Actualidades: el trastorno obsesivo-compulsivo


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Actualidades: el trastorno obsesivo-compulsivo
En la primera ampliación de sus formulaciones psicológicas, Sigmund Freud separó de los síntomas histéricos somatosensoriales un grupo de síntomas caracterizados por su naturaleza psíquica, pero inicialmente no pudo diferenciar entre los fenómenos fóbicos y los obesivo-compulsivos; esto último se produjo mas tarde, con el desarrollo de su esquema psicodinámico. Sin embargo, existían buenas razones para esta confusión primitiva. Los síntomas fóbicos y los obesivo-compulsivos no solamente tienen rasgos en común, sino que las características que se utilizan para diferenciarlos clínicamente no siempre conducen a una separación clara. De hecho, los fenómenos clínicos subyacen o se distribuyen a lo largo de un espectro. Están claramente diferenciados en los extremos de éste, pero hay formas intermedias en las cuales es difícil decidir cual es la categoría que les corresponde.

A pesar de la existencia de zonas intermedias de confusión, es posible designar ciertos síntomas como observaciones y compulsiones, para distinguirlos de otras manifestaciones clínicas, por sus características específicas. La observación directa de los propios fenómenos proporciona el enfoque mas seguro para una definición de estos dos síntomas.

Obsesiones
Las obsesiones son ideas, pensamientos, impulsos o imágenes persistentes que se experimentan, por lo menos inicialmente, como intrusas y sin sentido; por ejemplo, un padre o una madre sienten impulsos repetidos de matar a su hijo, o una persona religiosa es asaltada por ideas blasfemas. El individuo intenta ignorar o suprimir este tipo de pensamientos o impulsos, o bien trata de neutralizarlos con otros pensamientos o acciones. El individuo reconoce que estas obsesiones son producto de su mente y no están impuestas desde afuera ( tal como ocurre con las ideas delirantes de inserción del pensamiento). Las obsesiones mas frecuentes son pensamientos repetidos de violencia (matar al propio hijo), de contaminación (infectarse dando la mano a los demás) y de duda (por ejemplo, preguntarse repetidamente si efectuó correctamente su trabajo o si apagó todas las luces al salir de su casa).

Compulsiones
Las compulsiones son conductas repetitivas finalistas o intencionales, que se efectúan como respuesta a una obsesión, de forma estereotipada o de acuerdo a determinadas reglas. La conducta esta diseñada para neutralizar o impedir el malestar o algún acontecimiento o situación temida. Sin embargo, o bien la actividad no se halla realmente conectada de forma realista con lo que se pretende neutralizar o prevenir, o por lo menos es claramente excesiva. El acto se realiza con una sensación de compulsión subjetiva que, al mismo tiempo, se asocia con un deseo de resistir la compulsión ( por o menos, inicialmente). El individuo reconoce que su conducta es excesiva o irrazonable ( esto quizá no deba aplicarse a los niños ni tampoco a aquellas personas cuyas obsesiones se han desarrollado a partir de ideas sobrevaloradas). Reconoce también que no obtiene ningún placer por llevar a cabo tal actividad, aunque le produce un cierto alivio de la tensión. Las compulsiones mas frecuentes son lavado de manos, contar repetidas veces, comprobar y tocar.

Cuando un individuo intenta resistir la compulsión aparece en seguida un aumento de la tensión, que puede aliviarse inmediatamente cediendo a la compulsión. A lo largo de la enfermedad y después de fracasos repetidos en tratar de resistir las compulsiones, el individuo puede abandonarse a ellas y no experimenta mas el deseo de resistirlas.

Probablemente sea difícil encontrar una persona que no haya tenido alguna vez en su vida la experiencia de un pensamiento obsesivo o de una conducta compulsaba. La incidencia exacta de la neurosis obsesivo-compulsiva es difícil de determinar. Quienes se dedicaron a estudiar la historia natural de la enfermedad, encuentran una incidencia que nunca es superior a 5% de todos los pacientes psiconeuróticos; este porcentaje, por supuesto, se reduce mucho cuando se incluye en la población total a los pacientes psicóticos. Por otra parte, existe evidencia de una mayor incidencia en las familias de pacientes obsesivo-compulsivos que en poblaciones control.

El comienzo de la enfermedad ocurre predominantemente en la adolescencia o en la adultez temprana.

En dos terceras partes de los casos los síntomas aparecen por primera vez hacia los 25 años y con frecuencia antes de los 10. En menos de 5% de los pacientes los síntomas empiezan después de la cuarta década de la vida. Comparados con los pacientes que sufren síntomas histéricos o de ansiedad, los obsesivo-compulsivos buscan ayuda profesional a una edad mas temprana.

Las características fundamentales de los fenómenos obsesivo-compulsivos tienen validez y utilidad general para distinguir este cuadro de las manifestaciones de otras alteraciones emocionales. Sin embargo, el intento de categorizar las diversas manifestaciones obsesivo-compulsivas es una tarea complicada, puesto que la multiplicidad de variables hace difícil diseñar una clasificación que diferencie adecuadamente un tipo de síntoma obsesivo de otro.

Los fenómenos pueden manifestarse psíquica o conductualmente, experimentarse como ideas o como impulsos, referirse a acontecimientos futuros o acciones ya realizadas, expresar deseos y necesidades o medidas protectoras contra esos deseos, ser actos e ideas simples y no complicadas o bien pautas de pensamiento o de conducta muy elaboradas y ritualizadas; su significado puede ser obvio para el observador menos perspicaz o el resultado final de condensaciones y distorsiones psicológicas de altísima complejidad, qué sólo revelan su secreto a un investigador sumamente hábil.

Ningún esquema clasificador puede hacer justicia a acontecimientos clínicos que se hallan compuestos por tantos rasgos, casi en una variación infinita. Quizás uno de los rasgos mas salientes sea que el trastorno obsesivo-compulsivo suele asociarse con demasiada frecuencia con depresión y ansiedad.

Los datos sobre el curso y pronóstico de esta neurosis se encuentran falseados por la carencia de conocimientos detallados sobre su historia natural. El numero de trabajos en los que se llevaron a cabo estudios longitudinales es pequeño, y las cifras que se presentan sólo deben considerarse como aproximadas.

En su primera consulta al médico dos tercios de los pacientes refieren una historia anterior de síntomas obsesivo-compulsivos, y alrededor de 10 a 15% experimentaron estos síntomas antes de los 10 años de edad. La mayor parte de los pacientes, sin embargo, sólo tuvo uno de estos ataques, aunque un buen numero, casi 20%, llevan experimentados dos o tres episodios. En 85% de estos ataques la duración suele ser menor de un año, aunque algunos refieren duraciones que exceden los 4 años.

Las cifras dadas para el pronóstico varían ampliamente de una serie a otra, pero puede hacerse la siguiente afirmación general para los pacientes que fueron seguidos entre 1 y 10 años, después de cualquier tratamiento, excluida la leucotomía: aproximadamente 15% se encuentra bien, 45% mejoraron, y el restante 40% se encuentra sin cambios o peor. Aquellos que se consideran mejorados caen dentro de dos grupos: 1) pacientes cuyos síntomas disminuyeron hasta el punto de que son capaces de trabajar y desempeñarse socialmente en forma correcta, y 2) aquellos que siguen un curso fluctuante, a menudo con largos períodos de remisión completa de sus síntomas.

En general puede decirse que la neurosis obsesivo-compulsiva constituye una alteración crónica que, a menudo, sigue un curso de recaídas. El pronóstico es mejor 1) cuanto menor es la duración de los síntomas anteriores al momento en que el paciente es visto por primera vez; 2) cuanto mayor es el factor de estrés ambiental asociado con el comienzo de la alteración; 3) cuanto mejor es el ambiente en el cual el paciente debe volver después del tratamiento, y 4) cuanto mejores sean su adaptación y sus relaciones sociales, en general.

Las características descriptivas estructurales de los síntomas obsesivo-compulsivos como tales permite, por lo general diferenciarlos de otros síntomas psicógenos como la depresión, los fenómenos de conversión y las fobias. Sin embargo, cuando la atención del observador se dirige a las neurosis obsesivo-compulsivas como síndrome, con lo cual se involucran consideraciones sobre el curso y las formas de los síntomas en la vida de los pacientes individuales, se hace difícil separarlas de otras alteraciones psicógenas, es especial de la neurosis fóbica y de la depresión.

La neurosis fóbica se caracteriza por una ansiedad de que el individuo pueda sufrir algún daño a partir de un objeto o situación externa; el paciente controla esta ansiedad evitando este objeto. Ademas, los mecanismos importantes de la formación de las fobias son el desplazamiento y la proyección, y los conflictos subyacentes suelen ser de naturaleza edípica. Por supuesto, esto esta en claro contraste con la neurosis obsesivo-compulsiva, en la cual el paciente teme que sea él quien pueda hacer daño a los otros y su ansiedad se controla mediante actos compulsivos y mecanismos de deshacer y de aislamiento, mientras que los conflictos subyacentes son predominantemente de naturaleza preedípica.

sindrome-burnout:CUIDADOR QUEMADO



por que esta situacion saca lo peor de mi, y no me gusta la persona en la que me convierto, durante el mes que la señora esta en casa,he buscado esta informacion no es para autojustificarme. por que el daño causado a lo largo de los años no se puede olvidar.y el pasado no se puede borrar,tengo la sensacion de que toda mi vida durante este mes gira entorno a ella, se convierte en la persona mas importante en mi vida y mis prioridades son, dejar cualquier trabajo que este realizando para prepararle desayuno,comida,merienda,y cena a pesar de que podria dejarselo preparado y estar tranquila pero no quiere asi que... y tan solo entonces podre volver a mi rutina, berrienche arriba berrinche abajo, con mi chico que esa es otra. defensas bajas, desanimo sensacion de sentirnos invadidos en nuestra intimidad,

desde mañana mi amor bimesual cambia de casa una pequeña recuperacion, y en 30 dias casada de nuevo y superobsesiva, jajajaja creo que tengo feminofobia que no se si existe pero lo tengo por que voy por la calle y como me tosa alguna señora me la como.enfin dicen que cada cual tiene una cruz la nuestra debe ser esta familia y sus recientes abquisiciones.
fuente:amatista


fuente:http://www.afabierzo.org/sindrome-burnout.php

:: El SINDROME DE BOUR OUT (CUIDADOR QUEMADO) ::

El síndrome del cuidador se caracteriza por una respuesta inadecuada a un estrés emocional crónico cuyos rasgos principales son agotamiento físico y/o psicológico. No tiene por qué aparecer necesariamente en todas aquellas personas que están al cuidado de este tipo de pacientes, pero sí decir que son personas con un alto grado de predisposición, dado el elevado tensionaje físico y psíquico que la enfermedad conlleva.
Lo idílico sería que el cuidador tuviera un amplio apoyo profesional y familiar, un hogar de grandes dimensiones y todos los avances tecnológicos sanitarios a su alcance, y todas las respuestas correctas a lo que su conciencia le pregunta. Sin embargo, sabemos que reunir todos estos deseos es prácticamente imposible.

Fases del Síndrome:

Primera fase o de estrés laboral.
Viven por y para el paciente. Durante un tiempo de duración variable puede asumir este estado, sin embargo, el cansancio, la nula respuesta a peticiones de ayuda y en otras muchas ocasiones la demostración a sí mismo y a los demás que se puede solventar por sí solo esta situación, generarán cansancio físico que secundariamente provocará un descenso en la calidad del cuidado.
En unas ocasiones será consciente de este aminoramiento de la calidad, y en otras será totalmente ignorante de ello. La duración de esta fase es variable dependiendo de la capacidad de respuesta del propio organismo. Al final se apreciará de desesperanza y la depresión que genera.

Segunda fase o de estrés afectivo.
Vendrá derivada de la sensación de carencia psicológica de afecto o al menos comprensión por parte de las personas que tiene cerca, y que según el cuidador no le apoyan lo suficiente. En ocasiones esta sensación es infundada, pero en otras es, lamentablemente, real.
Todos necesitamos un cierto reconocimiento por parte de los demás de que lo que hacemos lo estamos haciendo correctamente, o que los demás aprecian nuestra participación en un colectivo en el que se produce esfuerzo Es esa palmada en la espalda física o afectiva que nos anima a continuar, que nos motiva a superar las dificultades con las que nos encontramos.
Su duración aunque variable no será muy extensa.

Tercera fase o de inadecuación personal.
En esta fase el cuidador principal comienza a sufrir las consecuencias fisicopsíquicas por la atención desmedida dedicada a su enfermo.
Está demostrada la mayor frecuencia de enfermedades físicas y psíquicas que tienen los cuidadores de personas con este tipo de patología o con patologías crónicas, como: estar constantemente fatigado, tener sobrecargas ósteomusculares, úlceras gástricas, cefaleas tensionales, insomnio, crisis de ansiedad, alteraciones afectivas, incapacidad para concentrarse, etc.
Paulatinamente se irá comportando con mayor frialdad afectiva respecto a las labores que antes ejercía con mayor comprensión.
El cuidador se da cuenta de esta situación, se autorreprende y la intenta negar con el traslado de las emociones hacia otro área de sentimientos o interiorizándolos cada vez más (busca excusas), concentrándose menos en lo que debe hacer con el paciente.
Lógicamente, los errores podrán aparecer con mayor proporción que lo hacían antes.
Se siente tan implicado en el cuidado del paciente que cualquier relajación en su responsabilidad la “interpretará” como de abandono o traición al paciente. Se sentirá culpable y regresará cuanto antes a cuidarle.

Cuarta fase o de vacío personal
Vendrá derivada de la carencia física del paciente cuando éste ha fallecido. El espacio que antes llenaba la atención continua y mantenida con sobreesfuerzo físico y mental está por rellenar. Se siente sin motivo para seguir viviendo y volverá a aparecer la culpa.

SÍNTOMAS QUE ORIENTAN AL SÍNDROME DEL CUIDADOR


•PÉRDIDA DE ENERGIA, FATIGA CRÓNICA.
•AISLAMIENTO. MENOR INTERES POR PERSONAS O COSAS QUE ANTES LES INTERESABAN.
•CONSUMO EXCESIVO DE SUSTANCIAS: TABACO, CAFÉ, ALCOHOL.
•PROBLEMAS DEl SUEÑO (INSOMNIO, PESADILLAS O SOMNOLECIA).
•PROBLEMAS FÍSICOS: PALPITACIONES, TEMBLOR DE MANOS Y MOLESTIAS DIGESTIVAS.
•DIFICULTAD PARA CONCENTRARSE.
•AUMENTO O DISMINUCIÓN DEL APETITO.
•DAR DEMASIADA IMPORTANCIA A PEQUEÑOS DETALLES. ENFADARSE FÁCILMENTE.
•CAMBIOS DEL ESTADO DE ÁNIMO.
•DEPRESIÓN Y NERVIOSISMO.
•HARTAZGO RESPECTO AL ENFERMO Y OTRAS PERSONAS.
•DESCUIDO DEL ASPECTO EXTERNO
•LLORAR SIN MOTIVO. PENSAR EN MORIR.


CONSEJOS PARA EVITAR EL SÍNDROME DEL CUIDADOR

•HABLAR DE LA ENFERMEDAD.
•INFORMARSE
•PLANIFICACIÓN Y ORGANIZACIÓN (cooperación familiar).
•EVALUAR LAS NECESIDADES ECONÓMICAS Y BUSCAR RECURSOS ECÓNOMICOS
•ACUDIR A LOS GRUPOS DE AUTOAYUDA
•CUIDARSE Y QUERERSE UNO MISMO:
◦No descuidar la dieta
◦Dormir lo necesario
◦Disponer de tiempo para descansar
◦Reservar tiempo para uno mismo

NO TENGO VIH,¿Un problema médico o psicológico?



fuente:http://www.elmundo.es/elmundosalud/2008/02/29/hsdudasypreguntas/1204315253.html

PREGUNTA.- El periodo ventana sigue siendo una incógnita para mí. Se habla de tres meses si has estado con alguien del que desconoces su estado serológico pero de seis meses si estás seguro que la persona era seropositiva. Pero se confunde a la gente al decir eso por una sencilla razón: si has estado con alguien de quien no conoces su estado serológico pero ese alguien tiene VIH (sin que nadie lo sepa): ¿por qué no has de repetirte las pruebas a los seis meses?

Bien, dicho lo cual, yo creo que la verdadera referencia del periodo ventana es si puedes o no donar sangre. Me acabo de hacer hace unos días mi cuarta prueba del VIH. Al igual que las tres anteriores, ha dado negativa. La diferencia es que, con respecto a esta última, no he mantenido ningún tipo de relación sexual en los últimos seis meses. ¿Puedo ser donante de sangre? El doctor me dijo que a los seis meses es definitiva; no obstante, antes de que le expusiera mi caso, me dijo que en el caso de que no hubiese estado con una persona de estado serológico positivo, debía repetírmela al año. ¿Por qué no existe consenso entre los especialistas?

Por último, al igual que yo, creo que hay mucho gente que entra a ver esta página porque más que un problema con el VIH, podemos tener un problema psicológico-obsesivo. De hecho, yo hago psicoterapia; algo que recomiendo a los que crean vivir una situación similar a la mía. ¿Cree que la psicoterapia es un buen método para atajar lo que puede ser un problema obsesivo-psicológico y no médico?

Creo que mi recomendación puede ser válida y positiva pues yo he tenido la inquietud, el miedo, la obsesión y la incertidumbre de creer que podía haber tenido el VIH. Mi recomendación es que la gente que dude se haga la prueba. Sé que es fácil decirlo ahora, una vez que yo sé que no tengo el VIH, pero yo también he pasado por momentos malos de angustia para mí y para mi familia.

Además, yo creo que a mucha gente le pasa lo que a mí: se rallan aunque hayan usado precauciones y se obsesionan con una posibilidad remota, incluso a veces, imposible. Viéndolo desde lejos y con sentido común, me di cuenta de que yo nunca pude contagiarme pues usé siempre precauciones. Lo que pasa es que muchos chicos vivimos obsesionados por los estigmas, como el de que tener relaciones con una prostituta conlleva un mayor riesgo. Y eso no es así. Creo que si usas precauciones, da lo mismo sea quien sea la otra persona. Sea con quien sea, recomiendo a todo el que dude de si puede tener o no VIH, a hacerse las pruebas. Que no vivan en la angustia.

Creo que mucha gente busca en Google una solución que jamás encontrará: saber si tiene o no VIH. Eso sólo se sabe haciéndose las pruebas, no navegando por Internet. Y lo digo yo, que he pasado por todas estas fases. Tan sólo es una recomendación para la gente que también se identifique con mi caso porque cuando me quise dar cuenta, lo mío ya no era un problema médico sino psicológico. De hecho, por temer y obsesión, he llegado al punto de no mantener relaciones sexuales (de ahí que haga psicoterapia). Es decir, me acabo de hacer una prueba transcurridos seis meses de tener una relación en la que no hubo riesgo pues se usó el preservativo. Pero las obsesiones te llevan a hacer cosas surrealistas y sin sentido. Háganse la pruebas los que duden y, desde el momento en que duden, tengan el sentido común de tomar siempre precauciones. Yo dudé de una relación de hace años pero desde entonces siempre usé precauciones. Por ello que no tenga sentido la prueba que me he realizado ahora pues ya sabía que iba a ser negativa. Mi última prueba ha sido tan sólo fruto de la obsesión. Espero poder ayudar a quienes lean esto.

RESPUESTA.- A la primera pregunta se responde hablando de cálculo de probabilidades: la probabilidad de contagiarse si la persona es VIH es mayor que si la persona no lo es, las probabilidades después de los tres meses cuando el individuo es seronegativo son tan altas que es imposible que se de una seroconversión, sin embargo podría quedar alguna duda en el caso de relación con una persona con estado serológico conocido y positivo.

No se trata de 'consenso', desde el punto de vista científico hay consenso y todas las organizaciones dicen lo mismo. Distinto es que un médico en concreto aconseje algo diferente porque a él le parece mejor, pero esto no estará basado en nada científico, y se puede rebatir.

Se establece un año para la donación de sangre porque se ha decidido así, y las normas, incluso cuando no tengan base científica se deben cumplir.

La psicoterapia es un tratamiento que no cura las enfermedades con base orgánica, sino aquellas con base psicológica, como la obsesión. Su consejo es el mismo que se da desde cualquier organismo oficial o no oficial que tengan conocimiento sobre el tema: si hay dudas hay que hacerse la serología.

RAQUEL BARBA
Especialista en Medicina Interna

Tengo un hijo favorito



hay padres que nunca sabran el daño, que pueden llegar a causar de por vida a sus hijos, con esta aptitud y el distanciamiento que causan entre los hermanos, me gustaria recordar que los hijos se buscan de forma egoista, por que asi lo decidimos, no son propiedad nuestra, demosle el amor y la ayuda que necesitan para que crezcan como adultos sanos y equilibrados, sin rencores ni reproches que saldran alo largo del tiempo,
dedicado a mi chico y a antonio nuestro sobrino.
dos personas maravillosas, a las que les a tocado vivir en una familia, que lejos de motivarles para que crezcan y se superen los machacan, con comparaciones odiosas
creyendose,jueces,jurados,y verdugos,sin darse cuenta de sus errores.

fuente:amatista
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http://www.somosnosotras.com/2009/06/26/tengo-un-hijo-favorito/
Tengo un hijo favorito
Autor: Cassandra

Aunque la gran mayoría de los padres lo negaran rotundamente, la verdad es que siempre existe, un hijo que es el ojito derecho de mamá o una hija que lo es de papá. Todo esto crea malestar y celos con los otros hermanos.

No conozco a ningún padre que acepte tener un hijo favorito, es más suelen afirmar que a todos los hijos se les quiere por igual, pero es cierto que las relaciones nunca son iguales y siempre existe mayor conexión con uno u otro de tus retoños. Por lo que y sin darnos cuenta también existe un trato diferente, la mayor parte de las veces es inconsciente por parte de los progenitores, pero aunque duela admitirlo existe.

Normalmente en todas las familias existe un hijo preferido por el padre, la madre o ambos, y ahí es donde puede entrar con fuerza el conflicto, cuando ambos padres favorecen a uno de los hijos en detrimento de los otros. Cuando existe un preferido para el padre y otro para la madre las cosas pueden ser más equilibradas, aunque no sean las ideales.

Los hermanos no favoritos terminan sintiéndose de menos y pueden buscarse problemas para llamar la atención de los padres, malas actitudes, rebeldía, no cumplir con sus deberes, puede ser el método elegido por esos hijos que se sienten desfavorecidos en el amor paternal.

¿Qué se puede hacer?

Los padres tenemos que realizar un ejercicio de reflexión sobre lo que sentimos por cada uno de nuestros hijos y darnos cuenta de cual de ellos es el más parecido a nosotros. (Siempre te llevas mejor con quien más se te parece) Una vez que hemos evaluado quien de nuestros retoños es más parecido y tenemos más afinidad, deberemos hacer un esfuerzo para acercarnos al hijo que menos parecido tiene con nosotros y tratar de comunicarnos con él a la vez que tratamos también de comprenderle.

Ser padres no consiste en identificarte con el hijo que colma todos tus deseos y anhelos, sino en comprender a cada uno de nuestros hijos y aceptar su personalidad propia e independiente.

Si como padres hemos tenido una infancia equilibrada y no arrastramos traumas infantiles, educaremos a nuestros hijos con equilibrio y objetividad.

Nota final: Ser padres no significa amoldar nuestros deseos en nuestros hijos, si no dejar que ellos sigan su camino. No es malo identificarse más con uno u otro, pero no hay que permitir que eso cree diferencias irreconciliables que a la larga pueden destrozar a la familia.

el efecto lucifer


http://www.lagranepoca.com/articles/2008/07/15/2172.html

El mundo no está amenazado por las malas personas sino por aquellos que permiten la maldad”

Albert Einstein.

“Es una fuerza muy poderosa. Uno puede llegar a sentir gratitud de que le perdonen la vida después de haber sido sometido a toda clase de tratamientos inhumanos”. Jefrey Lieberman, reconocido psiquiatra de la Universidad de Columbia, en los Estados Unidos, explica el confuso estado mediante el cual un individuo secuestrado termina por desarrollar, en ocasiones, un sentimiento de afecto hacia el secuestrador.


Tal como sucediera con muchos de los rehenes de las FARC tras su liberación, o con el famoso secuestro de Patricia Hearts por parte del “Ejército Simbiótico de Liberación” (del cual terminaría formando parte meses después de ser secuestrada), el conjunto de síntomas psicológicos conocidos como Síndrome de Estocolmo, debe su nombre a un episodio sucedido en la ciudad del mismo nombre, en Suecia, cuando un par de criminales retuvo durante seis días a varios rehenes dentro del banco Kreditbanken.

Tal suceso, desencadenado el 23 de agosto de 1973, conmocionó a la prensa cuando, en el último día de la toma del banco, las cámaras registraron imágenes de una rehén besando a uno de los captores. Mismo asombro causaría el hecho de que, luego del incidente, ninguna de las víctimas del robo se dispusiera a testificar contra los asaltantes, y que incluso, algunas de ellas los defendiera públicamente.

¿Qué factores llevarían a un individuo a congeniar con las mismas personas que lo convierten en víctima? Según la misma Patricia Hearts, una de las más famosas víctimas del Síndrome de Estocolmo, luego de haber sido violada y encerrada en un armario, “se siente que te han humillado y robado tanto tu fuerza de voluntad, y tienes tanto miedo, que llegas a creer cualquier mentira que te dicen tus secuestradores; ni si quiera piensas más en recibir ayuda”.

Según la psicología actual, la explicación más racional para el desarrollo del Síndrome de Estocolmo, se encontraría en que la víctima, temerosa por el riesgo que la situación supone para su integridad física, crearía un sistema de defensa manifestado como obediencia máxima hacia los captores, lo que bajo el desorden mental que supone la presión propia de un episodio violento, terminaría por reestructurar el sistema de valores del individuo de una manera confusa, creyendo, de manera inconsciente, que él y su captor abogan por los mismos ideales.

Pero el Síndrome de Estocolmo no es el único de los desordenes mentales que un individuo común y corriente puede desarrollar bajo estado de presión mental. Conocido como el “La prueba Milgram”, el experimento psicológico desarrollado en 1961 por el científico de igual nombre, conmovió a la comunidad científica por la implicancia de los resultados sobre individuos con facultades mentales completamente estables. A solo un año de la ejecución de Adolf Eichman, teniente coronel y promotor del Holocausto judío durante la Alemania Nazi, Stanley Milgram se preguntaba cómo era posible que personas de carácter normal, y hasta incluso pacífico, se involucraran en genocidios como el acontecido bajo el régimen del Tercer Reich. Con tal idea en mente, Milgram sometió a numerosos individuos sanos a una prueba simple: debían corregir mediante pequeñas descargas eléctricas cada respuesta errónea que un individuo del cuarto contiguo brindara a un test de habilidad mental. Con cada respuesta mala, el voltaje aplicado por el “profesor” debía ser mayor, y los gritos y súplicas del individuo sometido también se incrementaban. Al personaje del estudio (el profesor), se le decía que el test era para probar un nuevo sistema de aprendizaje. El “alumno” tampoco pertenecía al experimento ya que era un actor profesional. Sin embargo, mediante la insistencia del investigador, el “profesor” continuaba las descargas eléctricas, a pesar de poner algunas objeciones a la naturaleza cruenta del experimento. Aunque la mayoría de los cuarenta psicólogos entrevistados predecían que ninguno de los individuos engañados continuaría el experimento a partir de los 150 voltios, las dos terceras partes, ante la insistente voz de “el experimento requiere que continúe”, terminaron aplicando los voltajes máximos posibles al alumno (450 voltios).

El experimento Milgram llevó a la mesa de debate un escalofriante enigma sobre el que muchos estudiosos de la psique humana teorizaban hace tiempo: ¿Puede cualquier persona común desarrollar una personalidad considerada sádica bajo entornos enfermizos? ¿Es la debilidad de espíritu un rasgo compartido por la gran mayoría de los humanos? ¿Sufrían los habitantes de la Alemania Nazi una identificación “forzada” con las ideas del partido totalitario?

Muchos especialistas opinan que, cuando durante la revolución comunista china muchos de los habitantes del viejo imperio se vieron destruyendo monumentos sagrados, matando a los “enemigos del pueblo” o implicándose en horrores como el “canibalismo de Guangxi”, sus personalidades se hallaban distorsionadas a tal punto en que cada estado de ánimo parecía sintonizarse con el impuesto por las directivas del partido. De hecho, este fenómeno psicológico parece haber sido utilizado con éxito por muchas de las dictaduras mundiales a lo largo del siglo pasado, tanto para someter a sus enemigos como para controlar a la mente de la sociedad reformando sus ideales. Esto es lo que probablemente, el Doctor Philip G. Zimbardo denominaría como el “efecto Lucifer” sobre personas tan socialmente estables como un occidental moderno.

Philip Zimbardo, creador de un experimento tan polémico como la prueba de Milgram, propone, sin embargo, que las influencias externas indeseables en nuestro comportamiento pueden ser resistidas mediante actitudes heroicas: “Propongo que cada uno de nosotros tiene la triple posibilidad de: ser pasivo y no hacer nada, volverse malos, o llegar a ser héroes. Yo admiro a los héroes cotidianos como personas normales que hacen cosas extraordinarias”.

De modo que, actuando conforme a principios morales sólidos, y haciendo caso omiso a las fuerzas externas que empujan al individuo a obrar contra su conciencia, solo cabría esperar que la máxima de Confucio “la naturaleza humana es buena y la maldad es esencialmente antinatural” se pusiera en práctica.

Reacción del sistema inmune causaría trastornos obsesivos


http://www.panoramadiario.com/salud/articulo/articulo/239/reaccion-del-sistema-inmune-causaria-trastornos-obsesivos/
Las personas que sufren de trastorno obsesivo compulsivo (TOC) tienen pensamientos que les "llegan a la mente" por sí solos. Son temas muy desagradables, que no pueden controlar. Por ejemplo, una madre piensa que sería capaz de atentar contra su hijo o una persona cree que los microbios que hay en la habitación le provocarán males catastróficas.

Quienes sufren TOC pierden horas en el día pensando lo mismo sin poder evitarlo. Para alejarse de las obsesiones, recurren a las llamadas compulsiones, que son actos repetitivos para evitar los acontecimientos a los que temen, como limpiarse las manos de forma repetida. Tal como el protagonista de la película Mejor Imposible, que no podía pisar las rayas del piso o abrir la puerta sin limpiar antes la manilla.

Sobre las causas, se ha hablado de genes que influyen y factores ambientales que desencadenan la patología. Sin embargo, un estudio de la U. de Columbia (EE.UU.) indica que estos trastornos, el síndrome de Tourette y otros desórdenes de tics podrían desarrollarse, en alguna proporción, por una respuesta inadecuada del sistema inmune al atacar a una bacteria llamada estreptococo que causa infecciones en la garganta.

MAYOR INVESTIGACIÓN
Esto no significa que todos los TOC tengan este origen, pero sí se abre la investigación sobre un mal que afectal al 3% de las personas.

El estudio demostró esta nueva arista con pruebas en ratas. Los científicos sabían que las bacterias estreptocócicas -las mismas que causan faringitis- pueden causar trastornos autoinmunes, como tics incontrolables, que se asocian al TOC. Por ello, introdujeron la bacteria en dos grupos de roedores: los primeros con un sistema inmune normal y los segundos con uno deficitario. Estos desarrollaron conductas repetitivas relacionadas al TOC.

Como dice Roberto Amon, siquiatra y director de la Asociación Chilena para el Estudio de Trastornos Obsesivo Compulsivos (Atoc), el estreptococo tiene ciertas proteínas que el sistema inmune deficitario reconoce como peligrosas y emite anticuerpos contra ellas. La estructura de las proteínas de esta bacteria, sin embargo, en algunas personas se parece a los ganglios basales, estructura cerebral encargada de planificar hábitos cognitivos y motores. Por eso, el sistema inmune lo ataca también y se generan síntomas obsesivos agudos.

De todos modos, hace falta más investigación, ya que la bacteria explicaría sólo un porcentaje del TOC. El resto de las causales sigue siendo una combinación de genes y factores ambientales que se mezclan.

ESTADO DE TRISTEZA TRAS LA BODA


http://www.elmundo.es/elmundosalud/2009/08/14/neurociencia/1250264542.html
ESTADO DE TRISTEZA TRAS LA BODA
Recién casados... recién deprimidos
Los divorcios de parejas que no llevan un año casadas son los que más aumentan
Los psicólogos señalan que sentir miedo por el paso dado es una reacción habitual
El estado de pesadumbre inicial dura tan sólo unos días

fuente:ISABEL F. LANTIGUA
Si algo tiene claro Héctor es que quiere a su pareja, flamante esposa desde hace un mes. No lo duda un segundo. Por eso no entiende por qué se siente apático, triste, angustiado desde que se dieron el 'sí quiero' en el altar. Lo único que espera es que esta falta de ánimo, a la que no encuentra explicación, se le pase pronto, para poder empezar a disfrutar del matrimonio. Su caso no es único. Según los expertos, el estado de pesadumbre tras la boda es más o menos común y suele darse en personas "un poco inmaduras".

"No es algo patológico, sino una reacción emocional que vemos bastante en consulta, pero nada grave", reconoce a elmundo.es Jesús de la Gándara, psiquiatra y jefe del Servicio de Psiquiatría del Complejo Asistencial de Burgos. "Algunos recién casados sienten miedo por el paso que acaban de dar y no asumen esta vinculación con su pareja", señala. "Sabemos que hay personas que no tienen capacidad para llegar a un verdadero grado de compromiso. El por qué les pasa es un misterio", añade este experto.

Curiosamente, este 'bajón postboda' se da con mayor frecuencia en aquellas parejas que ya llevaban años conviviendo y el único cambio al que se enfrentan es a la firma de un papel que avala su nuevo estado civil. Ésta es la situación de Héctor. Tras siete años compartiendo techo, intimidad y rutinas domésticas con su chica, decidieron sellar su compromiso este verano. Fue un día feliz, pero tan sólo 24 horas después el humor de él empezó a cambiar. ¿Por qué? Él no lo sabe. Gándara apunta una posible explicación: "Se trata de una conjunción de varios factores, pero fundamentalmente esconde un sentimiento de miedo a la pérdida de libertades y dificultades para aceptar el compromiso para toda la vida".

El 'bajón' tras la boda se da con mayor frecuencia en aquellas parejas que llevan años conviviendo

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La relación de pareja tiene unas fases bien conocidas. Primero se da la etapa del enamoramiento inicial, que dura unos tres años y es la fase platónica, la del deseo, en la que la hormona más activa es la dopamina -relacionada con el placer-. Le sigue lo que Eduard Punset denomina la 'fase de construcción del nido', que incluye "asumir una cierta responsabilidad, la negociación de las libertades individuales y comprometerse más con la pareja", según explica el psiquiatra, y la hormona oxitocina gana protagonismo, por encima de la dopamina. Es en este periodo en el que pueden surgir problemas, ya que "todos estos acuerdos a los que hay que llegar no son verbalizados, sino que es una cuestión de actitud, del día a día y ambos tienen que ceder en algún aspecto", indica.

Si esta última fase no está bien asentada, dar el paso hacia el matrimonio puede no ser una buena idea. "Hay que pensárselo mucho antes y analizar si realmente el compañero sentimental es la persona ideal para compartir la vida, por mucho cariño que exista", aconseja el especialista, quien considera que si no se está muy seguro, lo más probable es que la pareja dure poco tiempo casada".

Los datos corroboran esta idea. Según la información sobre divorcios recopilada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), de 2006 a 2007 -últimas cifras disponibles- las únicas separaciones que aumentaron se dieron en aquellas parejas que no llevaban ni un año casadas, con un incremento de un 15,9% respecto al año anterior. Mientras los divorcios en todas las demás circunstancias descendieron, las rupturas en el primer año son una tendencia en aumento.

Idealización y realidad
Marta, de 29 años y felizmente casada desde hace cuatro, reconoce que al principio "no todo es tan bonito como lo pintan". El problema, cree, es que ocurre todo muy rápido y hay un momento en el que tienes que asumir la situación. "Estás un año preparando la boda y casi todo tu tiempo gira en torno a ella. Después llega el día y, justo a continuación, te vas de viaje de novios. Así que cuando vuelves de la luna de miel te paras y piensas: 'Bueno, y ahora ¿qué?', recuerda esta madrileña.

Sin embargo, manda un mensaje tranquilizador a los novios que estén pensando en formalizar su relación. "El estado de inquietud dura poco, sólo unos días, hasta que te acostumbras a tu nueva vida", dice Marta, que no se arrepiente de su decisión y ya está pensando en los niños. "Hablando con otras amigas casadas hemos descubierto que a todas nos pasó lo mismo, que casi nos fuimos llorando de nuestras casas para empezar la nueva etapa", afirma. Algo que corroboran Alejandra y Ana, casadas desde hace dos y un año, respectivamente.

"Pienso que es normal, porque aunque comienzas algo que te hace mucha ilusión, también dejas atrás muchas cosas y da un poco de pena", añade Marta. Otro aspecto importante, que influye en el estado de ánimo después de la boda, es que el enlace no salga según lo previsto. "En ocasiones existe una diferencia muy importante entre cómo imaginamos ese día y cómo es realmente", dice Jesús de la Gándara. Algo en lo que coinciden las tres amigas. "La mayoría tenemos idealizado el día de nuestra boda y todo lo que gira en torno a ese evento y la realidad, por muy buena que sea, nunca será igual que nuestra imaginación", sentencian.

Separaciones de verano
Todos los informes señalan, año tras año, que las vacaciones son catastróficas para los matrimonios, pues en la época estival aumenta el tiempo que los cónyuges pasan juntos y, también, las discusiones. Por eso es durante estos meses cuando los juzgados reciben el mayor número de peticiones de divorcio. Sin embargo, esta influencia negativa de las vacaciones en la pareja es aplicable sólo a aquellos matrimonios que hace tiempo que se prometieron amor para toda la vida. En los recién casados, esta estación tiene el efecto contrario.

"El estado de inquietud es normal, porque tienes que asumir una nueva situación, pero se va en unos días"

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"Cuando uno da el paso, lo que desea los primeros meses es disfrutar de la compañía de su recién estrenado marido (o mujer) y hacer planes juntos. Por eso el verano es una buena época para casarse. Además del sol casi garantizado, se dispone de más tiempo para pasar en pareja", afirman las tres amigas casadas, que eligieron esta época para sellar sus compromisos.

Según Jesús de la Gándara, "el problema surge en aquellas parejas que están acostumbradas a pasar poco tiempo bajo el mismo techo, por sus respectivos trabajos, y que cuando llegan las vacaciones casi tienen que aprender a convivir de nuevo. Es entonces cuando surgen las peleas y las 'diferencias irreconciliables'", explica.

De momento, Ana, Marta y Alejandra son felices y disfrutan de las vacaciones en compañía de sus maridos. Héctor espera cambiar pronto el chip y ser igual de feliz con su mujer.