Otras veces, el estrés se manifiesta a través del Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC). "Cuando tenía 9 años hacía cosas que me resultaban difíciles de resistir: chequeaba las puertas de la casa antes de irme a la cama, si no no podía dormirme", cuenta Carlos, ex paciente de la Asociación Ayuda. "Después, esas cosas quedaron atrás, pero al poco tiempo aparecieron otras, como el miedo a contaminarme -dice Carlos-. Trataba de abrir las puertas con los pies o los codos. Si no podía evitarlo, después me lavaba las manos una y otra vez hasta sentir que estaba limpio. Con el tiempo todo empeoró. Sufría mucho si tocaban mis cosas y me ponía muy ansioso si tenía que usar el baño público.

TAMBIÉN ESTAN LOS QUE, día a día, se hacen problema por todo. Son quienes padecen el Trastorno por Ansiedad Generalizada, un mal que afecta aproximadamente al 8 por ciento de la población. "Son muy irritables, hipersensibles y siempre temen una catástrofe", dicen los expertos. María Fernanda sabe de qué se trata: "Vivía todo el día preocupada. Cuando alguien de mi familia tenía que alejarse de casa, los imaginaba accidentados o siendo víctimas de robo violento. Siempre encontraba un tema para hacerme problema". Desde hace un año está en tratamiento y dice que los primeros cambios positivos asomaron en los dos primeros meses. "Sólo era cuestión de pedir ayuda, pero no lo sabía", asegura.
Dentro de los cuadros de ansiedad, el más extremo es el Estrés Postraumático, que se dá en personas que protagonizaron accidentes, atentados, asaltos u otras situaciones con riesgo real de vida. Hace tres años el micro en el que viajaba Sandra volcó en la ruta. "De repente sentí un movimiento raro, como un tobogán y un ruido fuerte. Desperté con agua podrida hasta el cuello y gritos. El colectivo habia chocado y volcado", recuerda. "Desde ese día empecé a tener pensamientos trágicos. No quería quedarme sola, evitaba los autos. Con el tiempo comencé a cerrar las persianas y hasta me daba miedo ir al baño de noche. Si tenía que viajar por una autopista, sentía que me faltaba el aire, que me iba a morir. A los dos años de quel choque pedía ayuda, no podía seguir viviendo así".

LAS PRIMERAS SEÑALES de recuperación de trastornos de ansiedad se experimentan a los dos o tres meses de tratamiento, donde se combinan psicoterapias (muchas veces grupales) con medicación psiquiátrica. Pero, víctimas de la falta de información, son muy pocos los que saben donde consultar.
Sondeos privados señalan que cerca del 32 por ciento de los afectados se atiende en servicios de cardiología por presentar hipertensión arterial o taquicardia; el 19 por ciento se trata con gastroenterólogos; el 9 por ciento acude al médico por trastornos respiratorios y un 8 por ciento, por problemas en la piel. El resto se divide en ginecología, urología y otras áreas. Por eso hay personas que pasan 20 o 30 años de su vida en un estado de parálisis emocional con total dependencia de un familiar o un amigo. La angustia las devora, aunque la cura esté muy cerca.