por Rubenpara Todos
Partamos de la observación sencilla de que todos los sufrimientos psicológicos principian y terminan en y a través de la mente.
Así entonces, la mente es nuestra propia prisión, por lo tanto la transformación, la liberación, sólo la podremos lograr cuando pongamos fin a su incesante actividad.
¿La vida en si es realmente agradable?
Sí, pero la mayoría no lo sabe con certeza, porque han desarrollado hábitos, a nivel de la mente, de “búsqueda”, “demanda y recompensa”, “satisfacción”, “finalidad”, “logro”, “querer hacer algo”, propios del estilo de la vida occidental de hoy, donde todo está dentro de un proceso del tiempo “no creador”. No es creador por estar basado en la memoria, en el recuerdo de experiencias pasadas – en el pasado- de lo que ya está muerto.
¿Es la única dimensión de la realidad o existen otras?
Si no es la única… entonces hay posibilidad de añadir algo a nuestro propio ser, como quien dice, otra dimensión…
¿Cómo agregar una nueva dimensión a nuestra vida, algo más de aquella en la que siempre hemos vivido, pero que hasta ahora nos es desconocida?
A través de experimentar la realización -primaria-, que esta fuera del tiempo.
Es la forma cómo se nos revelara la verdad, lo eterno, la realidad.
Es la manera en que surge en nosotros lo verdadero, la realidad, aquello que es inexpresable, que no se puede imaginar.
Porque de otra forma, en el momento en que se exprese o se piense – dicho de otra forma- en el momento que se nombre, clasifique, categorice o verbalice, deja de ser verdad y se convierte en algo secundario que está dentro del espacio y tiempo.
¿Cómo lograr esta realización?
Es esencial advertir que esta realización es el resultado de una disolución de impedimentos, – un no-hacer nada- ya que la verdad siempre ha estado con nosotros y no pertenece a ti, ni a mí, sino que simplemente es el centro mismo del ser, pero que a causa de la incesante actividad de la mente –parloteo- nos ha evitado llegar a la verdad. La realización es el fruto del conocimiento y no el resultado de la acción.
Es un proceso totalmente opuesto de los hábitos mentales aprendidos que implica la cesación de toda “búsqueda”, de todo “pensamiento” y de las actividades inherentes de la mente que están encaminadas a un aferramiento dirigido a su propia formación, con el fin de llegar a un logro espiritual.
¿Cómo llega la liberación?
La libertad espiritual amplía la magnitud de la vida pero el resultado espiritual ocurre no por medio de la “disciplina”, o de la “represión”, ni tan siquiera por “elección”, sino en forma espontánea -¿en un instante santo?- cuando la mente comprende la naturaleza de sus actividades inherentes y comprende su propia futilidad.
Cuando la mente advierte que el impedimento está en ella misma, se aquieta, se silencia de inmediato y espontáneamente, sin ningún aviso previo o insinuación alguna.
Entonces lo no solicitado, lo verdadero, la realidad, surge; no porque esto se deba a ningún proceso del devenir sino simplemente siendo lo que es.
Este camino de liberación no es una enseñanza en el sentido corriente de la palabra, pues hace hincapié en que la ayuda está en uno mismo por medio del proceso de descubrimiento del propio ser.
¿Qué se requiere?
Atención lúcida
Atención directa
Mente consiente
Pero sobre todo aplicar la observación con absoluta pasividad. Tal estado de conciencia debe estar del todo libre de juicios para que sea válida, pues de otro modo se convierte en una nueva técnica de introspección o análisis de uno mismo.
http://milagrosdelalma.multiply.com/journal/item/462/462
