visualizacion



Emparentadas con la autohipnosis, la visualización (“guided imagery”, en inglés) y la imaginería mental son técnicas que buscan poner en marcha los recursos de la mente, la imaginación y la intuición para potenciar un mayor bienestar. Aunque los dos términos se utilizan a menudo indistintamente, generalmente se establece la siguiente diferencia: mientras que en la visualización se imponen imágenes precisas a la mente, la imaginería quiere hacer emerger las representaciones que pertenecen al inconsciente del sujeto.

Las dos técnicas poseen numerosos campos de aplicación y, a veces, se utilizan conjuntamente. Existen recursos en el terreno deportivo (actualmente, estas técnicas forman parte del entrenamiento de todo atleta de alto nivel). En el terreno terapéutico, pueden ser de utilidad en situaciones fuertemente dependientes del psiquismo, para modificar un comportamiento o reducir el estrés, por ejemplo. En lo que concierne a la cura del malestar o las enfermedades, actúan, generalmente, como complemento a los tratamientos médicos. Ambas técnicas forman parte de lo que en adelante denominaremos la “psiconeuroinmunología”, que comprende técnicas como la meditación, la hipnosis o el biofeedback (retroinformación), con las que se utilizan a menudo.

INDICACIONES:

Reducir y prevenir el estrés y la ansiedad. Reducir los efectos indeseables de la quimioterapia. Reducir el dolor. Mejorar las funciones motrices. Reducir la ansiedad preoperatorio y el dolor y las complicaciones postoperatorio. Mejorar la calidad de vida ante el cáncer. Reducir los síntomas de migraña. Potenciar la creatividad. Eliminar las verrugas.

LA VISUALIZACIÓN

La visualización es esa capacidad mental que tenemos de representarnos un objeto, un sonido, una situación, una emoción o una sensación. Según su intensidad, esta representación puede originar más o menos los mismos efectos psicológicos que tendría la realidad. Cuando, por ejemplo, sentimos mucho miedo en la oscuridad, las manifestaciones corporales del miedo son prácticamente las mismas que si un monstruo nos amenazara realmente. Por el contrario, pensar en una situación agradable conduce al cuerpo a un estado de calma.

HAGA LA PRUEBA

Imagínese cortando un limón en cuatro partes, oler una de ellas y después morderla con ganas, el zumo deslizándose por su boca… Si saben lo que es un limón y han realizado el ejercicio a conciencia, es probable que hayan sufrido una reacción psicológica provocada por la fuerte acidez del fruto, aunque dicha acidez no fuera sino imaginaria.

Nos servimos de la visualización para provocar cambios en el comportamiento o en el metabolismo. Para ciertos objetivos, las representaciones mentales de la visualización deben ser acordes a la realidad. Es el caso de una persona que se prepara para afrontar una actividad que le resulta arriesgada o difícil (por ejemplo, ¡saltar desde un trampolín de 10 metros de altura!). El sujeto se representa todos los elementos de la actividad de forma sistemática: el lugar, la actitud deseada, los detalles precisos de cada elemento del salto, las etapas tal como deben desarrollarse y al sujeto en sí, superando las dificultades. Si se repite de forma intensiva, este ejercicio tendrá un efecto condicionante sobre el organismo, que será, por tanto, más susceptible de adaptarse al escenario previsto, durante el salto verdadero.

En otras situaciones, es preferible que la visualización se extrapole al terreno de la metáfora. La visualización curativa emplea, a menudo, el siguiente enfoque: se trata de dar una forma simbólica a la enfermedad y a aquello que va a hacerla desaparecer. En este registro, existen visualizaciones positivas y negativas. Tomemos el caso de una quemadura en el brazo: una visualización positiva consistiría, por ejemplo, en imaginar un animal fantástico y bienhechor (sólo si el sujeto ama los animales) que lama la herida para hacerla desaparecer. Servirá también, simplemente, representarse a uno mismo con el brazo completamente reestablecido. Una visualización negativa, por el contrario, podría recurrir a un ejército de obreros que trabajaría sin descanso para capturar los agentes infecciosos que se crean en la herida y aplastarlos hasta convertirlos en inofensivos.

Existe un debate entre los teóricos y los practicantes por saber si las visualizaciones son más eficaces cuando son negativas o positivas. Sin embargo, parecen imponerse algunas reglas:
* el sujeto debe sentirse a gusto en el escenario representado.
* la imagen elegida para representar la enfermedad (o el problema) no debe causar temor.
* si se trata de una enfermedad, no es necesario representarse los detalles psicológicos del proceso de curación, aunque sigue siendo necesaria una precisión mínima (enviar a los obreros a atacar las células del estómago cuando la enfermedad se localiza en el hígado no sería de ninguna utilidad).

VISUALIZACIÓN PARA DESAHCERSE DE UNA PENA

Supongamos que un incidente ya pasado sigue contaminando nuestra existencia más allá de lo deseable, sin que lleguemos a olvidarlo. Un ejercicio apropiado podría ser el darle una forma simbólica al sentimiento: una botella llena de lágrimas, por ejemplo. Hay que representársela al detalle (forma, color, textura, peso, etc.) y, a continuación, decirle explícitamente que debemos separarnos de ella para continuar nuestro camino. Representarse, entonces, caminando por un bosque hasta encontrar un pequeño claro, cavar un agujero con ayuda de una pala, depositar en él la botella y decirle adiós con convicción (“te dejo aquí para siempre”) antes de tapar el agujero con tierra y colocar de nuevo la hierba y las plantas silvestres que crecían encima. Después, nos representamos abandonando el claro, desandando el camino a través del bosque y regresando a casa, con el corazón aliviado.


EL ORIGEN

Al doctor Carl Simonton, cancerólogo americano, se le reconoce el haber concebido y popularizado el uso de la visualización con fines terapéuticos. Desde el comienzo de la década de 1970, intrigado por el hecho de que, a pesar de tener un diagnóstico idéntico, algunos pacientes fallecían y otros no, exploró el papel del psiquismo en la historia médica de sus pacientes. Observó, sobre todo, que los enfermos que se curaban eran luchadores capaces de persuadirse de que podían curase y se veían curados. También el médico que cree en la curación de su paciente y que logra comunicarle a éste dicha esperanza, obtiene mejores resultados que el colega que no cree en ello. Simonton conocía, por supuesto, los trabajos del doctor Robert Rosenthal (v. nota 1 final) sobre la “realización automática de las predicciones”, publicados algunos años antes. Estos trabajos demostraban cómo las personas adoptan a menudo comportamientos que los conducen a aumentar la probabilidad de que algo deseado se realice, ya sea positivo o negativo.

Convencido de la necesidad de enseñar a los pacientes a convertirse en luchadores, el doctor Simonton integró un entrenamiento con tal fin dentro de su programa médico de cuidados. Dicho entrenamiento comprende varios elementos, como ejercicios de visualización, durante cuya realización los pacientes se representan el tratamiento médico en forma de pequeñas entidades (se le sugiere utilizar Comecocos, popularizado en la época de los primeros videojuegos), que van devorando sus células cancerosas. El método Simonton ha sido concebido en todo momento como complemento al tratamiento médico clásico y aún hoy se sigue practicando de la misma manera.

LA IMAGINERÍA MENTAL

La función de lo que normalmente llamamos “imaginería mental” es hacer surgir en la mente imágenes producidas por la imaginación y el inconsciente, como lo que sucede en los sueños. La idea es recurrir a la “inteligencia” del inconsciente y a la capacidad del organismo de “saber” lo que vive y lo que es bueno para él. La mayor parte del tiempo, la imaginería mental se realiza con ayuda de un interventor que puede guiar el proceso y ayudar a descodificar el sentido, para extraer de él aplicaciones concretas.

Esta técnica se utiliza en diferentes contextos más o menos terapéuticos: conocer mejor diversos aspectos de uno mismo, estimular la creatividad en todos los aspectos de la vida, comprender las causas de una enfermedad y encontrar los medios de curación. Para alcanzar el estado de calma mental necesaria mediante la emergencia de imágenes que no sean dictadas por el consciente, hay que comenzar por un periodo de relajación más o menos importante y liberar la mente de las preocupaciones habituales. A continuación, el sujeto inicia una “aventura mental” que aporta un contexto favorable y permite que las situaciones se concreticen en su mente.


IMAGINERÍA MENTAL PARA DESCUBRIR LAS SUBPERSONALIDADES

Imagínese sentado a una mesa sobre la que se han dispuesto los platos que más le gustan. Hay otros individuos a la mesa, que comparten su comida. ¿Cuántos son? ¿Cómo se le presentan? ¿Cómo se siente en su presencia? Los observa detenidamente, ¿cómo están vestidos? ¿Qué carácter manifiestan? ¿Qué cuentan?

Pudiera ser que en estos personajes se escondieran algunas de sus subpersonalidades, del tímido al más glotón, pasando por el juez y el vividor… Guiado por un terapeuta, podrá dejarles dialogar y descubrir el modo de dar más espacio a unos y reaccionar frente a los indeseables.

Según la capacidad del individuo para relajarse y solicitar su imaginación y según la complejidad de la información buscada, el ejercicio puede llevarnos 30 minutos o más. Algunos sujetos se rebelan contra esta técnica y pueden necesitar un acompañamiento, ya sea de un terapeuta o de grabaciones que dicten el proceso. Las técnicas sugieren, a veces, continuar el ejercicio mediante un dibujo o un relato escrito del “sueño despertado” para intensificar el impacto psíquico de la experiencia.


ELEMENTOS DE BASE

A pesar de la gran simplicidad de la visualización y la imaginería mental, estas técnicas responden a algunos parámetros que es importante respetar para obtener éxito:
* El respeto a sí mismo: no hay que aventurarse en territorios en donde uno se sienta incómodo, ni en escenarios que contradigan nuestros valores.
* Escuchar al cuerpo: como las técnicas requieren recursos de todo el organismo, las informaciones que éste aporte (contradicciones, nerviosismo, tensiones, emociones, etc.) deben marcar el ritmo y la orientación de los pasos a seguir.
* Reducir los grandes objetivos a otros muchos más pequeños: todo proceso de curación, tanto psicológica como física, puede desgranarse en varias etapas.
* Confiar en uno mismo: estos enfoques se basan en el poder de persuasión y ésta sólo puede ejercerla una persona que confíe en sus posibilidades.


APLICACIONES TERAPÉUTICAS

Sin duda, las situaciones en las que la visualización o la imaginería mental pueden desempeñar un cierto papel son ilimitadas. Pero, en numerosos casos, el impacto no puede ser evaluado de forma subjetiva. Hay que mencionar, también, que estos enfoques se utilizan, a menudo, junto a otras técnicas similares (la autohipnosis y la relajación, por ejemplo), y que, a veces, resulta difícil separar la acción específica de cada de ellas. La visualización es una práctica exenta de riesgo, (esperemos que no se escoja en detrimento de un tratamiento susceptible de ser más eficaz); no existen riesgos al probarla en todo tipo de situaciones. El doctor Andrew Weil (v. nota 2 final) la sugiere, en particular, en casos de enfermedades en las que se intuya un importante componente psicológico, como enfermedades de la piel, problemas pulmonares, lupus, disfunciones sexuales, etc.

-Reducir y prevenir el estrés y la ansiedad y mejorar el bienestar: dos síntesis de estudios concluyen que la visualización, a menudo junto con otras técnicas similares, puede reducir el estrés y la ansiedad (v. nota 4 final) y contribuir al bienestar general de las personas en buen estado de salud (v. notas 3-4 final) y de las que padecen enfermedades graves como el cáncer o el sida (v. nota 5 final). Puede contribuir a aliviar las manifestaciones de la mayoría de los problemas de salud asociados al estrés o susceptibles de agravarse por él, de la hipertensión al insomnio, pasando por la artritis y el infarto de miocardio.

-Reducir los efectos indeseables de la quimioterapia: tras las conclusiones de tres síntesis de estudios, se reconoce que las técnicas de relajación (entre ellas, la visualización) reducen de forma significativa los efectos secundarios indeseables de la quimioterapia, como las náuseas y los vómitos (v. notas 4-7 final), así como los síntomas psicológicos: ansiedad, depresión, cólera y sensación de impotencia (v. notas 3,4,7 final).

-Reducir el dolor: una síntesis de estudios reciente (v. nota 8 final) sobre las terapias “cuerpo-mente” en el control del dolor concluye que estos enfoques (entre ellos, la visualización y la imaginería) pueden resultar beneficiosos, especialmente cuando interactúan. Se citan casos de dolores de espalda crónicos, artritis, migraña y dolores postcirugía.

-Mejorar las funciones motrices: la imaginería mental y la visualización parecen tener un impacto positivo en la mejora de las funciones motrices. Según las conclusiones de dos síntesis de estudios (v. notas 9,10 final), se aplican tanto al terreno deportivo como al de la fisioterapia. Según otro estudio (v. nota 11 final), un entrenamiento “virtual” podría, en algunas circunstancias, ser tan eficaz como un entrenamiento real a la hora de inculcar habilidades motrices complejas en pacientes con problemas de aprendizaje. No obstante, será necesario llevar a cabo otros estudios para confirmar estos resultados.

-Reducir la ansiedad preoperatorio y el dolor de las complicaciones postoperatorio: tres estudios clínicos (v. notas 14-16 final) y dos artículos descriptivos (v. notas 12,13 final) indican que la visualización, entre otras mediante la escucha de una grabación antes, durante y después de la cirugía mayor, podría reducir la ansiedad a la que está ligada. También se han constatado una mejora del sueño, un mejor control del dolor y un uso menor de analgésicos. Un estudio enmascarado controlado (v. nota 18 final), realizado con 208 sujetos operados de una hernia inguinal o de paperas ha permitido constatar, incluso, que aquellos que se habían beneficiado de las técnicas de visualización antes de la cirugía habían presentado menos hematomas postoperatorio, menos dolor y menor uso de analgésicos.

-Mejorar la calidad de vida ante un cáncer: numerosos estudios de diversas calidades metodológicas (v. notas 19-25 final) concluyen que la visualización, entre otras mediante grabaciones sonoras, mejora la calidad de vida de los enfermos de cáncer. Se señala una reducción de la ansiedad, una actitud más positiva, más vigor y mejores relaciones sociales.

-Potenciar la creatividad: según un metaanálisis (v. nota 26 final) de nueve estudios llevados a cabo en cerca de 1500 sujetos, la visualización podría desempeñar un cierto papel en los individuos creativos. Se señala, sin embargo, que la creatividad es un fenómeno eminentemente complejo y que la visualización no es sino uno de los muchos elementos que participan en ella.

-Reducir los síntomas de la migraña: dos estudios, uno prospectivo (v. nota 27 final), llevado a cabo en 260 sujetos, y otro enmascarado (v. nota 28 final), llevado a cabo en 40 sujetos, indican que la escucha regular de grabaciones permitiría reducir los síntomas desagradables asociados a la migraña, sobre todo en lo que concierne al dolor y a la vitalidad. Por el contrario, no tendría un impacto importante en la frecuencia o la intensidad de esta afección.

-Eliminar las verrugas: parece ser que es posible deshacerse de las verrugas mediante la práctica de la visualización. El doctor Andrew Weil (v. notas 29-30 final) afirma, incluso, que es el primer tratamiento a tener en cuenta. Pero ningún estudio científico ha confirmado estas alegaciones.

-Contribuir a curar el cáncer: aunque se practican para este fin desde hace más de 30 años y se recomiendan ahora en numerosos centros oncológicos, aún no se ha demostrado científicamente que las técnicas de visualización puedan contribuir a curar el cáncer directamente, a aumentar el tiempo de supervivencia ni, tampoco, a mejorar la eficacia de los tratamientos convencionales (v. notas 31-32 final). Según la Agencia del Cáncer de la Columbia Británica (Canadá), este enfoque cuenta con muchos defensores en el cuerpo médico, ya que impulsa al paciente a desempeñar un papel activo en su tratamiento, lo que mejora su calidad de vida (v. nota 33 final). La Agencia del Cáncer señala, no obstante, que cuando se deteriora el estado del paciente, éste puede llegar a culparse por su incapacidad para cuidarse, algo que puede afectarle negativamente.


EN PRÁCTICA

Parece que todo el mundo podría beneficiarse de estas técnicas. Los niños responderían a ellas particularmente bien; sin embargo, los adultos que sean muy racionales podrían resistirse al aspecto “puesta en escena”.

Muchos profesionales de la salud utilizan la visualización o la imaginería mental como complemento a sus técnicas de base. Pero es raro que un interventor se especialice únicamente en visualización. Podemos experimentar la técnica en nosotros mismos, iniciándonos con ayuda de libros prácticos que aborden el tema.

No existe una asociación formal que rija la práctica de la visualización, pero la Academy for Guided Imagery (Academia de Visualización) ofrece a los interventores de la salud una formación acreditada en Visualización Interactiva. La lista de practicantes titulados por países se encuentra en su sitio web (v. Enlaces de Interés)

Encontramos en el mercado numerosos documentos en audio sobre imaginería y visualización que inducen a la relajación y que persiguen todo tipo de objetivos: desde la simple relajación a la lucha contra enfermedades específicas, pasando por la maximización de las actuaciones deportivas o en contacto con el yo interior.

LIBROS

Charles Rachel. Les pouvoirs de la visualisation-Développez la puissance de votre imagination, (traducción de “Your Mind's Eye”), Le jour, éditeur, Canadá, 2001.
La visualización como herramienta para el desarrollo personal.

Reid Louise. La paix intérieure par l'imagerie mentale, Les Éditions Quebecor, Canadá, 1996.
Sobre el control del estrés, la angustia y las crisis de pánico.

Simonton Carl, Henson Reid. L'Aventure d'une guérison-Un médecin, sa méthode, un malade, son expérience, J'ai lu, France, 1999.
El doctor Simonton explica cómo se utiliza la visualización en su programa de tratamiento. Por su parte, su paciente relata su combate contra el cáncer.


ENLACES DE INTERÉS

Academy for Guided Imagery (Academia de Visualización)
Abundante información general. Formación en Visualización Interactiva. Lista de practicantes por países.
www.academyforguidedimagery.com
fuente:http://www.medicosdescalzos.es