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fonditos
seres Obsesivos


Por Rubén Turienzo

El Consejo General de colegios oficiales de psicólogos, define una obsesión del siguiente modo:
Las obsesiones son persistentes ideas, pensamientos, impulsos o imágenes que son experimentadas como intrusivas e inapropiadas y que causan marcada ansiedad o angustia. Las características de intrusión e inapropiedad de las obsesiones han sido descriptas como “ego distónicas”. Esto se refiere a la sensación del individuo de que el contenido de la obsesión le es extraño, no está dentro de su control y no es la clase de pensamiento que esperaría tener. De cualquier modo, el individuo es capaz de reconocer que las obsesiones son producto de su propia mente y que no son impuestas desde fuera (como en la inducción de pensamiento).
Las obsesiones patológicas más frecuentes son pensamientos repetidos sobre la contaminación (ejm. contaminarse al estrechar la mano) dudas repetidas (ejm. preguntarse si se ha realizado algún acto como dañar a alguien en un accidente de tráfico o haber dejado una puerta sin cerrar), la necesidad de disponer las cosas en un orden determinado (ejm. experimenta angustia intensa cuando los objetos están desordenados o asimétricos), impulsos agresivos u horrendos (ejm. herir al propio hijo o gritar una obscenidad en la iglesia) e imaginaciones sexuales (ejm. una imagen pornográfica recurrente). Los pensamientos, impulsos o imágenes no son simples preocupaciones excesivas sobre problemas de la vida real (ejm. inquietudes normales de la vida como el dinero, trabajo o estudios) y es improbable que estén relacionados con problemas reales.
Sin embargo, en mi opinión y tras analizar la definición desde varias aristas, todos tenemos algo de obsesivos. Todos tenemos un pensamiento repetitivo que nos asalta la cabeza y en ocasiones nos lleva a cometer estupideces o actos negativos contraproducentes para nuestra vida profesional o personal.
Uno de los primeros pasos de la influencia social es averiguar qué creencias tiene el individuo o individua, ver que grado de “obsesión” tiene con esos pensamientos y que grado de realidad hay en ellos. Algo fundamental para la consecución de una meta o propósito es conocer exactamente todos los elementos que en nuestra cabeza son reales pero que no tenemos pruebas tangibles de que lo son. Ya que aunque les demos valor de realidad absoluta (y muchos de ellos los transformemos en una posterior creencia limitante, una profecía autocumplida o una obsesión) no deberíamos gastar nuestra energía o bloquearnos con esas acciones y liberarnos de su pesado lastre.
Pero no hablo de “costumbres”. Por ejemplo, a mí me gusta tomarme un helado cuando termino un proceso formativo o una conferencia, pero ¿puedo no tomarlo? Evidentemente sí. Eso deja de ser una obsesión para convertirse en una costumbre. En cambio, en ocasiones y sin llegar a los grados B o C psicológicos, existen fases o etapas en las cuales no tomarse un helado me haría cabrearme con el mundo, cambiar mi actitud, sentir que me falta algo… Eso sería una obsesión, quizá en un grado menor, pero una obsesión.
Ahora piensa en tu vida y tus costumbres. ¿Existe algo que no puedas dejar de hacer o que si no haces cambia tu carácter? Quizá ese “algo” te retrasa en tu trabajo, en tus propósitos, en tu equilibrio vital, es menos operativo o incluso agrede a otras personas, pero tú si no lo haces, no alcanzas la tranquilidad.
Debemos averiguar cual es nuestra obsesión reiterada y aprender a superarla. Debemos pedir ayuda profesional si no somos capaces de superarlo por nosotros mismos, pero sobre todo, debemos ver que más allá de dicha obsesión se encuentra nuestra meta y ésta sólo podremos conseguirla plenamente una vez superadas nuestras obsesiones.
http://ciclog.blogspot.com/2011/01/seres-obsesivos.html