Ejercicios para superar el pensamiento obsesivo

pensamiento obsesivo

Le decimos cómo deshacerse de las ideas fijas que nos torturan y nos hacen sentir culpables.

Una nota para que lean todos aquellos que se sienten perseguidos por los cientos de veces que se lavan las manos, apagan la luz, revisan el gas o luchan, tratando de sacarse de encima las miles de ideas dañinas que los asaltan o no los dejan dormir.
Vivimos en una sociedad acelerada, violenta y llena de contradicciones. Por eso, en mayor  o menor medida, todos sufrimos algún grado de trastorno emocional. Pero, si éste se convierte en un problema que impide a la persona hacer una vida normal, se hace necesario acudir a un médico. Asimismo, hay ciertas terapias complementarias, así como recursos prácticos que pueden aliviar las tensiones y la angustia que producen estos síntomas. Aquí, algunas de ellas.
¿Qué son los pensamientos obsesivos?
Podemos reconocer un pensamiento obsesivo cuando…
● Rumiamos constantemente acerca de un problema sin decidirnos.
● Tememos que, si no realizamos determinada acción (tocar algo, decir determinada oración, etc., etcétera), podría sucederle algo a un ser querido.
● Sentimos necesidad de realizar rituales (por ejemplo, tocar tres veces un picaporte) para evitar una desgracia.
● Nos empecinamos en amar a alguien que no nos ama.
● Luchamos para que un pensamiento recurrente se vaya de nuestra cabeza y deje de atormentarnos, sin conseguirlo.
● Dudamos permanentemente en qué está bien y qué está mal.
● Sentimos miedo (a estar locos, a estar enfermos, a perder el trabajo, a quedar en ridículo, a cometer actos ilícitos, etc.).
Técnicas para superarlos
Si bien psiquiatras y psicólogos tratan a sus pacientes con medicación y psicoterapia, ése no será nuestro camino. Todas las técnicas de bioenergía, control mental, meditación, etc. están destinadas a “educar” a la mente, en vez de dejarla divagar. Le decimos cuáles son.
Técnica PSI de vibración energética Todo se alinea vibracionalmente en el Cosmos, incluso, nuestra mente. Este ejercicio le permitirá distenderse y regular su mente, de modo que pueda rechazar los pensamientos obsesivos. Siéntese cómodamente, cierre los ojos e imagine que está dentro de una pirámide un poco mayor que su cuerpo, que lo cubre. Del vértice superior de la pirámide, visualice que sale una luz semejante a un gran tubo de energía que lo atraviesa y recorre su cuerpo. Perciba cómo sus chakras se abren.
Absorba esa energía positiva que le regala el Cosmos, potenciada por la proporción áurea de la pirámide. Salga suavemente de este estado y comprobará que sus pensamientos obsesivos se van diluyendo. Repita una vez al día. Técnica de autocontrol Muy utilizada en algunos tratamientos psicológicos, la idea es controlar los pensamientos obsesivos  quitándoles poco a poco su carga de angustia. Por ejemplo, si usted se obsesiona pensando que puede producir una desgracia (injustificadamente) y cruza los dedos índice y medio   para evitarlo, esta técnica consiste en, durante diversas sesiones, intente pensar en lo que lo obsesiona evitando cruzar los dedos.
Al principio puede costarle, pero poco a poco, notará que nada sucede si no los cruza y, entonces, habrá dado un paso hacia delante para erradicarlo.
Técnica espiritual
● Quitarle importancia a la obsesión y dejarla pasar sin más será el objetivo de este ejercicio.
● Siéntese cómodamente y comience por recordar momentos felices de su vida. Tómese su tiempo. Cuanto más pleno se sienta al recordarlos, mejor funcionarán sus neurotransmisores generando endorfinas. Ayúdese con una música suave y agradable.
● Ahora, visualice mentalmente su preocupación obsesiva. Obsérvela sin actuar. Piense que nada puede hacer más que dejarla fluir. No depende de usted. Libérese de ese pensamiento, déjelo partir. Agradezca al universo la colaboración que le da y envíelo hacia él, como si le mandase un paquete. Sienta cómo ese pensamiento se aleja definitivamente de su conciencia para transformarse.
Técnica de medicina alternativa
Existen numerosas técnicas destinadas a aliviar angustias, miedos y obsesiones. Elija la que más se adapte a su manera de ser. Hay muchas para optar.
● Musicoterapia: escuche su música favorita, dance con ella, libérese y sienta en su interior que no hay nada que pueda perturbarlo.
● Aromaterapia: recurra a los aromas para ayudarse a liberar pensamientos negativos. Los aceites aromáticos de limón y naranja son los más indicados, pues refuerzan el sistema nervioso y favorecen las funciones cerebrales, despertando la conciencia y fortaleciendo la capacidad espiritual del ser humano.
● Gemoterapia: utilice amatistas en los distintos chakras para poder darle un giro a su vida y desterrar el miedo. Ellas armonizarán su cuerpo físico, transmutarán lo negativo en positivo y lo ayudarán a producir cambios en su mente.
Técnicas de metafísica
Se basan en la idea de que somos parte de Dios. Una llama en nuestro interior nos conecta con el Yo superior, que todo lo puede. Si usted se acostumbra a afirmar que todo está bien en su mundo, pronto lo estará. La palabra crea, el pensamiento también. Dirija su  pensamiento positivamente, haciendo afirmaciones como ésta diariamente: “Yo soy la victoriosa presencia de Dios que me mantiene envuelto en un pilar de fuego violeta, encendido en todo mi ser y mi mundo, transmutando todas mis creaciones.
Toda energía mal usada; todo pensamiento negativo, todo patrón o hábito nocivo será eliminado por su gracia”.
Meditación de Osho
Osho, filósofo y maestro espiritual hindú, propone acercar la meditación a todos los individuos. Ésta es una de sus prácticas, le será de gran ayuda para relajarse y quitarle importancia a sus pensamientos obsesivos.
La meditación de la risa: al despertarse, estírese como los gatos. Después de tres minutos, con los ojos cerrados, comience a reír. Durante cinco minutos, solo ríase. Si lo hace ni bien se levanta, comenzará a sentir lo absurdo que es preocuparse por cosas que antes lo paralizaban.

Amor obsesivo-compulsivo: El amor perfeccionista

Amor obsesivo-compulsivo: El amor perfeccionista




Un sujeto obsesivo antes de hacer el amor: «¿Has cerrado bien las ventanas? ¿Has cerrado con llave la puerta? ¿Seguro que los niños están dormidos? ¿Te has bañado? ¿Te has lavado los dientes? ¿No te queda mejor el pijama amarillo? Debo ir al baño. ¿Te molesta si apago la luz? No has olvidado la pildora, ¿no? ¡Qué tarde que se ha hecho! ¿Y si lo dejamos para la semana que viene?». El culto al control. Nada satisface a un obsesivo-compulsivo, porque siempre habrá algo que podrías haber hecho mejor: no importa lo eficiente que seas, siempre te faltará algo. Puede ser una pelusa, una arruga o un cubierto mal puesto, cualquier excusa es buena para recordarle al otro que está lejos de alcanzar el grado de eficiencia esperado. La pareja siempre irá dando tumbos, muerta del miedo a equivocarse.
La carga del perfeccionismo hace que la relación se vuelva cada vez más solemne, amargada y formal, ya que la espontaneidad y la frescura serán vistas por el obsesivo como una falta de autocontrol de su pareja. No diecimos que el amor necesite un estado de euforia perpetua para estar bien, pero de ahí a convertirlo en un servicio de control de calidad, hay mucha diferencia. El estilo obsesivo controla, organiza, establece reglas, ordena y sistematiza todo a su paso, pareja e hijos incluidos. Los abrazos serán «exactos», los besos estarán «bien ejecutados» y la convivencia responderá a un manual de funciones «claramente explicitado». La sorpresa, la improvisación y la naturalidad serán causa de estrés e incluso en ocasiones motivo de separación.
Malena era una mujer joven y exitosa en su profesión. Estudió publicidad y ocupaba un puesto laboral importante. No tenía hijos y se había casado hacía siete meses. Cuando llegó a la consulta de un terapeuta, hizo referencia a un dolor de espalda persistente, problemas de sueño, gastritis y bastante irritabilidad. A las pocas citas la causa se hizo evidente: Malena no era capaz de llenar las expectativas del hombre a quien amaba, y eso le generaba un gran estrés. Nicolás, su esposo, era un ejecutivo que comenzaba a ascender dentro de la empresa donde trabajaba. El hombre era un fiel ejemplo del estilo obsesivo-compulsivo: vivía pegado a los detalles, era sumamente exigente en todas las cuestiones y criticaba mucho a Malena porque, según él, era poco responsable y se equivocaba demasiado. Nicolás vivía para trabajar y sentía una aversión especial por el ocio y la diversión. Además, tenía serias dificultades para expresar emociones, que mantenía bajo un riguroso control, lo que afectaba negativamente las relaciones sexuales. Sentía una devoción especial por el orden y la disciplina, en todas sus manifestaciones. En cierta ocasión, Malena resumió su relación con Nicolás de la siguiente manera: «No tiene un lado amable: haga lo que haga siempre encuentra fallos en mí o en mi desempeño. La verdad es que me tiene agotada, todo debe estar planeado y en su punto... Él tiene veintiocho años y mentalmente parece un viejo de setenta. Los pocos amigos que conserva son mucho mayores que él... En realidad está muy solo, pero cómo no va a estarlo si se pasa el día criticando a todo el mundo... ¡Es tan mojigato para la edad que tiene! Un día me sentí muy mal porque me puse una ropa erótica para que estuviéramos juntos y él reaccionó de una manera inexplicable: ¡se ofendió y me dijo que así me veía como a una puta! Me presiona demasiado, nunca hay un refuerzo o una felicitación, nunca lo veo feliz... Cuando se va de viaje, yo descanso: me visto como quiero, voy donde me da la gana y digo lo que pienso y siento, ¡soy como quiero ser...! Pero lo que más me duele de todo esto es el castigo psicológico... El otro día compré una marca distinta de jamón a la que estábamos acostumbrados, entonces me dio una conferencia sobre gastos y coherencia interna, ¡y me dejó de hablar una semana...! Para colmo, él es muy avaro y yo muy generosa, y discutimos mucho por eso... No sé dónde estuvo mi error, quizá no lo conocí bien y me apresuré a casarme, pero algo tengo claro: si él no cambia, no podré seguir con esto...». Cuando Nicolás le vio las orejas al lobo decidió pedir ayuda profesional, porque no quería perderla. Y en eso anda.
El «amor eficiente» o la «eficiencia amorosa» inexorablemente nos conducen a un callejón sin salida: la frustración. Ésa era la principal queja de Malena: «No doy en el clavo». Nicolás, por ver el árbol, no veía el bosque. Aunque parezca absurdo, para el perfeccionista lo negativo tiene más peso que lo positivo, o al menos le demanda más atención. Malena era una mujer encantadora en todos los sentidos, pero Nicolás estaba tan preocupado por la evaluación y la mesura de su comportamiento que no podía disfrutarla. Nadie puede funcionar normalmente si hay que estar todo el tiempo rindiendo cuentas sobre la limpieza, la comida, la ropa, los gastos y cosas por el estilo. La persona que amamos no puede ser un inspector de hacienda. No decimos que debamos vivir en una pocilga, pero tampoco tener como meta crear un ambiente aséptico como si viviéramos en una sala de cuidados intensivos: es mejor la cama que un quirófano.
http://www.taringa.net/posts/femme/5773363/Amores-Peligrosos.html

La meditación contribuye a mantener la atención en el presente

  • La meditación contribuye a mantener la atención en el presente
  • "Es una herramienta para contrarrestar la alienación", según el monje zen Dokushô Villalba
Meditar está de moda. Cada vez son más las personas que deciden sentarse en un cojín de meditación para hacer nada durante unos minutos al día. Entre ellos personajes famosos como Steve Jobs, Richard Gere, David Lynch o los Beatles Paul McCartney y Ringo Starr, quienes no dudan en pregonar a los cuatro vientos las ventajas de esta técnica milenaria. Pero, ¿qué cambios puede producir en una persona esta práctica? ¿Sirve en realidad para algo o es una manera esnob de perder el tiempo?
Científicamente ya hay investigaciones que prueban sus beneficios. Un estudio de la Universidad de Yale concluyó que las personas que meditan durante muchos años desarrollan una nueva red neuronal por defecto en la que hay una mayor conciencia de uno mismo y del presente y menos ensoñación. Otro de la Universidad de Wisconcosin nombró a un monje budista, Matthieu Ricard, el hombre más feliz del planeta.
El cirujano y conferenciante Mario Alonso Puig es uno de los firmes defensores de la meditación. "Está probado por Richard Davidson que cuando se medita, cuando se silencia el ruido mental que es como una jaula de grillos, se activa el área prefrontal izquierda del cerebro humano que es la base de las emociones positivas como la alegría, el entusiasmo", cuenta Alonso Puig, autor de 'Ahora yo' y de 'Reinventarse' quien incide en que la Universidad de Harvard ha demostrado que estos ejercicios incluso reducen la hipertensión arterial y mejoran el sistema inmunológico.
"Hay una necesidad de tranquilidad para compensar el ritmo de vida tan estresante". Vicente Simón.
Otro médico, Vicente Simón, se dedica desde hace años a difundir los beneficios de la meditación 'mindfullnes' o de atención plena. Simón, autor de los libros 'Aprender a practicar mindfullnes' y 'Vivir con plena atención. De la aceptación a la presencia', señala que esta práctica engloba el movimiento que surge en occidente de asimilación de las formas orientales, ya sean budistas o no, de meditación.
La 'mindfullnes' contribuye a mantener la atención en el presente, sin juzgar y con aceptación, cuenta Simón. La técnica más común que emplea es la concentración en la respiración y los beneficios que aporta son numerosos: "Lo primero que se nota es una mayor tranquilidad, menor ansiedad, mayor capacidad de hacer frente a las situaciones difíciles, no reaccionar de una forma automática. A largo plazo ayuda a conocerse a sí mismo, saber quién eres", explica.

Movimientos colaterales

Simón cuenta que, de manera paralela a este 'boom' de la meditación, se están produciendo "muchos movimientos colaterales", entre los que menciona la investigación por parte de la ciencia, su aplicación a la psicoterapia y a la pedagogía con los niños. "Este 'boom' se ha producido porque hay una necesidad de tranquilidad para compensar el ritmo de vida tan estresante", opina Simón.
"Si uno medita en zen persiguiendo unos beneficios, éstos no aparecen". Dokushô Villalba.
El maestro budista zen Dokushô Villalba, autor de varios libros sobre el zen y fundador del templo Luz Serena de Valencia, cree que esta mirada hacia una práctica milenaria como la meditación se debe al "nivel de desarreglo emocional y psicológico, de pérdida de sentido" que se vive en este momento. "Tanto las tasas de suicidio como las enfermedades mentales no han dejado de subir en los últimos años", explica Villalba.
"En los últimos 50 años occidente está descubriendo esta herramienta que tiene una gran eficacia para mantener el estado de equilibrio, de lucidez", sostiene Villalba, para quien "la meditación ha llegado a occidente para quedarse y expandirse, aunque siempre haya una capa superficial de moda, de personas esnobs".
Pero, ¿en qué consiste meditar? Villalba explica que la palabra meditación "designa poco porque se refiere a muchos tipos distintos de prácticas". En el caso de la meditación zen, "es muy específica porque se establece con una base corporal muy fuerte". Para practicarla es muy importante la conciencia en el cuerpo, motivo por el que se hace sentado en posición de loto o de medio loto, con las piernas cruzadas, las rodillas en contacto con el suelo, las nalgas apoyadas en un cojín de meditación y la espalda recta.

No perseguir beneficios

También es necesaria en la práctica la atención correcta, que es "un entrenamiento de la atención plena, desarrollar un estado de vigilia continua en el que la atención está dirigida a la experiencia interna, subjetiva". "Lo primero es aprender a enfocar la atención en la respiración para evitar la dispersión mental", detalla Villalba, quien también señala como uno de los ejes del zen practicar la meditación sin esperar ningún beneficio. "Si uno medita en zen persiguiendo unos beneficios, éstos no aparecen, sólo aparece cuando no se persigue nada", señala este monje natural de Utrera (Sevilla), quien asistió en 1976 a una conferencia que le hizo comenzar con su práctica a la que ha acabado consagrando su vida.
A la hora de practicar la meditación zen se dejan pasar los pensamientos, las emociones, las sensaciones. "Es dejar pasar la actividad mental sin pretender manipularla o llevarla hacia un estado, como un río que fluye. Es una práctica muy simple pero que requiere mucho entrenamiento", explica Villalba, para quien llevar esta actitud zen de atención y observación a todos los ámbitos de la vida, desde el trabajo hasta cualquier actividad que se desarrolle, "es una herramienta excelente para contrarrestar el estado de alienación en el que se vive en el que uno está siempre corriendo detrás de algo".
"La meditación potencia el amor admirativo, hay un ensanchamiento". David Barba.
Otro convencido de los beneficios de la meditación es David Barba, quien durante tres años dio en la Universidad Autónoma de Barcelona la asignatura de libre configuración 'Teoría y práctica de la meditación', "pionera en España" y que ha dejado de impartirse por los recortes que esta Universidad ha acometido por la crisis, cuenta Barba.
Por sus clases pasó un centenar de estudiantes que aprendió la teoría y la práctica de diferentes tradiciones meditativas, desde el chamanismo, hasta el yoga, pasando por el zen, la vipassana, el sufismo, las prácticas contemplativas cristianas o la meditación interpersonal desarrollada por el psiquiatra chileno Claudio Naranjo.

En la universidad

¿Qué le puede aportar a un estudiante meditar? Según pudo constatar Barba en sus clases sus alumnos ganaron más calma, más equilibrio en sus constantes vitales y obtuvieron mayor concentración para sus estudios. "Estos son los beneficios más mundanos, pero también se dan beneficios a un nivel espiritual; dicho de una manera laica, la meditación potencia el amor admirativo, hay un ensanchamiento, una mayor tolerancia, más empatía, una experiencia de reconexión con algo que se ha perdido que es el sentido de la trascendencia sin que esto signifique entrar en el terreno de lo religioso. Yo vi ese proceso con mis alumnos", destaca.
Para algunos esta práctica incluso puede ser un antídoto para la crisis. Éste es el caso de Joaquín García Weil quien organizó hace unos días en su centro Yogasala de Málaga una meditación colectiva a la que acudieron más de 70 personas para "intentar salir del fatalismo en el que vivimos debido a la situación económica". García Weil ya organiza la segunda edición de este evento y está convencido de que la meditación en grupo puede demostrar que "la economía no se fundamenta sólo en el dinero, sino más bien en la persona y, cada cual, empezando dentro de sí mismo puede hacer algo por la sociedad".
Para probar esta teoría García Weil echa mano de la historia y se refiere a que los samuráis japoneses y las castas indias más pudientes ya utilizaban hace cientos de años la meditación para decidir cuál era el modo adecuado de llevar los negocios.

Más serenos, relajados y confiados




  • "Meditar me ha aportado serenidad, confianza y capacidad para aceptar cosas que antes me resultaban insoportables", cuenta a este periódico Marisa Mayrata, quien lleva 20 años en contacto con esta práctica y quien asegura que "durante los periodos en que he practicado diariamente me he sentido mucho más equilibrada y feliz, mucho más segura, decidida". Francisco D. Narvarte, psicólogo, comenzó a meditar hace una década y ha practicado las técnicas dinámicas de Osho, el zazen, y las meditaciones más 'visuales', como la kundalini, aunque de forma habitual usa la técnica vipassana. Suele meditar media hora al día y este práctica le ayuda a "bajar al cuerpo y al presente" ya que, según él mismo cuenta es una persona muy mental. A Eduardo Rodríguez meditar le ayuda "a empezar bien el día conmigo mismo y con los demás". "Voy al trabajo más relajado, me ayuda a dejar atrás mis neuras y a ver más al otro", explica Eduardo, quien practica dos o tres veces por semana y tuvo su primer contacto con este mundo en un retiro de zazen en 2009. Más reciente es la práctica de Alejandro Rodríguez, quien medita desde hace unos meses aunque ya nota los beneficios: "El ejercicio de la meditación me ayuda a parar, a no actuar tan compulsivamente, a cuestionar la verdad de lo que pienso". A pesar de que lleva poco con esta práctica explica que se ha producido un "cambio significativo en cuanto a antes" porque "me ayuda a no hacer nada. Y ahí de pronto me siento más conmigo mismo".






  • http://www.elmundo.es/elmundo/2012/03/02/espana/1330679766.html

    La eficacia del diván


    Científicos estadounidenses del Instituto de Neuropsiquiatría de UCLA
    acaban de demostrar que las terapias cognitivas del comportamiento producen
    cambios en la función cerebral similares a los que se obtienen cuando los
    pacientes con trastornos obsesivo compulsivos reciben medicación.
    .

    Woody Allen, no sólo estaría de acuerdo con el doctor Jeffrey Schwartz, sino
    que se mostraría encantado de que la ciencia le proporcione más argumentos para
    seguir defendiendo la psicoterapia. Un estudio liderado por este especialista,
    del Instituto de Neuropsi-
    quiatría de UCLA, Los Angeles, sugiere que este tipo de tratamiento puede
    producir cambios en el cerebro similares a los que provoca la medicación en
    pacientes obsesivo compulsivos. «Lo que quiere decir esta investigación es que
    las terapias cognitivas del comportamiento eficaces pueden tener efectos
    biológicos y no sólo psicológicos», declara el doctor Eric Hollander, de la
    Escuela de Medicina del Mount Sinai, en Manhattan.
    El trabajo del equipo de Los Angeles, publicado el pasado miércoles en The
    Archives of General Psychiatry, irrumpe en el mundo de la psiquiatría en un
    momento en el que los avances en neuroquímica estaban poniendo en entredicho la
    eficacia de tumbarse en el diván del psicoterapéuta. Sin embargo, estos
    expertos pudieron comprobar los efectos de la psicoterapia en nueve pacientes
    obsesivo compulsivos utilizando una prueba que permite obtener imágenes del
    cerebro, la Tomografía por Emisión de Positrones (PET).
    Durante nueve semanas, los pacientes se sometieron a terapias cognitivas de
    comportamiento. Posteriormente, los expertos comprobaron que seis de los nueve
    enfermos mejoraron sustancialmente con la psicoterapia, mientras que los tres
    restantes sólo mostraron un avance discreto. Las imágenes del PET revelaron dos
    cambios significativos en la función cerebral. Uno de ellos se refiere al
    «estrechamiento» ligado a la actividad de ciertas estructuras cerebrales.
    «Nosotros sabemos que en los trastornos obsesivo compulsivos la clave está en
    las estructuras que están "encerradas" de forma conjunta. Pero en los pacientes
    que responden a la terapia estas estructuras pueden actuar de forma más
    independiente, como sucede en el caso de las personas que no sufren este
    trastorno», afirma Jeffrey Schwartz.
    El segundo descubrimiento se refiere a una zona del cerebro conocida como
    núcleo caudado. Dicha zona, normalmente inactiva, está activa en los pacientes
    obsesivo compulsivos. «Nuestro segundo hallazgo, que confirma los resultados
    obtenidos en otro trabajo realizado por nuestro equipo y que fue publicado el
    año pasado, es que la actividad del núcleo caudal se reduce en los pacientes
    que responden a la psicoterapia». Pero para los científicos de UCLA la
    verdadera trascendencia de este trabajo reside en que se ha comprobado la
    efectividad de la psicoterapia en este tipo de trastorno psiquiátrico. «Lo más
    importante es que las terapias cognitivas del comportamiento pueden por sí
    solas, y sin medicación, invertir los problemas que sufren estos pacientes».
    No obstante, algunos expertos opinan que no todos los pacientes responden igual
    a la psicoterapia. El doctor Don Black, director de la clínica de trastornos
    obsesivo compulsivos de la Universidad de Medicina de Iowa, es uno de ellos.
    «Para llevar a cabo este tipo de terapia se necesita que el paciente sea capaz
    de enfrentarse a sus propios miedos y para algunos pacientes esto es demasiado,
    y no pueden o no quieren hacerlo». Michael Jenike, director de una clínica para
    el tratamiento de este trastorno en el Hospital General de Massachusetts
    insiste en que, aunque está demostrado que el mejor tratamiento es el que
    combina los medicamentos con la terapia, este estudio puede favorecer el que
    los especialistas que sólo recurren a los fármacos incluyan la psicoterapia
    como parte terapéutica de sus pacientes.
    http://www.elmundo.es/salud/1996/190/01285.html

    Howard Hughes y el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC)


    Explorando el papel que el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) tuvo que jugar en la desaparición de Howard Hughes
    El Aviador, la película, que ganó Oscars en el 2001, cuenta la historia de los primeros cuarenta años la vida de Howard Hughes. Un hombre obsesionado con las mujeres hermosas (ninguna de las cuales lo hizo en una relación duradera con él), con la fabricación de películas (ninguna creadas en el molde de los clásicos como Ciudadano Kane, Lo que el viento se llevó o Casablanca), y con el diseño y vuelo de aviones más grandes y rápidos hasta cerca de su propio fallecimiento. Hughes padecía otra obsesión, ahora reconocida como el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
    La enfermedad no es tan poco frecuente: 1 de cada 50 de la población padece de la misma. El TOC se manifiesta por pensamientos obsesivos y comportamientos compulsivos. Hughes estaba obsesionado por la amenaza de infecciones microbianas de los alimentos y de su entorno, y reaccionó evitando el contacto con posibles fuentes de suciedad y por el lavado constante de las manos. Típico de los enfermos de TOC, tampoco podía dejar de repetir una y otra vez ciertas frases que le venían a la mente.

    ¿Que subyace en el TOC?

    En lo profundo de nuestro cerebro se encuentra una estructura llamada cuerpo estriado. Esta se compone de dos partes conocidas como el núcleo caudado y putamen. Cada parte consta de una masa de células nerviosas, que están involucradas en el procesamiento de mensajes de otras partes del cerebro. Los mensajes tienen que ver con la información sensorial (como ver una mancha de polvo) y con la traducción de esa información en los movimientos del cuerpo (como frotar las manos). En las personas con TOC, parece que el núcleo caudado puede no estar funcionando correctamente.
    Normalmente la traducción de las entradas sensoriales en salidas motrices (movimientos de partes del cuerpo a través de la inervación de músculos particulares) es suave y finita: se ve una mancha de polvo, las manos reaccionan para limpiarlas. Fin de la historia. Algunos sentimientos mal dirigidos y movimientos extraviados son de alguna manera filtrados. En el TOC el mecanismo de filtrado es defectuoso. Movimientos obsesivos, como frotarse las manos o la repetición de frases, son los resultados.
    El Dr. Jeffrey Schwartz, un neurocientífico de la UCLA y director del Instituto de Westwood para los trastornos de ansiedad, aconsejó a Martin Scorsese (Director de “El Aviador”) y Leonardo DiCaprio (quien interpretó a Hughes) sobre las manifestaciones del trastorno obsesivo compulsivo. Él está bien calificado para hacerlo. Muchos de sus pacientes padecen de TOC, y su libro, Cerebro y Mente, fue lo primero que lo condujo a DiCaprio. La estrella de cine luego pasó varios días con algunos de los pacientes de Schwartz.
    Nadie tenía ni idea de cuáles eran las causas del trastorno obsesivo compulsivo en esos días. Como resultado, las personas con los síntomas eran estigmatizados y no se trataban adecuadamente, si es que se trataban, dice Schwartz. Ahora la situación ha cambiado. La terapia de conducta, de la mano del Dr. Schwartz, parece ser un éxito notable. Depende en que el paciente reconozca que los pensamientos que conducen a su comportamiento particular son resultado de las señales inadecuadas en el cuerpo estriado y aprenda a no reaccionar ante ellas. La terapia no es muy diferente a la utilizada para curar una fobia a las serpientes teniendo una pitón en el regazo y aprendiendo a acariciarla.
    El tratamiento del Dr. Schwartz consiste en enseñar al paciente una serie de pasos que él/ella tiene que seguir. La esencia es reconocer los pensamientos intrusivos, e insta a reetiquetar los pensamientos obsesivos y compulsiones. Por ejemplo, aprender a decir “no siento la necesidad de lavarme las manos” Siento una necesidad compulsiva de realizar la acción de lavar mis manos.
    Para otras obsesiones y compulsiones, como puertas y aparatos de chequeos, y conteo innecesario de ciertos objetos (no necesito revisar la puerta: la cerré con llave, y así sucesivamente). El objetivo es controlar las respuestas de los pensamientos, e instar, a no tratar de controlar y apresurar los pensamientos mismos. Si los pacientes aprenden a realizar estas acciones sobre una base diaria, y continúan con estas medidas esencialmente autodidactas por períodos de semanas o meses, su TOC gradualmente se va a curar.
    El TOC de Hughes no fue tratado: simplemente se convirtió en un recluso y murió en gran parte del hambre – a los 71 años de edad – solo en una habitación del Hotel Acapulco Princess en México, con las ventanas y la puerta selladas por cinta adhesiva.
    Aquellos que han visto “El Aviador” recordarán las últimas palabras de la película, que narrado obsesivamente por Leonardo DiCaprio como Howard Hughes: El camino hacia el futuro, el camino hacia el futuro, el camino hacia el futuro. Creo que la película nos recuerda tres hechos. Uno al que ya me he referido: el TOC ya no debe ser considerado como un estigma, sino un trastorno tratable.
    La segunda es que las ambiciones Hughes no excluyen la realización de dinero. Si Hughes no es el legado de sus películas o sus aviones (o descendientes de bonito), es en el éxito final de sus operaciones financieras. Antes de morir, dejó su fortuna para financiar todo lo que se ha convertido en una de las mayores fundaciones privadas de medicina en el mundo: el Instituto Médico Howard Hughes. La filantropía de Hughes lo pone firmemente junto a los hombres como Andrew Carnegie, Sir Henry Wellcome, y John D. Rockefeller. ¿De qué otro magnate del cine se puede decir lo mismo?
    El tercer punto se refiere a mi encuentro con Jeffrey Schwartz, en Pasadena, California, como resultado de una entrevista para una revista titulada Vision Journal for a New World. Esta es la revista interna de una organización llamada Vision. Su objetivo es llevar la esperanza de que era inherente a la Iglesia Cristiana temprana la vuelta al mundo sin dogma litúrgica, de Judíos y Cristianos, Musulmanes y no creyentes por igual.
    Ahora, ¿Qué hay de malo en eso?
    http://maspsicologia.com/2010/07/howard-hughes-y-el-trastorno-obsesivo-compulsivo-toc/#more-4279


    Obsesiones y pensamientos intrusivos

    ¿Quién no ha sufrido alguna vez una idea o pensamiento que se repite y nos angustia?
    Las obsesiones son eso, ideas, pensamientos, impulso o imágenes que son experimentadas como intrusivas e inapropiadas y que causan ansiedad o angustia. Son pensamientos incontrolables e involuntarios que se producen en nuestra mente repetidamente. La persona que experimenta las obsesiones con frecuencia sabe que no tienen sentido, pero se siente incapaz de detenerlas.
    Obsesiones comunes en las personas que sufren trastorno obsesivo-compulsivo son el temor de contaminación, el miedo a la suciedad o nada “sucio incontrolable sexual imágenes o pensamientos que puede ser desagradable e imposible de detener, supersticiones y la excesiva atención a las cosas considera afortunado y la mala suerte, y un deseo de orden y la simetría donde las cosas deben colocarse o alineados de una manera particular o patrón. Realmente no es necesario padecer un TOC para sufrir un pensamiento intrusivo u obsesionarse con cualquier tema o persona que tenga más o menos relevancia para nosotros.
    Pensamiento intrusivo es lo que literalmente suena, un pensamiento que se “cuela” en la mente y se repite en contra de la voluntad de la persona, hasta provocar preocupación, malestar. Como una canción que repetimos a cada instante sin darnos ni cuenta.
    En muchas ocasiones puede ser algo que no cause malestar a la persona y que desaparece al cabo de un tiempo más o menos largo. Otras veces se requiere aprender alguna técnica que ayude a superarlo. Es algo que le ocurre a muchas personas. De hecho, psicólogos ingleses investigaron los pensamientos obsesivos en una muestra de 302 personas de la población general y el 84 % informó que habían experimentado el asalto de pensamientos, imágenes o impulsos indeseados más de una vez en su vida.
    Quizá lo que haya cambiado con el paso del tiempo son los temas. Antes solían ser temas religiosos o de culpa y en los últimos años se refieren más a miedo a tener un determinado virus, a padecer una enfermedad. No es alarmante el tener este tipo de ideas, lo peligroso es confundirlas con la realidad, ya estaríamos hablando de pensamiento mágico propio de un trastorno obsesivo compulsivo.
    Se puede entender mejor con un ejemplo histórico:
    Tolstoy le dijo un día a su hermano – “Quédate en el rincón hasta que dejes de pensar en un oso blanco.” A pesar de ser una instrucción fácil, el hermano no pudo llevarlo a cabo. Se quedó horas en el rincón pensando sin parar en osos blancos.
    Eso es lo que nos pasa a todos cuando queremos dejar de pensar en algo. Cuánto más luchamos contra la idea, ésta se hace cada vez más frecuente e insistente. Siempre que deseamos dejar de pensar en algo logramos el efecto contrario. Así se mantienen las ideas obsesivas. Es un paradoja pero en realidad hay que aceptar la idea y no luchar contra ella para que no os obsesione.
    Si cree que no es capaz sólo de superar sus pensamientos intrusivos o si cree que puede sufrir un trastorno obsesivo
    Damián Ruiz
    www.eoriocc.com

    Tratamiento para las obsesiones

     publicamos un artículo sobre las obsesiones, quedaba por tanto complementarlo con este sobre como autoayudarse a superarlo.
    El primer paso es saber detectar un pensamiento obsesivo. Es aquel que da vueltas una y otra vez en la cabeza aunque no se quiera pensar más en ello. Aunque se haya detectado, nuestro propio pensamiento intentará engañarnos y hacernos ver que tenemos que pensar en ese problema y volver sobre ese mismo tema.
    Si un pensamiento le hace sentir mal deságase de él cuanto antes. Pensar más no es pensar mejor. Los pensamientos obsesivos reducen nuestra visión de la realidad y nos hacen filtrar sólo lo negativo, por ello es muy importante aprender a no hacerles caso.
    Hay que desconectar. Para ello es muy importante respirar profundamente y dedicarnos a alguna actividad que nos mantenga concentrados. Puede ser salir de compras, llamar por teléfono a una familiar o amigo, jugar con niños y niñas pequeños, leer un libro, ver una película… trabajar como voluntario puede ser una buena alternativa porque pensar en otras personas, ayudarles y escucharles aumenta nuestra autoestima.
    Hay que parar el pensamiento de forma contundente. Decir “basta ya”, tengo autoridad suficiente sobre mi pensamiento para controlarlo y que no me haga daño. No puede dejar que su propio pensamiento le venza. Debe llevar las riendas de su propia vida.
    Nada más notar que una idea se vuelve repetitiva e intrusiva apúntela, siga con lo que esté haciendo y cuando pueda dedicarle tiempo analícela a ver si se trata de un pensamiento obsesivo.
    Es recomendable aprender y practicar a menudo algún tipo de relajación mental o meditación y compatibilizarlo con ejercicio físico.
    En resumen, hay una serie de cosas que pueden ayudarle y otras que le perjudicarán:
    Le ayudará pasear y hacer ejercicio. Aprender a meditar, relajarse, leer, escuchar música. También sería buena para encontrar paz encontrar alguna aficción a la que dedicar parte de nuestro tiempo (pintura, manualidades, voluntariado…) Dedicarnos a otras personas nos saca de nuestro mundo y de la espiral de pensamientos obsesivos.
    Empeorará las cosas el dar por buenos esos pensamientos y dejar que le arrastren a lo negativo (si no dejo de pensar que mi pareja no me quiere debe ser porque es así). La sensación de pérdida de control aumentará si se bebe alcohol, se abusa del café (porque sobreactiva nuestro pensamiento) o si se intenta solucionar comiendo (lo que además aumentará el sentimiento de culpa)
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    Damián Ruiz
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    Tratamiento de la obsesión y del Trastorno obsesivo compulsivo
    Esto es lo más parecido a vivir en una cárcel creada por uno mismo donde se es al tiempo preso y guardián.
    ¿Por qué se empeñará el cerebro de los obsesivos y ya no digamos de los afectados por un TOC en repetir y repetir el mismo tipo de pensamiento o el mismo tipo de conducta una y otra vez? Hagámonos otra pregunta: ¿Para qué le servirá al cerebro producir ese tipo de circuito neuronal tan fatigante? ¿Por dónde no quiere pasar? ¿Hacia dónde no quiere ir?
    Imaginemos un juego virtual donde nos colocan en medio de un paisaje con diferentes espacios a los que se puede llegar a través de diversos senderos. Cada uno de esos caminos conduce a uno de esos espacios y en cada uno de ellos encontramos posibilidades y experiencias nuevas, podemos sentir emociones variadas y también podría ser que uno de esos lugares nos gustase tanto que decidiéramos quedarnos allí a vivir. Solo hay un problema: no podemos saber lo que hay al final del camino hasta que lleguemos, aunque durante el trayecto ya empecemos a intuir lo que habrá.
    Imaginemos además que no tomar ninguna decisión nos obligaría a permanecer en un sitio pequeño y cerrado, en el que no ocurre nada malo aunque tampoco nada bueno, simplemente estamos allí repitiendo constantemente el mismo recorrido.
    ¿Quién haría eso? ¿Usted lo haría? ¿Qué temería que pasara si saliera de allí y empezase a caminar a través de uno de los recorridos? ¿Qué le hace a alguien permanecer sin moverse?

    Bien, vamos a seguir activando nuestra imaginación y pongamos que uno de los caminos lleva al espacio donde se encuentran la rabia y al resentimiento, otro a la libertad individual, otro nos conduce a conectar radicalmente con aquello que somos, otro a un mundo mágico de fantasía, otro a una fuerte agresividad, competitividad social y ambición, y por último otro, podríamos añadir muchos más, que lleva a una sexualidad pletórica y lúdica.

    Además demos por hecho que la persona que no se mueve de la primera casilla fue educada en un estricto ambiente o bajo paradigmas rígidos, independientemente que lo hicieran amablemente (las peores dictaduras son aquellas que se imponen con una sonrisa en los labios y ante las que uno no se puede ni rebelar). Y por lo tanto, si saca un pie de allí todos los terrores empiezan a hacer acto de presencia.

    ¿Comprendemos ahora un poco más por qué no sale?

    Bien, la terapia sirve para moverse y empezar a jugar, y eso supone asumir algún riesgo.
    Si algo se acerca a la idea de liberación es el proceso terapéutico que conduce al abandono de la obsesión.
    Damián Ruiz
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