reflexion:



esta mañana para desayunar, obsesiones y angustia ganas de llorar y mal humor. varias hora
frente a la pantalla buscando el como y los por que buscando los testimonios de gente que lo
halla superado o por lo menos formas para hacerlo.
por fin salgo de del pensamiento obsesivo, ocupando mi tiempo en otras tareas y me doy cuenta
una vez mas de que soy yo quien alimenta el toc la que da de comer a mis miedos.
la angustia ha desaparecido, y la desesperacion a dejado paso a la lucidez, que necesito para
saber distinguir lo que es una obsesión de lo que que es un pensamiento propio, ¿que ha
cambiado a lo largo de la mañana? lo cierto es que nada simplemente he dejado de prestarle
atención a los pensamientos que me desesperan. la pregunta es por que a pesar de que se
que debo ignorar los pensamientos indeseados, y que no debo ceder terreno a las rumiaciones.
por que siempre acabo cayendo en el engaño y en la comprobacion, y porque no confió en mi,
recuerdo de esta noche por ejemplo, y dentro de unas horas, o mañana necesitare activar
toda la parafernalia comprobadora para comprobar de nuevo una y otra vez una y otra vez las
mismas cosas es como si se repitiera el mismo día cada vez
en este momento soy capaz de distinguir una cosa de la otra. que es lo que falla soy?
yo es algo químico. o es que me aburro y me gusta auto castigarme cuando no con una cosa con otra. a veces tengo la sensacion de que vivo el mismo dia una y otra vez repitiendo. repasa el gato, la comida, el agua, los enchufes, el gas, la puerta etc...el mismo largo dia una y otra vez

Discovery DSALUD publica un DEMOLEDOR INFORME SOBRE LA GRIPE A


http://www.dsalud.com Discovery DSALUD publica un
DEMOLEDOR INFORME SOBRE LA GRIPE A

“Cuatrocientos niños españoles van a arriesgar esta semana su salud y su vida para que dos multinacionales se enriquezcan con una vacuna absolutamente innecesaria. Y eso sólo es posible porque a los padres no se les ha contado la verdad ya que de lo contrario jamás habrían accedido a que sus hijos hagan de cobayas humanas”.

Quien de forma tan contundente se expresa es José Antonio Campoy, director de la revista Discovery DSALUD (www.dsalud.com) y actual presidente de la World Association for Cancer Research (WACR)- en declaraciones hechas esta misma mañana a MEDNEWS cuando le localizamos para comentar el sorprendente monográfico que esa publicación acaba de sacar a la venta hoy lunes.

“Hay numerosos trabajos científicos, algunos de los cuales los citamos en el informe que acabamos de publicar, según los cuales las vacunas, a causa fundamentalmente de las sustancias adyuvantes que llevan, pueden provocar autismo, síndrome de Guillain-Barré, lupus eritematoso sistémico, esclerosis múltiple, esclerosis lateral amiotrófica, artritis, fibromialgia, fatiga crónica, úlceras, mareos, debilidad, pérdida de memoria, convulsiones, cambios de humor, problemas neuropsiquiátricos, diarrea crónica, sudoración nocturna, adenopatías, erupciones, dolores de cabeza crónicos y muchas otras patologías, Pero de eso nadie habla. ¿Se lo han explicado las autoridades sanitarias y médicos a los padres de esos niños a los que van a usar de cobayas”, pregunta José Antonio Campoy.


José Antonio Campoy
“Nadie habla de ello –seguiría diciéndonos- pero resulta que la cepa del virus A-N1H1 produce entre un 30% y un 50% menos ingrediente activo del esperado así que para resolver la falta de materia prima, dados los cientos de millones de vacunas que quieren vender los laboratorios, están usando sustancias que aumenten la respuesta inmune del organismo obviando que muchas son altamente tóxicas. En suma, para producir más y reducir costes usan adyuvantes y así necesitan diez veces menos cantidad de antígeno por dosis. Solo que las mismas pueden causar fuertes reacciones adversas”.

“La sociedad tiene derecho a saber que lo que está pasando en España con la gripe A -agregaría Campoy a MEDNEWS- es posible porque hace tres años nuestro Ministerio de Sanidad aprobó una norma, la Ley 29/2006, de 26 de julio, de garantías y uso racional de los medicamentos y productos sanitarios, que en su artículo 24, punto 5, establece que “la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios podrá autorizar temporalmente la distribución de medicamentos no autorizados, en respuesta a la propagación supuesta o confirmada de un agente patógeno o químico, toxina o radiación nuclear capaz de causar daños. En estas circunstancias, si se hubiere recomendado o impuesto por la autoridad competente el uso de medicamentos en indicaciones no autorizadas o de medicamentos no autorizados, los titulares de la autorización y demás profesionales que intervengan en el proceso estarían exentos de responsabilidad civil o administrativa por todas las consecuencias derivadas de la utilización del medicamento salvo por los daños causados por productos defectuosos”. Es decir, se han autoconcedido patente de corso a nivel jurídico. Algo inconcebible en una democracia. Por eso proponen con tanta tranquilidad que la gente se vacune y tome antivirales a pesar de su inutilidad y de sus potenciales peligros. Saben que no les pasará nada. Ni a ellos, ni a los laboratorios, ni a los profesionales sanitarios que les hagan el juego. Y alguien debe transmitir este hecho a los padres de esos niños”.

MEDNEWS ha podido comprobar que el informe especial de Discovery DSALUD –de decenas de páginas- viene apoyado con numerosos trabajos científicos que ponen en entredicho todo lo que se ha estado contando sobre la presunta necesidad, eficacia y seguridad tanto de las vacunas como de los antivirales.

“Si la credibilidad de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Administración de Alimentos y Fármacos (FDA) estadounidense, la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA), los ministerios de Sanidad y las grandes multinacionales farmacéuticas sigue intacta tras el esperpento de la gripe A es que el grado de alienación de la sociedad ha alcanzado límites inauditos. Porque lo que está sucediendo con la presunta pandemia que se achaca al A-N1H1 es sencillamente nauseabundo”, afirma Campoy en el Editorial de este número especial.

“La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reconocido públicamente que la mayoría de los enfermos infectados por el virus de la gripe A se recuperan por completo al cabo de una semana sin recibir tratamiento médico y que las personas sanas que contraen la gripe no necesitan ser tratadas con antivirales... luego ¿a cuento de qué el estado de infopánico generado de forma tan irresponsable”, agregaría José Antonio Campoy.

El informe de Discovery DSALUD explica asimismo que la OMS ha dejado claro que los antivirales sólo deben ingerirlos personas con gripe A “que se encuentren graves” así como “aquellas con riesgo de complicaciones” añadiendo que “no necesitan administrare a personas sanas con síntomas leves de gripe”.

“El Tamiflu –asegura Campoy- es un antiviral que no previene ni cura nada. Está pues muy lejos de ser un medicamento eficaz como se ha hecho creer. Ni siquiera ha demostrado que sea seguro. Y de hecho a los niños sanos no se les debe dar antivirales para la gripe A porque los daños potenciales son superiores a los beneficios. Así lo afirman entre otros científicos, como explicamos en el informe que aparece en la revista, Mathew Thompson y Carl Heneghan, prestigiosos investigadores de la Universidad de Oxford. Hay que decirlo sin subterfugios: ni el Tamiflu de Roche ni el Relenza de GlaxoSmithKline previenen la infección de la gripe. Es más, ingerirlos estando sanos es un error porque no sirven como preventivos”.

En cuanto a las muertes que se dice el virus de la gripe A ha provocado en personas sanas Campoy es contundente: “Que personas con muy distintas patologías graves hayan muerto estando infectadas por el virus de la gripe A no implica que éste haya sido la causa de la muerte como gratuitamente se intenta hacer creer. La posibilidad de que el A-N1H1 provoque la muerte de alguien sano es nula. Así pues nos están mintiendo”

MEDNEWS debe decir que las referencias a estudios científicos e investigadores de prestigio internacional es una constante en todo el informe que publica Discovery DSALUD. Se trata sin duda de un trabajo sobre el que se podrá pues discrepar pero ciertamente constituye una investigación seria, rigurosa y documentada.

“Hace tres años -explica Campoy- denunciamos que la gripe aviar era un montaje y el tiempo nos daría la razón. Ahora llevamos tres meses haciendo lo mismo en solitario y parece que por fin los demás medios de comunicación se han empezado a informar y a entender la verdad. Tarde pero nos congratula. Aunque nadie mencione nuestra labor”.

Cabe agregar que en su informe Discovery DSALUD no sólo denuncia que la OMS ha mentido al afirmar desde el principio que se trataba de una pandemia que podría provocar cientos de millones de afectados y millones de muertos sino que está claramente implicada en una operación que no duda en calificar de conspiración cuyo único objetivo es vender millones de vacunas y antivirales.

“Todo esto–asevera Campoy- es fruto de una conspiración para que unos cuantos individuos y empresas carentes de escrúpulos se enriquezcan. Porque si la gripe A fuera una pandemia tan terrible y a la Organización Mundial de la Salud (OMS) le preocupa tanto, ¿por qué no la declaró un problema de salud pública mundial autorizando la fabricación de medicamentos genéricos para combatirla? Porque les hunde el negocio a los que lo han montado. Y es que la OMS no es una organización independiente. Está completamente controlada por la gran industria farmacéutica”.

Discovery DSALUD (www.dsalud.com) es una publicación que cuenta con un Consejo Asesor integrado por 73 profesionales de varios países -entre ellos catedráticos y representantes de organizaciones médicas- y se vende actualmente en España, Portugal, Argentina, México, Venezuela, Perú, Colombia, Ecuador, Puerto Rico y Guatemala.

TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (TOC) Material para el paciente


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TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO (TOC)
Material para el paciente
Pensamientos invasores pasan por la cabeza de las personas contra su voluntad en el 99% de la población. Hemos estudiado estos pensamientos en más de dos mil personas de todas las edades y ocupaciones y hemos encontrado algunos contenidos comunes. Habitualmente se refieren a la sexualidad, a la religión, al daño, a la enfermedad, a la contaminación, a la agresión, a los errores, a la falta de honradez, pero tambien incluyen el orden, la simetría y pequeños detalles sin importancia. Los pensamientos a menudo parecen salir de ninguna parte, aunque pueden ser provocados por estímulos desencadenantes específicos. Por ejemplo, pensamientos sobre hacer daño a la gente pueden ser desencadenado por un cuchillo grande, etc.
Hay muy poca diferencia en el contenido de los pensamientos entre la población general y la gente que acude a consulta a causa de sus pensamientos obsesivos. La diferencia yace en la frecuencia de los pensamientos, su duración, el malestar producido, la importancia que la persona da a los mismos y el esfuerzo empleado por el sujeto para vérselas con ellos. Los pensamientos invasores extraños constituyen una experiencia normal que cerca del 2 % de la población se convierten en problemáticos y entonces se les denominan obsesiones. Como es normal tener algunos pensamientos desagradables, el objetivo de la terapia no es eliminar esos pensamientos, porque esto te hará diferente a los demás. El objetivo es cambiar tus reacciones a los pensamientos modificando la importancia concedida a los mismos, cambiando las estrategias que empleás. Luego disminuirán la frecuencia y la duración de los pensamientos junto con el malestar que producen. Los pensamientos se harán mucho menos frecuentes y menos molestos y serás capaz de vértelas con ellos cuando en ocasiones pasen por tu cabeza
La pregunta más frecuente que los pacientes hacen es “¿porque tengo este tipo de pensamientos?”. En estos momentos no poseemos respuestas totalmente convincentes a esta pregunta. Sin embargo, una explicación que se ha mostrado satisfac
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toria con los pacientes es la siguiente:
Necesitamos la capacidad de tener pensamientos espontáneos con el fin de ser capaces de resolver problemas y ser creativos. De esta forma, podemos saber como actuar en una nueva situación o imaginar ideas nuevas o inventar algo nuevo. Necesitamos un generador de pensamientos que pueda darnos nuevas ideas. Sin embargo, este productor de pensamientos puede generar otros tipos d ellos y creemos que estos pensamientos desagradables provienen igualmente del generador de ideas. Tenemos tambien una capacidad para reaccionar al peligro, de forma útil, y para anticipar el mismo. El sistema de detención del peligro existe para protegernos: éste es el papel de la ansiedad. Por una serie de razones diferentes, el generador de ideas y el sistema de detección del peligro parecen estar asociados más fuertemente en algunas personas. Este sistema parece reaccionar en exceso actuando como si hubiera un tigre esperando en la esquina, cuando, de hecho, lo que hay es un gatito. De modo que cuando el generador de ideas y el sistema de detección del peligro reaccionan conjuntamente en exceso, se producen las obsesiones. Cualquiera que sea la razón exacta, podemos aprender a que el generador de ideas y el sistema de detección del peligro reaccionen de forma más adecuada, de manera que persistan las características útiles, mientras que los rasgos superactivos asociados con las obsesiones disminuyan notablemente..
La razón por la que el mismo tipo de pensamientos desagradables causa molestias considerables en algunas personas, pero no en otras, se debe a como interpreta la persona los pensamientos o cuanta importancia les concede. No es una coincidencia que veamos obsesiones de daño entre gente educada, obsesiones religiosas entre personas religiosas, obsesiones de sexualidad entre frente con gran moralidad y pensamientos sobre errores entre gente cuidadosa: cuanto más importante es algo, peor parece ser el pensamiento negativo sobre ello.
Cuando alguien ofrece demasiada importancia a sus pensamientos, bien sea a su presencia o a su contenido, y concluye que el pensamiento es negativo, peligroso, inaceptable, etc. Entonces es normal querer eliminarlo, controlarlo o solucionarlo de una u otra manera. Todas las estrategias, que al principio pueden ser muy lógicas, se convierten al final en parte del problema. Todos los esfuerzos para controlar, para eliminar o para evitar los pensamientos son formas de lo que denominamos neutralización.
Podés pensar en las obsesiones como un circulo vicioso en el que los pensamientos pueden desencadenarse por estímulos u ocurrir espontáneamente. Concedés una notable importancia a los pensamientos, intentás eliminarlos o controlarlos y, por esto mismo, retornan de nuevo.
Cuando se da una gran importancia al pensamiento en términos de peligro o daño, es habitual que aumente la ansiedad. Esta es una experiencia desagradable y es normal que la gente intente hacer algo con el pensamiento para disminuir la ansiedad. La neutralización conduce a menudo, aunque no Fundación FORO - Malasia 857 - Buenos Aires, Argentina - (54-11) 4779-0015 - info@fundacionforo.comwww.
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siempre, a una disminución temporal y parcial de la ansiedad, como produce cierto alivio, la reducción del malestar aumenta la probabilidad de que se produzca de nuevo la neutralización. Además, conforme la ansiedad empeora, la frecuencia del pensamiento aumenta. Aunque es normal querer evitar o reducir la ansiedad, la neutralización conlleva que retorne el pensamiento. No solo se experimentará la ansiedad otra vez, sino que, debido a la sensación de perder el control, empeorará a menudo en cada nueva ocasión.
Todos los tratamientos efectivos para el trastorno obsesivo compulsivo (TOC), tienen que romper con el circulo vicioso que se establece entre: obsesiones – ansiedad – malestar – urgencia por ritualizar – alivio por el acto compulsivo y reinicio de la secuencia. Según Foa y Wilson (autores especialista sen el tema) hay 4 desafíos que debés afrontar para comenzar a controlar tus síntomas:
1. Adquirir la determinación para superar tu problema. Esto implica decidir que ya es hora de hacer a los cambios necesarios para acabar con los síntomas obsesivo-compulsivos, que se han introducido en tu vida desde hace tiempo. Es necesario que sepas y creas que superar el TOC es posible, y si lo hacés podrás recuperar tu calidad de vida. Para ello necesitas arriesgarte a experimentar con opciones y técnicas completamente distintas a tus pensamientos y rituales obsesivos-compulsivos habituales. Tenés que renunciar a los viejos camino y probar otros nuevos, con la determinación y el coraje necesarios, lo que permitirá superar mejor las dificultades que puedan surgir durante este programa.
2. Aceptá tus obsesiones en lugar de resistirlas. Esto implica reconocer que cuanto más intentes resistir o luchar contra tus obsesiones, más difícil se volverá superarlas, o aun más, pueden empeorar. Esto significa que tus obsesiones se mantienen en parte por una paradoja, cuanto más activamente las resiste, mas tienden a afianzarse. Un dilema similar padecen quienes sufren de insomnio: cuanto más tratan de dormirse, menos les viene el sueño. Si en lugar de oponerse, comenzás a aceptar como propias tus obsesiones, aunque reconozcas que son irracionales, te sentirás menos alterado por ellas y verás que empiezan a disminuir. Hasta ahora, cuanto más intentaste resistirlas, más permanecían o volvían a tu mente, o sea que tus intentos de resolver el problema realmente lo empeoraban.
3. Recupera la perspectiva de que tus preocupaciones son irracionales. El TOC está incluido en los trastornos de ansiedad y esto se debe a que hay preocupaciones ansiosas acerca de muchas posibilidades irreales. Si las obsesiones son tan poderosas y perturbadoras como para que te sientas superado por ellas, creas que representan verdaderas amenazas y vivas preocupado por como protegerte a vos mismo y a los demás, lo mejor es que adoptes una nueva creencia; Tus preocupaciones obsesivas son demasiado exageradas. Hay que reconocer que es extremadamente difícil ser racional cuando uno esta aterrorizado o con miedo, por lo tanto no debes pretender que, aunque en muchos momentos llegues a ganar perspectivas acerca de tus obsesiones, otras veces creas que estos temores son reales. Mediante recursos de auto- ayuda, podrás aprender que tus creencias no tienen fundamento. Cuando enfrentes tus obsesiones en el futuro, te encontraras mas capacitado para responder a ellas de un nuevo modo.
4. Hay que considera que ritualizar no es la única menea de reducir el malestar producido por las obsesiones. Una creencia equivocada es que si uno deja de ritualizar, permanecerá alterado para siempre. Para abandonar las compulsiones, hay que experimentar nuevas situaciones y considerar cuales pueden resultar. El deseo de cambiar hay que aplicarlo en su determinación de ir abandonando los rituales, que han funcionado en el pasado, sólo para aliviarte temporalmente.
Siguiendo estos principios, Foa y Wilson proponen aceptar estos 4 desafíos y compran tu posición actual problemática con una nueva actitud de auto-ayuda.
POSICIÓN PROBLEMATICA
POSICIÓN DE AUTO AYUDA
1. El problema siempre me dominará.
1. He decidido ser yo quien domine al problema.
2. Yo debo pasar mis obsesiones.
2. Yo acepto mis obsesiones.
3. Creo que mis preocupaciones obsesivas son reales.
3. Mis obsesiones son exageradas e irreales.
4. Los rituales son la única manera para reducir el malestar que me producen las obsesiones.
4. Hay otras opciones útiles y operativas par reducir el malestar que me generan.

"Inteligencia erótica" de Esther Perel.: obsesiones amor


foro.http://www.fobiasocial.net
fuente:

Otra cosa que se me ocurre es a raíz de un libro que he leído hace poco y que se llama "Inteligencia erótica" de Esther Perel. Os lo recomiendo ya que os abrirán los ojos sobre cosas que normalmente nadie habla o no sabe la explicación.Trata sobre el tema de por qué se acaba la pasión en las parejas, se sienten menos enamoradas el primer día. O por qué los cabrones seducen más y levantan más pasiones que los buenos chicos. Por qué el sexo con tu marido y en tu familia es soso o directamente no existe, y con un amante o una aventura es la bomba etc... Trata el caso de parejas que se quieren pero que sin embargo no se desean, no tienen sexo y ellas piensan que no se quieren aunque no quieren dejarlo tampoco. También habla de un hombre que las relaciones le duraban 6 meses, porque al cabo de ese tiempo veía que la pasión se enfriaba y el lo interpretaba como que no estaba realmente enamorado. Me recuerda lo que contáis por aquí.

Esta autora defiende la idea de que la afectividad (el ser el mejor amigo de tu pareja, tenerle cariño, apreciarle, respetarle, convivir etc...) y el deseo (verle atractivo, deseo sexual, pasión sentirse "enamorada") se autoexcluyen mutuamente en nuestra cultura. Lo expresa con la frase de que el amor es el mayor antiafrodisíaco que existe. Ella supone que es por un tema cultural.
Nosotros vivimos en una cultura que defiende los valores románticos y democráticos, y así entendemos las relaciones o pensamos que deben construirse sobre esos valores. Esta necesidad es producto de nuestra mente racional y superior. Y funciona bien en el ámbito de la afectividad y la relación personal.
Sin embargo, la atracción, el deseo sexual y esa sensación de sentirse enamorada pertenecen a un plano mucho más antiguo y primitivo, más emocional. De los tiempos en que vivíamos en la selva y tener relaciones sexuales para perpetuar la especie con el más fuerte era cuestión de vida o muerte. Es de nuestra parte salvaje y animal. El deseo, al atracción fatal y el sexo, no podemos entenderlo como algo descafeinado, acaramelado ni democrático porque entonces pierde su esencia misma. Nuestro error es querer introducir aquellos valores democráticos y románticos en este ámbito.

Para recuperar el deseo y la chispa tienes que ser capaz de hacer salir tu parte animal, y ver la parte animal y salvaje de tu pareja. Es necesario volver a reconectarse con eso, sobre todo en el ámbito sexual. En el ámbito personal y de la vida diaria por supuesto que no, sería un error, pero en el sexo sí. Esta autora recomienda a veces para ayudar a esto, durante un tiempo separarse un poco y establecer una cierta distancia, dejar un poco de independencia a tu pareja. No estar tan pendiente de todo ni encima. Ni que lo estén de ti tampoco. Entrenarse en ver también a tu pareja no solo como un amigo majo, sino también como con esa parte de animal salvaje que todos tenemos. Y eso hará recuperar la chispa un poco.

También habla de que parece que cuando se tienen hijos vida familiar etc... es un rollo y adios atracción y deseo. Y para nada. Es también cultural.

Bueno yo os recomiendo que os compréis el libro. Creo que puede beneficiar a muchas parejas y contribuir a acabar con la cultura de los cuernos, la falta de deseo, y que los cabrones liguen tanto jeje.

Saludos

PSICOLOGÍA/OBSESIONES

PSICOLOGÍA/OBSESIONES
Las obsesiones
Autor: José García Peñalver | Publicado en: Noviembre de 2008

Texto: José García Peñalver (psicólogo-psicoanalista)
http://www.psicoanalisispalma.com/


la mente, no sólo perturba las funciones
corporales sino que además hace lo
propio con las funciones psíquicas

Ustedes, seguramente, recordarán el personaje de esa película premiada de 1997, “Mejor imposible”. En ella, el carismático Jack Nicholson protagoniza la vida, o mejor, el “sin-vivir” de alguien que padece de neurosis obsesiva. Allí, en las extravagancias, en la excentricidad de su comportamiento podemos observar una parte muy representativa de las características que forman parte del cuadro neurótico obsesivo: desconfianza en sí mismo, vergüenza, acciones compulsivas, ceremoniales conjuratorios, rumiación mental..., y la duda, envolviendo su existencia. Pero, ¿qué son las obsesiones?.

Habíamos visto como, estudiando los casos de histeria de finales del siglo XIX, quedaría definitivamente establecida la incidencia del factor psíquico (afectivo) en la etiología de determinados trastornos orgánicos. Trastornos funcionales cuya sintomatología inicial (contracturas, parálisis, vómitos, mareos, desmayos, etc.) no podía ya atribuirse a causas orgánicas. Al hecho de que lo mental podía “tocar” lo corporal, le siguió que lo psíquico, también, afectaba a lo psíquico. Es decir, que el movimiento, en base a los hallazgos clínicos, fue doble: la mente, la psíque, no sólo perturbaba las funciones corporales sino que además haría lo propio con las funciones psíquicas; éste es el caso de las neurosis obsesivas, o, como veremos más adelante, de las fobias, ambas dentro de la estructura neurótica.


Desgraciadamente cada vez más
de moda de miedo al compromiso
y ese miedo inhibe el movimiento

Muchos, probablemente, conocen a personas a las que se las suele tildar de “maniáticas”. Hombres y mujeres atrapados en la vida cotidiana por la ejecución de una serie de ceremoniales o rituales que, a pesar de parecerles absurdos a ellos mismos, no pueden dejar de hacerlos. Y ello con el consiguiente coste de energía que semejante “adicción” implica, puesto que en ocasiones se llega a la extenuación. Acciones compulsivas que van a exigirle un esfuerzo que acabará por agotarlos en lo interminable de sus repeticiones, en al meticulosidad de su acabado, en lo complicado del propósito.


Las acciones compulsivas les exigen un
esfuerzo que acabará por agotarlos en lo
interminable de sus repeticiones
y su meticulosidad

Si en la histeria, en el escrito anterior (“Cuando el cuerpo habla”) observamos como los síntomas eran la expresión simbólica de un conflicto psíquico desplazado al cuerpo a través de un mecanismo denominado conversión, en la neurosis obsesiva será esa incapacidad para somatizar lo que hará que el afecto que ha sido separado de la representación intolerable permanezca en lo psíquico. Es así como dicho afecto, separado ya de tal pensamiento, imagen o idea incómoda, cargará a otra representación no intolerable para el sujeto, que se constituirá en la representación obsesiva. Representación obsesiva que podrá ser cualquier imagen, pensamiento o idea ; de ahí el carácter absurdo de muchas obsesiones, donde la capacidad de desplazamiento de los síntomas desde su forma primitiva a otra muy alejada constituye una constante. Por eso, por su carácter de deformación en los desplazamientos, el arduo trabajo que, en ocasiones, supone el “desciframiento” de lo que hay “escondido” detrás de la puesta en escena de dicho nódulo patógeno. Nódulo patógeno o núcleo del problema donde lo que subyacerá será un profundo sentimiento de culpa. Sentimiento de culpa que va a generar una “invasión” de reproches. Reproches, por supuesto, desfigurados por un trabajo psíquico inconsciente de transformación y sustitución.


Los que padecen neurosis
obsesiva viven atrapados
en la vida cotidiana por la
ejecución de una serie de
ceremoniales o rituales que
no pueden dejar de hacer

En ese sentido, es curioso que la cura del obsesivo escritor encarnado por el actor norteamericano pase por enamorarse. Enamorarse como antídoto del miedo, como correctivo a la desconfianza provocada por una “mala conciencia”. ¡Sí, una vez más el miedo!. El miedo y la duda. El miedo como telón de fondo. El miedo como inhibición al movimiento: al propio fluir de la vida. Miedo al cambio, miedo en forma – desgraciadamente cada vez más de moda- de miedo al compromiso. A comprometerse con la otra cara del miedo: la del deseo. Siendo, en el caso de esta alma en pena, el deseo de amar y sentirse amado. ¡Y, las dudas!. Porque el neurótico obsesivo difícilmente da un paso sin garantías. Y aunque el final de esta la historia acabe felizmente, comiendo croasanes con su amada, no siempre ocurre así. Es cierto que la ideología de “modernidad” de hoy en día, tampoco favorece vencer el miedo y la duda. Sin embargo, no hay libertad si no me comprometo a algo. ¡Y difícilmente habrá salud si no me siento en cierta libertad!.




Texto: José García Peñalver (psicólogo-psicoanalista)
http://www.psicoanalisispalma.com/

¿Podemos relacionarnos saludablemente con una persona obsesiva?

imagen:jhm. http://www.ojodigital.com/foro/paisajes/159726-lo-que-el-viento-se-llevo.html
http://www.amor.net.in/a-p/podemos-relacionarnos-saludablemente-con-una-persona-obsesiva.html

¿Podemos relacionarnos saludablemente con una persona obsesiva?

No es fácil vivir con alguien que te evalúa todo el tiempo y que además exige un estándar de rendimiento inalcanzable. En este tipo de exigencia hay un dejo de indignación que no podemos negar. El individuo obsesivo piensa que siempre tiene la razón y, como toda persona dogmática, no aceptará fácilmente revisar sus creencias y dudar de sí misma. Por eso, si intentas dialogar con ella o él, te encontrarás con una muralla de razones y fundamentos irrevocables. El amor obsesivo es un amor estancado en la rutina y la normatividad, es un amor que no fluye ni se renueva. No tienes mucho que pensar al respecto: rompes el dique o te contaminas.

ESTRATEGIAS DE SUPERVIVENCIA AFECTIVA
Frente a la «dureza mental» y la disciplina intransigente del individuo obsesivo, sus parejas suelen optar por dos caminos opuestos: someterse a la fiscalización del otro o romper la contención y dejar que el desorden natural de la vida haga de las suyas. Veamos cada una.
Someterse al control obsesivo y reglamentar el amor. Esta forma de encarar la relación tiene dos facetas. La primera, que ya comentamos con anterioridad, está orientada a mimetizarse en el otro. Tal como ocurre con el Síndrome de Estocolmo, algunas víctimas de los obsesivos terminan identificándose con el secuestrador, que en este caso sería más bien un inquisidor que regula, dirige y examina el «buen proceder». La premisa sería como sigue: «No soy capaz de irme de su lado, así que prefiero hacer lo que me pide sin protestar». Este proceso de conversión al obsesivismo puede ser consciente o inconsciente.
La otra estrategia consiste en contrarrestar de manera sutil la psicorigidez del amor perfeccionista. Equilibrar «cuidadosamente» el acoso normativo y los «debería» de la pareja, justificando sus comportamientos con argumentos conciliadores y actitudes compensatorias, no importa el coste. La táctica es como sigue: «Si mi pareja es normativa, yo seré un poco inconformista; si es solemne, intentaré tener algo de buen humor; ante su dogmatismo, seré un poco más flexible; si está demasiado pendiente de los errores, trataré de cometer algún desliz de vez en cuando». La idea es introducir pequeñas dosis de liberación a cuentagotas y con guantes de seda para que el otro no se altere. Una forma de autoengaño que pretende crear la ilusión de que no todo es horrible. Sería como estar bajo el agua y respirar con un tubo para no ahogarse, en vez de salir a la superficie.
Veamos algunos comportamientos que definen estas actitudes:
• Ser tolerante y dejar que la pareja obsesiva continúe con sus hábitos. Ponerle al mal tiempo buena cara y ayudarse con el buen humor y la paciencia. Ser flexible con la inflexibilidad del otro para evitar confrontaciones.
• Tener una vida con pocos cambios y sin introducir novedades para evitar el estrés de la pareja.
• No esperar expresiones intensas de afecto y renunciar a una vida sexual interesante y variada. Resistir sin desanimarse y tratar de acostumbrarse.
• Evitar cualquier lucha por el poder porque son muy hábiles para argumentar. Cada discusión los hará más fuertes. Si no ganan, empatan.
• Comprenderlos y seguirles la corriente o, si el amor es mucho, adoptar la función de «obsesivo secundario» y trasformar el propio estilo de vida.
• Dejar que la pareja se encargue de los detalles.
• Tratar de cometer el mínimo de errores.
• Mantener una vida austera y sin gastos innecesarios.
• Rechazar el ocio y rendir culto al trabajo.
No creemos que entregarte ciegamente al estilo obsesivo te haga feliz, aunque algunas víctimas intenten mostrar la cara alegre de vivir atrapadas en una maraña de normas, horarios y listas de todo tipo.

Rechazar las exigencias del amor perfeccionista y desordenar la vida cotidiana
Si lo que quieres es ponerle límites al perfeccionismo de la persona que amas, tienes que esperar un fuerte contraataque por su parte. Oponerse a la obsesión del otro y meterlo de cabeza en el desorden normal de la vida aumentará su estrés de manera notable. El obsesivo verá minadas sus fuentes de seguridad y tratará de defender su modo de vida a cualquier coste, incluso alejándose definitivamente y rompiendo la relación. Su devoción por la sistematización y el control puede llegar a ser mayor que el amor por ti, y si intentas arrebatárselos, estarás declarándole la guerra.
Veamos algunos comportamientos que definen esta actitud:
• Ser espontáneo e imprevisible.
• Dejarse llevar por los sentimientos y no sólo por la razón y la lógica.
• Tomar el control sobre parte del dinero y darle el uso que se quiera.
• Despreocuparse por los detalles y dejar espacio a la improvisación.
• No controlar el humor y la risa, así se salgan de los cauces «normales» de la adecuación y el buen comportamiento.
• Hacer del ocio una opción válida y constructiva.
• Producir cambios en la vida cotidiana (decoración, alimentos, ropa) y explorar lo nuevo libremente.
• No resignarse a una vida sexual y afectiva limitada y aburrida, y exigir las dosis adecuadas de amor y placer.
• Hacerse cargo de decisiones y actividades comunes, aunque al otro no le guste delegar funciones.
• Cometer los errores naturales sin disculparse ni comprometerse a ser perfecto.
Cada uno de los comportamientos mencionados será una estocada al corazón del sujeto obsesivo. Una falta irreparable a sus «buenas» y «recomendables» costumbres, un acto de irresponsabilidad sin precedente. La crisis tomará dimensiones existenciales, porque lo pondrás cara a cara con su déficit y con los miedos irracionales que se desprenden de su estilo. Te convertirás de la noche a la mañana en un ser despreciable. Un paciente obsesivo/compulsivo, cuya esposa inició una «revolución de descontrol», decía entre triste e indignado: «No hay nada que hacer, no me merece y listo». Al preguntársele si consideraba que la mujer tenía razón en algún punto del desacuerdo, respondió: «No puedo negociar con una persona de su calaña. Me destruyó la vida, sólo una persona mala haría eso». Los que no están conmigo están contra mí, es la premisa de una mente autoritaria.

Enfoques de orientación psicoanalítica para el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo


Enfoques de orientación psicoanalítica para el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo

Publicado en la revista nº009

Autor: Gabbard, Glenn O.

Psychoanalytically Informed Approaches to the Treatment of Obsessive-Compulsive Disorder. Publicado originariamente en Psychoanalytic Inquiry: A Topical Journal for Mental Health Professionals, vol. 21, no. 2, p. 208-221 (2001). Copyright © 1999 de Melvin Bornstein, Joseph Lichtenberg & Donald Silver. Traducido y publicado con autorización de The Analytic Press, Inc.

http://www.aperturas.org/articulos.php?id=0000183&a=Enfoques-de-orientacion-psicoanalitica-para-el-tratamiento-del-trastorno-obsesivo-compulsivo

Traducción: Mª Rosa Salanova García-Mauriño


A medida que la investigación en neurociencia ha descubierto las bases genéticas / biológicas del trastorno obsesivo compulsivo (TOC), se ha llegado a un amplio consenso de que los tratamientos de elección para esta enfermedad son la terapia conductual y un inhibidor selectivo de la recaptación de la serotonina. No obstante, los enfoques de orientación psicoanalítica tienen todavía mucho que ofrecer en un plan de tratamiento general. Los síntomas determinados biológicamente tienen significados inconscientes para el paciente que pueden llevarle a dedicar mucho esfuerzo en mantener los síntomas. También los factores psicodinámicos pueden estar involucrados en provocar que los síntomas se desencadenen y exacerben. Además, las compulsiones y los pensamientos obsesivos tienen casi siempre significados interpersonales que hay que abordar. Los miembros de la familia y otras personas, lo que incluye a los terapeutas, pueden sentirse forzados a acomodarse a la enfermedad respondiendo a comportamientos coercitivos del paciente. Finalmente, en muchos casos, los rasgos caracteriales de los individuos con TOC tienden a debilitar los esfuerzos terapéuticos y puede ser necesaria una terapia de orientación psicoanalítica para tratarlos.


Históricamente se ha considerado a dos entidades clínicas, la neurosis histérica y la neurosis obsesivo - compulsiva, las condiciones modelo para el tratamiento psicoanalítico. Mientras que el psicoanálisis nació de las experiencias con la histeria, el escrito clásico de Freud de 1909 sobre “El hombre de las ratas” introdujo la neurosis obsesivo-compulsiva en la literatura psicoanalítica con una formulación psicodinámica rica y convincente de los síntomas. Desde ese momento, la formulación clásica, comúnmente aceptada en los círculos analíticos, fue que la ansiedad provocada por la situación edípica producía en el neurótico obsesivo-compulsivo la regresión a una constelación de defensas de la fase anal que incluían la formación reactiva, hacer y anulación y el aislamiento del afecto. Con frecuencia se consideraba que esta regresión era más probable por la presencia de las fijaciones anales de larga data resultantes de las alteraciones durante la fase de entrenamiento de control de esfínteres (Nemiah, 1988).


A pesar de la tradición de larga data de tratar la neurosis obsesivo-compulsiva con psicoanálisis, los informes sobre curas sintomáticas con tratamiento psicoanalítico son virtualmente inexistentes (Zetzel, 1970; Malan, 1979; Jenike, Baer y Minichiello, 1986; Nemiah, 1988; Perse, 1988).


De forma paralela a la toma de conciencia de que el psicoanálisis no altera los síntomas obsesivo - compulsivos, se ha dado una creciente tendencia dentro de la psiquiatría a considerar que el trastorno tiene una etiología con mucha base biológica. De hecho, el cambio de la nomenclatura en el DSM-III de neurosis obsesivo-compulsiva a trastorno obsesivo compulsivo (TOC) refleja un punto de vista ampliamente mantenido de que los mecanismos neuróticos, tal como los definía tradicionalmente la teoría psicoanalítica, no guardan una relación específica con la etiología del TOC.


La evidencia de los componentes biológicos en la etiología es convincente. Los pacientes con TOC exhiben (en comparación con los sujetos control normales) un incremento del metabolismo en la corteza orbitofrontal, la corteza cingulada anterior y el núcleo caudado (Baxter et al., 1987; Swedo et al., 1989). Otras líneas de evidencia incluyen una tasa mayor de concordancia de TOC en los gemelos monocigóticos y dicigóticos, un incremento de la prevalencia en pacientes con el síndrome de Tourette (y en sus familias) y una respuesta dramática en algunos pacientes a la psicocirugía (Elkins, Rapopart y Libsky, 1980; Lieberman, 1984; Turner, Bieder y Nathan, 1985). Además, Luxenberb et al. (1988) demostraron con el uso de la tomografía computarizada que el volumen del núcleo caudado es significativamente menor en los pacientes con TOC al compararlos con individuos sanos usados como control. Los pacientes con TOC también muestran de forma significativa más signos de disfunción del sistema nervioso central que los controles (Hollander et al., 1990). Uno de los últimos resultados más sorprendentes sobre los pacientes con TOC, que también sugieren un componente biológico, en la etiología es el hecho de que no existe ninguna respuesta placebo (Mavissakalian, Jones y Olson, 1990). Este resultado está en marcado contraste con condiciones como el trastorno de pánico que pueden tener de un 25 a un 40 por ciento de respuesta placebo (Gabbard, 1992).


Ahora están surgiendo modelos animales para el TOC que sugieren que las anormalidades de la serotonina tienen un peso importante en la patogénesis del TOC (Greist y Jefferson, 1995). Muchos de estos, como el lamido de las patas, una conducta de acicalamiento en perros grandes, que es muy similar a la conducta obsesivo-compulsiva de los humanos, parece responder a potentes inhibidores de la recaptación de la serotonina (Rapaport, Ryland y Kriete, 1992). Además, los inhibidores potentes de la recaptación de la serotonina son también efectivos en el tratamiento del TOC en humanos (Greist y Jefferson, 1995).


Parte de la dificultad en el campo proviene de la diferenciación entre trastorno de la personalidad obsesivo -compulsiva (TPOC), que responde muy bien al psicoanálisis, y el TOC. A pesar de la tendencia histórica a considerar las dos condiciones como parte del mismo continuo de enfermedad, hay ahora evidencia sustancial de que son dos entidades bastante distintas (Pitman y Jenike, 1989; Baer et al, 1990; Stein y Hollander, 1993). De hecho, sólo en torno a un seis por ciento de los pacientes con TOC tienen también trastorno de la personalidad obsesivo -compulsiva. En general, los pacientes con TOC ven sus síntomas de forma más egodistónica y, por tanto, tienen como resultado un mayor sufrimiento. Con frecuencia, los rasgos de los pacientes con TPOC son egosintónicos y pueden causar más sufrimiento en personas significativas para el paciente que en el propio paciente. Esta distinción tiene ciertas limitaciones y los clínicos deberían tener en mente que algunos pacientes con TOC también vivencian sus síntomas de forma algo egosintónica (Rasmussen y Eisen, 1989; McCullough y Maltsberger, 1995). En este trabajo me centraré específicamente en los enfoques de orientación para el TOC más que para el TPOC.


En una época en la que la terapia conductual y los inhibidores de la recaptación de la serotonina se han convertido en tratamientos de elección muy aceptados en los pacientes con TOC (Greist y Jefferson, 1995), corremos el riesgo de relegar a la historia los enfoques de orientación psicoanalítica y, por tanto, privar a muchos de nuestros pacientes de un componente necesario y valioso para el arsenal terapéutico utilizado con los pacientes con TOC. A pesar de la impresionante investigación en las neurociencias sobre las bases biológicas del TOC, los clínicos de orientación psicoanalítica tienen todavía mucho que aportar para un plan global de tratamiento de tales pacientes.


Las estrategias de tratamiento para el TOC que articularé se pueden clasificar de manera amplia en la categoría de psiquiatría psicodinámica (en contraposición a la psicoterapia psicodinámica). He definido con anterioridad la psiquiatría psicodinámica de la siguiente forma: “Un enfoque para el diagnóstico y el tratamiento que se caracteriza por una forma de pensar tanto sobre los pacientes como sobre los clínicos que incluye el conflicto inconsciente, los déficits y las distorsiones de las estructuras intrapsíquicas, y las relaciones objetales internas” (Gabbard, 1994b, p. 4-5). Tal como implica esta definición, el clínico psicodinámico siempre piensa en términos de significado inconsciente, transferencia, contratransferencia y resistencia, incluso cuando no se dedican a la psicoterapia psicoanalítica o psicoanálisis ortodoxos. Por ejemplo, un clínico psicodinámico puede prescribir un inhibidor de la recaptación de la serotonina a un paciente con TOC y a la vez pensar en las interacciones con el paciente desde una perspectiva psicodinámica. Este enfoque de orientación psicoanalítica implica un modelo conceptual particular para comprender la enfermedad del TOC.


El modelo de diátesis/estrés del TOC


Una evidencia creciente sugiere que muchos de los trastornos psiquiátricos principales se pueden comprender mejor en base a un modelo de diátesis/estrés (Gabbard, 1992, 1994a). Aunque es evidente que en la etiología y patogénesis del TOC actúan procesos genéticos, los estresores psicológicos también parecen ser importantes. Los clínicos han observado desde hace tiempo que el aumento del estrés o la reaparición de problemas que ya habían precipitado el TOC pueden empeorar los síntomas, mientras que la reducción de la tensión puede mejorarlos (Black, 1974). Alguna investigación que llama a la reflexión sugiere que los temas relativos al cuidado de los hijos y el embarazo pueden tener una influencia significativa sobre los síntomas del TOC. Por ejemplo, Buttolph y Holland (1889) descubrieron que el 69 por ciento de los pacientes con TOC podían relacionar la exacerbación o aparición de sus síntomas con el cuidado de sus hijos, el embarazo o el parto. En un estudio de 106 mujeres que padecían TOC, Neziroglu, Anemone y Yaryura-Tobías (1992) observaron que el embarazo estaba asociado a la aparición de los síntomas del TOC más que a cualquier otro acontecimiento de la vida. De hecho, el 39 por ciento de aquellas pacientes con niños experimentaron los síntomas por primera vez durante el embarazo. Cinco mujeres del estudio habían tenido un aborto, espontáneo o provocado, y cuatro de esas cinco observaron que los síntomas del TOC surgían o se exacerbaban cuando estuvieron embarazadas.


En mi propia experiencia clínica, con madres jóvenes o embarazadas con TOC, he observado con frecuencia un nexo entre el incremento de la intensidad de los síntomas del TOC y un aumento en la agresión inconsciente o apenas consciente hacia el niño. Por ejemplo, una madre primeriza con TOC de un bebé de seis meses decía que apagaba inmediatamente la televisión cada vez que en las noticias o un programa de entrevistas aparecía un debate sobre el abuso parental a un niño. En el transcurso de la psicoterapia reconoció hasta que punto luchaba contra abrumadores deseos asesinos hacia su hijo. Aunque la forma que adoptaban los pensamientos obsesivos a menudo sugería que un desastre del exterior mataría al niño, la exploración dinámica ayudó al paciente a comprender que la amenaza que temía realmente procedía de su interior más que de fuentes externas.


Parte de este modelo conceptual es que los síntomas, con independencia de la influencia biológica que tengan, tienen significados, conscientes o inconscientes, para el paciente. Como observé en una comunicación previa (Gabbard, 1992), con frecuencia los conflictos psicodinámicos se apropian de las fuerzas bioquímicas del cerebro y las utilizan como vehículo de expresión. En esa comunicación describí a un joven que había controlado completamente la vida de su madre hasta el punto que ella dejó su trabajo para permanecer en casa con él y satisfacer todas sus necesidades. Al mismo tiempo, el padre se vio forzado por el joven a permanecer en una habitación aparte de la casa para no contaminar a su hijo con “gérmenes” del mundo exterior. A este respecto, los síntomas del TOC sirvieron como forma de facilitar un triunfo edípico inconsciente en el cual el joven tenía a su madre toda para él, mientras su padre estaba fuera de escena.


En este caso, era de gran importancia la resistencia del paciente a cualquier tipo de tratamiento psiquiátrico. Había rechazado acudir al psiquiatra y aceptar medicación con alguna eficacia probada en el TOC. Sólo cuando se pudo encarar y comprender su resistencia el paciente fue capaz de colaborar en un programa de tratamiento global. Por consiguiente, el descubrimiento de la intensa dependencia respecto a su madre y su deseo de continuar en su conflictivo triunfo edípico, obtenido en base a la comprensión dinámica, tuvo que ser encarado antes de que finalmente accediera a toma clomipramina.


Consecuencias para el tratamiento


Al considerar las onsecuencias para el tratamiento del TOC, la viñeta del caso anterior pone de relieve puntos extraordinariamente cruciales - como por ejemplo que muchos pacientes con TOC se aferran a sus síntomas por sus significados especiales y por el control interpersonal que ejercen sobre los demás. Por tanto pueden no mostrar interés en realizar el trabajo de la terapia de conducta o no cumplir con la medicación. De hecho muchas pruebas controladas excluyen a estos problemáticos pacientes por su escasa motivación o su negativa a seguir las instrucciones y, por tanto, la investigación empírica sobre el TOC puede no encarar de forma adecuada a este subgrupo de pacientes.


Incluso cuando los pacientes con TOC siguen las normas del tratamiento, los resultados están lejos de ser ideales. Por ejemplo, en el amplio proyecto multicentro para estudiar la eficacia de la clomipramina, la reducción principal de síntomas tras 10 semanas de tratamiento fue sólo de 38 al 44 por ciento ( Comipramine Collaborative Study Group, 1991). Es más, muchos pacientes tienen recaídas con clomipramina u otros inhibidores de la recaptación de la serotonina si no se ha combinado con terapia conductual (Zetin y Kramer, 1992). La modificación de conducta que incluye la exposición en vivo combinada con la prevención de respuesta parece tener los mejores resultados (Barlow y Beck, 1984), pero también se produce una alta tasa de recaídas con esta modalidad, lo que requiere una amplia cooperación del paciente (Marks, 1981).


Con frecuencia, los pacientes con TOC tienen considerables dificultades en las relaciones interpersonales, tanto con los miembros de la familia como en el trabajo o en otros entornos sociales. El diagnóstico del TOC está asociado con un alto riesgo de separación o divorcio (Zetin y Kramer, 1992). Los enfoques psicodinámicos son muy útiles para ayudar a clarificar y abordar los problemas de relación con los que se topa la enfermedad. La identificación de los estresores y sus significados particulares para los pacientes también puede ayudar, tanto al paciente como a los miembros de la familia, a ser conscientes de los acontecimientos que precipitan el trastorno y a intentar reducir su impacto o evitarlos en la medida de lo posible.


El substrato neurobiológico del TOC conduce a ciertos tipos de pautas inconscientes en las relaciones que, en última instancia, se internalizan como relaciones objetales características del paciente. A continuación éstas se reexternalizan en las relaciones familiares y extrafamiliares para crear una gran cantidad de problemas. La ventaja de la orientación psicodinámica en el tratamiento es que permite examinar la evolución de la transferencia -contratransferencia de manera sistemática como una forma de ayudar a los pacientes a comprender sus problemas relacionales en otros contextos.


El Sr. A era un hombre soltero de 26 años que fue admitido en una unidad de un hospital psiquiátrico porque sus síntomas le estaban convirtiendo prácticamente en un inválido y porque se había negado a cooperar con los enfoques de farmacoterapia y terapia de conducta. Estaba preocupado por la posibilidad de que sus padres hubieran cogido el virus del SIDA en el camino a casa desde sus respectivos trabajos y estaba convencido de que la casa necesitaba una desinfección minuciosa para impedir que él entrara en contacto con el virus. Sus padres se habían aliado con él en su insistencia de que cada mueble fuera pulverizado y limpiado a fondo. Cada tarde realizaban sistemáticamente el ritual de rociar y limpiar gran parte de la casa bajo la dirección del paciente.


Cuando el Sr. A ingresó en la unidad del hospital, pidió a su enfermero los detalles del ocupante anterior de su habitación. El enfermero le explicó que esa información era confidencial y no podía compartirla con él. No obstante, siguió haciendo preguntas, en particular las relacionadas con los hábitos de masturbación del anterior ocupante. Se obsesionó con la idea de que podía haber manchas de semen en su habitación que podían transmitirle la infección del VIH. En mis entrevistas diarias con él, gran parte de nuestras conversaciones se consumía con esa posibilidad. A pesar de lo absurdo de este temor, su insistencia de que discutiéramos la posibilidad de la contaminación del VIH era de un gran poder coercitivo, hasta tal punto que me descubría a mi mismo dedicando grandes esfuerzos para argumentar desde un punto de vista racional y lógico que sus temores eran, fundamentalmente, irracionales. La demanda del Sr. A. de que participara con él en un diálogo sobre el VIH tenía asociada una cualidad de ser obligatoria. Me sentía invadido y empujado a un tipo de folie à deux en la que ninguna otra cosa fuera importante para nosotros dos. En resumen, me había convertido en una extensión del Sr. A.


Una mañana, haciendo la ronda, entré en su habitación y encontré al enfermero del Sr. A con espray desinfectante en una mano y una toalla de papel en la otra “descontaminando” el mobiliario de la habitación del Sr. A. El enfermero parecía bastante avergonzado por haber sido descubierto coaligado con el temor de contaminación del paciente.


Cuando más tarde me reuní con el enfermero le expliqué que podía empatizar con su dilema - es decir, que la necesidad del Sr. A de hablar de su obsesión y de iniciar rituales para asegurarse que la habitación estaba descontaminada era tan sumamente obligante que cualquiera se podía ver arrastrado con facilidad a actuar en connivencia con ello. Señalé al enfermero que, a través de la identificación proyectiva, el paciente lo había tiranizado de la misma forma que había tiranizado a sus padres en casa. Compartí con el enfermero la consagrada visión del hospital psicoanalítico como un lugar donde un paciente recrea su situación familiar (más precisamente, su mundo objetal interno) en el entorno del hospital con diversos miembros de la plantilla (Gabbard, 1988).


Cuando el enfermero se negó a involucrarse en tal alianza tras ese incidente, el Sr. A se indignó mucho. El alcance de lo que él creía su derecho era sorprendente. Claramente tenía la expectativa de que la gente de su entorno debía comportarse como extensiones narcisistas de sí mismo. Negaba de forma masiva la autonomía y subjetividad de cualquier otro en su vida, existían sólo para responder a sus necesidades y su control omnipotente era enormemente deshumanizador.


Empleé buena parte del tiempo de mis reuniones con él en señalar su pauta en las relaciones objetales, tanto en sus relaciones con el enfermero, conmigo en la unidad, como con sus padres en casa. Clarifiqué con él que su sensación de urgencia sobre la naturaleza catastrófica de sus pensamientos en relación con la contaminación del VIH, provocaba que los demás sintieran que tenían que hacer lo que a él se le antojara o habrían consecuencias funestas. Aunque este enfoque no redujo directamente sus síntomas obsesivo - compulsivos, fue de un extraordinario valor para ayudarle a desarrollar una mayor empatía hacia los demás y a considerarlos sujetos en vez de objetos bajo su control omnipotente. En las sesiones del asistente social con los padres y el Sr. A, se realizó un gran progreso en ayudar a los padres a ver que, a largo plazo, aliarse con sus necesidades de “descontaminación” no era lo mejor para él. Los padres sintieron un gran alivio al recibir permiso del trabajador social y, con el tiempo, del Sr. A, para actuar según sus propias necesidades en vez de someterse a la conducta de control del Sr. A.


Otra razón convincente para incorporar nuestras estrategias psicodinámicas con los pacientes con TOC es el hecho de que muchos tienen temas caracteriales que sirven como poderosas resistencias a formas de tratamiento tales como la terapia de conducta o la farmacoterapia. De hecho Baer et al. (1990) descubrieron que la presencia de trastornos esquizotípico, borderline y evitativo de la personalidad, predecían un resultado de tratamiento pobre en pacientes con TOC tratados con clomipramina. Más aun, incluso cuando los pacientes no cumplen todos los criterios del DSM - IV para un trastorno de la personalidad, aún pueden tener rasgos caracteriales importantes que interfieren con la ejecución de un programa de tratamiento amplio.


En otro estudio (Aubuschon y Malatesta, 1994), se trató a 31 pacientes con TOC con un trastorno comórbido de la personalidad con una amplia gama de terapia conductual. Se comparó sus resultados con los de un grupo de pacientes con TOC sin trastornos de la personalidad comórbida. Se consideró que esos pacientes con trastornos de la personalidad eran más difíciles de tratar y que tenían más posibilidades de finalizar la terapia conductual de forma prematura y que requerirían más hospitalizaciones psiquiátricas que los pacientes con TOC sin trastornos de la personalidad.


El señor B. era un divorciado de 38 años que había tenido éxito en un puesto directivo hasta que se volvió incapaz de funcionar de forma efectiva en el trabajo debido a la presencia de pensamientos obsesivos y rituales compulsivos. A pesar de que tenía desde hacía tiempo un trastorno paranoide de la personalidad y algunos síntomas leves de TOC, su funcionamiento nunca se había visto afectado hasta que su padre enfermó y murió dos años antes de buscar tratamiento conmigo. Sus obsesiones y conducta ritualista empeoraron de forma dramática a la muerte de su padre, hasta tal punto que no pudo funcionar de forma efectiva en el trabajo.


El paciente se había enfadado con su padre la última vez que lo vio antes de su muerte y se sentía extraordinariamente culpable por el hecho de que su último encuentro fuera uno tan rabioso. El día anterior al funeral de su padre, el Sr. B se había hecho daño en la espalda jugando al baseball y durante el funeral sufrió un dolor lumbar tan grave que necesitó tomar narcóticos. A pesar de que dejó de tomarlos después de varios días, su dolor de espalda continuó junto con el empeoramiento de los pensamientos obsesivos. El contenido de estos pensamientos se centraba fundamentalmente en su daño potencial a otros. Por ejemplo, tenía miedo de que si iba al trabajo abriría la puerta del servicio de caballeros y dañaría gravemente a alguien que saliera, golpeándole con la puerta.


De niño, el Sr. B había intentado anular la rabia hacia sus padres con varias formas de conducta ritualista. El empeoramiento gradual de sus rituales desde la muerte de su padre reflejaba su convicción inconsciente de que había causado la muerte de su padre por la intensidad de su rabia. Una variedad de rituales, que incluía conducir ida y vuelta al trabajo hasta ocho o diez veces, estaban destinados a anular la muerte mediante el incrementar los rituales.


Había visto a dos clínicos antes de acudir a que le ayudara. Inicialmente había intentado una terapia cognitivo-conductual que se centraba exclusivamente en sus síntomas. Finalmente los dejó porque sentía que el terapeuta cognitivo-conductual no le ayudaba. Me dijo que le había explicado repetidamente a su terapeuta que era consciente de lo ridículas que eran las distorsiones cognitivas, pero que la conciencia de su naturaleza irracional no lo ayudaba a cambiar los pensamientos.


A continuación acudió a un psiquiatra que se ofreció a prescribirle clomipramina. Leía todo material que caía en sus manos en relación a la medicación pero rechazaba tomarla. Por su orientación paranoide básica hacia el mundo, estaba convencido de que la medicación le destruiría de alguna forma o que, como mínimo, le causaría efectos secundarios difíciles de controlar.


Cuando finalmente vino a verme pasé mucho tiempo trabajando con él su resistencia a tomar medicación. Señalé que parecía estar muy preocupado de que su ira hubiera herido a su padre. En respuesta a esa observación, afirmaba repetidamente que, de hecho, no era una persona irascible. Con frecuencia, su ira aumentaba a medida que insistía sobre la idea de que había superado cualquier problema con la ira. Finalmente, tras mucho trabajo sobre sus rasgos caracteriales paranoides, estuvo de acuerdo en tomar la clomipramina. Lo hizo durante aproximadamente un año en dosis terapéuticas máximas pero no experimentó cambio alguno.


Entonces pasó por un período de meses en el que se obsesionó acerca de si sería recomendable que probara fluoxetina. Volvió a leer mucho sobre fluoxetina y trabajó conmigo sus ideas paranoides relativas a los efectos secundarios. Tras unos meses de discutirlo, intentó tomar fluoxetina pero, después de dos meses, sintió que estaba cada vez peor y suspendió el tratamiento.


A pesar de su falta de éxito con la farmacoterapia y la terapia cognitivo-conductual, persistió en su terapia psicodinámica individual y, poco a poco mejoró en muchas áreas de su vida. Aunque sus síntomas eran manejables, no desaparecieron. Por otro lado, su personalidad paranoide mejoró de muchas formas significativas. Se hizo menos rígido y muy abierto a considerar ideas que había rechazado con anterioridad. Llegó a ser capaz de formar una confiada alianza terapéutica conmigo y, relacionada con esta confianza, se hizo mucho menos hostil. También fue capaz de tener una relación sexual significativa y mutuamente gratificante con una mujer, algo que con anterioridad había sido impensable por su paranoia. Se volvió mucho menos aislado y creó también otras relaciones. Incluso volvió a trabajar a media jornada a medida que su ansiedad por los síntomas del TOC se hizo menos molesta. En resumen, había hecho una adaptación a sus síntomas que enriquecieron mucho su calidad de vida.


Conclusiones


Estas breves ilustraciones clínicas destacan el papel vigente del tratamiento de orientación psicoanalitica para pacientes que padecen un trastorno obsesivo-compulsivo. A pesar de la presencia de los determinantes biológicos que pueden generar los síntomas del TOC, estos síntomas son ricos en significado inconsciente, lo que puede causar que los pacientes se esfuercen mucho en mantener sus síntomas. La comprensión psicodinámica del significado de esos síntomas pueden ser de gran ayuda para mejorar el cumplimiento de los programas de tratamiento con fármacos o de terapia conductual.


El TOC es una enfermedad cuya gravedad fluctúa, por lo que una comprensión dinámica de los detonantes psicosociales puede ayudar a manejar al paciente con TOC. Por ejemplo, en el caso del Sr. B, se hizo evidente que la aparición de sus síntomas estaba íntimamente ligada a las preocupaciones por la agresión hacia los demás. En otros pacientes puede contribuir la ansiedad de dañar a niños o a bebés. Sin embargo, en otros son las ansiedades sexuales las que pueden actuar como detonante.


Casi siempre los síntomas del TOC tienen significados interpersonales que se deben tratar. Los síntomas determinados biológicamente pueden servir como el vehículo ideal para expresar conflictos con base psicodinámica. Por tanto, los miembros de la familia y las personas que tienen relaciones significativas con el paciente se pueden encontrar controlados o coaccionados a realizar conductas muy disfuncionales. Las dimensiones de transferencia - contratransferencia de la relación terapéutica con pacientes con TOC pueden aportar pistas sobre estas recurrentes pautas que se pueden encarar con provecho como parte del tratamiento.


En muchos casos, los rasgos caracteriales de los individuos con TOC tienden a minar los esfuerzos terapéuticos. Confrontar e interpretar las dimensiones caracteriales del paciente puede tener un impacto significativo sobre el manejo global del paciente. Es más, los rasgos de personalidad de los individuos con TOC pueden responder de forma dramática a la psicoterapia dinámica y, por tanto, estos pacientes pueden llevar vidas mucho más gratificantes. El caso del Sr. B demuestra un ejemplo en el cual el ajuste del paciente a la vida mejoró mucho a pesar del hecho de que los síntomas del TOC persistieron.


Finalmente, debemos ser conscientes de que un cierto porcentaje de pacientes no responderán ni a la farmacoterapia ni a la terapia de conducta. Puede ser necesario un enfoque terapéutico psicodinámico para afrontar una situación en la que no hay respuesta al tratamiento, a pesar de que el clínico deba tener objetivos modestos para la mejora de los síntomas per se. El TOC sirve como una enfermedad modelo para demostrar el valor de un enfoque integrado para el tratamiento de los trastornos psiquiátricos mayores. Las estrategias psicodinámicas continuarán teniendo un papel principal en la psiquiatría tal como ilustran las muchas formas en las cuales el pensamiento psicodinámico se aplica a condiciones tales como el TOC.