Atrapados por sus obsesiones

"No soy un caso patológico"

Desde las pequeñas manías a las excentricidades de los famosos, el abanico de rituales es amplio
Arantza Rodríguez


Bilbao
Apaga las luces tres veces antes de dormir, siempre se levanta de la cama con el pie derecho y al quitar la radio procura que la palabra de quien habla no quede entrecortada. Pero si algo se toma realmente a pecho este treintañero vizcaino es su ritual para ver el fútbol en la televisión. "Mis zapatillas deben estar perfectamente alineadas. Si alguien las pisa en medio del partido y las mueve, pongo el grito en el cielo, pero en casa me dejan por imposible", confiesa. Cuando su equipo marca un gol, no se permite cambiar de postura, "no vaya a ser que la suerte cambie", y siempre ve los encuentros en el mismo sitio que la última vez si su favorito gana.
Pese a esta colección de pequeñas manías, que aparentemente no le impiden hacer una vida normal, asegura no ser "un caso patológico". "Simplemente es cuestión de creer que vas a tener buena o mala suerte. Es como cuando lees el horóscopo y el día se ajusta a lo que has leído. Cuando no pasa, no le das importancia. Pero cuando sí acierta, te lo crees aún más", explica y data el inicio de sus curiosos rituales en la adolescencia.
Precisamente en la pubertad, apunta el psiquiatra José Luis López Atienza, es cuando "empiezan a asomarse rasgos que si se perpetúan en el tiempo, pueden acabar atrapando a la persona en esas obsesiones". Un ejemplo es la excesiva preocupación por la limpieza y el cuidado de la imagen, que hace que algunos chavales pasen horas frente al espejo. "La necesidad de caer bien a los demás y ser queridos hace que los adolescentes redoblen los esfuerzos para que su peinado, su vestir y su higiene sean diez sobre diez", explica este experto en trastornos obsesivos compulsivos.
Hay quien al apagar la radio procura que la palabra del locutor no quede entrecortada
Las exigencias de las 'celebrities' les acompañan en sus momentos de soledad
Aunque este comportamiento es "normal" en plena edad del pavo, no hay que bajar la guardia. "En esa época de la vida lo lógico es que pretendan ser más especiales que otros y, en esa rivalidad, siempre se van a exagerar excesivamente ciertos rituales. Ahora bien, si se les ayuda a que puedan bajar su grado de exigencia para consigo mismos y se les enseña que así también son queridos, se les está ayudando a que no vayan perpetuando esas ritualizaciones", aconseja López Atienza, para quien "la adolescencia es un momento muy crítico en la aparición de esta perturbación, porque se sienten muy avergonzados y temen ser tratados como locos".
Lo mismo que algunos "tienen que contar o dejar las cosas en un cierto orden para que no pase nada", también los deportistas ponen en práctica ciertos rituales. "Los movimientos que hacen los atletas antes de un salto de altura o de pértiga son iguales y repetitivos. Uno puede sacar una foto y decir: Este gesto lo ha repetido cinco o diez veces antes de saltar", pone como ejemplo este psiquiatra.
caprichos de artista Las excentricidades de los famosos, que llegan a llevarse su propia vajilla a los restaurantes o a solicitar una habitación de hotel con velas y completamente blanca, también tienen su explicación. "Todas estas manías y costumbres les acompañan en sus muchos momentos de soledad y vacío. En la medida en que están enganchados en si hay cuarenta coca-colas o cincuenta botellas de champán o las alfombras son persas, eso parece como que les acompañase", reitera este especialista en trastornos obsesivos.
Consciente de que "los artistas lo pasan muy mal porque siempre están de cara al público y tienen que ser número diez", López Atienza explica que "esa exigencia les lleva a hacer rituales y, en muchos momentos, a tener complicaciones en ese mundo de lo obsesivo y de lo compulsivo. Son personas muy caracteriales. Si eso no está o no está bien, se vuelven muy desagradables", advierte.
La película Mejor... imposible, protagonizada por Jack Nicholson, "refleja a la perfección las manías, el carácter agrio y la intolerancia" de una persona con un trastorno obsesivo compulsivo. "A veces se acercan mucho a lo dictatorial. No soportan nada que esté mal o sea diferente a lo de ellos. No lo digo en sentido descalificativo -aclara el experto- porque sufren mucho por ser así. Nadie estaríamos orgullosos de que nuestra vida estuviese atrapada en algo que no queremos".

las claves

· David Beckham, afectado. El futbolista reconoció hace años que sufría este trastorno, lo que le llevaba a ordenar su ropa por colores y los botes en la nevera por pares.
· Obsesiones. Las más frecuentes se relacionan con la contaminación (contraer una enfermedad al estrechar la mano de alguien), dudas (sobre haber cerrado la puerta del coche o la llave del gas), orden (necesidad de que los objetos se coloquen simétricamente), agresivas (insultar, golpear a alguien) y sexuales (imaginar a personas desnudas de forma recurrente).
· Compulsiones. Son actos repetitivos, como lavarse las manos con mucha frecuencia, comprobar si se ha cerrado la puerta muchas veces, pasar por determinadas baldosas de la acera, contar, rezar o repetir palabras, que se realizan como respuesta ante la obsesión para tratar de reducir el malestar.
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José Luis López Atienza Psiquiatra del centro de salud mental de Uribe Kosta y experto en trastornos obsesivos

"Es terrible no poder salir sin pasar media hora comprobando que has apagado la luz"

Les asaltan ideas angustiosas, como el temor a contaminarse o a dañar a alguien, y tratan de mitigarlas a base de rituales. Quien padece un trastorno obsesivo compulsivo "sufre mucho", dice este psiquiatra. De hecho, algunos necesitan hasta cuatro horas para comer o lavarse
Arantza Rodríguez 
BILBAO. "Cuando uno no se perdona el haberse retrasado cinco minutos o tener desordenada la mesa del despacho, ya está atrapado", advierte José Luis López Atienza, psiquiatra del Centro de Salud Mental de Uribe Kosta y experto en trastornos obsesivos compulsivos.
¿Qué es exactamente un trastorno obsesivo compulsivo?
Es un trastorno que tiene una gravedad. Son personas que sufren mucho porque padecen de ideas que se imponen en su mente y se ven en la necesidad de satisfacer, aunque sientan que son absurdas. Para aliviarlas, se ven empujados a hacer muchos rituales. Hay pacientes que tienen que dedicar horas a la higiene o a la comida y si se interrumpe ese momento, tienen que volver a empezar. Es como si la mente quedase atrapada por esas ideas.
¿Cómo diferenciar una simple manía de un trastorno patológico?
Es un trastorno cuando uno queda atrapado por las obsesiones. Todos tenemos aspectos un poco maniáticos. Nos parece que haciendo las cosas de determinada manera estaremos más tranquilos y seguros, pero cuando esas manías nos vencen y uno dice: Esto no tiene sentido, pero no puedo dejar de hacerlo, esa sería la franja que diferenciaría una cosa de otra.
¿Cuáles son los síntomas más habituales del trastorno obsesivo?
El rasgo más específico es el sentimiento de culpa por haber pensado o deseado algo negativo o por haberse imaginado algo terrible relacionado con el sexo, la violencia o hacer daño a otro. Por ejemplo, que uno esté enfadado con su jefe y quiera que tenga un accidente. Ese pensamiento les atormenta porque creen que por haberlo deseado, va a pasar. La culpa hace que después tengan que hacer rituales como de limpieza, de que no son malos.
¿Qué tipo de rituales?
Un síntoma muy claro es la religiosidad. Tienen que ir a misa, comulgar y confesarse muchas veces. Es como si así, expresando sus culpas, pudiesen quedar aliviados de ellas. O los rituales de limpieza. Lavándose muchas veces las manos o no tocando los objetos con ellas estarían menos contaminados y contaminarían menos, harían menos daño. Las acciones, que es la parte compulsiva del trastorno, les llevan a mitigar el daño que puedan hacer.
Pero, al llevarlas a cabo, ellos mismos se lastiman.
A veces en los rituales ellos mismos se dan cuenta de que se están machacando. Hay personas que de limpiarse tanto las manos las tenían totalmente desgastadas o cuando van al baño, los rituales de limpieza que tienen que utilizar cuando defecan, que se pasan horas, les provocan una irritabilidad de las zonas que están constantemente limpiando.
Para muchos algo tan simple como salir de casa es todo un triunfo.
Es terrible que una persona no pueda salir de casa sin haber pasado media hora comprobando que ha apagado la luz. Un ritual habitual es comprobar que el gas o elementos que pueden dañar la vivienda no queden encendidos, pero no les sirve hacerlo una vez, han de comprobarlo muchas. Es como que, en el ejercicio de hacerlo repetidamente, se quedarían más aliviados. Piensan que ya han cumplido una tarea y que si la dejasen así, hala, ya he apagado la luz, podría pasar algo.
¿Se sabe cuántas personas sufren este trastorno en Euskadi?
No tengo datos. A nivel internacional, en comunidades semejantes a la nuestra, sería alrededor de un 1,5 o 1,8 por ciento de la población.
¿Cuál es el perfil de los pacientes?
Se da tanto en hombres como en mujeres. En las mujeres está muy relacionado con el tema de la limpieza y el orden, quizás al tener que desarrollar muchas veces tareas tanto en lo doméstico como fuera. Las personas con un nivel socio cultural elevado padecen mucho estas cosas. Si tienen cargos importantes, las decisiones que pueden tomar van a afectar mucho a los demás, por lo que la duda, que es otro aspecto del trastorno obsesivo, siempre les va a atenazar.
¿Suelen admitir lo que les sucede?
Lo habitual no es que lo cuenten. Les cuesta mucho acceder a la atención por la vergüenza que sienten y porque a veces temen que eso sea malinterpretado por el profesional y lo que es una obsesión lo traduzca por un trastorno obsesivo compulsivo y si ya es un trastorno obsesivo compulsivo, lo traduzca por una psicosis o una locura.
¿Cómo se trata este trastorno: con psicofármacos, terapia...?
Los casos más graves sí que necesitan psicofármacos, en concreto, antidepresivos. Eso de la culpa, esa amargura, esa tristeza y ese carácter tan agrio que llegan a tener por cómo sufren son aspectos depresivos. Aunque se trate con psicofármacos, el tratamiento adecuado siempre es la psicoterapia. Hay que ayudar a la persona a que entienda no solo de dónde proviene todo esto, sino por qué se siente tan mala, por qué siente que nadie le va a querer, qué fallas se dan en su estado de ánimo y en su mundo emocional.
¿Hay trastornos obsesivos ligados a las nuevas tecnologías?
Hay muchas personas que se hacen adictas a las nuevas tecnologías y en el trasfondo de esa situación aparecen aspectos muy obsesivos. La misma obsesión por la que uno tiene que ducharse tres veces al día, ser hiperpuntual o tener las cosas ordenadas de determinada manera en su mesilla de noche hace que uno se fije a internet, tenga que estar entrando todos los días y ya quede atrapado. Las nuevas tecnologías no ayudan mucho en ese sentido por lo exigentes que son. Son herramientas que se imponen en nuestra vida de tal manera que parece que si uno no revisa los correos electrónicos todos los días, estuviese fuera de lugar y ya uno se sintiese haciendo las cosas mal.
Hay personas que no se resisten a jugar con los números o construir palabras y frases del revés...
Y gente que cuando cruza un paso de cebra no puede tocar las franjas blancas o que tiene que estar tocando algo en concreto porque eso le da seguridad. Hacen rituales de sumar, contar, tener objetos para que les salgan bien las cosas... Los deportistas, por ejemplo, no es que sean obsesivos, pero sí tienen los mismos cánticos antes de jugar u objetos que meten en sus pantalones o tienen que dormir ese día de determinada manera. Es como si así reasegurasen que, a través de esos fenómenos, va a pasar algo bueno.
Y nada más lejos de la realidad.
Lo que va a pasar no depende de si uno duerme del lado derecho o izquierdo o de si ha puesto el despertador mirando para la pared o hacia uno mismo, pero a veces, a través de estos gestos de autoafirmación o de cierta seguridad, uno cree que ya tiene resuelto el futuro. Son pacientes que tienen que tenerlo todo muy controlado y, en la medida en que hacen estos gestos, creen que está todo bajo control.
La vida está salpicada de pequeñas manías, como levantarse con el pie derecho. Si no provocan sufrimiento, no hay por qué alarmarse ¿no?
Hay rituales que no provocan sufrimiento. Lo que suele pasar es que cuando hay algún acontecimiento traumático en la vida de estas personas, ya sea la muerte de un ser querido o alguna perturbación a nivel económico o laboral, los rituales se acentúan. Entonces, uno se tiene que cepillar los dientes cinco veces o no puede dejar de hacer gimnasia media hora porque si no, siente que ha hecho algo terrible.
La convivencia debe ser difícil.
Conozco el caso de una persona que para comer necesita unas cuatro horas y para lavarse otras tantas, personas que no pueden tocar absolutamente nada, que no te pueden dar ni la mano por miedo a contaminar y a ser contaminados. Todo esto hace que la convivencia con otras personas no sea posible porque se encierran en su mundo.
Deben pasarlo realmente mal.
Sentirse culpables les hace vivir atormentados, pensando que les va a ocurrir una desgracia, y eso les hace tener muy mal carácter. Son personas que viven muy amargadas y necesitan mucha tranquilización en torno a lo que piensan, lo que hacen y desean. No es tan malo como ellos creen. Puede que haya efectos negativos, pero no llega ni muchísimo menos al ribete de gravedad y maldad que ellos imaginan.
http://www.deia.com/2011/08/15/sociedad/euskadi/es-terrible-no-poder-salir-sin-pasar-media-hora-comprobando-que-has-apagado-la-luz

Cómo convivir con las fobias
Extractado del libro: Estrategias para superar el pánico y la agorafobia, del doctor Alfredo H. Cía


Las sufre una de cada cuatro personas. Se relacionan con un miedo irracional a ciertos lugares, objetos o situaciones que, para otros, resultan absolutamente normales. En esta nota, testimonios de pacientes, consejos de especialistas y un cuestionario para conocer si usted puede padecerlas

En un bar, sobre la avenida Monroe al 3500, (En Buenos Aires, Capital Federal) hay un grupo de personas con miedo. Son once hombres y quince mujeres que, cada lunes, se encuentran para compartir sus inquietudes más profundas y combatir sus peores fantasmas. Son los participantes de uno de los 400 Talleres de Miedos, que forman parte del Programa de Salud Mental del hospital Pirovano.
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Cada uno carga, a su modo, con la vergüenza y la culpa de sentir miedo. Un miedo dañino e irracional. A las tormentas, las inyecciones, ir al dentista, los gatos, los animales con plumas, no poder escapar de alguna situación, entrar en un supermercado, los encuentros sociales, pasar cerca de una persiana metálica baja, los movimientos de los vecinos del piso de arriba, los botones blancos con cuatro agujeros. Miedo, en sus más variadas formas. O más que miedo: fobia.
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· COMO IDENTIFICAR UNA FOBIA. Las fobias son un miedo persistente, excesivo y desproporcionado a determinados objetos o situaciones, que obliga a quienes las padecen a intentar evitarlos. Si bien no hay estadísticas poblacionales específicas, se considera que una de cada cuatro personas las sufre en la actualidad. Claro que muchos no lo dicen y a otros no se los sabe escuchar. Todos aseguran vivir en una cárcel sin rejas de la que les resulta imposible escapar.
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· QUE DICEN LOS PACIENTES. "Las fobias te cambian la vida -dice Andrea, desde una de las mesas del bar-. Yo antes era súper decidida. Parecía que nada me podía tirar abajo. Pero a partir del primer ataque me sentí paralizada y marginada."
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Andrea tiene 39 años y hace cinco se integró al grupo por padecer un tipo de fobia social que la hace sentirse aterrada hasta descomponerse y transpirar

excesivamente en determinadas situaciones. "Eso me limita tanto para ir a tomar un café con alguien como en una entrevista de trabajo. Siempre estoy en inferioridad de condiciones", reconoce.
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A su lado Irene, de 57 años, asiente. "A mí, que me respondan en un tono un poquito más elevado o de mala manera me lastima de tal forma que me paraliza por completo -dice-. Puedo llegar a sufrir un ataque de llanto y tirarme al suelo como si fuera una nena de 2 años que no se puede defender."
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Lo que Irene y Andrea sienten no es sólo miedo. Para considerar que una persona sufre una fobia debe haber algo más que una situación puntual de miedo o episodios aislados de temor y ansiedad. El miedo acompaña a los seres humanos desde sus orígenes, es una respuesta totalmente natural que heredamos biológicamente. Actúa como defensa instantánea frente a un peligro, protegiéndonos. Gracias al miedo, el hombre de la prehistoria sabía cuándo era aconsejable no salir de la caverna para no servir de almuerzo a algún animal. Gracias al mismo miedo, hoy cualquier niño que se sube a un árbol siente el peligro y resuelve quedarse abrazado a la rama, reclamando ayuda.
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· MIEDOS Y FOBIAS. Las fobias no tienen ese carácter protector. "A la fobia se la considera una patología, mientras que el miedo necesariamente lo es", explica el licenciado Miguel Espeche, psicólogo y coordinador general del Programa de Salud Mental del hospital Pirovano. (En Argentina, Capital Federal) "El miedo puede responder a circunstancias más fácilmente objetivables, mientras que la ansiedad y temor de la fobia se percibe como sobredimensionado en relación con el objeto que aparece generando ese temor", agrega.

Para el doctor Alfredo Cía, presidente de la Asociación Argentina de Trastornos de Ansiedad (AATA) y autor de varios libros sobre esta problemática, ciertos miedos son comunes y no se los considera fobias a menos que ocasionen una incapacidad significativa. "La diferencia esencial entre el miedo y una fobia es la medida en que perturban la vida cotidiana. Un miedo común puede ser sobrellevado casi sin alterar la vida de todos los días. En cambio una fobia se define, en parte, por la incapacidad que origina."
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· EN ALERTA PERMANENTE. La incapacidad suele ser grande y los inconvenientes muchos. Junto con la sensación de inseguridad, descontrol, palpitaciones, falta de aire, mareos, desmayos, y temblores, puede llegar lo que se denomina evitación fóbica: una tendencia a alejarse o rehuir al contacto con el estímulo temido, ya sea éste un objeto, una situación o una persona. Por eso, quien sufre esta patología suele estar muy atento para registrar en su memoria los lugares en los cuales estos estímulos pueden aparecer y así tratar de evitarlos o alejarse de ellos.
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"El fóbico es una persona que está en permanente alerta, preocupado y anticipando situaciones. Para eso establece una serie de reaseguros -dice el doctor Gustavo Bustamante, vicepresidente de la Fundación Fobia Club-. Yo tuve una paciente con fobia a las cucarachas que llevaba un cucarachicida en la cartera y obligaba a fumigar cada lugar en el que entraba."
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· CONVIVIR CON UNA FOBIA. No todas las fobias son iguales. El estilo de vida occidental, el trabajo, el lugar en el que vivimos, nuestra ocupación o nuestra edad hacen que sobrellevar una fobia resulte una tarea compatible o no con la vida.

No es lo mismo padecer una fobia a volar para un chacarero que tranquilamente puede vivir sin subir a un avión que para el ejecutivo de una empresa multinacional que tiene la exigencia de volar con frecuencia. No resulta igual una fobia a las aguas profundas para un habitante de la gran ciudad que para quien vive cerca de un río o del mar.
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"La importancia clínica de la fobia depende de la medida en que los síntomas interfieran en la vida familiar o en lo laboral. Si genera un malestar significativo, es urgente consultar con un especialista", explica el doctor Cía.
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Más allá de que el fóbico reconozca lo excesivo e irracional de su temor de enfrentarse a la situación temida, no podrá evitar sentirse dominado por el miedo y el terror. La vida social, el estudio o la carrera profesional se verán cada vez más limitados, generando sentimientos de incapacidad, baja autoestima y minusvalía.
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"Para mí, el simple hecho de transpirar en una entrevista de trabajo ya me coloca en una situación complicada -dice Andrea-. Pensar en que me pongo nerviosa termina por ponerme más nerviosa. Me desconcentra a tal punto que no sé lo que digo. Obviamente, cuando el empleador elige, llevo las de perder", reconoce.
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Contrariamente a lo que sucede con la defensa natural que presupone el miedo, en el caso de las fobias el alejamiento de lo que se teme condena. El alivio que siente el fóbico al escapar de lo que considera un peligro se vuelve una trampa fatal. El escape permanente y la huida se vuelven una obsesión que retrae y limita progresivamente su vida.
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· APOYARSE EN LOS OTROS. Como en la mayoría de los males que caracterizan nuestra era, la importancia de las fobias y la posibilidad de convivir más o menos armoniosamente con éstas tiene mucho que ver con el entorno del individuo y con la sociedad. La familia, los amigos y las parejas suelen cumplir involuntariamente un rol que, en la mayoría de los casos, está lejos de favorecer al paciente. Para un fóbico, hablar de lo que padece no es fácil y, aunque quisiera, muchas veces no tendría con quién. La vergüenza de sufrir algo que nadie puede entender y muchos llegan a menospreciar no ayuda a la recuperación.
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"Mi familia siempre minimizó el problema. Me decían que ya se me iba a pasar -comenta Andrea-. Yo era la fuerte, la que podía todo. Nadie podía entender que a mí me pasara algo. Me hubiera gustado una familia con los ojos más abiertos, que me entendiera más. Que no me hiciera sentir un bicho raro."
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Explicar lo inexplicable no resulta sencillo. Las víctimas de las fobias se encuentran ante la necesidad de contar algo que reconocen absurdo y que ni ellos llegan a entender. "¿Cómo una persona de 57 años se va a asustar porque alguien le levante la voz? -se pregunta Irene, intentando ver su problema desde afuera-. Resulta ridículo."
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"Es inevitable que te miren como a una loca", comenta Andrea.
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"A veces, aunque haya buena voluntad, el hecho de no vivirlo hace que la gente no sepa qué hacer -dice Liliana, de 48 años, otra integrante del taller-. Los miedos son incomprensibles."
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· BUENOS TRATAMIENTOS. Existen distintas categorías de fobias (ver al final del artículo). Y si bien el camino es arduo y la tarea no resulta sencilla, la mayoría de las fobias se superan con el tratamiento adecuado. Lo importante, según los especialistas, es buscar ayuda profesional cuanto antes. Medicación, terapias de tipo conductual (enseñar a la persona a controlar los síntomas de su ansiedad) y terapias que exponen gradualmente al paciente a los estímulos que le causan las reacciones ansiosas son, a grandes rasgos, los métodos para la cura.
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El equilibrio entre la solución que representa el descubrimiento de una nueva patología y su abuso es difícil de lograr.

El peligro consiste en abusar del diagnóstico y que se fortalezca el síntoma en vez de ayudar. "La fobia es una patología que, junto al ataque de pánico, está siendo en ocasiones sobre diagnosticada y merece prudencia la posibilidad de su utilización abusiva -alerta el licenciado Espeche-. En ocasiones se prefiere diagnosticar una fobia a determinar qué ocurre en el proceso de vida de la persona."
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La solución, para Espeche, está en entender al diagnóstico como el principio de un camino y no como el final. "Es el camino de comprender la situación de vida que genera tanta ansiedad y no de echarle la culpa de todo a un síntoma. Los actos fóbicos suelen ser los mensajeros de otras situaciones de angustia", afirma.
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Angustia: Es una de las palabras más usadas por quienes se acercan por primera vez al bar que está frente al hospital Pirovano. Pero después del taller, donde hablaron de sus familias, la incomprensión, las ansiedades y del temor, aunque el presente sea gris se van pensando que hay un futuro por construir.
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Por Leonardo Blanco
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Para tener en cuenta

Tipos de fobias
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· Fobias específicas. Pueden ser de tipo ambiental (a las tormentas, las aguas profundas, los vientos, las alturas, etc.), situacional (a situaciones o lugares específicos, como estar en salones cerrados, o viajar en ascensores, aviones, barcos, etc.), a los animales (desde los domésticos hasta insectos, serpientes, sapos u otros), a la sangre, las heridas o a los procedimientos médicos u odontológicos.
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· Fobias sociales. Temor a ser evaluado. Dificultad de hablar en público, dar charlas, discursos o exámenes, comer en público o relacionarse con personas desconocidas.
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· Agorafobia. Temor a alejarse del domicilio o caminar solo por la calle, viajar en colectivo, tren o subte. Dificultades para permanecer en una cola, ir a un cine o un restaurante donde, en caso de sufrir una crisis, el escape pueda ser dificultoso.
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Cuestionario
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Para saber si usted sufre alguna fobia específica, responda estas preguntas:
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1- ¿Teme excesivamente enfrentarse con alguna de las siguientes situaciones?
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-Animales
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-Alturas (pisos elevados, puentes, precipicios, etcétera)
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-Ascensores
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-Tormentas o inundaciones
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-Aguas profundas
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-Procedimientos médicos
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-Sangre o heridas
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-Aviones o barcos
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-Otras
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2- ¿Reconoce que su temor es excesivo e irracional?
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3- Las conductas de evitación, malestar y ansiedad que le producen estos objetos o situaciones, ¿perturban de alguna manera su vida normal?
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· En caso de haber contestado afirmativamente a la mayoría de las preguntas es probable que usted padezca algún tipo de fobia específica. Si cree que puede sufrir algún otro tipo de fobia o trastorno de ansiedad, consulte con un especialista.
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(Extractado del libro: Estrategias para superar el pánico y la agorafobia, del doctor Alfredo H. Cía)
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Para saber más (En Argentina)
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· Salud Mental Responde (GCBA), 4863-8888 (lunes a viernes, de 8 a 20)
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· Unidad Coord. de Salud Mental de la Nación, 4379-9162
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· Talleres del hospital Pirovano, 4774-7031 / 4541-2365
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· Asociación Arg. de Trastornos de Ansiedad, www.ansiedad-aata.org
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Créditos: La Nación http://www.lanacion.com.ar/
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Tratamiento de la obsesión y del Trastorno obsesivo compulsivo

Ayuda Psicológica: Tratamiento de la obsesión y del Trastorno obsesivo compulsivo
El trastorno obsesivo compulsivo es lo más parecido a vivir en una cárcel creada por uno mismo donde se es al tiempo preso y guardián. Desde Comprendernos.com le ofrecemos la ayuda psicológica que necesita para superar estas situaciones.

¿Por qué se empeñará el cerebro de los obsesivos y ya no digamos de los afectados por un Trastorno Obsesivo Compulsivo en repetir y repetir el mismo tipo de pensamiento o el mismo tipo de conducta una y otra vez? Hagámonos otra pregunta: ¿Para qué le servirá al cerebro producir ese tipo de circuito neuronal tan fatigante? ¿Por dónde no quiere pasar? ¿Hacia dónde no quiere ir?
Imaginemos un juego virtual donde nos colocan en medio de un paisaje con diferentes espacios a los que se puede llegar a través de diversos senderos. Cada uno de esos caminos conduce a uno de esos espacios y en cada uno de ellos encontramos posibilidades y experiencias nuevas, podemos sentir emociones variadas y también podría ser que uno de esos lugares nos gustase tanto que decidiéramos quedarnos allí a vivir. Sólo hay un problema: no podemos saber lo que hay al final del camino hasta que lleguemos, aunque durante el trayecto ya empecemos a intuir lo que habrá.

Imaginemos además que no tomar ninguna decisión nos obligaría a permanecer en un sitio pequeño y cerrado, en el que no ocurre nada malo aunque tampoco nada bueno, simplemente estamos allí repitiendo constantemente el mismo recorrido.
¿Quién haría eso? ¿Usted lo haría? ¿Qué temería que pasara si saliera de allí y empezase a caminar a través de uno de los recorridos? ¿Qué le hace a alguien permanecer sin moverse?
Bien, vamos a seguir activando nuestra imaginación y pongamos que uno de los caminos lleva al espacio donde se encuentran la rabia y al resentimiento, otro a la libertad individual, otro nos conduce a conectar radicalmente con aquello que somos, otro a un mundo mágico de fantasía, otro a una fuerte agresividad, competitividad social y ambición, y por último otro, podríamos añadir muchos más, que lleva a una sexualidad pletórica y lúdica.
Además demos por hecho que la persona que no se mueve de la primera casilla fue educada en un estricto ambiente o bajo paradigmas rígidos, independientemente que lo hicieran amablemente (las peores dictaduras son aquellas que se imponen con una sonrisa en los labios y ante las que uno no se puede ni rebelar). Y por lo tanto, si saca un pie de allí todos los terrores empiezan a hacer acto de presencia sufriendo así un Trastorno Obsesivo Compulsivo para el que será necesaria la ayuda psicológica.
¿Comprendemos ahora un poco más por qué no sale?
Bien, la terapia y la ayuda psicológica para superar cualquier Trastorno Obsesivo Compulsivo sirve para moverse y empezar a jugar, y eso supone asumir algún riesgo.
Si algo se acerca a la idea de liberación es el proceso terapéutico que conduce al abandono de la obsesión y, por tanto, a la superación del Trastorno Obsesivo Compulsivo.

Damian Ruiz
http://www.comprendernos.com/como_superar_un_trastorno_obsesivo_leer.html

los 15 tipos de pensamientos automaticos

1. Filtraje: esta distorsión se caracteriza por una especie de visión de túnel; sólo se ve un elemento de la situación con la exclusión del resto. Se resalta un simple detalle y todo el
evento queda teñido por este detalle.

2. Pensamiento polarizado: Se tiende a percibir cualquier cosa de forma
extremista, sin términos medios.

3. Sobregeneralización: En esta distorsión se produce una extensión, una conclusión generalizada a partir de un incidente simple o un solo elemento de evidencia.
Esta distorsión conduce inevitablemente a una vida cada vez más restringida.

4. Interpretación del pensamiento: Cuando una persona interpreta el pensamiento hace juicios repentinos sobre los demás. En la medida que su pensamiento interpreta, también se hacen presunciones sobre cómo está reaccionando la gente a las cosas que la rodean, particularmente cómo están reaccionando los demás ante usted.

5. Visión catastrófica: Cuando una persona catastrofiza, una pequeña vía de agua en un barco de vela significa que seguramente se hundirá. Estos pensamientos a menudo empiezan con las palabras "y si…".

6. Personalización: Es la tendencia a relacionar algo del ambiente consigo mismo. Por ejemplo, una madre deprimida se censuraba cuando veía algún signo de tristeza en su hijo. El error básico de pensamiento en la personalización es que se interpreta cada experiencia, cada conversación, cada mirada como una pista para analizarse y valorarse a sí mismo.

7. Falacias de control: Existen dos formas en que puede distorsionarse el sentido de poder y control de una persona. Una persona puede verse a sí misma impotente y externamente controlada, o omnipotente y responsable de todo lo que ocurre alrededor. La persona que se siente externamente controlada, se bloquea. El polo opuesto de la falacia del control externo es la falacia del control omnipotente. La persona que experimenta esta distorsión se cree responsable de todo y de todos.

8. La falacia de justicia: Se basa en la aplicación de las normas legales y contractuales a los caprichos de las relaciones interpersonales. Se expresa a menudo con frases condicionales:
 "Si me quisiera, no se burlaría…".

9. Razonamiento emocional: En la raíz de esta distorsión esta la creencia de que lo que la persona siente tendría que ser verdadero. Si se siente como un perdedor, entonces tiene que ser un perdedor.

10. Falacia de cambio: El supuesto fundamental de este tipo de pensamiento es que la felicidad depende de los actos de los demás. La falacia de cambio supone que una persona cambiará si se la presiona lo suficiente. La esperanza de felicidad se encuentra en conseguir que los demás satisfagan nuestras necesidades. Las estrategias para cambiar a los otros incluyen echarles la
culpa, exigirles, ocultarles cosas y negociar.

11. Etiquetas globales: Se trata de generalizar una o dos cualidades en un juicio global, con lo cual la visión que se tiene del mundo es estereotipada y unidimensional.

12. Culpabilidad: A menudo la culpabilidad implica que otro se convierta en el responsable de elecciones y decisiones que realmente son de nuestra propia responsabilidad. Otras personas focalizan la culpabilidad en ellas mismas exclusivamente.

13. Los debería: En esta distorsión, la persona se comporta de acuerdo a unas reglas inflexibles que deberían regir la relación de todas las personas. Las palabras que indican la presencia de esta distorsión son debería, habría de, o tendría. No sólo son los demás quienes son juzgados, sino que también la persona se hace sufrir a sí misma con los debería.

14. Tener razón: La persona se pone normalmente a la defensiva; tiene que probar continuamente que su punto de vista es el correcto, que sus apreciaciones del mundo son justas y todas sus acciones adecuadas. Las opiniones de este tipo de personas raramente cambian porque tienen dificultad para escuchar nuevas informaciones.
Cuando los hechos no encajan en lo que ya creen, los ignoran.

15. La falacia de la recompensa divina: En este estilo de ver el mundo la persona se comporta "correctamente" en espera de una recompensa. Se sacrifica y trabaja hasta quedar extenuada y mientras tanto imagina que está coleccionando puntos angelicales que podrá cobrar algún día.
 http://josecrea.wordpress.com/2006/02/04/los-15-tipos-de-pensamientos-automaticos/

imagen:http://jjninotres.blogspot.com/2010/12/los-pensamientos-hacen-inutiles-las.html

Trastorno obsesivo compulsivo tratamiento


Trastorno Obsesivo Compulsivo
La terapia para el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
El tratamiento más efectivo para el trastorno obsesivo-compulsivo es a menudo la terapia cognitiva conductual. Los antidepresivos se usan a veces en combinación con la terapia, a pesar de la medicación sola raramente es eficaz para aliviar los síntomas del TOC.
La terapia cognitiva conductual para el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)
La terapia cognitiva conductual para el trastorno obsesivo-compulsivo tiene dos componentes:
Prevención de la exposición y la respuesta consiste en la exposición repetida a la fuente de su obsesión. A continuación se le pedirá que se abstenga de la conducta compulsiva que generalmente habían realizar para reducir la ansiedad. Por ejemplo, si usted se lava las manos compulsivamente, se le puede pedir a tocar la manija de la puerta de un baño público y luego se impidió lavado. Como usted se sienta con la ansiedad, la necesidad de lavarse las manos poco a poco comienzan a desaparecer por sí solo. De esta manera, se entera de que usted no necesita el ritual para deshacerse de la ansiedad-que tienen cierto control sobre sus pensamientos obsesivos y comportamientos compulsivos.
La terapia cognitiva se centra en los pensamientos catastróficos y exagerado sentido de la responsabilidad que se siente. Una gran parte de la terapia cognitiva para el TOC es la enseñanza saludable y maneras eficaces de responder a los pensamientos obsesivos, sin recurrir a la conducta compulsiva.
Cuatro pasos para la conquista de pensamientos obsesivos y compulsivos
El psiquiatra Jeffrey Schwartz, autor de bloqueo del cerebro: Libérate de comportamiento obsesivo-compulsivo, ofrece los siguientes cuatro pasos para tratar con TOC:
Reetiquetar – Reconocer que los pensamientos intrusivos y obsesivos impulsos son el resultado de la OCD. Por ejemplo, entrenarse para decir: “Yo no pienso o siento que mis manos están sucias. Tengo una obsesión que mis manos están sucias.” O, “No me siento que tengo la necesidad de lavarse las manos. Tengo una necesidad compulsiva de realizar la compulsión de lavarse las manos.”
Reatribuir – Darse cuenta de que la intensidad y la intrusión del pensamiento o impulso es causada por el TOC, sino que probablemente está relacionado con un desequilibrio bioquímico en el cerebro. Dígase a sí mismo: “No me es mi TOC”, para recordarle que los pensamientos de TOC, e insta a que no son significativos, pero son falsos mensajes desde el cerebro.
Reorientar – Trabajo en torno a los pensamientos TOC enfocando su atención en otra cosa, al menos por unos minutos. Hacer otro comportamiento. Dígase a sí mismo: “Estoy experimentando un síntoma del trastorno obsesivo compulsivo. Tengo que hacer otra conducta”.
Revalorizar – No tome el TOC pensamiento a su valor nominal. No es significativo en sí mismo. Dígase a sí mismo, “Esa es mi obsesión estúpida. No tiene ningún significado. Eso es sólo mi cerebro. No hay necesidad de prestar atención a ella.” Recuerde: Usted no puede hacer la idea de irse, pero tampoco es necesario prestar atención a ella. Usted puede aprender a pasar a la siguiente conducta.
http://centroap.com/blogs/2011/07/trastorno-obsesivo-compulsivo-tratamiento/