al mismo tipo de tratamientos efectivos disponibles para otras formas de OCD - terapia cognitivo-conductual y medicación. Las personas con obsesiones sexuales puede, sin embargo, necesitan más tiempo y más un curso de tratamiento agresivo.
Medicamentos para restablecer la libido
Muchas personas con obsesiones sexuales están alarmados de que ya no parecen tener ningún deseo sexual. Las personas con TOC pueden ver esto como prueba de que ya no son atraídos por el sexo opuesto y son, de hecho, desviada de alguna manera. Algunos pueden preguntarse si la medicación es la respuesta al problema. La medicación es un arma de doble filo. Fármacos específicamente para los problemas sexuales (es decir, Viagra, Cialis) no son la respuesta para las personas con TOC no tratados. La fontanería está trabajando muy bien, sino que más bien es la ansiedad que mata la libido.
Medicamentos específicamente para el TOC (por lo general, los antidepresivos ISRS) contribuirá a aliviar la ansiedad, sino que también causa la disfunción sexual en algún aproximadamente un tercio de los pacientes. Para muchos el alivio de la ansiedad es suficiente para superar los problemas sexuales causados por la medicación. Para otros, la medicación hace que el sexo verdaderamente imposible. Esto puede ser un problema temporal, pero si no un psiquiatra competente podrá ajustar los medicamentos para superar este desagradable efecto secundario.
Descargo de responsabilidad: Esta información no debe ser considerado consejo médico y no debe sustituir el juicio de un competente psiquiatra.

DURANTE LOS TRES PRIMEROS MESES DE EMBARAZO Algunos fármacos antidepresivos pueden causar daños en el feto


http://www.elmundo.es/elmundosalud/2009/09/25/mujer/1253904435.html
DURANTE LOS TRES PRIMEROS MESES DE EMBARAZO
Algunos fármacos antidepresivos pueden causar daños en el feto

* La tasa de mujeres embarazadas con depresión se ha duplicado en los últimos años
* Sertralina y citalopram aumentan la prevalencia de defectos en el corazón del bebé
* Aunque el riesgo es bajo, debe valorarse antes de continuar con el tratamiento


LAURA TARDÓN

La depresión en mujeres embarazadas es un problema relativamente común. De hecho, la tasa se ha duplicado desde 1999. Ahora, un estudio publicado esta semana en 'British Medical Journal' afirma que aquellas que toman antidepresivos durante los tres primeros meses de embarazo tienen un pequeño, pero importante, riesgo de dar a luz un bebé con defectos en el corazón.

De los cuatro antidepresivos analizados (sertralina, citalopram, paroxetina y fluoxetina), por ser los más utilizados en la práctica clínica, sólo sertralina y citalopram fueron finalmente asociados con un defecto muy concreto del corazón, relacionado con el septo.

"El septo es la unión entre la aurícula y el ventrículo de la izquierda y la aurícula y el ventrículo de la derecha del corazón. Si hay defectos en esta especie de pared que las separa, dependiendo de si son mayores o menores, pueden alterar el circuito de la sangre e incluso requerir intervención quirúrgica (en los casos más graves)", explica a elmundo.es María Jesús Cancelo, del servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital Universitario de Guadalajara. "En estos casos, de haber afectación, es más probable que sea pequeña", añade la especialista.
El riesgo es bajo

Un grupo de investigadores de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) estudió los casos de cerca de 500.000 niños nacidos entre 1996 y 2003 en Dinamarca. Observaron que la prevalencia de los defectos septales de los pequeños aumentaba en aquellos cuyas madres tomaban inhibidores de la recaptación de la serotonina (una clase de antidepresivos), concretamente sertralina y citalopram, durante los tres primeros meses. Según la doctora Cancelo, "en este periodo, el feto se está formando y pueden producirse malformaciones. Hay que tener cuidado con los fármacos".

Este tipo de problemas en el corazón ocurrió en el 0,9% de los niños cuyas madres tomaban antidepresivos, mientras que en los no expuestos, el porcentaje era de 0,5%. La diferencia no es significativamente alta. De hecho, el riesgo es bajo, ya que uno de cada 246 bebés expuestos pueden sufrir este defecto del corazón.

Los responsables de la investigación subrayan que "la mayor prevalencia la encontramos en aquellos niños cuyas madres tomaban más de un fármaco antidepresivo. Aquí las cifras aumentaron. Uno de cada 62 puede desarrollar este problema".
Valorar todos los aspectos

"Los resultados son importantes en cuanto a que relacionan el uso de determinados antidepresivos con un aumento de la prevalencia de problemas septales", comenta Christina Chambers, profesora de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) y autora del editorial que acompaña la investigación.

Hasta el momento, tal y como señala el artículo, la mayoría de los estudios no encontraban relación entre los inhibidores de la recaptación de la serotonina y las malformaciones, pero cada vez se obtienen más resultados que indican un incremento de la prevalencia de problemas como la craneosinostosis (defectos en el cierre de los huesos del cráneo) o defectos del corazón, como el hallado en este trabajo.

Dados los resultados, los investigadores señalan que en cada caso, debería ponerse en la balanza los riesgos asociados con este tipo de fármacos y los derivados de la suspensión del tratamiento.

Según otro estudio que también se publica esta semana en 'General Hospital Psychiatry', tanto los síntomas depresivos como el uso de algunos antidepresivos pueden estar asociados con cambios en el crecimiento del feto y gestaciones más cortas.

"Es importante consultar con el psiquiatra para ver si hay posibilidad de retirar el medicamento. Si no es posible, tan fácil como cambiar de antidepresivo", destaca la doctora Cancelo.

De momento, son necesarios más estudios que apoyen las conclusiones de éste, ya que, aunque la muestra es muy amplia, "de los 96.881 niños examinados, sólo 1.370 madres tomaban varios antidepresivos", apunta la autora del editorial.

observar al pensador


http://www.psicologia-online.com/foros/viewtopic.php?f=4&t=46932
FRAGMENTO DEL LIBRO "EL PODER DEL AHORA"


En fin, como dije, yo no soy una persona de fácil creencia, que deposite esperanzas en placebos ni charlatanerias. Pero cuando algo es verdad, resuena a verdad. Aunque no sea absoluta, algo me dice que por aquí se va bien encaminado. Estamos hartos de oir al psicólogo que no juzguemos nuestras emociones, nuestra ansiedad, y tampoco nuestros pensamientos obsesivos-negativos. Esto es lo mismo, pero mas aclarador. Espero que os sirva.


¿A qué te refieres con lo de "observar al pensador"?

Cuando una persona va al médico y dice: "oigo una voz dentro de mi cabeza", es probable que le envíen al psiquiatra. Lo cierto es que de un modo muy similar, prácticamente todo el mundo oye continuamente una voz; o varias, en su cabeza: son los procesos de pensamiento involnutario que no sabes que puedes deterner. Monólogos o diálogos continuos.

Es probable que yendo por la calle te hayas encontrado con personas "locas" que hablan sin parar o se susurran cosas a sí mismas. Eso es muy diferente a lo que tú y todas las demás personas "normales" hacéis, excepto que no lo decís en voz alta. La voz comenta, especula, juzga, compara, se queja; hay cosas que le gustan, que le disgustan, y así sucesivamente. Lo que dice la voz no tiene por qué ser relevante en la situación en que te encuentras en ese momento; puede estar reviviendo el pasado reciente o lejano, ensayando algo o imaginándose posibles situaciones futuras. En ese caso a menudo se imagina que las cosas van a acabar mal, se imagina resultados negativos; a esto se le llama preocupación. A veces, a esta banda sonora le acompañan imágenes visuales o "películas mentales". Y aunque la voz diga cosas relevantes para la situación actual, las interpreta en función del pasado. Esto se debe a que la voz es parte de tu mente condicionada, que es el resultado de tu pasado personal y del contexto mental colectivo que has heredado. De este modo, ves y juzgas el presente con los ojos del pasado, por lo que tu punto de vista está totalmente distorsionado. Es bastante habitual que su propia voz interna sea el peor enemigo de la persona. Muchos viven con un torturador en su cabeza que les ataca y les castiga, agotando su energia vital. Ese parloteo constante causa una enorme cantidad de dolor e infelicidad, y también enfermedades.
Pero hay buenas nuevas: puedes liberarte de tu mente, que es la única y verdadera liberaación. Y puedes dar el primer paso ahora mismo. Empieza por escuchar tan frecuentemente como puedas la voz que habla dentro de tu cabeza. Presta una atención especial a cualquier patrón de pensamiento repetitivo, a esos viejos discos de gramófono que pueden haber estado dando veltas en tu cabeza durante años. Esto es lo que llamo "observar al pensador", que es otra manera de decir: escucha la voz dentro de tu cabeza, manténte allí como presencia que la atestigua.
Cuando escuches la voz, escúchala imparcialmente. Es decir, no juzgues. No juzgues ni condendes lo que oyes porque eso significaría que la misma voz ha vuelto a entrar por la puerta de atrás. Pronto te darás cuenta de esto: LA VOZ ESTA ALLÍ y YO ESTOY AQUÍ, observándola. Esta comprensión YO SOY; esta sensación de tu propia presencia, no es un pensamiento. Surge más allá de la mente.

Así cuando escuchas un pensamineto, no sólo eres consciente del pensamiento, sino tambien de ti mismo como testigo de ese pensamiento. Ha hecho su aparición una nueva dimension de conciencia.
Cuando escuchas el pensamiento, sientes como si hubiera una presencia consciente -tu yo profundo- por debajo o detrás de él. De este modo el pensamiento pierde su poder sobre ti y se disuelve rápidamente, porque ya no energetizas tu mente mediante la identificaciñon con ella. Es el principio del fin del pensamiento compulsivo e involuntario.

Qué son las fobias?


http://www.interrogantes.net/Francisco-J0-Mendiguchia-Fobias-y-obsesiones-/menu-id-29.html
Qué son las fobias?

Un diccionario de psiquiatría define las fobias del modo siguiente: «Repulsión o temor angustioso específicamente ligado a la presencia de un ser, un objeto o una situación cuyos caracteres no justifican tal emoción.»

Como se ve por esta definición, es difícil separar en la infancia los miedos que he expuesto en el capítulo precedente, de las verdaderas fobias.

Por ello, los psiquiatras de niños, cuando hablamos de fobias infantiles, nos referimos a miedos exagerados, que no presentan mecanismos adaptativos, que aparecen o persisten a edades inadecuadas (el miedo a los perros es normal a los tres años, pero es una fobia a los quince), que se repiten ante la misma situación u objeto preciso, no ceden al desarrollo, son persistentes y, sobre todo, alteran la vida familiar y social del niño y son fuente de sufrimiento para él.

¿Cómo se generan las fobias? Cada escuela psiquiátrica tiene sus propias versiones de cómo nacen. Para unos existe una cierta predisposición natural, las más de las veces unida al padecimiento de obsesiones, que produce un tipo de personalidad que se llama «anancástica» o insegura de sí misma.

El psicoanálisis ha dedicado, ya desde Freud, numerosos estudios a estos problemas, y sostiene que siempre existe una ansiedad primaria que es proyectada a objetos o situaciones externas, que se convierten así en los aparentemente productores de las fobias.

Los conductistas explicaron el porqué de las mismas a partir de un famoso experimento del fundador de esta teoría, el norteamericano Watson que, en 1920, consiguió provocar una fobia en un niño llamado Albert, mediante un apareamiento entre la presencia de una rata blanca y un fuerte ruido que, a la séptima vez de haberse producido, provocó la aparición de la fobia del niño hacia la rata, a la que antes del experimento no tenía ningún temor.

Este mismo psicólogo logró, en otro experimento posterior, justamente lo contrario que en el primero: hacer que desapareciera la fobia asociando al objeto fobógeno un estímulo que evocara una reacción placentera, por ejemplo un dulce.

Desde aquellos años se han multiplicado experiencias que han confirmado la teoría del condicionamiento de las fobias y su tratamiento mediante técnicas de descondicionamiento y, aunque las cosas son algo más complicadas de lo que aquí se han expuesto, la terapia conductual sigue siendo la mejor para estos casos.


Fobias infantiles más frecuentes

Las fobias infantiles son muy variadas en su contenido y así, en cincuenta niños con este problema, los temas a que se referían fueron los siguientes:

El más frecuente fue el de los animales, en unos los grandes como perros, lobos, etc.; en otros los pequeños como hormigas o cucarachas y en uno la contestación fue la de pájaros, pero ésta en un niño que había visto hacía poco la famosa película de Hitchcock. Las enfermedades, y aun la muerte, son también, ya en estos años de la infancia temas bastante frecuentes, sucediendo lo mismo con dos fobias muy conocidas de los adultos: la agorafobia o temor a los espacios abiertos y la acrofobia o miedo a las alturas.

En los adolescentes es frecuente la fobia por su propio cuerpo, al que llegan a odiar, por no encontrarlo suficientemente atractivo, odio que se mezcla con el temor de que no cambie nunca y que apareció en cuatro casos de esta muestra de cincuenta.

Menos frecuentes fueron las siguientes respuestas: comidas y exámenes en dos casos cada una y aviones, puertas cerradas, personas deformes, ascensores, ruido desagradable, bomberos, máscaras, locura (en un adolescente) e inyecciones, con un caso por respuesta.

Un caso raro fue el de una niña de dos años que, a la vista de su propia cuna, se echaba a llorar y se negaba a meterse en ella, cosa que le pasaba desde que había ingresado en un hospital y dormía en una cuna parecida a la suya. La explicación es la de que esta fobia se había condicionado por una situación traumática anterior.

Una cosa que salió también en este estudio es que la mayoría de los casos de condicionamiento muy claro y evidente se producía en niños con edades entre los dos y seis años, mientras que en los mayores era más difícil de ver, lo que significa que con la edad aumenta la resistencia al condicionamiento.

En una cosa muy importante se diferencian los miedos normales de las fobias, pues así como los primeros tienen muy buen pronóstico y desaparecen con el tiempo, no sucede así con las fobias que tienen una cierta tendencia a persistir en la juventud y aun en la edad adulta, aunque a veces puedan cambiar de contenido. De todas maneras, hay casos en que desaparecen también por completo y los exfóbicos presentan una total normalidad.

Una fobia un poco especial, que puede producir muchos quebraderos de cabeza a los padres, es la llamada «fobia escolar», que consiste en que hay niños o adolescentes que se niegan a ir al colegio sin motivos reales y conocidos, reaccionando con cuadros de ansiedad y pánico cuando se intenta obligarlos.

Se trata de algo muy diferente a lo que vulgarmente se conoce con los nombres de «hacer novillos» o «hacer pellas», pues realmente el fóbico desea ir a clase y tiene ambiciones escolares, mientras que los otros no tienen ningún interés por el colegio ni por los estudios y suelen ser niños rebeldes, al revés que el fóbico que es un chico angustiado y conformista en todo, menos en lo de asistir a clase.

Esta ansiedad se manifiesta en forma de llantos, súplicas, depresión y hasta agitación cuando llega la hora de ir a clase o bien sufre una conversión psicosomática con aparición de dolores de cabeza o abdominales, náuseas, vómitos o diarreas, síntomas que desaparecen los sábados y domingos y en vacaciones.

Algunos adolescentes encubren muy bien la ansiedad y son capaces de salir de casa para el colegio sin que se les note nada pero, en vez de entrar en clase, se ponen a deambular por las calles hasta la hora de terminación de la jornada escolar, regresando después a su casa como si no hubiera pasado nada. Naturalmente la superchería acaba por descubrirse.

En los niños pequeños la fobia escolar, más que una fobia en sí, es un cuadro que se conoce con el nombre de «ansiedad de separación», producido por el temor del niño, no a ir al colegio, sino a separarse de su madre.

En los chicos mayores se trata más bien de una sobrevaloración de sí mismos que no coincide con la realidad y el muchacho, para mantener su autoestima, el famoso «self», opta por huir a su casa, en la que se encuentra a salvo. Por ello es frecuente fobias escolares a esta edad cuando se ha producido un cambio de colegio, de uno que tiene pocas exigencias a otro que las tiene mayores o simplemente, cuando ha sufrido una humillación en clase o fuera de ella, pero siempre dentro del colegio.

Es evidente que la fobia escolar desaparece sola con el tiempo, cuando al chico se le pasa la edad de asistir al colegio, pero para entonces habrá producido un fracaso escolar, y con él, el cercenamiento de muchas posibilidades vitales. Además de este grave problema la experiencia me dice que, por lo general, aparecen posteriormente signos neuróticos más o menos acentuados y tienen una integración familiar y social no demasiado buena.

De todo ello se deduce que las fobias infantiles deben ser tratadas siempre, por muy banales que parezcan, por un especialista y ya hemos dicho que son las técnicas conductuales las que dan mejor resultado, aunque, sobre todo en la fobia escolar, ha de unirse una psicoterapia que, en este último caso, puede ser larga y costosa.


Obsesiones y compulsiones

Bastante relacionadas con las fobias se encuentran las llamadas «obsesiones», que si bien son menos frecuentes, también se pueden ver en la infancia y que, en la adolescencia, pueden aparecer en forma de verdaderas neurosis obsesivas.

Todo el mundo habla de obsesiones y de estar obsesionado, pero ¿qué son realmente las obsesiones? Pues las podemos definir como «ideas que se imponen a la conciencia a pesar de no ser aceptadas por ella (si lo fueran se trataría de ideas fijas) vivenciándolas el niño como algo extraño a él, que se le impone por la fuerzas. En muchas ocasiones, estas ideas obsesivas conducen a la ejecución forzada de actos, llamados «compulsiones» y que no son más que una defensa para evitar la angustia que tales ideas le producen.

El primer caso infantil de que tenemos noticia fue descrito por el psiquiatra francés Moreau de Tours, en un tratado que se llamaba nada menos que “La locura en los niños”, que fue publicado en 1888 y en que relataba el caso de un niño que fracasó en sus estudios porque tenía que estar repitiendo constantemente el número trece.

En el niño pequeño, antes de los cinco o seis años, es posible ver actos que, en un adulto, podrían ser considerados como obsesivos pero que, a esta edad, son completamente normales. De este tipo son los «rituales» de la comida (la misma cuchara, la misma silla, la misma persona que tiene que dársela), del sueño (dormirse abrazado al mismo muñeco, oír la misma canción, chupar el mismo pañuelo) o de los juegos (hacer y deshacer repetidamente las mismas torres de tacos, colocar y descolocar el mismo número de coches sin que pueda faltar ninguno, pasar y repasar las hojas del mismo cuento) y que, si no se cumplen, despiertan la ira y el llanto del niño.

Estos rituales pseudo-obsesivos pasan sin dejar ninguna huella y es solamente a los siete u ocho años cuando empiezan los verdaderos síntomas obsesivo-compulsivos.

Las ideas obsesivas son de muy diversa temática y dependen en parte de las circunstancias y condicionamientos exteriores. Antes, por ejemplo, eran muy frecuentes los «escrúpulos» o ideas de pecado, tanto en niños como en adultos, y a este propósito recuerdo muy bien el caso de un chico que tenía una imagen de la Virgen clavada en la cara interna de su pupitre y que, a lo mejor en mitad de una clase, se acordaba que había dejado encima de todos los libros el de Historia Sagrada, que tenía un dibujo de Adán y Eva desnudos y, rápidamente, levantaba la tapa del pupitre, quitaba el libro y lo metía debajo de todo «para que no tocara la estampa» y así se quedaba tranquilo por el momento aunque, al poco tiempo empezaba a pensar que ahora el libro que estaba arriba era el de Historia, que también tenía hombres primitivos no muy vestidos y comenzaba otra vez la misma operación, pasándose así la clase para desesperación de los profesores y la ansiedad del niño que racionalmente comprendía que era una tontería, pero no podía dejar de hacerlo.

Es frecuente también el miedo a las enfermedades y la idea obsesiva de que puede contagiarse de mil modos diferentes, tal como sucedía en varios casos vistos por mí, en los que, cada vez que se hacían un arañazo corrían angustiados a que se les pusiera la inyección antitetánica.

La misma muerte es también motivo de obsesiones, aun en los niños, como es el caso de una niña de siete años que empezó a hablar continuamente de la muerte y a hacer preguntas del tipo de «Y si me meten en una caja, ¿ya no respiro?» o «¿Qué pasa cuando se muere uno?» y vivía con el continuo temor de que se le muriera su madre y la dejara sola.

Las compulsiones son también frecuentes acompañantes de estas ideas obsesivas, tal como la de lavarse las manos muchas veces por la creencia de que están sucias y pueden enfermar (cuando digo muchas veces me estoy refiriendo a treinta o cuarenta), recorrer con un dedo las cuatro paredes de un cuarto para que a su padre no le pase nada porque está de viaje o, como un niño de nueve años que vi en cierta ocasión, que comenzó a pasarse horas y horas moviendo rítmicamente una cuerda, que se metía en la boca si se intentaba quitársela y que, solo al cabo de mucho tiempo, confesó que lo hacía para que le aprobaran en el colegio, mejor dicho, para que no le suspendieran, porque estos rituales suelen ser de evitación de cosas desagradables.

Durante la pubertad aparecen preocupaciones obsesivas de tipo metafísico o filosófico como la existencia de Dios, el origen del hombre, la locura, el infierno, pero siguen persistiendo las anteriores y otras muchas, más o menos extravagantes, como el temor de ser homosexual, siendo éste el caso de una chica de catorce años que vio una vez un travestí y, desde entonces, no hacía más que pensar que ella podía serlo, o el de un chico, también de la misma edad, que me confesaba angustiado que le invadía el pensamiento de que podía estrangular a su madre.

Estos dos últimos ejemplos son un exponente de lo que se llaman «obsesiones por contraste», es decir, que lo último que querrían hacer es precisamente el objeto de las mismas.

Y así multitud de ideas, que a los demás nos parecen extravagantes, pero que para ellos son de una certeza absoluta. ¿Qué les parece el caso de un niño de doce años que tenía miedo a comer por si la comida tuviera algún pequeño trozo de cristal, por haberse roto algún vaso cerca?

En los niños, pero sobre todo en adolescentes, además de las ideas y de las compulsiones, puede verse lo que se conoce con el nombre de «carácter obsesivo», caracterizado por una meticulosidad y un orden tan excesivos, que se hace muy difícil convivir con ellos.

Una de las características de los niños y adolescentes obsesivos, que les diferencian de los obsesivos adultos, es la de que, así como éstos «rumian» sus ideas sin comunicárselas casi nunca a nadie, aquellos las exponen una y otra vez a los padres buscando que les liberen del suplicio de la idea o del acto impuestos, pero como éstos recurren al raciocinio para convencerles de lo infundado de los temores, no hacen sino aumentar su ansiedad, pues los primeros convencidos de lo infundado de su irracionalidad son los propios niños.

Uno de los casos en que con más crudeza se manifestaba lo último que acabo de describir, fue el de un adolescente de trece años, que obligaba a su madre a pasar dos y tres horas todas las noches junto a él, cogiéndole la mano cuando estaba ya acostado, para contarle sus obsesiones, con la esperanza de que ella se las disipara, terminando siempre con una crisis de ansiedad en que culpaba a la madre de lo que le pasaba.

Naturalmente no todas las obsesiones son tan intensas, hay toda una gradación. ¿Qué chico no ha sentido alguna vez el impulso de no pisar las rayas de una acera o quizá contar los escalones de una escalera? Y esto es absolutamente banal. Más importantes son ya los síntomas obsesivos aislados de los siete a diez años, pero también suelen pasar sin dejar ninguna huella, no así los que van estructurando una personalidad obsesiva, que se manifiesta ya con toda su fuerza en la adolescencia, en la que estas ideas y actos llegan a constituir una verdadera neurosis obsesiva.

Para terminar esta descripción de lo que son los trastornos obsesivo-compulsivos en estas edades, hay que alertar a los padres cuando éstos son muy intensos y duraderos, sobre todo a la edad de la adolescencia, pues pueden constituir los primeros síntomas de una psicosis que comienza.

Para su tratamiento hay que consultar a un especialista psiquiatra pues, aunque se debe hacer también una psicoterapia profunda y una terapia conductual, hay que recurrir en el 90% de los casos a un tratamiento con imipramina.
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Una temporada en el infierno de los hospitales mentales


Una temporada en el infierno de los hospitales mentales

El escritor inglés Gul Y. Davis cuenta el proceso de creación de 'Un paseo solitario'



Un paseo solitario trata de un chico que huye en busca de una sirena que le lleve hasta la ciudad del mar y su destellante jardín de algas. Es un libro sobre lo encantador que resulta plantearse vivir en otro mundo cuando hemos de afrontar la decisión de permanecer o no en el que conocemos, donde el dolor es visceral y la alegría, el amor y la compasión se encuentran en los lugares más insospechados.

Trata sobre un chico, atormentado durante años por los abusos recibidos en un centro de acogida, que está tratando de asumir esa terrible experiencia. Trata sobre el aislamiento en la ciudad cuando las cargas que pesan dentro de nosotros nos separan del borroso tumulto de gente y coches que chapotean en un movimiento siempre creciente alrededor de los contenedores en los que estamos encerrados.

Un paseo solitario brotó, como algo en ebullición, de los dos años de mi adolescencia pasados en un sitio llamado St. Andrews. Permítanme comenzar. Fue en un tiempo no muy lejano, yo tenía 13 años y enfermé de algo llamado desorden obsesivo-compulsivo. Alguien con desorden obsesivo-compulsivo desarrolla un abrumador sentido de la responsabilidad. Por ejemplo, cada vez que toca una puerta puede llegar a sentir que será el responsable del contagio de sida de otros chicos.

Mi desorden obsesivo-compulsivo comenzó cuando tenía 13 años. Yo creía que no podía mantener "limpio" mi interior puesto que era responsable de algo "atroz". Mis rituales y tormentos se centraron en la comida y la bebida, que hacían que mi cuerpo perdiera lentamente la carne para dejar sólo la piel y los huesos. Mi peso y la deshidratación me hicieron ingresar de urgencia en un hospital para niños.
Mi desorden mental arrancó cuando tenía 13 años

Después fui enviado por las autoridades sanitarias a un lugar al que enviaban a todos los casos difíciles de clasificar, una institución privada llamada St. Andrews, que acogía a toda clase de personas y estaba financiada en gran parte por impuestos públicos.

A simple vista, en St. Andrews nos encontramos con jardines bien cuidados y cursos de golf para médicos y pacientes de pago, que desembolsaban una gran cantidad de dinero para estar en el edificio nuevo como en un hotel, con servicio de habitaciones, televisión y teléfono privado.
El perro de Pavlov

Ahora, echemos un vistazo a los viejos edificios desvencijados de sucios ladrillos donde los pacientes provenientes del sistema público eran alojados. Las paredes cubiertas de grafittis, el olor acre de la habitación de aislamiento, las gruesas puertas de las celdas de aislamiento sensorial, sin luz.
Los enfermeros lo remediaban con castigos en aislamiento

Para los pacientes del sistema público, St. Andrews ponía en práctica un régimen llamado Pin Down, basado en los trabajos de B. F. Skinner. Fundamentado en las teorías de Pavlov, que trabajaba en el condicionamiento de perros a través de un sistema de descargas eléctricas y recompensas, Skinner desarrolló la teoría del "refuerzo negativo". Este "tratamiento" emplea un lenguaje complicado para explicar un principio simple: si se castiga el "mal" comportamiento y se premia el "bueno" puedes controlar las "malas" conductas de los seres humanos degenerados.

Y St. Andrews puso en práctica de modo entusiasta esta teoría. La cura de los chicos psicóticos, depresivos y de tendencia autolesiva dependía de que auxiliares de enfermería no cualificados decidieran si "el chico psicótico número uno" se estaba comportando bien o lo hacía inapropiadamente.

Si se estaba "comportando bien", entonces le daban un cigarrillo. Si se estaba "portando mal", suponía un fallo que le privaba del cigarrillo, y si volvía a cometer otro fallo en el mismo día era recluido en la habitación de aislamiento durante 24 horas (cualquier queja sobre la falta de cigarrillos se convertía instantáneamente en el segundo fallo, lo que provocaba la presencia de un equipo de hombres que sedaban al chico para llevarlo al aislamiento).
Cuando abandoné el hospital estaba completamente incapacitado

Si la supresión de los cigarrillos y las 24 horas en la habitación de aislamiento no interrumpían el sufrimiento de un chico con esquizofrenia paranoide con muestras de paranoia y conducta difícil, los enfermeros, esos creyentes en el poder de la rectificación para curar niños, lo remediaban con tres días de "refuerzo negativo" en una celda de aislamiento.

Muchos de los recuerdos de Wil en Un paseo solitario están basados en los míos propios. Para el momento en que abandoné St. Andrews estaba completamente incapacitado por mi desorden obsesivo-compulsivo, que estaba totalmente fuera de control. No podía tocar nada, ni siquiera tener ningún objeto cerca de mí, aunque fuera algo envuelto con el más inofensivo y delicado de los envoltorios. Un paseo solitario fue mi intento inicial para empezar a trabajar con todo lo que me había pasado.

Y hubo una vez en la que dejé St. Andrews. Fue un tiempo terrible, donde no tuve acceso a ningún tratamiento para mi severo desorden obsesivo-compulsivo, y sus convulsas consecuencias se dejaron sin tratar. Hubo un procedimiento legal, y las autoridades sanitarias ordenaron que se revisara la normativa sobre tratamiento de pacientes con desorden obsesivo-compulsivo. Existía toda una serie de medidas intensivas probadas para el tratamiento del desorden obsesivo-compulsivo. Había tratamiento para el estrés postraumático. Hubo rápidos progresos. Hubo final feliz.

detencion del pensamiento


http://www.fobiasocial.net/parar-los-pensamientos-negativos-7196/
fuente:aranchita
PARAR LOS PENSAMIENTOS NEGATIVOS
Técnica de detención del pensamiento o parada de pensamiento


que consiste en que cuando aparezcan los pensamientos no deseados y después de experimentarlos durante un breve periodo de tiempo, detenerlos, cortarlos.. Se utilizan varios procedimientos para interrumpir los pensamientos desagradables: la orden de

"basta ya ", tirar de una goma elástica puesta en la muñeca etc
El éxito de la técnica está asegurado por 3 razones:
1º. La orden de "stop o basta ya " sirve de castigo y según los principios del condicionamiento operante la conducta que es sistemáticamente castigada tiende a desaparecer.
2º. La orden de "BASTA YA” sirve como distractor que resulta incompatible con los pensamientos inadecuados.
3º. La detención del pensamiento constituye una respuesta positiva que se sigue con pensamientos sustitutivos de tranquilidad, relajación, afirmaciones de autoaceptación, que en definitiva son recompensas

REGISTROS
1-Determinar cuáles son los pensamientos obsesivos y/o fóbicos.
Haga introspección de cuáles son los pensamientos que se repiten de forma habitual y que al mismo tiempo le proporcionan mayor malestar o los percibe como desagradables.
1- "Estoy muy inseguro de mi mismo".
2- "Tiendo a abandonarme".
3- "Mi dolor es tan intenso que yo no puedo soportarlo".
4- "Mi cólera domina mi conducta, no puedo controlarla".
5- "Mis sentimientos me arrollan no puedo con ellos".
6- "El/Ella es muy agraciado y muy bueno o muy desgraciado o malo".
7- "Cuando sea desbordado, yo debo de escapar (p.e en el suicidio)".
2- -Me va a dar algo
3- Me va a dar un infarto
4- Voy a volverme loco

2-CORTAR CON LO NEGATIVO (Interrupción del pensamiento)
3-BUSCAR PENSAMIENTOS ALTERNATIVOS (Sustitución del pensamiento)
En la última fase tiene que preparar varias frases alternativas a los pensamientos obsesivos o fóbicos. Por ejemplo, si el pensamiento obsesivo es el "miedo a envejecer" puede utilizar la frase "El envejecimiento es un proceso normal de la evolución del ser humano"; si está preocupado porque "cree que le van a robar", la frase alternativa puede ser "tengo todas mis pertenencias bajo control"; si piensa de forma injustificada

que "su pareja le engaña", use la frase "no tengo evidencias de que lo haya hecho alguna vez y me ha demostrado muchas veces que me ama".
Para cada tipo de pensamiento debe preparar varias frases, pues una sola va perdiendo efecto a medida en que se repita.
Una vez tenga las frases alternativas al pensamiento obsesivo cada vez que surja el pensamiento obsesivo o fóbico oblíguese a pensar en la afirmación positiva.
Aprender a detener un pensamiento lleva tiempo. Los pensamientos suelen ser resistentes a desaparecer por lo que continuamente tendrá que interrumpirlo. La mayor complicación para su detención es cuando comienzan porque nos cogen de sorpresa y tardamos tiempo en determinar qué es lo que nos está ocurriendo. Por eso, en el momento en que aparecen es cuando debemos interrumpirlos y volver de nuevo a interrumpirlos y al tiempo concentrarnos en las frase positivas que hayamos preparado.
Generalmente, los pensamientos obsesivos o fóbicos aparecerán cada vez con menor frecuencia cuando hayamos avanzado en el entrenamiento y, posiblemente dejarán de constituir un problema o al menos se podrá aliviar la ansiedad que conllevan.