cultivar las obsesiones


Aunque no lo parezca la obsesión, las obsesiones sean sobre la salud propia o ajena o sobre cualquier tópico se pueden cultivar como se cultivan las lechugas. Basta saber cual es el medio ambiente necesario para ello y las condiciones que este debe reunir. Ponerse manos a la obra y ¡bingo! tenemos conseguida una obsesión perfecta. No hay mucha diferencia en la forma del cultivo. Lo distinto es la semilla y el fruto que se obtiene. En un caso lechugas y en el otro obsesiones.

Preguntará el lector, con toda lógica, qué condiciones estupendas son esas para saber si sigue cultivando la obsesión o abandona el trabajo. La mejor condición o ambiente es vivir en tensión emocional, nerviosa y muscular, es vivir en ansiedad o estrés el mayor tiempo posible y aún mejor si la persona no duerme de forma suficiente ya que de esa manera el cerebro no descansa y dispara la tendencia obsesiva, cuando surge un motivo. No hace falta añadir nuevas artes de regadío mental porque aquel que vive en tensión y no descansa o duerme se encargará de regar sus obsesiones más de lo necesario.


No le digan al obsesivo que se esfuerce en alejar de su mente el contenido que le angustia, porque en tal situación y estado le resultará, por supuesto, imposible. ¿Entonces? La respuesta está clara. Si en cuanto a las lechugas en lugar de ponerles buena tierra y abono las plantamos poniendo mala tierra y poco abono crecerán de tal forma que quizás no lleguen a cuajar. Lo mismo la obsesión. No has notado, querido obsesivo, que cuando más nervioso estás o estás más estresado más crece tu tendencia a obsesionarte? Por tanto lo que hay que procurar es llevar una vida relajada dentro de lo posible. Es decir, procurar no abusar de nuestra resistencia corporal y mental. Es bueno no cargarse de trabajo y de ocupaciones diariamente, no vivir acelerado sino hacer más despacio las cosas que hacemos al galope. Viene bien hacer ejercicio frecuente, dos veces en semanas o tres mejor. Viene bien hacer relajación de vez en cuando o yoga. No abarcar demasiado ni estar en varios frentes complicándonos la vida. Viene bien descansar y no hacer nada de provecho algunos momentos y en general tomarse la vida con un poco más de calma y de sosiego.


Y por supuesto concentrarse en lo que estamos haciendo, en el aquí y ahora, cuando viene la obsesión en lugar de dejarse abducir por ella y perder el contacto con el momento y escenario presentes. Lo que sea con tal de no abonar el terreno a la obsesión. Es decir, vivir un poco más tranquilos.