toc fobias de impulsion


Fobia de impulsión

La "Fobia de Impulsión" es un hecho que se repite con mucha frecuencia y que, a quien lo tiene, le produce una importante angustia y a veces un terror inmenso.

Por ejemplo: "Una mujer joven, que ha tenido un bebé hace unos días, está con el niño que no sabe dónde ponerlo, de tanto que quiere cuidarlo. Un día, bañándolo, de pronto y sin saber porqué, le pasa la idea por la cabeza de tirar al niño al suelo o tirarlo por la ventana. Deja de bañar al niño, corre a consultar con su madre. Su madre la tranquiliza diciendo que son tonterías. Ella vuelve al día siguiente a intentar bañar al niño, pero...la idea aparece de nuevo incapacitándola y aterrándola. Por fin, acuden al psiquiatra con una pregunta y un temor "¿Me estaré volviendo loca? ¿Cómo se me pueden pasar estas ideas por la cabeza?"....

En realidad, lo que ocurre es un exceso de celo, de cuidado, de sentimiento de responsabilidad en una persona insegura de sí misma. Es tanto el afán de cuidar a su niño, es tanta la responsabilidad que supone disponer de su niño, indefenso, que la madre tiene de pronto una duda: "¿Y si de pronto yo perdiera el control de mí misma e hiciera cualquier barbaridad?".

Este problema, es muy frecuente en casos en los que la responsabilidad ante una circunstancia es mayor que la seguridad en uno mismo de que dispone la persona. La idea, solo por el hecho de haber venido a nuestro pensamiento, crea un gran rechazo, una fobia y se genera un círculo vicioso donde, cuanta más fuerza hago para no pensarlo, más frecuentemente vuelve la idea a mi cabeza.

La persona afectada suele recurrir a evitar enfrentarse a las situaciones que le han provocado la fobia (por ejemplo, la madre que describíamos antes, deja de bañar a su hijo). El cuadro está dominado por el temor intenso a perder el control de sí mismo.

No hay que preocuparse excesivamente: nadie se está volviendo loco. No hay que huir de la situación que se cree que ha provocado la idea, porque esto no es cierto. Al contrario, conviene repetir una y otra vez la acción hasta demostrarse a sí mismo que no se pierde el control, que todo era cuestión de miedo, y que este miedo, como otros muchos, es un miedo absurdo.

Poco a poco nuestra seguridad aumentará, iremos perdiendo el miedo y lograremos "bañar a nuestro niño" con todo el cuidado y el amor que él necesita.

Cada persona es única, tú eres tú , no puedes ser quien no eres.


Esta frase la he sacado de un foro que considero como mi casa y los foreros como familia. y es cierto llevo 37 años siendo autentica y genuinamente yo a pesar del toc si el año pasado por estas fechas me hubiesen dicho que yo iba a tener este miedo no lo habría creído nunca. pero el toc siempre ataca a lo más importante de nuestra vida robándonos la certeza y plantando la semilla de la duda. haciéndonos sufrir sobre si haremos las cosas que nuestra cabecita nos repite una y otra vez mientras pasan los meses y los años y nunca hacemos nada porque nosotros no somos el toc. en esencia somos las mismas personas que éramos un minuto antes de que el toc se quedase a vivir con nosotros mostrándonos sus demonios. Nos perdemos la vida por su culpa por que le damos un protagonismo que no merece en vez de enfrentarnos a él y mirarlo de frente yo la primera y decirle que pasa no te tengo miedo eso es todo lo que sabes hacer es fácil verdad ? y por qué no lo hacemos por miedo a que?
Donde está el enemigo. contra el que luchamos que daño puede hacernos
El que nosotros le permitamos dejaríamos que alguien nos prohibiese ser como somos o que nos aterrorizase una persona sin poner medios para evitarlo ? O que viniese un conocido a decirte si eres de una forma u otra . nadie mejor que nosotros para saber quiénes somos a pesar del toc y en los momentos de crisis que los hay no olvidemos nunca que a veces lo que el corazón sabe la cabeza olvida y el corazon no miente

el libro de la vida

cuando la angustia nos ahoga hay que seguir aprendiendo

pesadilla


La misma pesadilla mes tras mes tras mes sueño con una foto fija ya no me aterroriza como al principio que me despertaba llorando pero todavía me produce angustia y no dejo de preguntarme por que por qué no se va esta maldita obsesión. Volveré a ser la misma persona que fui la respuesta la se puesto que ahora soy la persona que fui antes de obsesionarme con los murciélagos. Es muy curioso tanto miedo tantas comprobaciones tantas horas perdidas tanto tiempo deseando dejar de tenerles miedo
y de repente un día el miedo desaparece y viene otro nuevo que te aterroriza y deseas que vuelvan los murciélagos pero no depende de ti. la sensación que tengo es la de que me he quedado en el día en que empezó esta nueva obsesión el futuro tira de mi pero de algún modo sigo prisionera viviendo ese día una y otra vez. Cuando seré libre? de esta obsesión cuando venga otra?

ansiedad


Tan solo una persona que pase por esta situación sabe lo que es el despertarse por la mañana y decirle buenos días a las obsesiones y a los temores . el miedo a perder el control a que se cumplan tus peores temores el pasarte todo el día pensando no quiero hacerlo pero hay gente que lo hace porque pienso esas cosas si nunca las he pensado en toda mi vida y ahora me paralizan. Las comprobaciones y los sentimientos de culpa son el pan nuestro de cada día.
Sales a la calle y te miran y te preguntas por qué me miran algo he hecho para provocarlo y empiezas de nuevo con las comprobaciones y claro la otras personas no saben de qué va y te vuelven a sonreír o se aproximan y compulsión al canto chocar los dedos contar 2.4.6... no vengas vete vete y tu aguantando la sonrisa y con la ansiedad por las nubes y culpabilidad seguramente te ha dado el día. pero como evitas esas situaciones no saliendo a la calle ? da igual. tendría que vivir en una isla pero no puedo evitar que la calle venga a mi casa y no puedo esconderme o
Mejor dicho no debo sé que si quisiese lo haría pero que ganaría con eso alimentar mis miedos. Tengo la teoría de que la exposición no siempre te cura los miedos mas
Murciélagos que he visto por la calle con la consiguiente ansiedad comprobación
Compulsión no he podido ver y no se fue la obsesión hasta el preciso momento en que estrene esta otra que me aterroriza. Adiós murciélagos hola murciélagos 0 miedo en un segundo obsesión nueva.la calle es territorio hostil pero hay que salir y se sale compulsión al canto 2.4.6... En el lado positivo escribiendo esto me he dado cuenta de que hace meses que los murcielagos no me matan pero no sé si compensa ya se sabe más vale malo conocido que bueno por conocer.



Es una patología “rara”, pero común que afecta aproximadamente a 100 millones de personas en el mundo. Quienes la padecen suelen sentirse culpables de su conducta anormal, pero por más que luchan no pueden evitarla y viven esclavizados a extraños rituales, por los cuales se ganan la incomprensión de su entorno.

Qué pueden tener en común el empresario aeronáutico Howard Hughes (cuya historia se relata en la película El aviador, protagonizada por Leonardo DiCaprio), el cantante brasileño Roberto Carlos, el futbolista David Beckham o el autor de “Platero y yo”, Juan Ramón Jiménez. A simple vista nada, salvo que todos fueron o son exitosos en sus respectivas áreas. Sin embargo, hay algo que los relaciona y los hace ser parte del 2 ó 3% de la población mundial que sufre uno de los más angustiosos y a la vez más incomprendidos cuadros psiquiátricos que se conocen en la actualidad: el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC).

Esta patología se caracteriza por la presencia de ideas, imágenes y pensamientos que acuden a la mente sin que la persona quiera. Literalmente invaden la conciencia y son motivo de angustia y vergüenza para los pacientes. Las más recurrentes son las ideas de contaminación, seguidas por las de chequeo que se generan en la duda o en la inseguridad, luego la urgencia de simetría y orden, los pensamientos desagradables que van en contra de la moral o figuras religiosas, o el temor a hacer daño a terceros.

El psiquiatra Mario Valdivia explica que contrariamente a lo que sucede con pacientes psicóticos -esquizofrénicos o con trastornos bipolares- los obsesivos compulsivos no tienen alterado el juicio de la realidad o no padecen lo que popularmente se conoce como “locura”. “El TOC es una patología psiquiátrica en que la persona sabe y percibe con extrañeza lo rara que es su conducta. Ellos generalmente tratan de luchar contra sus obsesiones, pero no pueden y eso les causa mucho sufrimiento”.

¡No me toques!

Melvin Udall, el maniático novelista interpretado por Jack Nicholson en “Mejor imposible” es un clásico ejemplo de un obsesivo compulsivo dominado por la necesidad de orden y por las ideas de contaminación.

Por eso siempre se alimentaba en el mismo restaurante, se sentaba en la misma mesa y usaba cubiertos propios. Evitaba pisar las líneas del cemento en las veredas, cerraba las puertas con mil pestillos y se lavaba las manos en forma compulsiva usando un jabón para cada mano, pero lo más extraño era su temor al contacto físico con otras personas que lo que hacia esquivar cualquier roce mientras caminaba en la calle susurrando “no me toques, no me toques”.

Esos pensamientos, catalogados como intrusivos, generan mucha angustia en los pacientes. Para disminuirla recurren a conductas compulsivas o rituales reiterativos - popularmente se conocen como manías- que van en aumento hasta en ocasiones impedir el desarrollo de las actividades cotidianas de las personas.

El psiquiatra Marcos Jerez recuerda el caso de una paciente que estaba obsesionada con la idea de que todo estaba contaminado con bacterias. “Su compulsión era obviamente lavarse muchas veces en el día, pero en su etapa más crítica llegó a bañarse todos los días con cloro, aún cuando esto le provocara graves lesiones en su piel”.

Obsesivos famosos

Las historia del millonario empresario texano y precursor de la aeronáutica civil en su país, Howard Hughes, quien vivió sus últimos años de vida encerrado, sucio y temeroso de exponerse al sol o salir de su casa sin mascarilla por miedo a la contaminación, refleja cómo el TOC puede afectar la vida de las personas. Pero su caso no es común ni representa a la generalidad de los pacientes. “El TOC es una enfermedad psiquiátrica importante por el que las personas deben tratarse, pero esos casos dramáticos donde llegan a la invalidez absoluta representan sólo a una minoría”, enfatiza Mario Valdivia.

El inicio de esta patología psiquiátrica es variable. Puede aparecer en la niñez o en la adolescencia. Estudios aseguran que el TOC se presenta más tempranamente en los hombres que en las mujeres. Si bien hay personas que consultan en la adultez, muchos de ellos ya manifestaban los síntomas desde niños, pero los escondían por vergüenza de ser calificados como raros o, definitivamente, como locos, dado lo extraño de su comportamiento.

El cantante Roberto Carlos y el futbolista David Beckham son dos casos muy ilustrativos. El 2004 el artista brasileño confesó públicamente que estaba sometido a terapia psicológica para tratar su TOC. Él evitaba usar ropas de determinado color, siempre salía por la misma puerta por la que había entrado, no decía palabras de connotación negativa y jamás firmaba un documento con la luna en fase menguante. ”Decidí iniciar el tratamiento porque las manías me estaban incomodando… cuando supe que sufría esta enfermedad pensé que podía curarme sólo, pero luego me di cuenta que esto es algo mucho más serio de lo que uno imagina… incluso llegué a confundir lo que me pasaba con supersticiones, pero era mucho más que eso”, reveló en una entrevista a un medio de comunicación de su país.

David Beckham contó también a los medios sobre su trastorno obsesivo que lo obliga, por ejemplo, a ordenar todos los objetos en línea recta, por pares o por colores. Y aunque esta conducta podría ser catalogada como otras de las tantas excentricidades del futbolista, la diferencia está en nivel de angustia que le ocasiona el no poder realizar estos ritos. Eso quedaba de manifiesto cuando sus compañeros del Manchester United desordenaban deliberadamente su ropa en las habitaciones de los hoteles de concentración o esparcían revistas a su alrededor para burlarse de él.


El origen del TOC

El psiquiatra Marcos Jerez sostiene que hace 30 ó 40 años se creía que el Trastorno Obsesivo Compulsivo estaba relacionado con procesos inconscientes y traumas no resueltos durante la infancia. Pero las investigaciones más recientes respaldan la teoría de que el TOC tendría una base biológica que podría potenciarse con situaciones ambientales. “Una persona nace con una vulnerabilidad genética a presentar la enfermedad y esto podría potenciarse con situaciones ambientales. Se sabe que muchos pacientes obsesivos sufrieron problemas perinatales, como asfixias o infecciones. Hay muchos casos de estudio que describen que sujetos que sufrieron un TEC presentaron al cabo de un par de años conductas obsesivas, aunque nunca antes las habían manifestado”.

Afirma que algunos estudios de imágenes han demostrado que existirían alteraciones a nivel de la circunvolución órbito frontal y en los ganglios basales (estructuras que tienen que ver con los movimientos repetitivos) que influyen en los sintmas del TOC.

Otros investigaciones indican que anormalidades en ciertos neurotransmisores, como la serotonina (que regula el ánimo, la agresión y la impulsividad) podría estar entre las causas de esta patología.

La enfermedad de la duda

Todas las personas tienen probablemente alguna obsesión, ritual o creencia un poco ilógica. Comprobar si la llave del gas está cortada un par de veces no es algo patológico, pero cuando la acción se repite en 8, 10 o 12 ocasiones se transforma en un problema muy angustiante. Marcos Jerez explica que un paciente que padece este trastorno puede tener más de una idea obsesiva con lo que a su vez aumenta el número de rituales a los que está sujeto.

El profesional recalca que no se debe confundir el Trastorno Obsesivo Compulsivo con los rasgos de personalidad obsesiva que hacen que un sujeto sea muy meticuloso, ordenado o perfeccionista.

En los casos de quienes padecen este TOC, el patrón común es lo intrusivo de las ideas, después la urgencia por entrar en rituales repetitivos y la duda interminable. De allí que esta patología ha sido catalogada como la “enfermedad de la duda”. Este cuestionamiento se genera en la creencia de que si no se realiza la compulsión se podría hacer realidad su idea obsesiva. En los niños que sufren esta enfermedad, generalmente el no cumplimiento de los rituales esconde trágicos pensamientos que tienen que ver con su seguridad o la de su familia: “si no rezo todos los días a la misma hora mi mamá se morirá”, “si no me aseguro que todas las ventanas estén cerradas muchas veces nos robarán” o “si no prendo y apago la luz tres veces antes de salir nuestra casa ésta se quemará” son algunos de las ideas tormentosas infantiles que relata la literatura científica.

Marcos Jerez explica que también existen ideas obsesivas de padecer alguna enfermedad. “Una vez llegó a mi consulta un estudiante universitario que creía haber contraído SIDA y aunque sus pruebas eran negativas, él siempre dudaba de los resultados. Creía que podría haber habido alguna confusión con las muestras en el laboratorio o que todavía la enfermedad estaba en período de ventana. A pesar de que se le entregaran todos los argumentos seguía dudando que podría tener SIDA”.

Afortunadamente los tratamientos para este trastorno han evolucionado bastante en las última décadas. Generalmente el uso de fármacos se combina con psicoterapia cognitiva conductual, pues juntos han demostrado mejor resultado para los pacientes que por separado. Sin embargo, hay casos que, suelen ser los menos, donde ninguna de las alternativas anteriores funciona. Para ellos el único camino sería la psicocirugía, pero esta intervención está regulada y limitada sólo para los pacientes con trastornos obsesivos gravísimos “refractarios a los tratamientos aceptados y disponibles en el país”, según lo establece una resolución del MINSAL.

A pesar de lo angustiosa, ridícula y avergonzante que pueda ser esta enfermedad para quienes la padecen y para su entorno, lo importante es buscar ayuda temprana, sobre todo para mejorar la calidad de vida de los pacientes que sin medicamentos o terapia difícilmente podrán sobrellevar esta suerte de “locura lúcida”.