La Arpía

La Arpía

por Linda Goodman

Es una maestra de la ofensiva. Una ofensiva urdida con inteligente y fría estrategia, exquisita paciencia y una misteriosa percepción de las debilidades ajenas. Cuando la arpía embiste apunta directamente al blanco, con precisión mortal. Cuando os pica, sabéis que os han picado. Por eso es raro que la gente la enfrente por segunda vez. Generalmente con una vez basta y sobra.



En sus ojos se refleja un sereno aplomo y una fortaleza oculta, hay algo que transmite un mensaje claro: "Cuidado. Esta agua mansa es muy profunda. Y podrías ahogarte en ella".
 Es una maestra perfecta de fuerza de voluntad y estabilidad, a menudo proyecta su frialdad emocional, ya haya pronunciado esas palabras o no , siempre se regirá por ellas . "Me acordaré de esto".


 A veces se convierte en esclava de su propia voluntad, de tal manera que perseverará en su empresa aún después de tener la evidencia de que el camino por el que marcha le llevará irremisiblemente a la autodestrucción.

 Es un tipo de compulsión vehemente , de la que luego hay que arrepentirse.
 Ella ataca súbita, inesperadamente, desde la retaguardia. Esa rebelión secreta, seguida por la represalia súbita es su actuar normal cuando algo la molesta.
 Su actuar es fruto de una fría premeditación. Como ella suele ser reservada cuando no está en acción, sus inexplicables arranques de venganza colérica sorprenden y enfurecen.



Ella no da el menor indicio de lo que se proponía hacer, ya que ella os habla con voz fría y serena , sus ojos os miran con la habitual devoción vehemente, y su despedida es tan cortés como siempre ¿cómo iba a sospechar ,nadie, lo que le preparaba?.
 Esta persona se atreve a maltratarte y sobresaltarte con maniobras sorpresivas y retroactivamente.
 Cuando consigue lesionarte, ella se desentiende de tu indignación furibunda, porque ya ha retomado su displicencia silenciosa. Se ha desconectado. Desapegada y despreocupada. También indiferente.


 Ella obra con tanto sigilo y de una manera tan indignante, que antes de que puedas contraatacar para defenderte, ella se desconecta friamente, entonces puedes convertirte en una persona agresiva, frenética, que pelea con su sombra y reparte golpes a ciegas.


 El hecho de sorprenderte así, para replegarse luego y negarse a prestarte siquiera atención y a escuchar tus imprecaciones, te coloca en una situación de indefensión.
 ¿Cómo es posible que una mujer con una voz tan susurrante, gangosa, y dulces modales femeninos, sea una arpía encubierta?. En ello reside la clave.



Sus técnicas vengativas ,sus ataques de represalia, seguidos por el repliegue instantáneo, sólo ocurren cuando está enfadada; el resto del tiempo es sencillamente una dama tierna, un poco tímida, sensible, que tiene sus momentos de sosiego. A menudo , después de uno de sus ataques de venganza parece sólo una simpática señora, con jaqueca, que siente mucho causar semejante contratiempo.




 Ella no conoce la palabra "repliegue", es posible que parezca que se dan por vencidos, que se retiran o desaparecen. Pero volverán. Esa mujer es engañosamente apacible, con sus accesos de cólera borrascosa, sus palabras hirientes o sus actos vengativos

Extraído de "Los signos de zodíaco y el amor"



El Actuar Perverso

por Marie-France Hirigoyen

Cuando a un perverso se le pregunta algo directamente, elude la comunicación. Como no habla, impone una imagen de grandeza o de sabiduría.
 El agesor niega la existencia del reproche y la existencia del conflicto. Con ello paraliza a la víctima , pues sería absurdo que ésta se defendiera de algo que no existe.
 A la víctima se le niega el derecho a ser oída. Al perverso no le interesan su versión de los hechos, y se niega a escucharla.
 El que rechaza el diálogo viene a decir , sin decirlo directamente con palabras, que el otro no le interesa, o incluso que no existe.




 Cuando los perversos hablan con su víctima , suelen adoptar una voz fría, insulsa y monocorde. Una voz sin tonalidad afectiva, que hiela e inquieta.
 El perverso no suele alzar la voz, ni siquiera en los intercambios más violentos; deja que el otro se irrite solo.
 El mensaje de un perverso es voluntariamente vago e impreciso y genera confusión. Luego, elude cualquier reproche diciendo simplemente "Yo nunca he dicho esto". Al utilizar alusiones, transmite mensajes sin comprometerse. También se abstiene de terminar sus frases.

Envía a si mismo, mensajes oscuros que luego se niega a esclarecer. Estas palabras son agresivas pero se dicen en un tono "normal", tranquilo, casi sosegado.


 Otro procedimiento perverso consiste en nombrar las intenciones del otro, o en adivinar sus pensamientos ocultos, con lo que el agresor da a entender que conoce mejor que la víctima lo que ésta piensa.




 En lugar de mentir directamente, el perverso prefiere utilizar un conjunto de insinuaciones y de silencios a fin de crear un malentendido que luego podrá explotar en beneficio propio.
 Las cosas se dicen sin decirlas , esperando que el otro comprenda el mensaje sin tener que nombrarlo.
 Dígase lo que se diga, los perversos siempre encuentran la manera de tener razón, y esto les resulta más fácil cuando ya han logrado desestabilizar a su víctima.


 El desprecio y la burla dominan la relación del perverso con el mundo exterior. El desprecio afecta al compañero odiado, a lo que éste piensa y hace, pero afecta también a su círculo de relaciones.


 Tanto las maldades, o las verdades que duelen , como las calumnias o las mentiras, nacen casi siempre de la envidia.


 La agresión se lleva a cabo sin hacer ruido , mediante alusiones e insinuaciones , sin que podamos decir en qué momento ha comenzado ni tampoco si se trata realmente de una agresión. El agresor no se compromete. A menudo , le da incluso la vuelta a la situación señalando los deseos agresivos de su víctima "Si piensas que te agredo, es que tu misma eres agresiva"



A diferencia de lo que ocurre en los conflictos normales , con un perverso narcisista no se produce un verdadero combate, por lo que tampoco resulta posible la reconcialiación. No levanta nunca la voz y manifiesta únicamente una hostilidad fría. Si alguien se la señala, la niega. Una vez que su compañero se exaspera o grita, resulta fácil burlarse de su ira y ridiculizarle.

El "quitar el seso" denigra y descalifica a un individuo, pero también se extiende a todo su círculo de allegados.



Para un perverso, el placer supremo consiste en conseguir la destrucción de un individuo por parte de otro y en presenciar ese combate del que ambos saldrán debilitados y que, por tanto, reforzará su omnipotencia personal.

Sembrar la duda mediante alusiones, o al guardar silencio sobre ciertos asuntos, es una hábil manera de atormentar al compañero, de reforzar su dependencia y de cultivar sus celos.

La toma de poder se lleva a cabo mediante la palabra. Se trata de dar la impresión de conocer mejor las cosas, de detentar una verdad.





Los perversos dan mucha seguridad a las personas más frágiles. Se establece un funcionamiento totalitario que se basa en el miedo y que procura obtener una obediencia pasiva . La víctima debe actuar tal como lo espera el perverso y debe pensar según las normas de éste último. El espíritu crítico deja de ser posible.

Extraído de "El Acoso Moral" de Marie-France Hirigoyen
fuente:  http://www.acosomoral.org/tatie3.htm