Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)

Qué es? En el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), una persona manifiesta problemas de pensamientos angustiantes y molestos (obsesiones) y siente la presión para llevar a cabo comportamientos repetitivos (compulsiones).
La causa exacta del TOC continúa siendo un misterio. Los neurocientíficos creen que las vías nerviosas involucradas en el juicio, la planificación y el movimiento corporal están alterados en esta enfermedad. Los factores ambientales, como las relaciones familiares o las situaciones estresantes, pueden desencadenar o empeorar los síntomas del TOC.
En Estados Unidos, se calcula que el TOC afecta a alrededor del 2 al 3% de la población. El porcentaje es aproximadamente el mismo en Canadá, Corea, Nueva Zelanda y otras regiones de Europa. Alrededor de dos tercios de personas con TOC presentan los primeros síntomas antes de los 25 años de edad, mientras que solo el 5% desarrolla los primeros síntomas después de los 35 años. Hay pruebas contundentes de que la enfermedad tiene una base genética (hereditaria), ya que el 35% de las personas con TOC tiene un familiar cercano que sufre de esta enfermedad. Aunque el 50 al 70% de los pacientes primero desarrollan TOC después de pasar por una situación estresante, como un embarazo, la pérdida de un trabajo o muerte de un familiar, los especialistas aún no logran comprender exactamente cómo el estrés desencadena los síntomas de la enfermedad.
A veces las personas con TOC manejan sus obsesiones sin manifestar signos externos de estar sufriendo. Sin embargo, generalmente tratan de aliviar sus síntomas llevando a cabo algún tipo de compulsión: ritual repetitivo que tiene como objetivo tranquilizar sus temores. Por ejemplo, una mujer que tiene la obsesión de tener sus manos sucias podría desarrollar la compulsión de lavárselas más de 50 veces por día. Un hombre que teme que la puerta principal de su casa esté sin llave podría sentir el impulso de verificar el cerrojo 10 a 20 veces por noche.

Síntomas

Los dos síntomas específicos del TOC son los pensamientos obsesivos y los rituales compulsivos.
Obsesiones: son pensamientos persistentes, repetitivos, provocadores de ansiedad, o estresantes que se entrometen en la conciencia de la persona. Las obsesiones varían y pueden estar relacionadas con cualquier clase de miedo. A continuación se mencionan algunos ejemplos:
  • Miedo a la suciedad o a la contaminación: preocupación constante de tener las manos y la ropa sucias, o de infectarse con o diseminar gérmenes.
  • Miedos relacionados con accidentes o actos de violencia: miedo a ser víctima de un acto de violencia (una puerta abierta que permite la entrada de un intruso) o de sufrir un accidente físico (no cierra bien la puerta del horno o no se apagó bien un cigarrillo).
  • Miedo de cometer un acto de violencia o una conducta sexual inapropiada: miedo a perder el control y causar daño a otros, o de cometer un acto sexual vergonzante o dañino. Por ejemplo, una madre amorosa teme agobiar con su afecto a su bebé o un empresario respetable teme quedar desnudo en una reunión.
  • Miedo al desorden o a la asimetría: una necesidad irresistible por el orden, ansiedad por descuidar el más mínimo detalle. Algunos ejemplos podrían ser medias “incorrectamente” alineadas en un cajón o alimentos “incorrectamente” acomodados en un plato.
A menudo, el adulto con TOC reconoce que los pensamientos obsesivos no son razonables y tratará de ignorarlos o suprimirlos. No obstante, a veces el paciente lograr algo de alivio al llevar a cabo un ritual compulsivo.
Rituales compulsivos: son comportamientos persistentes, desmesurados y repetitivos. El objetivo del ritual es reducir la ansiedad causada por los pensamientos obsesivos. Algunos ejemplos incluyen:
  • lavarse o bañarse varias veces
  • rechazar a darse las manos con otra personas o a tocar picaportes
  • controlar las cerraduras u hornos varias veces
  • contar objetos compulsivamente
  • organizar reiteradas veces el trabajo o los elementos domésticos
  • ingerir alimentos en un determinado orden
  • repetir palabras o rezos específicos
Cualquier persona puede sentirse obligada a volver a revisar si una puerta está cerrada con llave o a lavarse las manos para asegurarse de que estén limpias. En sí, estos comportamientos no significan que una persona tenga TOC.
Cuando una persona sufre de TOC, las obsesiones y las compulsiones son desmesuradas y angustiantes. Son además desgastantes, y a veces, hasta llegan a consumir varias horas diarias de la persona. Podrían interferir con las relaciones personales, así como con el desempeño en el trabajo y la escuela. Algunas compulsiones podrían causar lesión física; por ejemplo, el lavado de manos compulsivo puede conducir a manos agrietadas y dermatitis, mientras que el excesivo cepillado de dientes puede causar el sangrado o desgaste de las encías.

Diagnóstico

Algunas personas con TOC buscan la ayuda de un médico de atención primaria cuando los síntomas comienzan a afectar su salud o interferir con la vida. Un adulto con una compulsión por lavarse constantemente sus manos podría visitar un dermatólogo debido a sus dedos sangrantes o resquebrajados, o el padre/madre podría consultar con un pediatra cuando un niño con TOC comienza a bañarse cuatro a cinco veces por día.
El estado de ánimo depresivo es muy común en el TOC De hecho, una persona podría decir que se siente deprimida en vez de hablar de síntomas de TOC que son vergonzantes, o de alguna manera, difíciles de describir.
Si su médico sospecha que el problema es una enfermedad siquiátrica, probablemente lo derive a un profesional de la salud mental para que lo evalúe o trate.
Un profesional de la salud mental le diagnosticará TOC al preguntarle acerca de:
  • pensamientos obsesivos y comportamientos compulsivos
  • malestar sicológico
  • consecuencias en relaciones importantes
  • consecuencias en el trabajo y en el esparcimiento
  • posibles síntomas de otras enfermedades siquiátricas

Duración

Raras veces el TOC desaparece por sí solo, y sus síntomas podrían durar años si no se trata apropiadamente. De hecho, es común que una persona con TOC manifieste problemas 5 a 10 años antes de visitar a un siquiatra. Recibir atención inmediata puede reducir el impacto de la enfermedad.

Prevención

No existe manera de prevenir el TOC, excepto detener la enfermedad tan pronto como sea posible y tratarla.

Tratamiento

El tratamiento más efectivo para el TOC es combinar psicoterapia con medicamentos.
Su médico podría también ofrecerle tratamiento para otras condiciones que puedan estar causando esta condición, tales como problemas médicos o depresión. Podría necesitar intentar más de un enfoque antes de encontrar el tratamiento justo para usted.
Medicamentos antidepresivos
Algunos antidepresivos son efectivos para el trastorno obsesivo-compulsivo. Los inhibidores selectivos de recaptación de serotonina (ISRS), como la fluvoxamina (Luvox), la fluoxetina (Prozac), la sertralina (Zoloft), la paroxetina (Paxil), y el citalopram (Celexa) se utilizan comúnmente.
También podrían resultar efectivos los antidepresivos tricíclicos. El más usado para el TOC es la clomipramina (Anafranil). Aunque este medicamento podría ser levemente más efectivo que los ISRS para tratar el TOC, tiene a veces efectos secundarios que son más difíciles de controlar. No obstante, es una buena opción si otros medicamentos no resultan beneficios.
Psicoterapia
Podrían resultar beneficiosas otras técnicas psicoperapéuticas según las preferencias de la persona, las situaciones que podrían desencadenar el problema, la disponibilidad de la familia y otros grupos de apoyo.
Es importante que una persona que sufre de TOC aprenda a conocer la enfermedad y obtenga apoyo de sus amigos, familiares y grupos de apoyo.
La terapia cognitiva está diseñada para ayudar a una persona con TOC a reconocer lo irracionalidad de los temores y del pensamiento obsesivo. El terapeuta a veces enseña técnicas especializadas que pueden ayudar a distinguir las compulsiones. Algunos ejemplos son
  • Exposición y prevención de respuesta (EPR): la persona es expuesta a situaciones que provocan pensamientos obsesivos. Luego se evita que la persona lleve a cabo el ritual compulsivo habitual. Por ejemplo, se le podría pedir a la persona que toque un zapato “sucio” y luego que espere algunos minutos antes de lavar sus manos. La persona practicará este comportamiento a diario e incrementará gradualmente el tiempo de espera y llevará un registro de sus resultados.
  • Inversión de hábito: se le pide a la persona que sustituya el ritual compulsivo habitual por otra respuesta, como un suspiro profundo o un apretón de puño.
  • Detención de pensamiento: la persona usa algunas formas de distracción siempre que se manifieste un pensamiento obsesivo. Un método común es pronunciar la palabra “detener” y chasquear un banda elástica que cuelga de la muñeca.
  • Saturación: la persona se concentra intensamente en el pensamiento obsesivo hasta que el pensamiento pierde su impacto y se vuelve insignificante.
La psicoterapia interpersonal, analítica y psicodinámica puede ayudar a la persona a clasificar sus conflictos en relaciones importantes o explorar los antecedentes detrás de los síntomas, aunque no es probable que la terapia analítica solamente pueda influir en los síntomas severos.
La terapia familiar y la terapia grupal también pueden usarse con éxito para tratar algunas personas con TOC. Dado que este trastorno puede ser muy perturbador para la vida familiar, se recomienda la terapia familiar.

Cuándo llamar a un profesional

Dado que los síntomas de TOC rara vez desaparecen con tratamiento, usted debería ponerse en contacto con un médico de atención primaria siempre que los pensamientos obsesivos o compulsiones le causen angustia o molestia significativa, interfieran con su capacidad para llevar una vida normal en su casa o trabajo o le causen daño. Su médico de atención primaria lo derivará a un siquiatra para un tratamiento efectivo y apropiado.

Pronóstico

Dado que el TOC puede ser una condición crónica (prolongada) podría ser necesario un tratamiento continuo.
No obstante la perspectiva es buena. Aproximadamente el 50% de los pacientes mejoran y el 10% se recuperan por completo. Solo el 10% empeora a pesar de la terapia.

Información adicional

American Psychiatric Association (Asociación Psiquiátrica Americana) 1000 Wilson Blvd. Suite 1825 Arlington, VA 22209-3901 Teléfono: 703-907-7300 Gratuito: 1-888-357-7924 Correo electrónico: apa@psych.org Web site: http://www.psych.org/ Sitio de información pública: http://www.healthyminds.org/
Última revisión: 2007-05-16T00:00:00-06:00
Última modificación: 2008-08-20T00:00:00-06:00
Fuente: Copyright © 2008 por Harvard University. Todos los derechos reservados. Usado con el permiso de Staywell.
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Carta a la depresión del TOC

Mensaje por Vera el Mar
Bueno, tú estás más o menos controlada. Con tus más y tus menos. Depende del momento.

Es posible que sean las pastillas. O no. A lo mejor es el tiempo que he tenido (que me han permitido tener) para pensar qué hacer con mi vida. Cómo estructurarla para no dejarte pasar ni a ti ni "al otro". Para no convertirme en una histérica esquizofrenógena (término admitido). Porque....
ahora hay que insertarse en el mundo real. Sí, ese que siempre digo que "duele".
Dice (él...) "la depresión sesga el juicio, no la razón". is razones:
Y duele porque (aunque idealista) antes creía que todo el mundo era "bueno" es fácil y agradable ser bueno y hacer las cosas para que todo "esté bien" en "armonía". Pero te vas haciendo "mayor" y ves que no es así. Competencia, matrículas de honor, incentivos económicos en el trabajo, el tren sale a y 12 y no llegas. Definitivamente me he equivocado de siglo. Es lo que hay.
Quizás de ahí el perfil depresivo.
Es cojonudo cuando además de depresión asociada a TOC te dicen que tienes un perfil depresivo (mayor , no sé qué es o qué quieren que sea)y lo cojonudo es que la gente no entienda que no puedes evitarlo tampoco porque el mundo que te rodea va demsiado rápido (o lento) de lo que tú eres capaz de soportar, tú o tu berruga depresión-TOC y que te cuesta segir el ritmo, como el de una baile o una canción. "Estás triste porque quieres" "Sólo escuchas canciones tristes" (hay quien habla con canciones) Chambao, suena ahora, por ejemplo, eso no es triste. ¿Y si el mundo es demasiado alegre? Como dice Woody Allen "yo no puedo estar bien si sé que hay alguien que pasa hambre en el mundo" (o algo aí). Culpa, responsabilidad (suprarresponsabilidad en el caso TOC), duda...

Hace poco he leido una frase "el típico neurótico que cree haberse "curado y se estrella contra el suelto en el proceso de alta por la depresión asocida mal tratada-curada".
¿Y si no? ¿Y si sí? La enfermedad de la duda, la enfermedad del término medio.
Pero... hay que probar

Dice el Maestro "¡IMPROVISACIÓN! (en eso consiste vivir)
Y el otro Maestro ¡EXISTECIA! ¡PROYECCIÓN! (eso es la vida)

(Quien quiera que vea la etimología de existencia)

Se les olvidó a los maestros (o no) hablar de las hostias de la improvisación y de la existencia.



En fin, etiquetas. Eso que tanto gusta para poder identificarnos. Aunque he de admitir que a mí me alivió saber que lo que me pasaba a mé le pasaba a más gente. Que no era un defecto humano mío propio, un monstruo defectuoso por algun golpe en el vientre de mi madre.

El TOC me ha enseñado muuucho muuucho de mí y creo que de los demás. 4=2+2 le dije una vez a una psicologa, ahora bien aunque sé el resultado y sé QUE 2 + 2 son 4 creo qUe aún así no sé sumar.



La lástima es tener que utilizar drogas para poder aguantar. Pero es lo que hay, y como dice una amiga... " a salir de esta con dos huevos (u ovarios).

(Hasta que pueda retirarme al campo donde seré una sanguijuela del sistema)

Si hay otra "hostia" (que no tiene por qué haber) como ya le dije al TOC,no te procupes, destrózame todo lo que quieras que aprenderé de ti para la "próxima...

http://www.forofs.com/t1541-carta-a-la-depresion-del-toc

AMATISTA



Ya no soy una víctima de las circunstancias. Ni siquiera la víctima de otras víctimas. He decidido ser activa y responsable. Si hay que luchar, saldré a luchar. Si lucho y pierdo, volveré a luchar; si lucho y muero, seré un cadáver, pero nunca más una víctima.
Aunque esté enferma, aunque esté presa; mientras tenga conciencia, mantendré mi capacidad de elegir y de comprometerme. Ya no soy una víctima, ahora soy responsable de mi vida...
Por: Pilar Alberdi

Encuentro con la sombra es el título de un interesante libro que leí hace ya unos cuantos años.
Las personas como la luna vista desde la tierra, tenemos nuestro lado oscuro como diría Jung. Incluso estamos sumamente capacitados para ver los defectos ajenos, mientras que esos mismos defectos seríamos incapaces de encontrarlos en nosotros.
Pero no son sólo los individuos los que tienen su lado oscuro, su lado en sombra, también los tienen las familias. ¿Han visto ustedes esas familias que atrapadas en las redes que ellos mismos, o alguien en concreto de la familia ha tejido, y cuya lucha y muerte los demás miramos asombrados?
Y no sólo lo tienen las familias, sino las instituciones, los países... En fin, todo aquello que reúna en su seno individuos y grupos.
Aquel libro, Encuentro con la sombra, hablaba de muchos temas, desde varias perspectivas, pero dentro de una línea que denominaríamos jungueana. Yo traeré ahora uno de las cuestiones que se comentaba en la segunda parte de este libro, y que es lo que habitualmente conocemos como el «chivo expiatorio» o incluso, la «oveja negra», aquel que carga o a quien se hace cargar con los temas emocionales inconscientes de la familia. En terapia se denomina a esta persona como la «portadora del síntoma familiar» o como el «paciente identificado». De hecho,lo habitual es que sea la familia quien lo señale.
Generalmente son las personas sensibles a la «sombra familiar» las que lo portan. No importa que para esto tengan que quedarse delgadas como un hilo, atiborrarse de comida hasta explotar, drogarse hasta lograr no ver la vida, escaparse al bar para emborracharse, convertirse en ludópatas, intentar suicidarse... Es como si asumiesen lo que hay oculto en la familia y también el sentimiento de culpa. Son tan fieles al sistema familiar en el que viven, como se diría en Constelaciones Familiares, que con su problema ayudan a mantener la cohesión del grupo. O si se prefiere decir de otra manera: ayudan a mantener la mentira o la ocultación con respecto a un tema grave que afecta a uno o a más miembros de la familia o a todos ellos.
Desde luego son personas que resultan molestas al sistema familiar, tan molestas como al sistema le es molesta su propia sombra (la verdad que se desea ocultar).
¿Y qué papel hacen los chivos expiatorios? Se pueden hacer muchos. Voy a poner un par de ejemplos. Cuando la madre niega que la hija ha sido abusada por el padre u otro pariente la chica puede acabar como «chivo expiatorio» al que se da el nombre de «puta», «histérica», «rebelde», etc. ¿Qué mejor forma de negar lo evidente? Es probable que se la expulse de la familia o que otros varones de la familia se sumen al abuso.
Cuando a alguien se le exige que sea un triunfador es probable que fracase a cambio de no ser más que sus hermanos.
Cuando una madre superprotectora separada o divorciada de su pareja no deja a su hijo varón que tenga sus propias opiniones y no propicia que se independice, y en todo momento le habla mal del padre ausente, este muchacho puede acabar en el papel de «chivo expiatorio» igual a «drogadicto»...
Y no son todos los casos iguales, por supuesto.
Pero una cosa si hay cierta: no siempre los «chivos expiatorios» se dan cuenta de que han sido sacrificados en el altar familiar o de que están a punto de serlo. Cuando se dan cuenta, ya es difícil salir del problema, pero no imposible. Ciertamente los ejemplos son muchos., los casos distintos.Y es verdad que se puede tratar a una persona desde el tema de la droga, pero nadie ha llegado ahí porque sí, en el tema de la droga hay una renuncia a ser, a opinar, a valerse por sí mismo, y no suele faltar el desprecio inducido a uno de los progenitores o a ambos. Y es verdad que se pueden tratar las consecuencias del «abuso sexual» pero será más difícil hacerlo para la víctima, si no se puede comentar allí, en donde ocurrió. Si lo pensamos bien, en donde falta la verdad surge la ocultación y con ella, casi siempre, el terrible camino del sometimiento, el malestar, la enfermedad, y en muchos casos la muerte.
http://tallerdeconstelacionesfamiliares.blogspot.com.es/2011/07/el-chivo-expiatorio.html

¿Eres resiliente?

¿Te has parado alguna vez a pensar qué significa para ti fracasar? La forma en que percibes los errores, fracasos y adversidades tiene un papel muy importante en tu desarrollo personal y profesional y en tus logros y éxitos,

 por eso es fundamental desarrollar la resiliencia. La resiliencia es la capacidad de adaptarte y recuperarte de los contratiempos, de seguir adelante cuando las cosas no funcionan como esperabas. ¿Quieres un ejemplo?
 “No he fracasado. He encontrado 999 maneras que no funcionan.” Thomas A. Edison Esto es un ejemplo perfecto de resiliencia. Imagínate qué hubiera pasado si Edison hubiera decidido darse por vencido. Afortunadamente no lo hizo, al contrario, aceptó sus fallos, aprendió de ellos y siguió adelante.

 La realidad es que en esta vida es inevitable fracasar y cometer errores, la única forma de evitarlo sería no correr ningún tipo de riesgo ni probar nada nuevo, ¡y eso no es vivir! Por eso es recomendable desarrollar la resiliencia. Según la psicóloga Susan Kobasa hay tres elementos claves para ser más resiliente: Ver las dificultades como desafíos. Los fallos y errores como lecciones y oportunidades para desarrollarte y no considerarlos como algo negativo y mucho menos como un defecto tuyo. - Comprometerte contigo, tu vida y tus metas. Querer seguir adelante pase lo que pase. Centrarte en lo que puedes controlar. Hay ciertas circunstancias y sucesos que simplemente no puedes controlar, lo sabio es centrarte en lo que sí está en tu mano y en lo que supondrá una mayor diferencia en tu vida. Así lograrás sentirte confiada y empoderada porque estás haciendo no sólo todo lo que puedes, sino lo que importa.

 El también psicólogo Martin Seligman, menciona la importancia de considerar los contratiempos como algo temporal, de procurar que no afecten a otras areas de tu vida y de no internalizarlos o convertirlos en algo personal. No es lo mismo pensar que ayer (temporal) no estuviste muy fina en el trabajo que que siempre haces tu trabajo mal o que eres una inútil. ¿Ves la diferencia? ¿Qué puedes hacer tú para ser resiliente y afrontar los cambios y contratiempos de otra manera? Estas son algunas sugerencias:
 Sé consciente de lo que piensas cuando algo va mal y cuando hablas de ti misma. Si
encuentras pensamientos negativos o críticos, corrígelos y procura siempre pensar y hablar bien de ti misma. Deja de considerarte una víctima y coge las riendas de tu vida. Centra tu tiempo y energía en las cosas o situaciones que puedes cambiar, no en aquello que no depende de ti. Procura no asociar cometer errores con fracasar. Los errores son parte de la vida y de ellos se aprende, decide buscar la lección que puedes sacar.
 Recuerda que lo que importa es tu reacción ante las adversidades y errores. Tú eliges si buscar un solución y seguir adelante, o si pensar que eres una inútil y quedarte paralizada. No hagas una montaña de un grano de arena. Es importante mantener la perspectiva en cada situación. A lo mejor a largo plazo eso que ahora parece terrible no deja de ser una mera anécdota.
Sé flexible. Las cosas cambian, los planes no siempre salen bien, así es la vida y es mejor aceptarlo cuanto antes y adaptarse a ello. Busca apoyo. Tener una buena relación con tus amigos, familia y compañeros de trabajo, hará que te resulte más fácil superar los obstáculos porque tendrás apoyo y eso es fundamental
. Y tú, ¿te consideras resiliente o te rindes ante el fracaso y los fallos? ¿Te imaginas lo que conseguirías si tuvieras la fuerza suficiente como para no rendirte? Depende de ti, así que ponte manos a la obra. Apúntate a mi boletín para no perderte los próximos artículos. Pincha aquí y lo recibirás cada martes en tu correo. Y si prefieres escuchar, te puedes suscribir a mi podcast aquí.

dejarse la piel

Fobias: los miedos se hacen irracionales La psicología te da la solución para superarlas


Tener miedo ante una situación de peligro es una sensación totalmente normal y que todos hemos padecido en alguna ocasión con mayor o menor intensidad. Forma parte de la naturaleza humana y no debe preocuparnos en exceso. No obstante, cuando estos temores se vuelven irracionales, puede generarse lo que se conoce como una fobia y provocar una reacción descontrolada.



Es lo que Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS) define como "un temor intenso en presencia de un estímulo que no es peligroso", pero ante el cual, una determinada persona puede llegar a sufrir una gran preocupación con, incluso, síntomas físicos.




Un sentimiento angustioso
Aunque lo que una fobia supone puede desentrañar numerosas señales que dependerán de la persona que la padezca, el especialista en psicología asegura que, "para diagnosticar una fobia ha de tratarse de un miedo acusado y persistente que es excesivo o irracional ante la presencia de un estímulo". Además, una fobia también se caracteriza porque "la exposición a dicho estímulo fóbico provoca una intensa ansiedad que cesa si se evita", añade Cano.



Las crisis que se producen tras encontrarse en la situación que genera el temor, pueden hacer que el afectado sufra "temblores, sudoración excesiva, aumento del ritmo cardíaco, tensión muscular, e incluso provocarle una ansiedad generalizada que puede causar un malestar psicológico importante", advierte el experto.



Normalmente, en palabras de Antonio Cano, las fobias se desarrollan por "asociación entre un estado de ansiedad muy intenso y un determinado estímulo que se produce en ese momento". Es decir, nuestro cerebro percibe unos síntomas físicos que le hacen interpretar que se está en peligro, lo que, añadido a una situación desconocida, puede terminar por generar miedo aunque el riesgo no sea real. Por ello, como explica el especialista, "la magnitud de la fobia dependerá de la atención que se le preste a dichas sensaciones".


niña asustada niña en silla


Más en mujeres
Parece ser que las fobias son bastante más comunes entre la población femenina y adulta. El experto asegura que en España, afecta a alrededor de "un 2,3% de los varones y un 6,5% de las mujeres". En cuanto a su tipología, existen diversos grupos que se pueden identificar claramente como los más usuales. En esta lista, se encuentran las de tipo animal y ambiental, las motivadas por sangre, inyecciones o situaciones de dolor en general, o las que se producen al estar en determinados lugares, como ascensores o aviones.



Antonio Cano explica que se trata "del trastorno de ansiedad menos grave y más frecuente de todos, y que, por lo general, interfiere poco en la vida diaria". Sin embargo, estas personas sí que pueden verse condicionadas en el sentido de que deben evitar enfrentarse a lo que les provoca una crisis, por lo que "supone una gran pérdida de calidad de vida en aquellos que no tienen otro remedio que afrontar dichas situaciones", agrega el presidente de la SEAS.


jeringuilla mujer sentada




Una terapia para una nueva percepción
Una fobia se ha de tratar siempre que condicione la vida diaria. Hoy en día se emplean técnicas cognitivo-conductuales que pueden combinarse, si es necesario, con un tratamiento farmacológico que alivie los síntomas. Para empezar, se ha de acudir al psicólogo, que será quien evalúe cómo se ha de llevar a cabo la terapia.



En la consulta, "el especialista suele explicar al paciente el proceso que ha desarrollado para aprender a tener miedo a un estímulo que, en sí mismo, no es peligroso", detalla Cano. Una vez comprendido, el paciente podrá diferenciar y manejar de manera más adecuada su fobia. "A continuación, se le enseñan técnicas cognitivas de reestructuración del conocimiento", prosigue el experto. El fin de esto es reordenar los conceptos para intentar restar importancia a lo que produce el miedo y disminuir así las reacciones que éste provoca.



Antonio Cano añade que, ?paralelamente, se enseñan técnicas de relajación (muscular, respiratorias y mediante imaginación), que el paciente debe practicar diariamente en su casa". Con esto se consigue "reducir la activación fisiológica, lo que ayuda a pensar más fríamente y a disminuir el temor al estímulo fóbico", puntualiza el presidente de la SEAS.



Por último, el paciente podrá ir exponiéndose paulatinamente a todo eso que le provoca un miedo irracional. Este paso, "supone un aprendizaje contrario a la evitación anteriormente practicada, que producía calma a corto plazo, pero más temor a largo plazo". La exposición, "provoca un poco de ansiedad al principio pero genera mucha seguridad y calma con el tiempo", sentencia Cano. No obstante, para que este tratamiento culmine con éxito, se necesita de la adecuada supervisión de un experto y de mucha fuerza de voluntad por parte del paciente.

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