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Funciones de la serotonina
Entre las principales funciones de la serotonina esta la de regular el apetito mediante la saciedad, equilibrar el deseo sexual, controlar la temperatura corporal, la actividad motora y las funciones perceptivas y cognitivas.
La serotonina interviene en otros conocidos neurotransmisores como la dopamina y la noradrenalina, que están relacionados con la angustia, ansiedad, miedo, agresividad, así como los problemas alimenticios.
La serotonina también es necesaria para elaborar la melatonina, una proteína que es fabricada en el cerebro en la glándula pineal, y es la encargada de la regulación del sueño. La serotonina aumenta al atardecer por lo que induce al sueño y permanece elevada hasta el amanecer cuando comienza a descender.
Otra función importante de este neurotransmisor, es actuar como el reloj interno de nuestro cuerpo, lo que a su vez determina nuestros ciclos de sueño y vigilia. El reloj interno es el encargado de coordinar varias funciones biológicas como la temperatura corporal, la hormona del estrés, cortisol, y los ciclos del sueño. La correcta coordinación de estos 3 elementos hace que podamos dormir profundamente y despertar descansados. Los hombres producen hasta un 50% más de serotonina que las mujeres, por lo tanto, estas son más sensibles a los cambios en los niveles de serotonina.
Cambios en los niveles de serotonina
El estrés, los niveles de azúcar en sangre y los cambios hormonales, sobre todo en los estrógenos, son algunas de las causas por las que serotonina se ve alterada. Los niveles bajos de serotonina, se asocian a desequilibrios mentales como la esquizofrenia, autismo infantil, trastorno obsesivo compulsivo, hiperactividad infantil, depresión, estados de agresividad, migrañas, estrés e insomnio.

El aumento de serotonina en los circuitos nerviosos produce una sensación de bienestar, relajación, mayor autoestima y concentración. La serotonina se puede medir a través de la sangre, aunque no se obtendrá mucha información, debido a que el cerebro y el resto del cuerpo se encuentran separados por la barrera hemato-encefálica, una especie de pantalla que no permite el paso de cualquier sustancia al cerebro. Por eso el cerebro fabrica sus propios neurotransmisores.

Como aumentar la serotonina
El triptófano es precursor de la serotonina, este aminoácido esencial que es capaz de traspasar la barrera cerebral, no lo puede producir el organismo por lo que debe ser obtenido a través de la dieta.
Las semillas de Griffonia simplicifolia, una planta que crece en la sabana y en la costa del oeste de Afrecha, son ricas en 5-hidroxitriptofano (5-HTP), una sustancia que sirve de nexo entre el triptófano y la serotonina.
Practicar determinadas técnicas de relajación, yoga, meditación ayuda a elevar los niveles de serotonina.
Hacer ejercicio con regularidad, la vida al aire libre, pasear y bailar favorece el incremento de esta sustancia.
Cambiar de actividad, hacer cosas nuevas, emprender nuevos proyectos, viajar... ayuda a que la serotonina aumente.
Son ricos en triptófano las pastas, arroz, cereales, leche, huevos, soja, pollo, pavo, queso, plátano y leguminosas.

En todos los casos le recomendamos consultar con su médico, terapeuta u otro profesional de la salud competente. La información contenida en este articulo tiene una función meramente informativa.
Almudena Reguero


Periodista especializada en salud y terapias naturales


Colaborador de enbuenasmanos.com

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Como los chorros del plomo


fuente:JOSÉ MARÍA ROMERA :: MARTÍN OLMOS
La esclavitud de las tareas domésticas puede llegar a ser un camino de perfección, una vía ascética que colma de satisfacciones a quien se aplica a ella con disciplina y sin tregua. Mientras para muchas personas la limpieza del hogar forma parte de esos engorrosos inconvenientes de la vida práctica, para otras constituye todo un hobby, un placer y una dedicación gustosa que llega a adquirir los rasgos de un síndrome adictivo. Más allá del deseo de mantener un ambiente acogedor en el hogar y del razonable cuidado de la higiene, la obsesión por la limpieza convierte la casa en un desafío permanente a la perfección, al esfuerzo y a la voluntad. El hecho de tener la vivienda limpia deja de ser un objetivo utilitario para presentarse como un ejercicio que conduce a la realización personal.
El brillo de los muebles devuelve, como un espejo mágico, la imagen satisfecha del triunfo. Pero al mismo tiempo pone en alerta. No hay que dormirse en los laureles. Para mantener nuestra estancia como los chorros del oro no hay que concederse el menor descanso porque las motas de polvo acechan por doquier. Como nuevas Penélopes, las amas de casa tejen y tejen a todas horas el mismo telar pues saben que la suciedad vuelve a hacer de las suyas en cuanto se baja la guardia.
Según observa la psicología, el ciclo TOC -el del trastorno obsesivo-compulsivo- convierte la limpieza doméstica en una sucesión de reiterativos rituales, aunque no siempre respondan a las mismas motivaciones. Así como para algunas personas tener la casa en perfecto estado es una manera de contribuir al bienestar de la familia, para otras representa una manera de lucirse ante el visitante o de competir con los otros en el campeonato del hogar modélico. Aunque suene a paradoja, se limpia hacia adentro para exhibirse hacia afuera. Eso explica que en muchas casas los miembros del hogar -los beneficiarios, en principio, del confort perseguido- tengan prohibido ver la tele en el salón o usar uno de los cuartos de baño: son espacios-escaparate conservados en perfecto estado de revista con el único fin de deslumbrar a los extraños.
Otras veces la obsesión limpiadora tiene más que ver con la inseguridad personal. En la medida que dominamos los objetos forzándoles a mantenerse exquisitamente aseados y en estricto orden, obtenemos la recompensa de vernos seguros. Pero eso obliga a extremar las manías de forma repetitiva para evitar los sentimientos de angustia y malestar. No es desdeñable, no obstante, el papel terapéutico que en algunos casos ejerce la limpieza de la casa. Así como hay gente que después de pesadas jornadas de trabajo llega a casa pensando sólo en el descanso, deseosa de encontrar refugio en esa 'república independiente' donde no debe rendir cuentas a nadie, también otros se relajan gracias a unas ocupaciones que les permiten olvidar el estrés de su trabajo 'oficial'. Para ellos, cada pasada del aspirador es un gratificante barrido que se lleva los problemas. Frente a los contratiempos causados por una actividad laboral tantas veces enajenadora, las tareas domésticas revierten en beneficios propios. Así que tener la casa limpia como una patena puede ser duro, pero a menudo ahorra dos gastos: el de asistente y el de psiquiatra.
Pero, bromas aparte, la obsesión por la limpieza tiene unas dimensiones patológicas indiscutibles. Los aficionados a inventar palabras han acuñado el vocablo 'cleanaholic' para designar a estas personas -mujeres, en su mayoría- que han convertido la limpieza y el orden en una adicción tan insuperable como el alcohol, el juego, las compras o el tabaco. O tal vez más grave que el resto, pues presenta una apariencia virtuosa que la hace irreconocible como trastorno. ¿Cómo podemos censurar a alguien que aspira a hacer las cosas lo mejor posible? Es sencillo convencer a un fumador de que debe abandonar su dependencia-vicio, pero no hay modo racional de argumentarle a un 'cleanaholic' que, cuanto más acentúa sus manías, más cerca se halla de un cierto ideal de perfección bendecido por la cultura y, en cierto modo, por el sentido común. Estaría bueno, criticar a alguien por ser más limpio que nadie.
Hay quienes hablan del 'síndrome del ama de casa' puesto que, debido al tradicional reparto de papeles entre los dos sexos, afecta mucho más a las mujeres que a los hombres. Pero cada vez son más los 'cleanaholics' masculinos que presentan los mismos síntomas. Aunque adopte la apariencia de una pequeña manía tolerable, la obsesión por la limpieza es un devastador impulso que daña tanto a quien lo padece como a quienes -también pacientes- acaban haciendo la vida en la cocina para que no caiga ni un pelo en el resto de estancias de esa inmaculada mazmorra que alguna vez fue un hogar. Impuro, pero hogar.
http://www.elcorreodigital.com/vizcaya/20091213/opinion/como-chorros-plomo-20091213.html

¿Piensas demasiado?


¿Te quedas enganchada después de una discusión sobre lo que dijiste mal o lo que podías haber dicho? ¿Te cuesta dormirte por las noches temiéndote lo peor tras un pequeño fallo en el trabajo o después de pasar por un control médico rutinario? ¿Crees que le das demasiadas vueltas a las cosas?

No eres la única y, de hecho, cada vez es más creciente el número de mujeres que piensan demasiado, impidiéndose a sí mismas el desarrollo de una vida satisfactoria.



En este informe te mostraremos cómo liberarte de ese exceso de pensamiento nocivo y te plantearemos estrategias para recuperar el control de tu vida.





El pensamiento excesivo nos agota.



Pensar está muy bien. Vivir una vida racional y positiva es lo mejor que nos puede ocurrir. Pero cuando nuestra mente se queda dándole vueltas a nuestros pensamientos inútilmente produciendo sentimientos negativos, se da lugar al "efecto levadura", tal como lo denomina Susan Nolen-Hoeksema en su libro "Mujeres que piensan demasiado" (Ed. Paidós).

Se trata de un pensamiento excesivo que tiene lugar a partir de una pequeña idea o problema, que pasa a generar más y más preguntas, nuevas relaciones de ideas (todas con el mismo denominador común, problemático y lleno de temores), generando otros pensamientos negativos que se expanden, crecen y acaban por apoderarse de todo el espacio de nuestras mentes.

El resultado es agotador. Lejos de encontrar repuestas o soluciones válidas acabamos en un callejón sin salida presas de sentimientos de victimismo ("no podré salir de ésta", "soy tan incapaz como siempre lo he sido"), ansiedad ("esto se acaba") y depresión ("mi vida no vale nada").











Pensamos demasiado cuando nos dejamos atrapar por torrentes de pensamientos y sentimientos negativos que nos abruman y que interrumpen nuestro funcionamiento diario y nuestro bienestar.











1. ¿Por qué es malo pensar demasiado?





Cuando el pensamiento es constructivo y creativo, y aporta soluciones, nunca es demasiado, ya que se detiene al final del proceso y se relaja inmerso en una sensación satisfactoria de "misión cumplida".

El pensamiento excesivo, por el contrario, resulta nocivo porque afecta a nuestra capacidad para obtener respuestas y soluciones a nuestros problemas, produce desmotivación y genera nuevos problemas, nos bloquea en una posición repetitiva que acaba alejando a nuestras amistades y familiares (que aun apoyándonos en un principio acaban siendo presas del mismo agotamiento impotente) y, finalmente, puede arruinar nuestra salud física y emocional. El pensamiento excesivo puede llegar a arruinar relaciones.

Según Nolen-Hoeksema, "la mujer tiene el doble de probabilidades que el hombre de caer en una depresión profunda o de sufrir ansiedad, y parece que una de las razones de que esto sea así es precisamente nuestra tendencia a pensar demasiado".













Efectos negativos del pensamiento excesivo.





- Te hace la vida más difícil. Las tensiones a las que te enfrentas te parecen mayores; resulta más difícil encontrar soluciones adecuadas y es más probable que tus reacciones sean más vehementes y de efectos contraproducentes.

- Perjudica tus relaciones. Puedes molestar a otras personas con tus reacciones desproporcionadas, pero además, incluso tus mejores amigas pueden acabar aburridas por la repetición incansable del mismo problema e impotentes ante tu falta de receptividad y actitud para solucionar decididamente el problema.

- Puede llegar a provocar trastornos físicos y mentales serios, como gastritis, dolores de cabeza, hipertensión, o bien depresión y ansiedad, así como el abuso de drogas como el alcohol, café o tabaco.











¿Eres de las que piensan demasiado?



Test para evaluar si piensas demasiado.





Cuando estás disgustada, triste, deprimida o nerviosa, ¿cómo sueles reaccionar?

Responde a las siguientes preguntas con las respuestas: "nunca", "casi nunca", "de vez en cuando", "a menudo", "casi siempre" o "siempre".

Presta atención a tus respuestas para que éstas definan honestamente lo que sueles hacer en esas situaciones de tristeza o disgusto, no lo que crees que deberías hacer.



1. Pienso en lo sola que me siento.
2. Pienso en que me siento cansada y dolorida.
3. Pienso en lo mucho que me cuesta concentrarme.
4. Pienso en que me encuentro sin energía y desmotivada.
5. Me culpabilizo o me doy pena porque no puedo ponerme en marcha y hacer algo positivo.
6. Le doy vueltas y más vueltas a una situación reciente con el deseo de que hubiera ido mejor.
7. Pienso en lo triste y angustiada que me siento.
8. Pienso en todos mis defectos, fracasos, culpas y errores.
9. Me siento impotente y culpable por no hacer nada.
10. Pienso: soy un fracaso, ¿por qué no sé llevar mejor mi vida?



Si has respondido "nunca" o "casi nunca" a todas ellas, o bien "de vez en cuando" solo a unas pocas: ¡Felicidades! Has desarrollado estrategias excelentes en tu propia lucha contra el pensamiento excesivo.

Si has respondido "a menudo", "casi siempre" o "siempre" a varias de las preguntas, puede que seas propensa a preocuparte por tus sentimientos y por tu vida en lugar de lidiar de un modo eficaz con tu vida mental y emocional.











¿Por qué le damos más vueltas a las cosas las mujeres?



Si bien es cierto que las mujeres sufrimos más las consecuencias del pensamiento excesivo (depresiones, ansiedad, preocupación excesiva), de momento, no hay pruebas de que la causa resida en algún rasgo biológico como las hormonas femeninas o la organización de nuestro cerebro.

Hoy por hoy, las investigaciones apuntan a causas de tipo social, cultural y psicológico.



1. Las mujeres piensan más porque tienen más cosas en que pensar. Las cargas demoledoras que acompañan al exceso de responsabilidades familiares, sociales, profesionales y personales, así como (paradójicamente) el menor poder social, político y económico hace que se establezcan tensiones crónicas que perpetúan un hábito de pensamiento y resolución de conflictos constante.
2. Las mujeres tienen más relaciones sociales y se implican más personalmente. Esto hace que estén permanentemente preocupadas (por sus parejas, sus hijos, sus padres, sus amigas) y angustiadas por las consecuencias que puede tener en sus relaciones el más insignificante de los cambios. Lo peor es que tienden a basar su autoestima y su bienestar en cómo funcionan sus relaciones y en lo que las demás personas piensen de ellas, haciendo que, a veces, y con la intención de contentar a otros, opten por hacer lo que no desean y tomar decisiones equivocadas en sus vidas.
3. El apoyo moral que buscan las mujeres en otras mujeres puede crear círculos viciosos de pensamiento excesivo y victimismo. El sentido de lealtad y empatía puede hacer que muchas mujeres se dejen arrastrar por el pensamiento excesivo-corrosivo de la amiga que necesita ser escuchada, evitando cuestionar su pensamiento y poner freno a su distorsión exagerada de las cosas por temor a que no se sienta comprendida o, más aún, a que se sienta traicionada.







El pensamiento excesivo crea estados de ánimo negativos que pueden teñir la calidad de tus pensamientos hasta tal punto que acabas teniendo una visión distorsionada de los hechos.

Lo peor de todo es que puedes tomar decisiones equivocadas basándote en esos pensamientos negativos.



Atención:

Cuando te veas presa del pensamiento excesivo, no tomes decisiones.

Déjalas para más tarde, cuando te sientas más relajada y con un pensamiento más global y positivo.






2. Pienso demasiado. ¿Cómo puedo liberarme de este hábito?



El primer paso hacia la liberación consiste en romper las ataduras: observar nuestros pensamientos y saber detectarlos cuando están empezando a rumiar demasiado y demasiadas cosas, de una manera inútil y cansina; nos desidentificamos con esos pensamientos, los definimos como algo malo para nosotras y decidimos pararlos para evitar que nos hundan.

El segundo paso consiste en arrastrarnos fuera del fango y situarnos en una distancia que nos permita ver las cosas una mayor claridad y perspectiva para poder tomar las decisiones adecuadas.

El tercer paso requiere atención y acción para evitar caer en las trampas que nuestro hábito de pensamiento excesivo nos guarda para el futuro -ya sea a los pocos minutos, con el regreso al mismo problema, o bien en cuanto surja el próximo conflicto.





Romper ataduras con el pensamiento excesivo.



Este primer paso consiste en concentrar todos nuestros esfuerzos en evitar los pensamientos contraproducentes, por muy arraigados que estén.



1. Comprender que el pensamiento excesivo es tu enemigo. Aunque en medio de tu secuestro mental y emocional te parezca percibir una cierta lucidez ("ahora me doy cuenta de que nunca me ha querido", "debo ser realista: nunca he realizado bien mi trabajo"), lo cierto es que en realidad se está reduciendo notablemente tu visión de modo que sólo eres capaz de ver las cosas negativas de tu vida. El pensamiento excesivo, repetitivo y absorbente no te proporciona visiones profundas, sino que en realidad te hace perder el control de tus pensamientos y sentimientos. Te miente y te seduce para que pienses y hagas cosas que no te benefician.
2. Tómate un respiro. ¿Te has encontrado de repente atrapada en ese pensamiento traicionero? Date un respiro, literal y metafóricamente. Respira profundamente -primer paso para la desconexión- y dedícate a otra cosa. Puedes distraerte haciendo cualquier cosa que te resulte agradable: dar un paseo, cocinar, salir a hacer la compra, leer un libro, jugar con tus hijos... Ayudar a otras personas resulta una distracción excelente que, además, da solidez a tus valores y sentido de utilidad a tu vida.
3. Muévete. La actividad física tiene ciertos efectos bioquímicos -como la segregación en el cerebro de sustancias químicas como la norepinefrina y la serotonina- que repercuten positivamente en el estado de ánimo y el modo de pensar.
4. Atención y firmeza. Presta atención y proponte parar el pensamiento de una manera contundente y asertiva. A veces te asalta el "mono loco" del pensamiento cuando estás en una situación de la que no puedes marcharte o distraerte. En cuanto detectes ese tipo de pensamiento circular y corrosivo muestra tu autoridad de una manera contundente, como lo harías con un niño pequeño que se está poniendo en peligro: "¡Basta ya!", "¡Para!" o cualquier otra expresión que surta efecto contigo misma. Tómatelo en serio.
5. No dejes que tus pensamientos te venzan. Recuerda que no eres tus pensamientos, y que tú llevas la vara de mando de tu vida. Tú puedes.
6. Anótalo en tu agenda. Cuando observes que tu pensamiento es circular, inútil y agotador, o simplemente que no es el momento para dedicarte a ello, haz un sitio en tu agenda para tratarlo en el momento oportuno, en las condiciones adecuadas. No se trata de ignorar o evadir problemas, sino de afrontarlos de una manera eficaz y en las mejores circunstancias.
7. Delega tus preocupaciones. Si no depende de ti, hazte un lado y deja los problemas en manos de quien dependa. Si depende de ti, ciertas actitudes espirituales como la esperanza o la confianza, y prácticas como la meditación pueden ayudarte a distanciarte de tus obsesiones.
8. Apóyate en otras personas. Hablar con amigas o personas de confianza puede ayudarte a organizar tus pensamientos y desenmascarar los temores infundados.
9. Escribe un diario. Anotar tus pensamientos te ayuda no sólo a organizarlos, sino a comprender más tarde tus errores de planteamiento, tus tendencias nocivas y tus miedos.
10. Descubre lo que te gusta y úsalo para cargarte de energía y alimentar tu autoestima. Busca actividades que te proporcionen emociones positivas: ve a darte un masaje o al gimnasio, escucha tu música preferida, ve al cine, sal a cenar con tu pareja o amigas.









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Distráete y dale la espalda al pensamiento obsesivo.





Qué hacer.



Sal a pasear, haz ejercicio físico, lee un libro, escucha la música que te guste, ve al cine, dedícate a cualquiera de tus aficiones (como pintar, tocar el piano, hacer manualidades), pon orden en la casa, juega con tus hijos, ayúdales a hacer los deberes, sal de compras, haz trabajos voluntarios o ayuda a otras personas...



SURTEN MÁS EFECTO COMO DISTRACCIONES LAS ACTIVIDADES QUE REQUIEREN MUCHA CONCENTRACIÓN, Y EL EJERCICIO FÍSICO.





Qué no hacer.



En ningún caso recurras a la comida: no te des atracones o te pongas frente al televisor a comer helado o comida basura. La sensación de pérdida de control que te obsesiona se haría mucho más fuerte todavía, además de los efectos contraproducentes para tu salud.

No recurras al café como estimulante, porque hará aún más hiperactivo tu pensamiento loco.

No bebas alcohol para anestesiar el dolor. El alcohol actúa en el sistema nervioso central como un depresivo. Necesitas energía positiva, no más pérdida de control.













Más difícil todavía: parar el pensamiento en medio de la noche.



¡Atención! Si en mitad de la noche empiezas a cavilar durante más de quince minutos, no caigas en la trampa de pensar que dándole vueltas a los problemas los resolverás o los entenderás mejor, ni te convenzas a ti misma de que en un par de minutos conseguirás dormirte. Pensar en mitad de la noche casi siempre va acompañado de angustia y miedo. Por otra parte, si pierdes horas de sueño al día siguiente estarás cansada y con menos capacidad para concentrarte y afrontar las situaciones más conflictivas.



Levántate, ve a algún lugar tranquilo y haz algo que te distraiga. Cuando empieces a tener sueño, vuelve a la cama.

Te llevará menos tiempo y resultará más reparador que la ansiedad producida por el insomnio del pensamiento excesivo.











Recuperar la perspectiva.



Una vez frenado el hábito del pensamiento obsesivo, aún hay que resolver el problema. Es preciso colocarse en una posición mental que permita tener una cierta perspectiva del problema, para afrontarlo de manera eficaz.



1. Enfoca bien. Evita que tus miedos distorsionen tu visión. Interpreta las cosas de la manera más realista posible.
2. Reconoce tus emociones y sigue adelante. Acepta tu depresión, tristeza u otras emociones negativas, pero no dejes que saboteen tus planes. Sigue adelante con tu vida.
3. Simplifica. No siempre las causa de tus problemas son profundas y complicadas. Puedes estar de mal humor simplemente porque has dormido mal, estás cansada o incubas un catarro.
4. Deja de compararte con otras personas. En circunstancias diferentes las cosas son diferentes.
5. No esperes a que te rescaten. Toma las riendas de tu vida y cambia las cosas por ti misma.
6. Deja que fluyan las soluciones. Haz un repaso a todas las alternativas y elige las más adecuadas para ti.
7. Apunta más alto. Define lo que quieres y ve a por ello, a veces cuesta el mismo esfuerzo dirigirse a otros objetivos que consideramos "intermedios".
8. Basta con que hagas algo. Cuando tu objetivo requiere tiempo y paciencia, además de mucha energía -con la que no cuentas- basta con realizar una acción modesta que te dé confianza y te cargue las pilas.
9. Inténtalo. Aun no estando muy segura de que funcione, prueba esa solución que tienes al alcance de las manos. Nunca se sabe y no pierdes nada con intentarlo.
10. Rebaja tus expectativas cuando las cosas no dependen de ti. No sirve de nada sufrir por que las cosas no son como te gustaría que fueran. Son como son.
11. Comprende que las demás personas también tienen sus problemas y limitaciones, como tú. Hallarás más paz si no acumulas resentimientos y odios. A veces te hacen daño actitudes de otras personas que, simplemente, no han sabido hacerlo de otra manera.
12. Que no guíe tu vida las expectativas de otras personas. Identifica cuándo tu pensamiento obsesivo responde a la voz de otras personas, a las que les has dado poder para controlar tu vida. Y quítales ese poder.





Cómo evitar volver a caer en la trampa.



Enhorabuena. Por esta vez has conseguido silenciar la voz interior de la duda y la preocupación y has podido resolver el problema satisfactoriamente. Pero un día, sucede algo (un conflicto con una amiga, una crítica en el trabajo) y es como un resorte que te devuelve a las arenas movedizas del pensamiento excesivo. ¿Cómo controlarlo?



1. Evita las situaciones que pueden convertirse en obsesivas. Reduce o haz más breves las visitas a tu madre si ello significa semanas de pensar demasiado.
2. Elimina los objetivos que te perjudican. Puedes renunciar a perder 20 kilos matándote de hambre y aspirar a adelgazar la mitad con un régimen sensato.
3. Trátate con cariño. Puedes tomarte tu tiempo para ir al gimnasio, meditar o tomarte un té en medio de la mudanza, aunque alguien te critique por no "estar disponible" o "ser egoísta".
4. Crea una nueva imagen de ti misma. Aprende a observar lo mejor de ti misma, descubre tus potencialidades y confía en ti.










3. Los pensamientos repetitivos más frecuentes.



Si bien es cierto que cada persona tiene sus propios temas obsesivos, hay cuestiones que preocupan a todo el mundo y que ofrecen mucha leña para el fuego del pensamiento obsesivo.


Cuestiones de pareja: No todas las relaciones deben ni pueden salvarse, pero es importante evitar viejos hábitos obsesivos y sobreprotectores, establecer distancia para ver la situación de la forma más realista posible (si es necesario, con la ayuda de terapia) e intentar negociar para evitar en lo posible las situaciones más conflictivas.


Problemas de familia: Es importante comprender y aceptar que tus familiares no ven el mundo exactamente igual que tú. Haz lo posible por evitar las polémicas repetitivas que no conducen a ninguna parte ni convencen a nadie.


Preocupaciones con los hijos: Aun la madre menos sobreprotectora suele hacerse cargo de la mayor parte de la responsabilidad de criar y educar a sus hijos. Aunque desees que les vaya bien en la escuela, no se metan en problemas, estén sanos y se lleven bien con los demás niños y niñas, no siempre va a ser así. La superación de sus problemas les hará más fuertes así que da la bienvenida a los conflictos que tengan que superar. Desdramatizar tus preocupaciones no sólo te ayudará a ti sino que les ofrecerá un espejo valiosísimo para que ellos mismos eviten futuros pensamientos obsesivos.


Trabajo: Sacar adelante la casa o cómo promocionarse profesionalmente son fuente continua de pensamientos obsesivos. Frenar las tendencias perfeccionistas o los impulsos victimistas nos ayuda a afrontar los conflictos de una forma más eficaz. Criticar o echar la culpa de lo que no funciona a otras personas es una engañosa manera de proteger la autoestima.

En cualquier caso, no olvides tus objetivos reales: el trabajo. Cuando te toque sentir el dolor (frustración, rabia, celos o tristeza porque las cosas no son como desearías), limítate a sentirlo mientras te concentras en el trabajo que es importante hacer en ese momento. Acabará pasando y tú lo habrás superado y olvidado mientras haces algo útil y productivo.




La salud: Las personas hipocondríacas tienen muchos más riesgos de enfermar que las que simplemente se cuidan. Obsesionarse con posibles enfermedades sólo consigue bloquear el funcionamiento natural del cuerpo y producir disfunciones reales. Utiliza técnicas de relajación y, en caso de que consideres seriamente tener alguna enfermedad, hazte un chequeo y aclara tus dudas. Una vez tranquilizada, actúa en positivo: una actitud positiva y feliz es la mejor manera de proteger tu salud, además de una alimentación adecuada y ejercicio físico.



imagen:: www.cosassencillas.com
http://www.crecejoven.com/mente/piensas-demasiado/salud.php
El libro: "Mujeres que piensan demasiado".

Autora: Susan Nolen-Hoeksema.

Ed. Paidós.

Ansiedad en la mujer en las diferentes etapas del ciclo vital



Ansiedad en la mujer en las diferentes etapas del ciclo vital

Dr. Alfredo Cía

Material extraído del XIXº Congreso Argentino de Psiquiatría – 10 al 13 de Abril de 2003, Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina


El porcentaje de prevalencia de por vida, si hacemos diferencias por género, en casi todos los trastornos de ansiedad es el doble en las mujeres con respecto al hombre, sea en el TEPT, en el trastorno de ansiedad social, en el pánico, en el TOC y en las fobias específicas.




Hormonas gonadales ováricas y ansiedad en la mujer:


Evidentemente la intensidad de los síntomas, no sólo en los trastornos de ansiedad sino en todos los trastornos psiquiátricos en este sexo están asociados a momentos de la vida reproductiva, en los cuales los niveles circulantes de las hormonas ováricas (estrógenos o progesteronas) son relativamente bajos.

Esto se hace ostensible en el premenstruo, en el postparto, en el puerperio y en la peri y postmenopausia.


Acciones biológicas de estas hormonas:


* La actividad de la MAO disminuye con los estrógenos y aumenta con la progesterona
* Los estrógenos en general tienden a facilitar la neurotransmisión y la progesterona a inhibirla
* El estrógeno eleva el humor y la progesterona tiende a desestabilizarlo por un lado y a tranquilizar por otro
* El efecto de la sinapsis es trófico y protector de los estrógenos y no lo es así con la progesterona
*

Con respecto a la serotonina, los estrógenos:



* aumentan los sitios de recaptación y los transportadores de serotonina,
* facilitan la regulación de la 5-HT 2 inducida por los antidepresivos, con lo cual tendrían un efecto facilitador de su acción
* Normalizan el bloqueo de la respuesta de los receptores serotoninérgicos en la postmenopausia.



Los efectos neurobiológicos de las hormonas ováricas serían:


* aumentar la renovación de serotonina en la amígdala, que es el principal procesador emocional del cerebro límbico
* aumenta la actividad de la MAO en el SNC
* tiene una acción compleja y fásica sobre el sistema dopaminérgico
* inducen a la colina-acetil-transferasa, que mejora la memoria
* potencian ciertos aminoácidos exitatorios como el glutamato, que tiene un importante rol en la neurotransmisión de todo el SNC
* Aumentan el flujo sanguíneo y el metabolismo de la glucosa en el SNC;
* son favorecedoras de las convulsiones en individuos susceptibles (disminuyen el umbral para las convulsiones)
* producen mayor alerta y disminuyen la distracción
* hacen que las respuestas sean más rápidas
* tienen función de neuroprotección (ayudan a incrementar las conexiones neuronales)
* Actúan sobre diferentes genes neurotróficos responsables del desarrollo (de la migración; del crecimiento y de la supervivencia neuronal; de la formación y arborización de las dendritas; de la plasticidad y densidad de la sinapsis; y actúan sobre los genes neurotróficos responsables de la neurodegeneración y la apoptosis secundaria a tóxicos o deprivación de glucosa)



Como pueden ver, son muchas las formas en que actúan los estrógenos en el cerebro y en el funcionamiento mental de las mujeres.

A su vez los estrógenos estimulan la vasopresina, que influye sobre el eje hipotálamo-hipofisoadrenal y la acción de los IRSS comprende la vasopresiona.


En cuanto a la sensibilidad al estrés, es mayor en la postmenopausia porque disminuyen los estrógenos.

También aumenta el riesgo cardiovascular en este período, lo cual puede atenuarse con una terapia de reemplazo hormonal, que tiene sus indicaciones y muchas contraindicaciones.


Progesterona:

Es la hormona de la segunda fase del ciclo, de la maternidad, de la anidación, del embarazo, etc.


Sus efectos neurobiológicos son:

* facilitación de la actividad gabaérgica
o es un modulador débil del complejo receptor GABA-A
o tiene un efecto similar al de las BDZ
* acción opuesta a los estrógenos
o tiene acción ansiolítica y probablemente depresógena
o tiene efectos anticonvulsivantes



De todos modos hay un delicado equilibrio entre ambas hormonas, que mantienen una homeostasis que, en el caso de perturbarse como ocurre muchas veces, puede generar diferentes síntomas a parte de los orgánicos, del espectro depresivo-ansioso.


Los efectos que ya mencione de estas hormonas sobre la red neural y el cerebro parecen ser dependientes de varias cosas, como por ejemplo:


* Varían con los fotoperíodos (ciclos luz-oscuridad) y los ciclos vigilia-sueño; la actividad; los niveles de ruido; de glucosa; la presencia o ausencia de alguien del sexo opuesto
* aumentan en más o en menos los niveles hormonales



Es decir, hay toda una serie de circunstancias que pueden a su vez modificar de algún modo los niveles hormonales:


Efectos que tienen que ver con una interfase entre la serotonina y las hormonas ováricas:

La progesterona y los estrógenos influyen en toda la serotonina cerebral y la progesterona una vez en el cerebro actúa aumentando la serotonina.


Hay diferentes hipótesis que vinculan a los estrógenos con enfermedades neuropsiquiátricas:


* En las enfermedades del neurodesarrollo las mujeres se encuentran protegidas hormonalmente en lo que hace al espectro de estas enfermedades, hasta llegar a la menopausia.
* En las enfermedades neurodegenerativas, la deprivación estrogénica en la menopausia vuelve a las mujeres más susceptibles a este tipo de enfermedades
* En las enfermedades inducidas por el estrés, lo que está comprobado es que las mujeres son más vulnerables que los hombres entre la pubertad y la menopausia, que es cuando sus niveles hormonales son bastante más fluctuantes que en los hombres; pero se encuentran más protegidas durante el embarazo.




Pánico y ciclos menstruales:



* hay un empeoramiento premenstrual por disminuir abruptamente los niveles de hormonas ováricas en este período
* si bien el pánico se inicia en la tercera década de la vida (entre los 25 y 30 años), hay un pico de empeoramiento después de los 40 años, en la perimenopausia



TOC:


Tiene diferencia de prevalencia por sexo:

* aparece en los hombres en edades más tempranas
* hay un pico de aparición puberal del TOC que está vinculado al aumento de los andrógenos, y
* El TOC infantil se da tres veces más en los varones que en las niñas, y luego se tiende a emparejar en ambos sexos.
* el inicio en la mujer es más tardío (alrededor de los 20 años)
* es común el empeoramiento de los síntomas del TOC en el período premenstrual (42% de las mujeres)
* la disforia premenstrual acompaña la exacerbación sintomática de esta enfermedad
* tiene un curso variable durante el embarazo (en dos de cada tres casos no hay cambios y entre un 8 y 17% empeoran)
* Es característica la exacerbación o el inicio de la enfermedad en el período puerperal (29% de los casos de TOC en la mujer comienzan en el período postparto) y hay una resistencia a la terapéutica después del embarazo.



TEPT:

Las causas comunes de aparición en la mujer son:

* ataque por violencia física, maltratos, violaciones, etc.
* presenciar la muerte de otra persona por agresión grave
* amenazas físicas
* vivir una experiencia amenazante para la vida



En el hombre las causas más comunes son:

* los accidentes y sus secuelas
* los delitos violentos



Aunque el porcentaje de exposición sea similar para ambos sexos, en las mujeres el desarrollo posterior de la enfermedad se da dos veces más en cuanto a frecuencia. El 31% de las mujeres frente al 19% de los hombres que se exponen a un trauma severo padecen esta enfermedad.

En aquellos casos en que el TEPT se cronifica (dura más de 1 año) el 85% corresponde a mujeres.


En lo que hace a la farmacología hay diferencias en la absorción, distribución y metabolismo de los fármacos según los sexos.

Esta comprobado que a las mujeres se les prescriben más drogas de tipo psicofarmacológicas que a los hombres. Sin embargo, los ensayos clínicos sistemáticos que se hacen incluyen generalmente menos mujeres que hombres.


Y hay diferencias relacionadas al sexo en la farmacología, porque en la mujer al tener más porcentaje de tejido adiposo (de 1,5 a 2 más que el hombre) los psicofármacos, que son casi todos liposolubles, se van en parte al tejido adiposo, con lo cual hay más distribución y va menos al cerebro.


Por otra parte:


* La depuración renal es menor en promedio en la mujer que en el hombre;
* Se liga en las mujeres menos en las proteínas, porque hay perfiles diferenciales según el sexo en las lipoproteínas, lo que hace que haya menos concentración plasmática en las mujeres.






Fase premenstrual:


* Empeoran los trastornos de ansiedad; y
* hay aumento de internaciones y de intentos de suicidio en este

período

* aparecen nuevos síntomas de los trastornos de ansiedad
* disminuye el control de impulsos



En cuanto a los síntomas de ansiedad y humor en esta etapa, de acuerdo a un estudio estadístico:

* la depresión aumenta en las mujeres en un 64%
* la ansiedad aumenta en un 44%
* hay mayor irritabilidad (80%)
* hay una notoria labilidad de los estados del humor



Un meta-análisis de 34 estudios hechos con imipramina demostró que los hombres responden muchísimo más que las mujeres a esta droga (casi un 10% más).


O sea:

* las mujeres pueden responder más pobremente que los hombres a los tricíclicos
* responden mejor a las IRSS y los IMAOS que a los tricíclicos
* la menopausia puede alterar esta respuesta
* hay diferencia de la farmacosinética según el sexo, tanto en la absorción como en la distribución, el metabolismo y la eliminación
* Estos efectos importan mucho en la mujer a la hora de medicarla, porque se alteran los niveles plasmáticos, la vida media de las drogas y la eliminación de las mismas es más tardía, hay aumento de efectos adversos y toxicidad, y efectos interactivos con las hormonas.



Un gran período a considerar es la perimenopausia cuyas características son:

* Se produce de 2 a 8 años antes de la menopausia y hasta un año después.
* la edad promedio de inicio son los 45 años y es el período en el que va disminuyendo poco a poco la función ovárica,
* hay grandes fluctuaciones hormonales que traen irregularidades en los ciclos,
* aparecen oleadas de calor y un 46% refiere sentirse deprimida, dormir poco y disminución de su líbido



Las oleadas de calor son la causa de tratamiento médico más común en estas mujeres. La ansiedad está asociada a estas oleadas de calor.

Se ha comprobado que los diferentes IRSS administrados en la segunda fase del ciclo pueden disminuir esta sintomatología.


¿Qué causa las oleadas de calor, tan comunes en este período?

Si bien no se ha comprendido totalmente su fisiología, hay una alteración en la función de termorregulación normal, debido a cambios abruptos en los niveles de las hormonas circulantes, sobre todo de los estrógenos.

Las serotoninas podrían tener un rol complejo, dado que los bloqueadores directos de los receptores 5TH2, como la mirtazapina, reducen las oleadas de calor; y la activación de estos mismos receptores por un antagonista de la serotonina produce oleadas de calor.

Este antagonista de la serotonina es mono-cloro-fenil-fiperacina, que se utiliza incluso para inducir síntomas panicosos y de TOC en fase experimental y está comprobado que los IRSS reducen este molesto síntoma.


Resumiendo:

* Las mujeres tienen tasas más elevadas de trastornos de ansiedad que los hombres
* Los cambios hormonales femeninos influyen en el curso de la enfermedad
* El aumento de factores psicosociales adversos que hemos tenido que soportar en los últimos tiempos ha aumentado la incidencia de estos trastornos en ambos sexos
* Existen diferencias en la acción farmacológica según género; y
* las diferentes fases del ciclo vital de la mujer influyen notoriamente sobre las tasas de respuesta que se obtienen ante los diferentes tratamientos farmacológicos

Las mujeres tienen más tendencia a dar vueltas a las cosas de forma obsesiva.


Mujeres y obsesión

Las mujeres tienen más tendencia a dar vueltas a las cosas de forma obsesiva.

Existe una forma de pensamiento en la que, al igual que un hamster en su jaula, la persona va dando vueltas a un asunto en su cabeza. Puede ser la obsesión sobre un problema, una pérdida, cualquier tipo de contrariedad o incluso ambigüedad, sin poder pasar a la acción.
Se produce entonces una doble complicación: mientras se le va dando vueltas al asunto, éste se profundiza más y más en el cerebro, intensificando así sus niveles de ansiedad y depresión. Los problemas adquieren un grado más intenso al magnificarlos y quedan sin resolver ya que cuesta cada vez más tomar una decisión para solucionarlos.
Como algunos investigadores han demostrado, la tendencia a iniciar este proceso revela una gran cantidad de diferencias de género en la forma en que se controlan las experiencias emocionales.
En lo que a estilos de pensamiento se refiere, los hombres y las mujeres deberían aprender unos de otros. Mientras que las mujeres se hallan más predispuestas a pensar en círculo, quizá porque valoran más las relaciones y dedican más tiempo y energía mental al proceso, a menudo equívoco, de cómo contentarlas, los hombres, en general, toman el camino opuesto: se lanzan a la acción sin pensar demasiado en el problema y como resultado, las soluciones no están siempre lo suficientemente bien enfocadas o dirigidas.
He aquí algunas estrategias que pueden ayudarle a mejorar el control de sus pensamientos en situaciones difíciles:
• Evalúe su propia tendencia a obsesionarse sobre los problemas. Píenselo como una prueba de mantenimiento para su cerebro. Pregunte no sólo a sus amigos, sino también a los conocidos qué opinan sobre sus niveles de obsesión en una escala que vaya desde suave, moderado hasta grave.
• Tómese su tiempo en evaluar cuánto emplea en pensar sobre un mismo problema, si concierne a uno de sus hijos, su trabajo o si debe cambiar un electrodoméstico. Al finalizar cinco minutos, debería tener un sentimiento de pasar a otro paso en la acción requerida para solucionar el problema.
Si piensa sobre el problema después de cinco minutos, existe la posibilidad de que padezca un trastorno obsesivo.
• Los hombres pueden beneficiarse especialmente mirando si están reprimiendo sus sentimientos. ¿Cuánto tiempo evita centrarse en sus problemas relacionados con emociones? ¿deja pasar días o incluso semanas sin pensar en los problemas más acuciantes? De nuevo, confíe en otros ya sean familiares, amigos, conocidos, para recavar información sobre cómo es usted ante la obsesión.
• Si es usted obsesiva, concédase cinco minutos en pensar sobre un problema en particular. Es realmente beneficioso poder hablar del problema con otra persona, eso le dará el suficiente “feedback” que la ayudará a abrir su mente y a acometer la acción más efectiva para conseguir sus objetivos.
• Un elemento clave para ganar control sobre sus pensamientos limitando a la obsesión es usar técnicas de distracción a través de la acción. Cuando los pensamientos empiezan a dar vueltas es necesario romper el círculo mediante maniobras de distracción. Salga a dar un paseo. Salga al jardín o ocúpese de sus plantas. Entre en la cocina y piense qué prefiere para cenar. Abra un libro y léalo.
• Entienda que la resolución de problemas siempre requiere proceso sus pensamientos de una manera constructiva y actuar sobre ellos. En situaciones difíciles es necesario saber cuándo procesar el tema con el que está lidiando y cuándo no y cuánto y ello depende de su energía.
Puede intercambiar entre proceso y actividad tan a menudo como el pensamiento le lleve hacia el tema ya que de otra manera podría hundirse en la obsesión. Si se mueve hacia adelante, va hacia la dirección correcta.
Por: Ellen McGrath
fuentehttp:infoansiedad-toc.blogspot.com

ciclo hormonal femenino y toc


Recientemente se ha establecido que la distribución de algunas enfermedades psiquiátricas en la población general no es homogénea, pues factores como la edad, el sexo o el estado endocrino contribuyen a una mayor proporción de pacientes de determinado sexo que padecen tales trastornos. Por ejemplo, la incidencia de síntomas depresivos es mas alta en mujeres mayores de 45 años que en varones de la misma edad, igualmente, parece haber cambios importantes en los niveles de ansiedad y el estado de ánimo en algunas mujeres a lo largo del ciclo menstrual, los cuales desaparecen uno o dos años después de la menopausia. Por otro lado, durante la gestación y el parto aumenta la probabilidad de desarrollar ansiedad, depresión, trastorno obsesivo-compulsivo y psicosis, indicando que factores particulares (hormonales) de este periodo afectan el sistema nerviosos central de tal forma que tornan a la mujer más vulnerable a padecer desordenes psiquiátricos.

Basándonos en estos antecedentes nos ha resultado interesante estudiar alteraciones psiquiátricas como la depresión, la ansiedad o el trastorno obsesivo-compulsivo en modelos animales que permitan manipulaciones experimentales evaluando así, si existen diferencias en tales conductas de acuerdo al estado endocrino de las hembras o la influencia de las diferentes hormonas esteroides gonadales (estrógenos, progestinas y andrógenos) en las acciones de psicofármacos.

1. Introducción

Dentro de las alteraciones psiquiátricas se encuentran fundamentalmente la ansiedad, la depresión y la psicosis. El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se clasifica en psiquiatría, dentro de los trastornos de ansiedad y se caracteriza por obsesiones (ideas, impulsos o imágenes intrusivas, repetitivas e inapropiadas, que causan gran ansiedad y persisten a pesar de los intentos por evitarlas o neutralizarlas) y compulsiones (actos motores o mentales repetitivos o ritualizados que se ejecutan para disminuir la ansiedad generada por las obsesiones o prevenir la ocurrencia de un evento temido). Recientemente se ha establecido que la distribución de algunas enfermedades psiquiátricas en la población general no es homogénea, pues factores como la edad, el sexo o el estado endocrino contribuyen a una mayor proporción de pacientes de determinado sexo que padecen tales trastornos. Por ejemplo, la incidencia de síntomas depresivos es mas alta en mujeres mayores de 45 años que en varones de la misma edad, igualmente, parece haber cambios importantes en los niveles de ansiedad y el estado de ánimo en algunas mujeres a lo largo del ciclo menstrual, los cuales desaparecen uno o dos años después de la menopausia. En cuanto al TOC, existen diferencias de acuerdo al sexo en su expresión y fisiopatología, por ejemplo, la edad de inicio del TOC es menor en hombres que en mujeres y su prevalencia es mayor en niños que en niñas (3:2). Por otro lado, durante la gestación y el parto aumenta la probabilidad de desarrollar ansiedad, depresión, TOC y psicosis, indicando que factores particulares (hormonales) de este periodo afectan el SNC de tal forma que tornan a la mujer más vulnerable a padecer desordenes psiquiátricos.

En la actualidad dos grandes grupos de mujeres ingieren hormonas esteroides con dos fines fundamentales, por un lado, con el objeto de regular su fertilidad y por el otro, controlar los cambios producidos por la falta de esteroides endógenos durante el climaterio. En ambos casos parece importante señalar que la administración exógena de estos esteroides puede tener efectos sobre el estado de ánimo. Es importante considerar que el grupo de mujeres post-menopáusicas es el mayor consumidor de fármacos que actúan en el sistema nervioso central o psicofármacos, por lo que es necesario estudiar las implicaciones de la posible interacción de ambos tipos de compuestos: los esteroides y los psicofármacos1


Trastorno Obsesivo Compulsivo – Hormonas y Psicofármacos

La literatura clínica es escasa y confusa respecto de los posibles cambios en la incidencia y severidad del TOC durante diferentes etapas endocrinas o frente a la administración de hormonas esteroides. Algunos autores, por ejemplo, indican que durante el posparto existe un claro incremento en la incidencia de TOC en mujeres lo que podría deberse a cambios hormonales relacionados con esta fase12. Algunos otros autores, sin embargo, indican que este aumento de los síntomas ocurre tanto en los padres como en las madres y podrían estar producidos por la presencia del infante, más que por cambios hormonales específicos en las mujeres13. Algunos otros autores han sugerido que la administración exógena de hormonas esteroides puede producir una exacerbación de los síntomas compulsivos mientras que otros proponen que justamente la caída brusca en los niveles de estas hormonas durante, por ejemplo, la menstruación podrían ser los causantes del incremento en los síntomas del trastorno14. Este trastorno, que algunas clasificaciones consideran dentro de los trastornos de ansiedad es de difícil tratamiento. En general se utilizan compuestos antidepresivos inhibidores de la recaptura de serotonina [como clomipramina (Anafranil) o fluoxetina (Prozac)] que pueden o no combinarse con neurolépticos. Las benzodiacepinas o los inhibidores de la recaptura de noradrenalina [como la desipramina (Norpramin)] carecen de efectos. Merece la pena señalar que el TOC tiene una prevalencia mayor en individuos del sexo masculino exclusivamente durante la infancia y que la respuesta al tratamiento farmacológico, en general, es menor en machos que en hembras. En el modelo animal hemos sido capaces de replicar los hallazgos clínicos encontrando que en ratas en desarrollo los machos son más susceptibles a las acciones perseverantes del fármaco que las hembras y que interesantemente esta diferencia sexual se corrige con la edad15. Datos recientes de nuestro grupo muestran que el pretratamiento de estrógenos con progesterona hace que la fluoxetina pierda sus efectos preventivos sobre la perseverancia bajo estas condiciones hormonales. Este hallazgo, de sumo interés, indica que en las mujeres bajo tratamiento con hormonas esteroides las acciones anticompulsivas de algunos fármacos podrían modificarse importantemente. De acuerdo con algunos resultados previos, el estradiol y no la progesterona, parecería ser la hormona responsable en la inhibición de estos efectos.

Hembras gestantes y lactantes

Otra área de investigación que nos ha parecido interesante se refiere a los cambios en ansiedad, depresión y compulsión experimentales en hembras gestantes o lactantes. En este particular, hemos analizado si los niveles basales de estas conductas se encuentran modificados en estos periodos endocrinos particulares. Interesantemente hemos encontrado que las hembras gestantes tienen niveles bajos de ansiedad experimental sobre todo en aquéllas etapas en las que la secreción de progesterona es alta16. Por otro lado su respuesta compulsiva parece ser similar a aquélla observada en animales controles. Interesantemente las hembras lactantes parecen ser muy particulares respecto de su “emocionalidad”. Por ejemplo, en ellas puede observarse una disminución de la ansiedad en algunos modelos animales acompañado de un incremento en la agresión y naturalmente la expresión de la conducta maternal17. En los modelos animales se ha encontrado que en hembras lactantes el efecto ansiolítico, por ejemplo de las benzodiacepinas, se observa de manera similar al que se produce en animales controles no lactantes. Sin embargo, la acción ansiolítica de los compuestos serotoninérgicos se encuentra importantemente inhibida 18,19. De manera análoga la inducción de compulsión por la inyección de compuestos serotoninérgicos se encuentra completamente bloqueada en esta etapa5. Esta inhibición parecería ser selectiva para algunas conductas ya que la respuesta antidepresiva de varios compuestos serotoninérgicos sí se encuentra presente.

Las razones que subyacen a los cambios en la respuesta a fármacos durante la lactancia no se conocen. Se ha propuesto que ellos pueden deberse a cambios endócrinos que caracterizan a este periodo o a los importantes cambios conductuales que incluyen el despliegue de la conducta maternal. Para disecar estos factores se han usado modelos que implican hembras sensibilizadas que se definen como hembras vírgenes que muestran conducta maternal por la exposición continua a otras crías, pero que naturalmente no tienen los cambios hormonales característicos de este periodo17. Interesantemente en ellas algunas respuestas farmacológicas son intermedias, es decir entre aquellas que se producen en hembras controles y lactantes20. Este hallazgo implica que algunas de las respuestas particulares en hembras lactantes están parcialmente mediadas por el despliegue de la conducta maternal.

sertralina para el trastorno premenstrual


La preregla puede ser una verdadera tortura. Muchas mujeres padecen síntomas
muy desagradables de ansiedad, depresión e irritabilidad cuando se aproximan
sus menstruaciones. La posibilidad de que este tipo de problemas psicológicos
pueda afectar seriamente a las relaciones interpersonales y al rendimiento
laboral de algunas mujeres ha motivado una intensa búsqueda científica de sus
causas y posibles soluciones.
En los últimos tiempos, algunos experimentos han sugerido que los fármacos
antidepresivos podrían convertirse en la mejor esperanza contra los trastornos
premenstruales hasta el momento. Las vitaminas, las hormonas, los minerales y
otras alternativas no han conseguido muy buenos resultados. Ahora, un nuevo
estudio acaba de demostrar que la sertralina, un fármaco antidepresivo, puede
reducir considerablemente los síntomas psíquicos relacionados con la
menstruación.
La doctora Kimberly Yonkers y sus colegas de la Universidad de Texas compararon
la eficacia de la sertralina con la de un placebo en un grupo de 447 mujeres
con síndrome premenstrual. Este experimento, que se ha publicado en el último
Journal of the American Medical Association, demostró que el antidepresivo era
mucho más eficaz que el placebo a la hora de combatir los problemas
psicológicos premenstruales.
El 62% de las mujeres que tomaron una dosis diaria de sertralina experimentó
una mejoría considerable durante sus periodos, mientras que el placebo sólo
consiguió estos efectos en el 34% de los casos. Por lo tanto, la doctora
Yonkers y sus colegas consideran que este fármaco podría convertirse en «una
opción terapéutica útil para combatir el síndrome premenstrual».
Afortunadamente, la sertralina no tiene efectos sedantes, ni es adictiva. Sin
embargo, el 18% de las mujeres que participaron en el estudio sufrió dolores de
cabeza, náuseas, diarreas, insomnio, fatiga e, incluso, una disminución de su
libido tras empezar a tomar la dosis diaria de sertralina. En un 8% de los
casos, este hecho llevó a las participantes a abandonar el tratamiento. Parece
evidente que, al menos para algunas mujeres, podría resultar peor el remedio
que la enfermedad.
Sin embargo, muchas de las mujeres que participaron en el estudio percibieron
una mejora de su rendimiento laboral, sus actividades sociales y sus relaciones
de pareja durante el periodo premenstrual. Para ellas, la sertralina fue una
solución eficaz que casi eliminó por completo los problemas psicológicos que
generalmente acompañaban a su síndrome premenstrual. Por lo tanto, a pesar de
que el tratamiento todavía es imperfecto y de que se necesitarán más estudios
para confimar su efectividad, se ha dado un paso importante en este campo.