Técnicas de Manejo Emocional:





Técnicas de Manejo Emocional:


Una forma sencilla de controlar nuestra propia conducta es eliminar o restringir los estímulos desencadenantes de las acciones que queremos evitar, y favorecer la aparición de los que facilitan la conducta apropiada. Es una forma de decir que podemos tener cierto auto-control sobre lo que nos rodea y especialmente sobre nuestra propia conducta. Ejemplos de ese auto-control son: poner una carta en un sitio visible para recordar llevarla al correo, cerrar con llave las bebidas alcohólicas o darle a un amigo un paquete de tabaco para evitar fumar. Todas ellas son técnicas de control del estímulo que deseamos evitar.

Muchas de nuestras conductas o pensamientos acaban siendo automáticos, Una forma de controlarlos sería pensar sobre ellos, pensar sobre nosotros, auto-observarse y analizar ese automatismo para poder corregirlo. “Conócete a ti mismo” tiene mucho que ver con “conoce las variables que te controlan”. Muchas conductas empiezan a modificarse por el hecho mismo de estarla observando.

Controlar una conducta vemos que es posible e igualmente podemos tener cierto gobierno sobre nuestros pensamientos. Conviene primero aprender a desterrar de nuestro pensamiento las creencias irracionales. Por ejemplo, es una idea irracional la necesidad de “ser amado por todos”, o la creencia de que “es más fácil evitar que enfrentarse a las dificultades”, la consideración de que “uno tiene que ser eficaz en todas las materias y en todas las ocasiones”, o la creencia de que “la felicidad es algo externo y azaroso”. Estos pensamientos son “catastrofistas”, negativistas y proféticos (generan sugestión), y por tanto tienen que modificarse. Es frecuente que uno se agreda a sí mismo interiormente y se fuerce a una visión de las cosas pesimista y no favorable. Conviene “controlar” lo que nos decimos interiormente a cerca de las cosas que nos ocurren. El cómo elaboremos lo que ocurre hace depender lo que sintamos sobre lo que ocurre. Lo vemos en un esquema:



“Algo ocurre en el exterior”. “Interpreto”, “algo me digo” “Siento” en función del mensaje
a cerca de lo que ha ocurrido” que me he dicho antes”.

A simplemente ocurre, no siempre lo podemos controlar. En la medida en que controle B, podré controlar C.



Pautas concretas de actuación :


Utilizar la técnica de sustitución de ideas: “Una idea se saca con otra idea”, al igual que una mano se lava con otra mano o una espina se saca con otra espina.
Es importante tener en cuenta que cuando una idea es persistente y “tozuda” no es objetiva, conviene “dejarla enfriar”, tomar cierta distancia – tiempo - para verla mejor. “La montaña para el escalador se observa mejor desde la llanura”.
Buscar distracciones alternativas que “nos saquen” de ese laberinto de ideas. Es recomendable tener preparado un “archivo” de pensamientos positivos o imágenes que nos guste evocar o recordar, y puedan servir de antídoto para aquellas que buscamos evitar. Utilizar la imaginación y la creatividad.
Detención de pensamiento: Decirse interiormente “stop” y parar inmediatamente de pensar sobre ese tema cuando notemos que estamos sintiendo angustia o como si estuviéramos en un laberinto.
Exteriorizar y sobre todo verbalizar lo que pienso con otra persona ayuda mucho a destensar, a desliar y sobre todo a relativizar. Una idea puede verse más clara desde fuera que desde dentro, si alguien nos la refleja desde fuera nos ayuda
Suele ser positivo combinar técnicas de detención de pensamiento con otras de relajación, que a la vez ayuden a distanciarse del pensamiento para centrarse más en las sensaciones corporales, estímulos externos, etc.
Está comprobado que la soledad suele ser un caldo de cultivo que favorece e incluso incrementa el pensamiento obsesivo. Una persona aislada o con dificultades para convivir suele manifestar notables manías, conductas estereotipadas o ideas cerradas. Convivir suele ser difícil pero es muy sano, es una forma de exteriorizar. La soledad no es siempre buena consejera.
El sentido del humor suele ser un excelente ingrediente para aliviar los pensamientos “retorcidos”. Ayuda a que uno mismo tome distancia de sus propios problemas y a relativizar.
Es muy importante reforzar los progresos y elogiar los logros conseguidos, incluso premiar los avances para consolidarlos.