Para no pensar hay que saber concentrarse.



Cómo no pensar

Para no pensar hay que saber concentrarse. Pero la concentración merece una especial atención. Debes tener unas palabras que te faltan. Siempre nos faltan unas palabras, como al héroe Vainamoinen, del Kalevala.

Pues, ¿para que sirve el no pensar? Sirve para estar atento, para no consumir nuestra preciosa energía, sirve para saber. Los que saben, no piensan. ¿Y que es el “saber”? Saber es saber todo. No saber todo es no saber. Ya lo afirmaba Gurdieff, hace más de cinco decenios. Y para saber todo, antes hay que saber mucho. Para saber mucho, antes hay que saber muy poco. Parecen juegos de palabras pero es lógica pura, lógica óntica.

Hace poco, serian unos días, apareció en inglés un libro traducido del japonés por mi amigo William Scott Wilson, “El Sermón del Demonio sobre las Artes Marciales” (“The Demon’s Sermón on Martial Arts”, Kodansha International, Tokio), escrito por Issai Chozanshi, que vivió entre 1659 y 1741, en Japón. Los interesados en el arte del no pensar deberían pasearse un rato por las páginas de este libro. Muchos recordaran “El arte maravilloso de un Gato”: esta escrito por el mismo Chozanshi. Los estudiosos de la energía, sean ellos artistas marciales o no, encontraran materias de estudio de gran valor polimecánico y por ende, educativo, en este libro traducido con la modestia secreta de los que saben.

Meses atrás, he acompañado a Mr. Wilson en su viaje a Japón, y hemos subido juntos el Monte Kurama, el escenario mismo del libro.

Cada vez que Mr. Wilson me visita hoy, a mi casa, en Coconut Grove de Miami, bebemos te verde y guardamos silencio, sin pensar. No se si por ello mismo alcanzamos el saber, pero lo cierto es que luego de quedar de nuevo mirando el cielo desde mi jardín, el trino de los pájaros me dice algo.

Cada vez que un pensamiento se asoma, lo dejo pasar, no lo invito a quedarse, no lo acojo. Y a ratos, veo como los pensamientos me dejan tranquilo, en silencio, como si dijeran: “Este sujeto no esta pensando. Dejémoslo en paz. “.Cuando me siento asaltado por un verdadero ejercito de preocupaciones, repito las siguientes palabras: Yo, Ya, Eso, Así, Aquí.
Es como decir: “Yo soy Yo, Ya es ya, Eso es eso, Así es así, Aquí es aquí.

A lo mejor les pueda servir para algo esta técnica secreta que descubrí por mi mismo. Si desean saber más sobre la lógica óntica de esta técnica, pues he aquí, en un escrito, los detalles de la práctica y de la teoría. Hasta pronto…

Para más detalles sobre el tema: Manual de óntica
http://librodenotas.com/file_download/1.

La mente del mono


La mente del mono

Decir pensamiento es decir pasado; son equivalentes. La razón es que nuestra mente únicamente puede operar en el pasado (o proyectándolo hacia el futuro). Como señala Tolle, incluso cuando el ego cree estar en el presente, no ve el presente. El motivo es claro: el ego (la mente) sólo puede ver el presente con los ojos del pasado, porque no puede sino sobreimponer en el presente sus propios recuerdos. Por eso es exacto decir que el pensamiento es memoria y pasado, mientras que el presente es atención y observación. De hecho, pensamiento y observación se excluyen mutuamente: si piensas, no puedes observar; cuando observas, no puedes pensar. En conclusión, el mayor obstáculo para vivir en presente es el pensamiento.

Esto significa que, si queremos vivir en el presente, necesitamos aprender a cortar el pensamiento, sobre todo en sus formas extremas de cavilación y obsesión, y ejercitarnos en la práctica del no-pensamiento, para abrirnos así a la dimensión atemporal del Presente.

Dejado a su aire, el pensamiento es como un gusano que jamás deja su agujero hasta que no ve otro en el que introducirse. O como el mono inquieto que no deja de saltar de rama en rama, sin tregua y sin objeto. Por eso, podemos estar seguros de que casi todos nuestros males provienen de las vueltas que damos a la cabeza. O, por decirlo de un modo más ajustado, de una mente no observada. No es extraño, si tenemos cuenta el resultado de un estudio llevado a cabo por una universidad norteamericana: una persona tiene cada día unos 60.000 pensamientos… y el 95 % de ellos son los mismos que tuvo en el día anterior.

Es obvio que la mente es un instrumento precioso cuando se usa correctamente. Pero no lo es menos que, cuando va a su aire, es fuente de sufrimiento. La mente no observada termina poseyéndome, hasta el punto de que ya no soy yo el que piensa, sino que el pensamiento mismo se ha vuelto independiente de mí. Y eso ocurre porque, al no tomar distancia de la mente, acabo inevitablemente identificado con ella: Soy lo que pienso. Tal identificación -que llegaría a adquirir status filosófico en el principio de Descartes: "pienso, luego existo"- es la que hace que el pensamiento se vuelva compulsivo…, hasta el punto de convertirse en una adicción. Por eso, ha podido escribir D. Loy, con toda razón, que "la preocupación constante es la naturaleza de una mente no despierta".

Y ése es precisamente el ego: la mente no observada que dirige mi vida, según pautas aprendidas y reiteradas una y mil veces, como una noria que repite ininterrumpidamente su mismo giro, aumentando la mentira y la insatisfacción.

Sólo hay un medio de detener esa noria, un solo camino para salir de esa trampa compulsiva que nos posee: la observación. En cuanto empezamos a observar nuestros pensamientos, éstos empiezan a ralentizarse, hasta terminar diluyéndose. Apenas observamos nuestra mente, comienza la des-identificación: caemos en la cuenta de que somos más que nuestra mente, podemos observarla a distancia. En cuanto observo mi mente, dejo de identificarme con ella, porque el que observa es distinto de lo observado. Y una mente de la que nos hemos des-identificado deja de adueñarse de nuestra vida. La mente observada se vuelve dócil y ajustada, porque es absolutamente cierta la ley psicológica enunciada por la psicosíntesis de Roberto Assagioli: "Estamos dominados por aquello con lo que nos identificamos, pero dominamos aquello con lo que no nos identificamos".

Vivimos en presente cuando estamos, no en el pensamiento, sino en la observación. Al observar nuestros pensamientos, deseos, sentimientos y reacciones, nos vamos adiestrando en una mente observada o, lo que es lo mismo, tomamos distancia de nuestro yo, con lo cual ganamos en libertad e iniciamos un proceso de ampliación de conciencia. No seguimos identificándonos con el yo-mental -que había sido nuestra identidad más habitual-, sino que empieza a abrirse paso una nueva identidad , que trasciende e incluye al yo, el Testigo que observa. En efecto, en cuanto caigo en la cuenta de que el "yo" es observado, se desvanece mi identificación con él, para empezar a identificarme con quien observa. Este Testigo, no el pensamiento, es quien puede vivirse en presente.


FUENTE:Aprender a vivir - Cuatro actitudes y un camino

http://www.monografias.com/trabajos41/aprender-a-vivir/aprender-a-vivir.shtml

PARADA DE PENSAMIENTOS FOBICOS


Esta técnica fue inventada por Bain (1928) y adaptada por Joseph Wolpe y otros terapeutas de conducta a finales de los cincuenta con la finalidad de tratar los pensamientos obsesivos y fóbicos.

Las obsesiones son pensamientos repetitivos y extraños que no se adaptan a la realidad, son perjudiciales, improductivos, producen ansiedad y pueden afectar a las relaciones sociales e interpersonales. Son numerosos los ejemplos de obsesiones: las preocupaciones excesivas por la salud (hipocondriasis), pensamientos de inadecuación sexual persistentes, dudas referidas a sí mismo (creer que no vales nada, baja autoestima, "seré incapaz de hacer esta tarea bien"...), tener miedos injustificados, nombramiento repetitivo de un color, creer que te están engañando tus familiares o amigos cercanos, pensamientos de tipo religioso, pensar en los antiguos errores, preocupación por envejecer, por celos o miedo a que lo abandonen, etc.

La fobias son reacciones intensas de miedo ante situaciones, cosas, animales, que se evitan con todos los recursos disponibles. Ejemplos clásicos son las fobias a las serpientes, cucarachas y otros insectos, a la oscuridad, ascensores, a volar, etc.

Experimentalmente se ha comprobado que los pensamientos negativos y de miedo preceden a emociones igualmente negativas y desajustadas. Si somos capaces de poder controlar este tipo de pensamientos, los niveles de estrés, ansiedad y otras emociones perturbadoras podemos disminuirlos de forma importante, e incluso hacerlas desaparecer.

Por ello podemos utilizar la técnica de detención del pensamiento que consiste en concentrarse en los pensamientos no deseados y después de experimentarlos durante un breve periodo de tiempo, detener y "vaciar" la mente. Se utilizan varios procedimientos para interrumpir los pensamientos desagradables: la orden de "stop", algún ruido fuerte, tirar de una goma elástica puesta en la muñeca, pellizcarse, etc.

El éxito de la técnica está asegurado por 3 razones:

1º. La orden de "stop" sirve de castigo y según los principios del condicionamiento operante la conducta que es sistemáticamente castigada tiende a desaparecer.

2º. La orden de "stop" sirve como distractor que resulta incompatible con los pensamientos inadecuados.

3º. La detención del pensamiento constituye una respuesta positiva que se sigue con pensamientos sustitutivos de tranquilidad, relajación, afirmaciones de autoaceptación, que en definitiva son recompensas.

Pasos a seguir

Para sacar partido a esta técnica se suelen utilizar 5 pasos:

1.- Determinar cuáles son los pensamientos obsesivos y/o fóbicos.

2.- Imaginación en el pensamiento.

3.- Interrupción del pensamiento con ayuda.

4.- Interrupción del pensamiento sin ayuda.

5.- Sustitución del pensamiento.



1.- Determinar cuáles son los pensamientos obsesivos y/o fóbicos.

Haga introspección de cuáles son los pensamientos que se repiten de forma habitual y que al mismo tiempo le proporcionan mayor malestar o los percibe como desagradables.

Puede usar la adaptación del Test de Leyton con la misma finalidad.

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2.- Imaginación en el pensamiento.

En este punto, intente estar relajado en un lugar tranquilo. Imagine una situación en la que aparezca con facilidad el pensamiento obsesivo que quiere combatir. Imagínelo con todos los detalles posibles.

También debe practicar con pensamientos normales, alternando entre normales y obsesivos, para que en las fases posteriores cuando detenga los pensamientos obsesivos, éstos sean sustituidos por los pensamientos adaptativos.

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3.- Interrupción del pensamiento con ayuda.

Puede ayudarse con un despertador o alarma, una grabadora o una goma elástica rodeando la muñeca.

Ponga la alarma para que suene en dos minutos. Póngase cómodo y cierre los ojos. Imagine el pensamiento obsesivo tal como se describe en el punto 2. Cuando oiga sonar la alarma grite "¡STOP!" y deje la mente libre de todo tipo de pensamientos excepto los alternativos saludables. Intente aguantar durante 30 segundos con la mente en blanco. En este tiempo, si el pensamiento obsesivo reaparece grite de nuevo "¡STOP!".

Si no logra detener el pensamiento obsesivo elija uno menos angustiante y practique antes de abordar otros más difíciles de extinguir. En las primeras prácticas conviene trabajar con pensamientos poco estresantes y una vez que se domine la técnica ataque a los más perjudiciales.

Con la grabadora, grabe su voz pronunciando "¡STOP!" en intervalos intermitentes y en voz alta y con fortaleza. Los intervalos pueden ser cada 2 minutos, 1 minuto, 3 minutos, 2 minutos. Después se sienta tranquilo y comienza a imaginar el pensamiento obsesivo al tiempo que pone en marcha la grabadora. Cuando oiga el primer "¡STOP!" detenga su pensamiento y manténgase unos 30 segundos con la mente en blanco o con pensamientos neutrales. Vuelva a centrarse en el pensamiento obsesivo hasta oír el siguiente "¡STOP!", y así sucesivamente.

Otra ayuda consiste en colocarse una goma elástica en la muñeca, de tal forma que al aparecer el pensamiento obsesivo se tira de ella y se suelta. Este procedimiento puede utilizarlo cuando esté gente a su alrededor y le resulte embarazoso decir en voz alta "¡STOP!".

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4.- Interrupción del pensamiento sin ayuda.

El siguiente paso consiste en controlar su pensamiento sin las ayudas anteriores. También se va desvaneciendo poco a poco la intensidad al pronunciar la palabra "¡STOP!" hasta conseguir decirla sólo en la mente:

Vuelva a imaginar el pensamiento obsesivo y grite con fuerza "¡STOP!". En fase posterior haga lo mismo pero pronunciando "¡STOP!" en un tono de voz normal. Cuando logre controlar el pensamiento usando un tono de voz normal es el momento de comenzar a decir "¡STOP!" en voz muy baja, casi imperceptible.

El último esfuerzo en esta fase es imaginar que oye la palabra "¡STOP!" en su mente. Tiene que ayudarse de las cuerdas vocales y del movimiento de la lengua como si fuera a pronunciar en voz alta, que le resultará útil para detener sus pensamientos tanto si está solo como si está en presencia de público.

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5.- Sustitución del pensamiento.

En la última fase tiene que preparar varias frases alternativas a los pensamientos obsesivos o fóbicos. Por ejemplo, si el pensamiento obsesivo es el "miedo a envejecer" puede utilizar la frase "El envejecimiento es un proceso normal de la evolución del ser humano"; si está preocupado porque "cree que le van a robar", la frase alternativa puede ser "tengo todas mis pertenencias bajo control"; si piensa de forma injustificada que "su pareja le engaña", use la frase "no tengo evidencias de que lo haya hecho alguna vez y me ha demostrado muchas veces que me ama".

Para cada tipo de pensamiento debe preparar varias frases, pues una sola va perdiendo efecto a medida en que se repita.

Una vez tenga las frases alternativas al pensamiento obsesivo cada vez que surja el pensamiento obsesivo o fóbico oblíguese a pensar en la afirmación positiva.

Aprender a detener un pensamiento lleva tiempo. Los pensamientos suelen ser resistentes a desaparecer por lo que continuamente tendrá que interrumpirlo. La mayor complicación para su detención es cuando comienzan porque nos cogen de sorpresa y tardamos tiempo en determinar qué es lo que nos está ocurriendo. Por eso, en el momento en que aparecen es cuando debemos interrumpirlos y volver de nuevo a interrumpirlos y al tiempo concentrarnos en las frase positivas que hayamos preparado.

Generalmente, los pensamientos obsesivos o fóbicos aparecerán cada vez con menor frecuencia cuando hayamos avanzado en el entrenamiento y, posiblemente dejarán de constituir un problema o al menos se podrá aliviar la ansiedad que conllevan.

REVISTA COLOMBIANA DE PEDIATRÍA


¿Qué hay de genética en el transtorno obsesivo compulsivo?
Dr. Germán Casas, MD Psiquiatra infantil, Hospital San Ignacio, Universidad Javeriana.
Dra. Marta Lucía Tamayo F, MD, MSc. Médica Genetista, Instituto de Genética Humana, Universidad Javeriana.


Es importante hablar del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) en términos coloquiales para que el pediatra pueda trasmitirles esta información a los padres de un niño que podría estar presentando esta patología. Este artículo transcribe apartes de una entrevista realizada al Dr. Germán Casas, por la Dra. Marta Lucía Tamayo, para el Boletín Secuenciador del Instituto de Genética Humana de la Javeriana.

Definición

El Trastorno Obsesivo Compulsivo es básicamente una alteración de la manera de pensar de algunas personas, que implica que las áreas del cerebro que regulan los pensamientos repetitivos tengan alguna alteración. Esto hace que las personas tengan pensamientos y conductas de tipo repetitivo, sistemático y permanente y que eso, de alguna manera, altere el funcionamiento normal de la persona, en el ámbito laboral, familiar o escolar en el caso de los niños.

La enfermedad es más frecuente de lo que se cree y relativamente poco diagnosticada. De hecho, se calcula más o menos que 1 de cada 40 personas en el mundo tiene TOC con criterios; es decir, tiene el trastorno completo. Hoy en día sabemos que empieza en la infancia y se manifiesta con más gravedad en la adolescencia y la adultez. Uno de cada 200 niños presenta el TOC y uno de cada 40 adultos. No suele sospecharse, porque la gente los ve mas bien como muy pilos, psico-rígidos y cumplidores del deber.
Síntomas Clínicos

Existen señales de alerta para sospechar un TOC. Una persona que tenga conductas "ritualísticas" permanentes, como por ejemplo lavarse las manos muchas veces al día, revisar que no dejó las llaves puestas, que no dejó la plancha prendida, o que no dejó la puerta de la nevera abierta; gente que duda muchísimo antes de tomar decisiones, pero que duda tanto, que no puede tomar decisiones. Gente que tiene dificultades laborales porque se demora mucho en hacer las cosas, porque revisa permanentemente todo ante la idea obsesiva de cometer errores, etc.

Los niños, por ejemplo, preguntan mucho por situaciones que aparentemente no tienen importancia, o que siempre le están preguntado a los padres sobre la misma cosa, que son muy organizados y que esa organización en sus libros, sus juguetes, sus útiles escolares se hace de una manera muy especial, pero que muchas veces no es funcional, es decir, que tienen problemas por esa excesiva organización. Es un niño muy apegado a la puntualidad, que se desborda en angustia cuando la puntualidad no se cumple o cuando sus compañeros no le cumplen; que es demasiado pulcro y organizado en todos sus aspectos; que puede tener algunos pensamientos repetitivos, que se le ve siempre haciendo la misma cosa, que tiene algunas conductas ritualistas como por ejemplo no poder jugar fútbol sin darle antes unas vueltas a la cancha; que no puede entrar al salón sin tocar la puerta y al mismo tiempo la ventana; esas son cosas que deben llamar la atención.

Cuando se tiene un niño con TOC, el psiquiatra infantil suele decirle a los padres que el primer paso es empezar un tratamiento en el que se trata de volverlo un niño normal y se les aclara qué significa "normal": un niño normal es algo desaplicado, grosero, sucio o aparentemente mal educado, como se debe ser de los 5 a los 15 años de edad. El problema es que los padres no entienden fácilmente que el niño tiene TOC, porque estos niños no se ven como malos sino como niños muy buenos; no se ven enfermos sino pilos; suelen ser los mejores del colegio, los más pulcros, los más puntuales y aparentemente los mejor educados. Pero todos sabemos que lo usual es que un niño sea mal educado, que se ensucie y que a veces sea hasta grosero. Hay niños que tienen gran dificultad para hacer amistades, el TOC les impide tener amigos porque ellos se molestan mucho con las conductas desorganizadas de los otros niños, no las toleran. Además, ellos son niños muy rígidos consigo mismos, se castigan mucho y son muy severos. Las ideas obsesivas que tienen son ideas de cumplimiento, de duda, de exactitud, de organización, de simetría; se exceden mucho en las preocupaciones por las tareas escolares. El cumplimiento del horario se vuelve un problema. Lo más importante es que estos niños suelen sufrir, la enfermedad produce mucha ansiedad por las ideas obsesivas, por eso el TOC está clasificado dentro de los trastornos de ansiedad.

Los síntomas específicos son un aspecto interesante. La principal manifestación son las ideas obsesivo-compulsivas. Una idea obsesiva es una idea que se impone en contra de la voluntad del sujeto, es decir, la idea llega en contra de su voluntad pero se le impone, a pesar de que el individuo no quiera tenerla. Ella le llega y es obsesiva, porque es una idea repetitiva, sistemática, que generalmente se comporta como una intrusa del pensamiento. Son ideas que generan ansiedad porque una persona común y corriente conscientemente las rechazaría, no las aceptaría. La gente se pregunta ¿porqué yo pienso eso? Y para remediarlo viene entonces el acto compulsivo, que es la manera que el cerebro tiene para rechazar la idea obsesiva. Por ejemplo, si la persona tiene la idea fija de que cada vez que ve un cuchillo le provoca enterrárselo a la mamá, esa es una idea obsesiva, y se aterra de tener esa idea tan loca queriendo a la mamá, entonces viene el acto compulsivo de que, en vez de pensar en ello decide meter las manos en los bolsillos y cruzar los dedos, rezar tres Ave Marías, o pegarle al zapato de tres maneras distintas. Un acto compulsivo tiene como función quitar la idea obsesiva; y de verdad lo hace por un rato, pero el proceso se repite, siendo un control parcial porque apenas se acaba la energía que conduce al acto compulsivo la idea obsesiva vuelve a aparecer. Es así, entonces, como se multiplica la angustia.

Generalmente la gente con TOC no puede manejar sola su problema y tienen muchas secuelas, especialmente en la interacción social. Muchos caen en depresiones realmente severas. Otro desorden importante que se presenta en los niños con TOC es el trastorno de Gilles de la Tourette, que es el trastorno de los tics y la coprolalia. También se ha visto asociado el TOC al déficit de atención. De manera que deben analizarse muy bien estos casos en niños y clasificarse según los grados de la enfermedad.

Los grados se clasifican en leve, moderado y severo. Generalmente tiene que ver con el impacto y lo afectada que esté la vida cotidiana del niño; se mide en porcentajes y existen tablas para medir esa severidad. Por ejemplo, un niño puede presentar el 50% de sus actividades diarias acompañadas de TOC, lo que corresponde a un TOC severo. Ese niño puede llegar a ser muy disfuncional porque no puede estudiar por estar pensando siempre en una idea fija, no puede tener amigos porque piensa que se va a infectar o algo así. Aquel cuadro que altera menos porcentaje de sus actividades correspondería a un trastorno de leve a moderado, se calcula por una escala de pensamientos, de deseos y de conductas obsesivas o compulsivas.
Genética en trastorno obsesivo compulsivo

Se ha dicho que en la enfermedad mental juegan papel importante no sólo los aspectos genéticos, sino el factor ambiental, la casa, mamá, papá, hermanos. Digamos que durante mucho tiempo estuvimos equivocados. El TOC estuvo durante 50 años en manos del psicoanálisis y se pensaba que era una fijación. Pero hoy en día sabemos que el TOC tiene que ver con varias causas de tipo orgánico absolutamente claras; hay causas de tipo genético, ambiental, orgánico y neurológico o neuro-siquiátrico.

Se sabe que hay diferentes grados de TOC y posiblemente eso se deba, en primer lugar, a la participación de los diversos genes implicados; ellos determinan el grado de severidad, pero la situación ambiental también cuenta. Si un niño es vulnerable genéticamente para tener un TOC, es decir, tiene bases genéticas que lo predispongan, y además de eso suceden una serie de eventos no genéticos o ambientales que ya se sabe que se relacionan con la enfermedad, pues esa persona desarrolla más fácilmente el TOC que otros que no estén en iguales circunstancias. Influye en una mayor severidad si se trata de un niño al que además maltratan, o que no tiene buenas relaciones sociales, o que está en un ambiente hostil y desfavorable y que además tiene ideas obsesivas, pues con todo eso el niño va a estar peor. Tales factores son los que determinan la gravedad del TOC, pero sobre todo se cree más en el influjo de los genes que dan la base que predispone al trastorno. Eso es lo que se conoce como una clásica herencia multifactorial o poligénica, en donde no hay un solo gen responsable sino la interacción de varios genes, que nunca actúan solos sino que se interrelacionan con factores ambientales.

Hay una serie de factores ambientales muy interesantes que están siendo estudiados actualmente y que se relacionan con lo que se llaman los PANDAS. Estos son una serie de trastornos denominados "Trastornos Neuropsiquiátricos Infantiles", los que se han visto asociados al estreptococo beta hemolítico de tipo A. De ellos, en el primero en que se encontró esta asociación fue en el TOC de niños hace cinco años. A partir de los estudios de Susan Swedo, psiquiatra infantil americana, se empezó a encontrar una correlación estadística entre infecciones por estreptococo y la aparición de TOC en niños. Ella encontró en una serie de casos una correlación estadísticamente significativa y demostró que el tratamiento con antibiótico mejoraba el trastorno compulsivo en esos niños. En Brasil se realizó un trabajo muy interesante que mostró definitivamente esa correlación estadística entre el estreptococo y la presencia de TOC. Se asocia con una infección específica, generalmente con faringoamigdalitis y se cree que el estreptococo hace una reacción cruzada similar a la que se observa en endocarditis bacteriana, produciendo alteración bioquímica cerebral que lleva al TOC, en sujetos previamente vulnerables por una predisposición genética.

Los estudios fisiopatológicos hablan de los receptores para neurotransmisores, específicamente serotoginérgicos y adregenérgicos, dado que éstos funcionan en un circuito neuronal que incluye ganglios de la base, lóbulo temporal y corteza prefrontal. Ya hay estudios experimentales en donde les provocan TOC a los animales, poniendo unos en contacto con el estreptococo y otros no. Los que tienen contacto desarrollan conductas rituales mucho más severas. Parece que lo que hay es una predisposición genética sobre la cual actúan factores ambientales que desencadenan o agravan el proceso. Obviamente, habría que mirar con lupa los estudios genéticos. Existen incluso estudios comparativos de niños dados en adopción, que crecen en hogares diferentes y se demuestra que la parte orgánica y genética del TOC es prevalente sobre la parte ambiental, pero ese es un aspecto que debe ser cuidadosamente analizado.

Pero la pregunta del millón es: ¿si soy hijo de un obsesivo puedo aprender las conductas obsesivas? La respuesta es sí. Los niños aprenden las conductas obsesivas de los padres, esto es cierto, pero no es suficiente para generar un TOC. De hecho, cuando llegan a la adolescencia desechan todas las conductas de los padres y todas les parecen obsoletas e indeseables. Se requiere entonces que tengan cierta vulnerabilidad genética o predisposición heredada para generar un TOC. Generalmente se observa que son familias donde existen varias personas con diversos trastornos: uno tiene el TOC, otro un trastorno por déficit de la atención, otro desarrolla tics, luego aparece un abuelito que presenta la Korea tempranamente, y así sucesivamente.
Tratamientos

El TOC debe tener un tratamiento farmacológico, se requieren inhibidores de captación de serotonina; los IRSS son los más efectivos. Pero solos no funcionan, y se recomienda asociarlos a la llamada terapia del comportamiento, lo cual da muy buenos resultados. Son manejos conductistas que funcionan muy bien. Si el niño se trata sólo con terapia no funciona, si se trata sólo con medicamentos, tampoco; se requieren los dos concomitantemente. En algunos niños se ha utilizado tratamiento antibiótico con penicilina para el estreptococo y parece que funciona mucho mejor. Pero eso sigue en estudio y se puede hacer seguimiento de los ASTOS (antiestreptolisinas).

En Colombia los psiquiatras infantiles prefieren mirar si hay una infección activa y la tratan cuando los ASTOS están muy altos. Solicitan cultivos de faringe, etc., y adicional a su medicamento usual para el TOC y la terapia comportamental, se pueden manejar con antibióticos específicos para estreptococo. Generalmente se maneja en conjunto con el pediatra. Se habla mucho con los padres y hermanos, se les explica y, por lo general, se sugiere una terapia de familia, cuando se considera necesaria. Luego vienen los controles periódicos del caso.

Concluyamos. Los pediatras deben explicar claramente a los padres que el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) tiene una base genética que predispone a su desarrollo, pero también se requieren una serie de factores no genéticos que lo disparan o lo agravan. Esperemos que a futuro se avance un poco más en los estudios de los genes implicados, lo que nos permita aplicar esos diagnósticos en nuestra población colombiana. Por lo pronto queda claro que no es algo estrictamente genético y que existen otros factores no-genéticos que pueden estar implicados.


http://encolombia.com/medicina/pediatria/pediatria39304-que.htm

testimonio de marina, portal cantabria


Hola a todos!
Este es el primer post que escribo y lo hago porq no se a quien recurrir ni con quien hablarlo, os voy a contar un poco más de mi:
Soy una chica de 23 años, estoy terminando mi carrera y siempre he compaginado estudios y trabajo pudiendolo llevar. Mi vida siempre la había visto ideal hasta que hace 3 años mis padres se separaron y a partir de ahí han comenzado varios problemas para mí:
Mi relación con mi pareja por poco se va al traste porq desde entonces ya no creo en el amor para siempre y en que con quererse basta y demás, pienso que ya no soy del todo feliz, tengo una concepción de la vida demasiado realista y lo veo todo efímero.
Luego, como en mi casa ya no estaba bien, quise que compraramos un piso mi pareja y yo, el al verme tan mal accedió( yo lo veía como una salida, un escape) y nos dan las llaves dentro de unos meses, todo el mundo me dice que si realmente no aguantaba mi situación me hubiera ido entonces no esperar casi dos años, yo lo que pienso es q sabía que tenía la posibilidad de irme aunq no fuera de inmediato y eso me bastaba.
Pues es en este momento cuando empiezan mis obsesiones, siempre he sido una persona de ideas fijas, es decir, me ha dado por coser y era coser, coser y coser, por las colonias y era colonia, colonia y colonia, pero había un límite. Desde hace dos años estoy con la idea en la cabeza de irme a inglaterra, de vivir esa experiencia y ni tengo el valor suficiente y con un piso que pagar aquí se me hace imposible.... esa idea me frusta, me tiene completamente obsesionada y no paro de darle vueltas a mi cabeza de que tengo que vivir el presente pero, que hago? , por si fuera poco, antes cuando se me pasaba una cosa empezaba con otra ( cocina hasta que un día es coleccioonar cartas) ahora no, ahora las añado, a mi obsesión que tengo muuuuy presente cada día de mi vida imaginando como me irían las cosas en inglaterra, mi pareja culpandome porq no estamos disfrutando de la experiencia de habernos comprado un piso y yo me siento entre cobarde y frustrada, pues por si era poco me empieza a dar por las infusiones y ahora mismo tengo más de 70 cajas de tes diferentes y claro todos diciendome que cómo puedo ser así, a esa se le sumaron la de los libros de cocina y especialmente la idea de hacerme vegetariana que lleva unos meses torturándome en mi cabecita.
En fin, siento haber contado todo este rollo y muchas gracias si habeis llegado hasta aquí. El caso es que entre mi sueño de irme a inglaterra( el cual se que tengo idealizado pero necesito quitarmelo de la cabeza o renunciar a todo lo que tengo para cumplirlo aunque me de de golpes contra la pared) mis tes e infusiones( de las cuales se más que si hubiera hecho un doctorado ya que me paso el día buscando información sobre sus propiedades, sus clases... y toda diferente qeu no tengo tiene que formar parte de mi colección) los libros de cocina( que cada x tiempo necesito comprarme alguno y siemrpre estoy viendo recetas e incluso sueño con ellas) y por último el hacerme vegetariana( que aunque ha sido la última obsesión que se ha añadido, ha pegado con fuerza y me está haciendo mucho daño a mi porq no puedo controlarlo y me niego a cmoer carne y a mi pareja que me reprocha esta forma de ser tan difícil y horrible que tengo).
Sinceramente de lo que me dan ganas es de mandarlo todo a paseo, vender el piso, dejar a mi novio ... y de esa forma no tener que dar explicaciones a nadie y gastar mi dinero como se me antoje pero.... que gano a cambio y cuanto pierdo?
No puedo más, no se si ir a un psicólogo o que, creo que me estoy volviendo loca, que soy muy rara y yo lo único que quiero es ser normal y que la gente me quiera y está claro que la primera que no se quiere soy yo.

Un beso y ojalá me podais decir algo

Sin duda alguna este es el mensaje más sincero que he escrito en mi vida y el que más me ha costado escribir.




respuesta: de MIGUEL ANGEL
Hola, Marina.

La intención de esta respuesta es intentar ayudarte en la medida de mis posibilidades.

Tengo obsesiones y por eso te comprendo.

Mis sugerencias son las siguientes:

1. Las obsesiones (y compulsiones) son una situación muy frecuente y que le suceden a muchas personas. Por lo general, las personas que tenemos obsesiones tenemos unos rasgos de personalidad bien definidos, pero una de las características del obsesivo es la sobrevaloración del pensamiento. Dicho de otro modo, te asustas de lo que piensas. Por eso, le das importancia. El esquema de la obsesión es el siguiente:

- Se genera un pensamiento en tu mente (por ejemplo, mi felicidad no puede estar aquí, sino en Inglaterra) --> Piensas que si piensas en ello es porque debe ser importante para ti --> Ya está formado el pensamiento obsesivo "mi felicidad no puede estar aquí, sino en Inglaterra".

Es un bucle que parece no tener fin: pienso en ello porque debe ser importante y al pensar en ello refuerzas su importancia.

2. Un obsesivo no está loco ni lo estará nunca (los obsesivos son especialmente inmunes a enfermedades mentales importantes, como la esquizofrenia o la demencia). Esto es fundamental que lo comprendas para que te tranquilices. Lo que sí te ocurrirá es que tu percepción de la realidad es: "como a los demás no les pasa lo que a mí, yo soy rara". Esto es totalmente natural en un obsesivo.

3. Existen múltiples formas de manejar las obsesiones. Desde luego, lo ideal es que asesorara un psicólogo/psiquiatra, sin que por ello debas sentirte diferente a los demás. No obstante, debes tener cuidado al elegir al terapeuta, puesto que hay mucho vividor a costa del sufrimiento ajeno.

4. Yo te indico cuáles son las, para mí, mejores estrategias para el manejo de obsesiones:

- No intentes combatirlas. Si intentas combatir un pensamiento obsesivo, éste se refuerza.

- En lugar de combatirlas, prueba a "reírte de ellas", a no darles importancia (recuerda la sobrevaloración de pensamiento de la que hablaba antes).

- Atácalas con otro pensamiento o imagen mental que te produzca bienestar (por ejemplo, una puesta de sol, la cara de Brad Pitt, la sonrisa de un niño pequeño, la imagen de un coche que te guste...). Cada persona debe elegir el pensamiento o imagen mental que más le gusta (yo prefiero a Nicole Kidman que a Brad Pitt, por ejemplo).

- Distráete con algo: juega al tenis, al bridge, haz windsurf, escribe poemas, escucha música y canta, trabaja en algo que te guste (informática, relojería, cosmética, lo que te guste).

- Para subirte la autoestima piensa que muchos grandes hombres/mujeres de la historia han sido obsesivos: Walt Disney, Einstein, Anthony Hopkins, etc.

- Te recomiendo el libro DEJE ATRÁS SUS OBSESIONES de Aurora Gavino Lázaro (Ediciones Aljibe).

- Piensa que detrá de CUALQUIER SER HUMANO hay dos cosas fundamentales: el miedo y el deseo de ser amado. El miedo al ridículo, el miedo al futuro, el miedo a la locura, el miedo al rechazo social, el miedo a la muerte, el miedo a hablar en público, el miedo a lo desconocido. Y la necesidad de CARIÑO (Puedes leer también la Muerte de Ivan Illich, de Leon Tolstoi). Eso nos pasa a todos los seres humanos.

- Finalmente, te sugiero que te ocupes de tu situación, pero que al mismo tiempo la desdramatices. Verás cómo logras ser más feliz y hacer más feliz a tu novio.

-En cuanto a las opiniones ajenas (incluida la mía, si tú quieres) recuerda que la cabeza de los demás es un lugar demasiado alejado para depositar en élla tu felicidad.


Bueno, espero haberte ayudado.
Un obsesivo.

fuente:miguel angel

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Trastornos de la afectividad


Fuente Sociedad Española de Psiquiatría
Definición de afectividad. Sentimientos

Existen varios tipos de vivencia afectiva: sentimiento, estado de ánimo y emoción. El más representativo y frecuente de ellos es sin duda el sentimiento.
Sentimiento es todo estado pasivo del yo que se acompaña de una tonalidad agradable o desagradable.
Según Max Scheller los sentimientos pueden clasificarse en:

Sensoriales.
Vitales.
Espirituales.
Psíquicos.

Sensoriales
Son estados corporales localizados de tonalidad placentera o displacentera. Ej. el dolor.

Vitales
Son estados corporales difusos que nacen en la corporalidad, como por ejemplo el aplanamiento, vitalidad.

Espirituales
Son estados absolutos que nacen en la espiritualidad, como por ejemplo los sentimientos artísticos, metafísicos y religiosos.

Psíquicos
Son formas sentimentales reactivas ante el mundo exterior como pueden ser la tristeza, la alegría y el miedo.
Dentro de los sentimientos psíquicos podemos distinguir los movimientos afectivos muy intensos y de presentación más o menos brusca que son los afectos, las emociones y las pasiones, y las disposiciones afectivas o estados de ánimo.

Los afectos son sentimientos positivos o negativos expresados hacia un objeto o que acompañan a una idea o a una representación mental (por ej. amor, odio, celos...). Las emociones son reacciones negativas o positivas, de carácter brusco y de duración breve, que aparecen como respuesta ante objetos o acontecimientos externos o internos. Por lo general, las reacciones emocionales tienen una influencia directa sobre la conducta del individuo (por ej. pánico, miedo, cólera...), y se asocian a manifestaciones somáticas de tipo neurovegetativo.

Las pasiones se diferencian de los afectos y de las emociones por ser de más larga duración y producen una deformación de las ideas del sujeto, dando así lugar a las ideas sobrevaloradas, ideas sobrecargadas de afectividad que ocupan el centro de la conciencia del sujeto y rigen su pensamiento y su conducta. El contenido de la idea sobravalorada está en concordancia con el colorido de la pasión: celos, desconfianza, envidia, miedo, etc... Las ideas sobrevaloradas se transforman en ideas deliroides cuando se muestran irrebatibles a la experiencia y a cualquier argumentación lógica.

ESTADOS DE ANIMO. DISTIMIAS

Se denomina estado de ánimo o humor al ánimo profundo que prevalece sobre el resto de la vida afectiva del sujeto de forma duradera (más de una o dos semanas) y que pueden seguir un patron cíclico. A diferencia de las emociones, no se asocia a síntomas neurovegetativos sino a otros síntomas somáticos como las alteraciones en el apetito, el sueño, el impulso sexual o los ritmos biológicos.

Se denomina distimia a las acentuaciones del ánimo en una dirección determinada que suelen ser transitorias y que destacan por su intensidad anormal.

Las distimias mas representativas en la clínica psiquiátrica son las siguientes:


Distimia maníaca

En ella hay una exaltación de la vitalidad acompañada de sentimientos de regocijo, bienestar y euforia. Tambien hay sensaciones de gran capacidad y falta de fatiga así como hiperactividad, desinhibición y pensamiento acelerado. A veces adopta formas irritables llegando incluso a ser agresivas (en este caso recibe el nombre de manía iracunda) y puede dar lugar a formaciones delirantes.

Distimia depresiva

Se trata de un sentimiento de tristeza, desesperanza e infelicidad, o bien sensaciones de pobreza afectiva, desolación emocional, vacío interior y falta de interés. El sujeto siente un apagamiento o disminuión de su energía y cápacidades. En casos más graves el sentimiento profundo de tristeza es vivido como una anestesia afectiva, en la que el sujeto se queja de su imposibilidad de sentir las cosas, de que lo que ocurre a su alrededor no tiene resonancia afectiva alguna en él.

La distimia maníaca y la depresiva pueden presentarse de manera alternante en un sujeto formando la sintomatología básica de las psicosis maníaco-depresiva.

Conviene aquí distinguir la distimia triste reactiva de la distimia triste vital. En la primera existe una relación temporal entre su aparición y la presentación previa de un acontecimiento traumatizante, con el que sigue una evolución paralela, y que se constituye en el contenido fundamental de la vivencia de tristeza. Se trata de una distimia que cumple los requisitos de una reacción vivencial anormal. La distimia triste vital (o endógena) se caracterizada por ser un sentimiento a la vez vital y sensorial, que aparece de una forma autónoma y no obedece por tanto a los requisitos que prejuzgan la reacción vivencial.


Distimia desconfiada
Aquí el sujeto presenta sentimiento de recelo y suspicacia que motivan una conducta especialmente defensiva. Muy frecuente en cuadros paranoides y en esquizofrenias.


Distimia perpleja
En este estado de humor predomina el desconcierto, el pasmo, el asombro y además la indecisión, sentimientos que no siempre resultan fáciles de completar y que suelen venir determinados por alteraciones parciales de la conciencia o que suceden por choques emocionales.


Distimia de culpa
Prevalecen en este cuadro sentimientos de culpabilidad extremos, patológicos (por su intensidad, duración y por su desconexión de la realidad) que solemos encontrar en cuadros depresivos y obsesivos. En depresiones pueden dar lugar a conductas suicidas.

Distimia disfórica

Aquí predominan el mal humor, la irritabilidad, el enfado, etc..., y en general la disposición a la excitación. Cuando el mal humor se convierte en ira, constituye la distimia colérica, donde se producen amenazas, insultos, agresiones, pudiendo desembocar en una agitación psicomotriz.


Distimia de angustia o de ansiedad
Esta situación distímica es vivenciada como una amenaza de disolución del yo, y se presenta como un temor a morir, a enloquecer, o en su forma mas general, como un temor ante la nada.

Existe una angustia denominada existencial inherente a la propia existencia del individuo, del hecho mismo de vivir y controlable por éste. La angustia es patológica cuando es desencadenada por conflictos intrapsíquicos o cuando se da una respuesta exagerada a un estímulo mínimo.

Aun cuando la angustia y la ansiedad se equiparan en muchas ocasiones, es posible identificar en ellas cualidades diferenciales. La angustia es vivida a nivel más visceral, concretandose en manifestaciones corporales del tipo de la opresión precordial o epigástrica, taquicardia y palpitaciones. La ansiedad se manifiesta más frecuentemente a nivel de síntomas respiratorios, como la sensación de falta de aire, o la dificultad para respirar. La angustia es experimentada como una sensación de inmovilización expectante, mientras que la ansiedad se experimenta más como sensación de inquietud. Por último, en la angustia la vivencia de temor a la locura o la disolución del yo es lo habitual, mientras que en la ansiedad la vivencia psíquica se caracteriza por un temor indeterminado.

Distimia de miedo
Se caracteriza por un estado afectivo intenso causado por la conciencia de un peligro que el paciente vive como una situación de inseguridad, la cual conlleva una inclinación a la fuga, la defensa o la inhibición.

En el terror, en cambio, la sensación de amenaza es menos fuerte que en el miedo porque el objeto que lo desencadena aparece menos estructurado. Las situaciones de pánico distintamente se caracterizan por un descontrol que acompaña la conducta y la facilidad con que se comunican a los demás.

La fobia es un miedo patológico e irracional a objetos, fenómenos o situaciones que no representan un peligro real para el sujeto. Este miedo puede ser controlado mediante las llamadas "maniobras de evitación", por las que, como su nombre indica el paciente evita el contacto con el objeto fobígeno.
Hay varias clases de fobias, pero las mas frecuentes son la agorafobia y la claustrofobia que son respectivamente temor a los espacios abiertos y a los espacios reducidos.


ALTERACIONES EN LA EXPRESION DE LA AFECTIVIDAD

Ambivalencia afectiva
Considerada según Bleuler como síntoma primario de esquizofrenia, consiste en la presencia de sentimientos, tendencias o pensamientos opuestos simultáneamente. En este sentido el paciente puede experimentar en el mismo momento sentimientos de atracción y de repulsión por algún objeto o persona, o bien tiene tendencias a realizar actos contrapuestos al mismo tiempo, como querer hablar y no querer hacerlo. Aunque puede encontrarse en personas sin alteraciones psicológicas se trata de un síntoma que a veces se observa en cuadros obsesivos y depresivos, pero sobretodo es característico de la esquizofrenia, donde surge como expresión de la división interior que experimentan estos pacientes.


Paratimia afectiva
Los sentimientos y emociones que experimenta el paciente no son adecuados o no se adaptan al contexto en un momento determinado. Por ej., un paciente nos cuenta que sufre mucho y al mismo tiempo está sonriendo.

Suele ser frecuente en esquizofrénicos en los cuales es imposible conocer la motivación de una sonrisa o una crisis de llanto, ya que es interno a ellos mismos y escapan a nuestro entendimiento.

Labilidad afectiva
El paciente presenta una facilidad llamativa para cambiar de sentimientos y para expresar los mismos de forma generalmente brusca y poco duradera. Nos llama la atención como puede mostrarse triste y quejumbroso y seguidamente irrumpir con llanto. Puede ser manifestación de un síndrome orgánico cerebral y aparecer en personas inmaduras, en oligofrénicos y en psicópatas explosivos.


Incontinencia afectiva
Dificultad para controlar la expresión de los sentimientos en un momento determinado, mostrándose estos de forma brusca y exagerada. El sujeto irrumpe llorando o riéndose ante un estímulo mínimo. Podemos observarlo en personas psicolábiles y en el psicosíndrome orgánico.

Frialdad y rigidez afectiva
Se trata de una falta de modulación emocional sin respuesta a estímulos afectivos. El sujeto es frio, indiferente, insensible, con escasez de sentimientos, ya sea con respecto al mundo externo o a su propia persona. Hay que diferenciarlo del embotamiento afectivo, en el que no existe una escasez de sentimientos sino una dificultad para exteriorizar los mismos.

Se puede apreciar este síntoma en trastornos de base timopático-neurótico, en el psicosíndrome orgánico, en esquizofrenia residual y como desarrollo secundario en toxicómanos.


Sentimiento de falta de sentimiento
El sujeto se siente vacío, indiferente, y con incapacidad para sentir pena, dolor, tristeza, alegría... Este estado genera sufrimiento al paciente, ya que él siente que no es capaz de sentir, todo le resulta indiferente y no encuentra ninguna motivación para vivir. Muy característico de depresiones endógenas y a veces lo observamos en trastornos distímicos.


Viscosidad
Adherencia afectiva con tendencia a ser perseverante, pesado y pegajoso con personas, determinados hábitos o cosas. Suele ir unido a un pensamiento pertinaz, con tendencia a perseverar, poco flexible y que gira continuamente sobre sí mismo. A veces va seguida de una explosión afectiva secundaria al estancamiento que finalmente termina por descargarse. Es característico de epilépticos y lesionados cerebrales.

Moria
Es un cuadro compuesto por excitación, euforia, puerilidad y tendencia a realizar juegos de palabras. El enfermo presenta un humor expansivo, eufórico, con tendencia al erotismo, que a diferencia de los enfermos hipomaníacos, se presenta en un contexto menos adecuado.
Se observa en tumores cerebrales de localización frontal.

Hipocondría
Temor y deseo al mismo tiempo a padecer una enfermedad. El enfermo manifiesta quejas repetidamente y de forma intensiva sobre alteraciones corporales, mostrándose preocupado y temeroso por padecer alguna enfermedad, y al mismo tiempo convencido de ello.
Puede existir en:

­ Cuadros depresivos: donde la preocupación por el cuerpo está agudizada por la tristeza que padece. A veces, las quejas somáticas forman parte de un cuadro de "depresión sin depresión", donde no hay una alteración del estado de ánimo y el sujeto se siente enfermo y no triste.
­ Neurosis fásicas: donde siempre existe la angustia vital y las quejas somáticas son una forma de racionalizar ésta.
­ Desarrollo neurótico hipocondríaco: actitud anormal frente a las sensaciones corporales propias.
­ Esquizofrénicos: en los que existe un trastorno de los sentimientos corporales.


Neotimias
Son nuevos sentimientos que el sujeto los vive de forma muy especial, dadas las características de estos. Por ej. en un esquizofrénico la sensación de detención del tiempo, la vivencia de la salida del yo...

Autismo
Es un estado de incomunicación con el mundo externo, perdiendo el sujeto todo contacto afectivo. Este concepto se debe a Bleuler, el cuál pensaba que es un síntoma básico en la esquizofrenia en el que la persona ha perdido su identidad interior y como consecuencia pierde también sus conexiones con el mundo real.

Trema
Se ha denominado de múltiples formas: humor delirante (Hagen), esquizoforia (L. Ibor) y trema (Conrad). Se trata de un estado de ánimo amenazador, vivido como que "algo va a ocurrir", con la sensación por parte del sujeto de que el mundo exterior está cambiando (vivencias de lo puesto, vivencias de vaga significación y percepciones delirantes). Considerado por algunos autores de gran importancia diagnóstica en la esquizofrenia, dado que suele ser el síntoma de inicio de la enfermedad precediendo generalmente a las vivencias delirantes.

fuente:M. del Rojas Vidal y A. Coicou

BIBLIOGRAFIA

1.­ Alonso Fernández F. Compendio de Psiquiatría. Ed. Oteo, 2ª Edición. Madrid, 1982. p.p. 217-227.
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6.­ Scharfetter. Introducción a la psicopatología general. Ed. Morata. Madrid 1976. pp. 290-312

Trastorno obsesivo compulsivo (TOC) en niños y adolescentes


Dr. César Soutullo Esperón
Especialista en Psiquiatría
Consultor Clínico. Departamento de Psiquiatría y Psicología Médica
CLINICA UNIVERSITARIA DE NAVARRA
Introducción

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno de ansiedad en el que el niño o adolescente presenta generalmente obsesiones y también compulsiones, aunque a veces sólo tiene obsesiones o sólo compulsiones. Al menos alguna vez el niño reconoce que las obsesiones o las compulsiones son excesivas o absurdas. No se trata solamente de obsesiones en el contexto de otros trastornos psiquiátricos (como una obsesión por el peso en la anorexia, o por la apariencia corporal en el trastorno dismórfico corporal)

Las obsesiones se definen como ideas, impulsos o imágenes mentales recurrentes que el niño tiene sin querer (no las puede evitar aunque no le gusten) y que le producen mucha ansiedad o distress. No se trata de simples preocupaciones sobre problemas de la vida diaria. El niño intenta ignorarlas o suprimirlas y generalmente reconoce que son producto de su mente y no son reales.

Las compulsiones se definen como comportamientos repetitivos (lavarse las manos, ordenar cosas, asegurarse de cosas) o acciones mentales (contar, repetir palabras, rezar) que el niño se siente empujado a hacer en respuesta a una obsesión, o según reglas aplicadas rígidamente. Estos comportamientos repetitivos tienen por objeto prevenir o reducir la ansiedad o evitar que pase algo malo, aunque no tienen conexión con la acción que intentan prevenir o son claramente excesivas.
¿Cómo se presenta el TOC en niños?

Las obsesiones y compulsiones más frecuentes en niños con TOC incluyen:

Obsesiones

1. Temor a contaminarse
2. Temor a causar daño a otros o a que le pase algo a los padres, familia…
3. Ideas agresivas o de contenido sexual
4. Escrupulosidad / religiosidad excesiva
5. Pensamientos prohibidos
6. Necesidad de simetría
7. Necesidad de decir o confesar

Compulsiones

1. Lavarse
2. Repetir una acción hasta hacerla “bien”
3. Asegurarse (de haber cerrado la puerta, de haber cerrado el agua…)
4. Tocar
5. Contar objetos o hasta un determinado número,
6. Ordenar,
7. Acumular (no poder tirar nada)
8. Rezar

Más del 85% de los niños que sufren TOC tienen compulsiones de lavarse, y deben pasar varias horas al día lavándose las manos (u otra parte del cuerpo). A veces hasta se hacen heridas por tanto lavarse. El 51% tienen compulsiones de repetir acciones, y pasan horas al día vistiéndose de forma “correcta”, o repasando los deberes y haciéndolos una y otra vez si cometen un error (no toleran borrar un error o tacharlo). La tercera compulsión más frecuente es asegurarse, que está presente en el 46% de los niños afectados, y pasan mucho tiempo mirando a ver si han cerrado bien la puerta de casa, o el grifo, o preguntando a los padres si han apagado el gas o cerrado el coche con llave, etc.

Las obsesiones pueden variar con la edad, por ejemplo, un niño pequeño puede temer que le hagan daño a él o a sus padres (a que un ladrón entre por la ventana o puerta abierta), y realizará compulsiones de comprobación de las cerraduras antes de acostarse. Un niño en edad escolar puede tener miedo a contagiarse de alguna enfermedad o a los gérmenes, y realizará rituales de lavarse de forma repetida.

Cierta obsesividad y compulsividad son normales en niños pequeños, entre los 2 a los 10 años, y en los adolescentes. Debe distinguirse ésta obsesividad o rigidez normal para la edad del TOC. Los rituales a la hora de dormir o en la higiene o la eliminación son frecuentes en niños pequeños y no representan patología, pero si duran mucho tiempo todas las noches o si no disminuyen con la edad pueden sugerir la existencia de un problema.

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) afecta a uno de cada 200 jóvenes y en muchos casos tiene un impacto grave sobre su funcionamiento académico, social o familiar. Sin embargo, pocos niños son diagnosticados y aún menos son tratados correctamente. El TOC es uno de los grandes desconocidos entre los trastornos de ansiedad en los niños. Muchos niños lo sufren en silencio hasta que sus padres se dan cuenta, pero a veces tampoco ellos piden ayuda, convirtiéndose en un problema secreto, del que no se habla o se hace con vergüenza. Otras veces se confunde con “manías” o costumbres del niño, o con una personalidad limpia o muy ordenada.

El TOC en niños empieza entre los 7 a 10 años (coincide con los primeros años de educación primaria, pero no es ésta su causa) y tiene una prevalencia de vida de entre 0,3 al 1,9 % en niños y adolescentes. Un 33% de los adultos con TOC dicen que sus síntomas empezaron en la infancia. Frecuentemente el niño se avergüenza de sus compulsiones porque no son lógicas, pero no las puede evitar, por miedo a que algo mucho peor suceda. A veces los síntomas afectan mucho al niño en el colegio (no pudiendo usar los baños por miedo al contagio, repitiendo los ejercicios una y otra vez a pesar de que el maestro diga lo contrario…) Otras veces sólo están presentes en casa, y los padres pueden creer que el niño los hace para “fastidiarles”.
Causas del TOC

No se sabe todavía la causa del TOC, aunque sí sabemos que no surge como respuesta a un supuesto “conflicto intrapsíquico” ni tampoco por un “conflicto sexual reprimido” como decían las teorías psicoanalíticas antiguas. Tampoco se debe al efecto de los padres sobre el niño, ni al nacimiento de un hermano menor, ni al estress del colegio, etc. Por la eficacia de los antidepresivos inhibidores de recaptación de serotonina (ISRS) en el tratamiento del TOC, se piensa que se debe a una alteración de la serotonina. Estudios genéticos indican que el TOC tiene relación con algunos trastornos por tics, como el trastorno de Tourette (tics motores y vocales). Se han encontrado también alteraciones en la funcion en circuitos cerebrales que comunican una zona del encéfalo, los ganglios basales, con la corteza cerebral, y en concreto en una zona llamada núcleo caudado. Algunos niños con una infección de garganta por estreptococo tienen un brote posterior de TOC, producido por una respuesta autoinmune de anticuerpos contra el estreptococo que lesionan zonas del núcleo caudado.
¿Cómo se trata el TOC en niños?

La mayoría de los niños con TOC se pueden tratar y mejoran con una combinación de tratamiento psicológico de tipo cognitivo conductual llamado de “exposición y prevención de respuesta” (E-PR) y un medicamento del grupo de los antidepresivos inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (ISRS) (fluoxetina, sertralina, paroxetina, o fluvoxamina). El tratamiento debe ser realizado por un médico experto en niños con TOC (a veces la psicoterapia la hace un psicólogo). Generalmente se necesita un tratamiento farmacológico más largo (más de 1 año) y una dosis superior a la necesaria para tratar la depresión, pero si se hace correctamente, se obtienen resultados muy satisfactorios. En los casos donde hay un posible origen en una infección con estreptococos se puede tratar con antibióticos y terapia inmunológica para retirar los anticuerpos dañinos que están atacando al núcleo caudado. La psicoterapia psicoanalítica no ayuda en niños con TOC y hace perder meses o años de tiempo muy valioso.

Parte del tratamiento conductual incluye enseñar al niño y a los padres a hablar de una forma diferente del TOC, y separar lo que es el niño de lo que es el TOC. El niño aprende a anticipar los pensamientos involuntarios y absurdos, y se le enseña poco a poco a evitar hacer la compulsión. Por ejemplo, se le hace tocar un picaporte y resistir el impulso de lavarse las manos. Mientras el niño no puede lavarse se hacen ejercicios de relajación, de valoración realista del riesgo, y de distracción, Así, disminuye la ansiedad sin recurrir al acto compulsivo. Poco a poco el niño va eliminando las compulsiones, primero las más sencillas, las que le cuestan menos. Además del trabajo en el despacho, el niño realiza ejercicios en casa con sus padres. La asociación del tratamiento conductual a la medicación, aumenta la probabilidad de que el niño siga sin síntomas cuando en el futuro se interrumpa gradualmente la medicación. Es importante que los padres que crean que su hijo pueda estar sufriendo TOC acudan pronto a su pediatra o psiquiatra infantil. También pueden ser útiles los grupos de apoyo para padres de niños con TOC, las asociaciones nacionales o regionales de pacientes con TOC, y la información en internet.