Ponle un poco de sentido del humor a tu vida…

Ponle un poco de sentido del humor a tu vida…


Gran parte de nuestros problemas se deben a que nos tomamos las cosas de la vida y a nosotros mismos demasiado en serio, como si fuésemos el centro del Universo. Hay personas que no se permiten ser indulgentes consigo mismas. Se comportan de forma solemne y ceremoniosa, mantienen a toda costa la compostura y se flagelan si cometen algún error o inconveniencia.

La capacidad de reírse de uno mismo es una sana actitud para enfrentarnos a la vida. Es un recurso muy útil para aprender a distanciarnos emocionalmente de los problemas. Nos permite relativizar, restar dramatismo a lo cotidiano y escoger cómo queremos sentirnos.

Karl Valentin, el "payaso metafísico" —maestro de Bertold Brecht—, decía que todas las cosas tienes tres lados: uno positivo y uno negativo, y otro cómico. Incluso en las peores circunstancias podemos encontrar ese lado cómico. Cuentan que Tomas Moro, cuando era conducido al patíbulo para su ejecución, le dijo al verdugo: “Ayúdame a subir, hijo, que para bajar ya me arreglo solo”.

A menudo las personas piensan que o se tiene sentido del humor o no se tiene. Nada más lejos de la realidad. El sentido del humor se puede adquirir, cultivar y desarrollar. Es como cualquier otra habilidad: sólo requiere un poco de entreno y mucha práctica.

La e-zine de hoy es un alegato a favor del sentido del humor. Reírse es un signo de inteligencia y de madurez emocional. Reírse alegra la vida y libera endorfinas… ¿Sabéis que el sentido del humor es una de las cualidades que más valoran las mujeres en un hombre? Chicos, ¡hacedlas reír


Los beneficios del sentido del humor



La vida es demasiado importante como para tomársela en serio. Oscar Wilde



El animal más sufriente de la tierra se vio obligado a inventar la risa. Nietzsche




Parece ser que se el sentido del humor empieza a tomarse en serio en nuestro país. Últimamente psicólogos y psiquiatras están sumando esfuerzos para estudiar cómo el humor puede ser útil en el tratamiento de sus pacientes. Prueba de ello es que cada vez hay más publicaciones sobre el efecto favorable de la risa y el sentido del humor en la química cerebral y en el sistema inmunológico. (1)

Tener sentido del humor no significa ser un payaso o pasarnos el día contando chistes. Se trata de responder con una actitud positiva ante los retos o situaciones difíciles que nos encontramos en el día a día. El humor nos permite enfrentarnos a una situación difícil sin dejarnos secuestrar por las emociones negativas. Nos ayuda a crear ambientes más relajados y favorables para la toma de decisiones y la solución de conflictos; y nos protege, en cierta medida, contra el estrés.

El sentido del humor nos permite ver los problemas desde otra perspectiva, con mayor flexibilidad y autodistanciamiento. Como dice Luís Muñiz (2) “a través del humor la persona se siente inducida a abandonar su manera habitual de mirar las cosas —su lógica o su sentido de lo obvio— y a adoptar una manera más amplia que incluye lo cómico y nos mueve a cuestionar lo obvio, lo serio”.

Muchos expertos en el tema consideran que la esencia del humor está en la capacidad de reírse de uno mismo (3). Esta actitud se admite como signo de inteligencia y de buena salud mental. Reírnos de nosotros mismos significa que estamos a gusto en nuestra piel, a pesar de nuestras imperfecciones; que nos aceptamos como personas falibles, que pueden equivocarse. Si alguien se ríe de nosotros no nos importará demasiado porque nosotros nos habremos reído primero.

El sentido del humor es un buen antídoto contra el miedo. Reírnos de las cosas que nos asustan las vuelve menos amenazantes. Además, como dice Klein (4) “las personas que son capaces de reír ante los contratiempos dejan de sentir lástima de sí mismas”. Y es que no podemos sentir lástima y reírnos al mismo tiempo. Nuestro cerebro no puede actuar según dos órdenes opuestas.

Desde los griegos, numerosos filósofos, sociólogos y psicólogos han investigado sobre el humor y sus beneficios. El filósofo romano Plotino recomendaba ver la propia vida y el mundo entero como una obra de teatro y a uno mismo como un mero personaje. En la actualidad hay varias asociaciones científicas especializadas en la materia y en algunas universidades de nuestro país se han creado líneas de investigación específicas para estudiar los beneficios del sentido del humor.

El sentido del humor también ha empezado a irrumpir en el mundo de la empresa, donde todavía son demasiado frecuentes el juego de máscaras, la solemnidad y el color “ala de mosca”. En Estados Unidos, mucho más avanzados en el tema y, sabedores que bajo condiciones de diversión aumenta la productividad, no sólo se mide el IQ (cociente de inteligencia emocional) sino también el FQ (Fun quotient), que puede traducirse en algo así como el "cociente humorístico". (5)

Al otro lado del atlántico los libros y cursos sobre el humor en el trabajo se multiplican día a día. Hay empresas de primera fila que integran el humor en sus programas de formación y que incluyen, en la retribución de sus directivos, un variable, según lo divertido que resulta trabajar con ellos.

En España hay algunos expertos que se dedican a transformar empresas serias y aburridas en organizaciones alegres, estimulantes e imaginativas. Vean, sino, el trabajo de Eduardo Jáuregui (6). Este psicólogo destaca, como beneficios del humor en la empresa, los siguientes:

Atrae y retiene a los recursos humanos más valiosos.
Potencia la salud y las capacidades del empleado.
Fortalece la motivación individual y colectiva.
Estimula la innovación.
Optimiza la comunicación interna.
Favorece el aprendizaje.
Cohesiona los equipos humanos.

Vistos sus innumerables beneficios, es de esperar que muy pronto se desarrollen programas para implantar el sentido del humor en la empresa. Se ha demostrado sobradamente que la política del miedo es una estrategia de dirección completamente ineficaz. El sentido del humor no está reñido con la profesionalidad ni con la productividad. ¿Por qué no fomentar, entonces, el buen rollo?



Está en tus manos... mejorar el sentido del humor


Uno no deja de reír por hacerse viejo, se hace uno viejo por dejar de reír. Anónimo



Un hombre infantil no es un hombre cuyo desarrollo se ha detenido; al contrario, es un hombre que se ha dado a sí mismo la posibilidad de continuar desarrollándose mucho después de que la mayoría de los adultos se han refugiado en el capullo de la mediana edad, la rutina y las convenciones. Aldous Huxley



Tener sentido del humor es una habilidad que se puede aprender. Para demostrar esta tesis, Begoña García Larrauri, psicóloga y profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de Valladolid, ha desarrollado un programa exhaustivo para mejorar el sentido del humor (7). En este trabajo se proponen actividades variadas para que el sentido del humor y el optimismo se conviertan en fuerzas capaces de transformar nuestras vidas en algo verdaderamente agradable.

Se proponen dos líneas de actuación complementarias: una conductual —actuar en el terreno de las conductas— y una cognitiva —actuar en el terreno de los pensamientos. A continuación recogemos un listado de las acciones que la autora nos recomienda para darle la bienvenida al sentido del humor.

Para promover el sentido del humor actuando sobre nuestras conductas y sentimientos:

Sonreír de forma habitual.
Mostrar una expresión gestual y corporal alegre.
Aprovechar las cosas que hacen reír y minimizar el resto.
Utilizar el lenguaje de manera positiva.
Elegir situaciones compensadoras de distensión y dedicarlo a actividades que nos agraden.
Relajarse de forma habitual.
Disfrutar de lo que se hace en cada momento.
Aprender a tomarse menos en serio a uno o una misma.
Reducir el sentido de ridículo.
Prever contratiempos y prepararse para restarles importancia.
Encontrar algo de humor en situaciones adversas.
Mostrar agradecimiento.
Elegir bien las batallas que merezcan la pena, no enredarse en asuntos de poca importancia.
Afrontar el enfado.
Respetarse y respetar: mostrar un comportamiento tolerante hacia los demás.
Relacionarse con gente positiva y con especial aptitud para ver el lado cómico de una situación.
Fomentar las habilidades de interacción positiva: dar y recibir afecto oportunamente

Para promover el sentido del humor actuando sobre nuestra forma de pensar:

Tomar conciencia del funcionamiento del estrés.
Tomar conciencia de los hábitos negativos.
Tomar distancia de las preocupaciones. Ver las cosas desde perspectivas más amplias.
Utilizar un estilo optimista de explicación ante fracasos y éxitos.
Evitar juicios negativos.
Aprender a relativizar las adversidades.
Seguir un proceso racional en la resolución de problemas.
Convertir los errores en oportunidades de aprender.
Ampliar miras, flexibilizar puntos de vista propios.

En nuestras manos está “amargarnos la vida” o “echarnos unas risas a diario”. Comportarse, pensar y sentir como lo haría una persona con buen humor supone vivir en coherencia y conseguir ese objetivo. No hemos de olvidar que las personas nos convertimos en aquello que más practicamos.

fuente:http://www.mproactiva.com