Obsesiones cerebrales



Eduardo Punset entrevista a un de los más reputados psicólogos del panorama actual, Stephen Kosslyn. Kosslyn es catedrático en la Universidad de Harvard y autor de numerosas obras de divulgación. Además, es una figura muy reconocida en el campo de la neurociencia, especializado en los procesos que el cerebro emplea para visualizar el mundo que nos rodea.

Punset:
Creo que fue Newton, que parece ser que lo sabía todo, quien dijo: “me encantaría saber los mecanismos por los cuales la percepción visual del universo se transforma en la gloria de colores”. Y tu, después de muchos años de investigación, dices (y te cito): “los mecanismos que subyacen a la formación de las imágenes no parecen ser mucho más misteriosos que los que hay en la base de la percepción visual”. Lo que sugiere que hemos avanzado un poco desde Newton. ¿Es así?

Kosslyn:
El cerebro no es una sola cosa, sino un conjunto de partes que trabajan juntas. Y por ejemplo en la visión de los colores ahora sabemos muchísimo sobre lo que sucede en el ojo, en la parte posterior del ojo, y lo que sucede después, hasta llegar al cerebro. Lo que ahora también sabemos es que el color se procesa en un área cerebral diferente de donde se procesan la forma y la localización. No sólo observamos que hay áreas específicas que se activan cuando las personas ven colores, o ven formas….

Punset:
Que por cierto no están allí fuera en el universo, me has dicho.

Kosslyn:
Así es, están separados. El cerebro no sólo es una cámara que registra con precisión lo que hay en el exterior, sino que el cerebro es el que lo organiza y el que lo distribuye de maneras que no necesariamente aparecen en el universo, que sean evidentes en el mundo. Somos nosotros los que nos abrimos al mundo, y lo que percibimos en él es en parte un reflejo de cómo estamos construidos nosotros.

Punset:
Steven, lo que me dices es que nada de esto sucede en el universo, que este rojo o este azul no está ahí, sino que se fabrica en el cerebro.

Kosslyn:
¿Te has preguntado alguna vez por qué no se puede mezclar el verde y el rojo y obtener otro color? Ya sabes que se puede mezclar el azul con el amarillo y obtener verde. Si se mezcla amarillo y azul se obtiene verde, pero si se mezcla verde y rojo se obtiene un color como barro. Esto sucede porque la forma en que funcionan el cerebro y los ojos no permite que se cree un tercer color.

Punset:
O sea que el pobre Newton ahora sabría cómo surge esa gloria de los colores.

Kosslyn:
No del todo, porque entendemos muy bien el mecanismo, pero todavía falta mucho por saber sobre la conciencia. Cómo surge la experiencia perceptiva del color a partir de la acción de la red que existe entre las diferentes áreas.

Punset:
Hablemos ahora de algo que fascina a la gente: el efecto placebo. No sé si está relacionado con la conciencia, pero en este caso tenemos una conciencia de algún tipo que influye en el metabolismo, de manera que unas pastillas que se habían diseñado para nada, en realidad tienen un efecto en las personas. Tú has trabajado mucho sobre las formas en que esto es posible que funcione. ¿Cómo es posible?

Kosslyn:
El cerebro afecta sin ninguna duda al cuerpo, todo el tiempo, y también afecta a nuestro sistema inmunológico. Si estamos muy cansados, o con jet lag como tengo yo ahora, el sistema inmunológico se ve involucrado y enfermamos más fácilmente. ¿Qué es estar cansado? No sólo es el cuerpo, también es el cerebro: el cerebro afecta al sistema inmunológico. Creo que tenemos algunas fuerzas en un cierto tipo de reserva de cómo el cerebro puede afectar al sistema inmunológico…

Punset:
Nunca se gasta toda la potencia…

Kosslyn:
Siempre se guarda algo. Y el placebo lo que hace es dar permiso para poder acceder a las reservas, y por lo tanto afectar al cuerpo de una manera más fuerte de lo que se hace normalmente. Es decir, se cree que es una medicina, y se responde de la forma en que normalmente se responde cuando se toma una medicina, aunque en realidad no lo es. Pero no sólo se trata del sistema inmunológico, sino también del dolor, y de cosas como la fuerza de la histeria. Hay anécdotas como la de mujeres cuyos hijos estaban atrapados debajo de un coche y podían levantarlo: esta es una fuerza histérica, ya que daña los músculos, y no debe hacerse normalmente, no se tiene una constitución para hacer esto, pero ante una urgencia se obtiene el permiso.

Punset:
Y existe la reserva…

Kosslyn:
Y se usa la reserva. Esa es mi teoría.

Punset:
Steven, algo que me sorprende, o me fascina, es esto del “no placebo”, de que aparentemente no deberíamos estar tan seguros cuando le decimos a un paciente: “tengo que decirle la verdad, no hay nada que hacer, se acabó”. Porque parece que puede darse también una alteración del cerebro.

Kosslyn:
Un amigo mío, tres semanas antes de que se publicara el artículo sobre el “nocebo”, me dijo que su hermana tenía cáncer desde hacía dos años, y que después de la quimioterapia los médicos le habían dicho que no había nada que hacer y que le quedaban seis semanas de vida. ¿Y a qué no sabes lo que pasó?

Punset:
Que al cabo de las seis semanas se murió.

Kosslyn:
Eso es, y en mi opinión el médico hizo una estupidez, porque es evidente que ella cooperará si cree en la figura de la autoridad. Si ésta le dice que no hay nada que hacer y que se morirá, el cerebro puede regular lo que hace el cuerpo, de forma contraria a como lo hace el placebo. El placebo lo que hace es agradar, hace sentir mejor. El “nocebo” lo que hace es empeorar, de manera que lo peor que pueden hacer los médicos es quitar la esperanza…

Punset:
Es una especie de apoptosis, ya que se favorece de alguna manera el propio suicidio.

Kosslyn:
Es peor que eso, porque no sólo es un suicidio, alguien te ha asistido. En mi opinión, el eliminar la posibilidad de mejorar y el ofrecer la posibilidad de empeorar es algo terrible.

Punset:
En algún sitio, no se en dónde, citas el siguiente ejemplo. Dices: si se toma un ladrillo…” –imaginemos que tu libro es un ladrillo, lo siento– …si hago esto [lo mantiene sobre su mano con el brazo extendido] normalmente podré aguantarlo durante unos cinco minutos pero tú dices que si se me hipnotiza podría aguantarlo durante veinte minutos. Entonces la gente que no lo cree dice, que si se le explica a un hombre que una mujer es capaz de aguantar así el libro durante veinte minutos, él se autoconvencerá y también lo podrá hacer. O sea que es una cuestión de superstición, no es ciencia. ¿Qué experimentos has hecho para llegar a la conclusión de que no es una cuestión que se pueda tratar a la ligera, sino que tiene un fundamento científico?

Kosslyn:
Esto guarda relación con el tema del efecto placebo: cuando se te dice que una mujer puede sostener el ladrillo, te das a ti mismo permiso de forma consciente para aguantarlo aunque los músculos estén al límite. La diferencia reside en el mecanismo por el que se actúa, pero en el caso de la hipnosis también se acude a las reservas, el concepto es el mismo.

Punset:
Cuando imaginas algo, cuando cierras los ojos e imaginas un cierto objeto – por ejemplo ahora estoy viendo a una persona en particular – tu dices, tú has descubierto, que se activa es el mismo substrato neuronal que cuando la ves físicamente. En cierta manera es como si al cerebro le importase un cuerno el que tú estés mirando realmente una cosa o sólo imaginándola.

Kosslyn:
Cuando conocí al Dalai Lama, le hice tres preguntas: ¿Sabes que forma tienen las orejas de los gatos?

Punset:
Y el respondió a su vez: ¿qué tipo de gato?

Kosslyn:
Es verdad, me sentí fatal. Pero ¿ tú sabes la respuesta?

Punset:
No, no.

Kosslyn:
Bueno pues pensemos en Micky Mouse: ¿de qué forma tiene las orejas?

Punset:
Sí … son redondas.

Kosslyn:
Sí, sí, perfecto. Sigamos. ¿Y en qué mano sostiene su antorcha la Estatua de la Libertad?

Punset:
¿En la izquierda?

Kosslyn:
En la derecha, y el Dalai Lama lo contestó bien. Esto me sorprendió porque muchos americanos no lo saben. Y la última ¿Qué verde es más oscuro, un árbol de navidad o un guisante congelado?

Punset:
Un árbol de navidad.

Kosslyn:
Muy bien, gracias. Lo interesante de estas preguntas es que en todas se necesita la imaginación para poder contestarlas. O sea que si te miro a los ojos, se mueven lateralmente cuando intentas responder – intentando visualizar la entrada visual – pero lo que no es nada obvio en la introspección es que haya tres sistemas cerebrales diferentes a los que se acude. Uno se usa para las formas: tanto en la percepción como en la imaginación; otro para la ubicación – la percepción está aquí y la ubicación aquí [05:40]–; y el otro se usa para el color, y está aquí debajo. De modo que la misma división del cerebro –divide y vencerás–, con el color, la forma y la ubicación que se usa para la percepción, se usa también para la creación de imágenes mentales. Y resulta que las capacidades no están relacionadas unas con otras: personas que son muy buenas en la imaginación espacial, que saben como orientarse en una ciudad…. no importa lo buenos que sean en lo espacial a la hora de visualizar las caras, o los objetos: no están relacionadas; o los colores: tampoco están relacionados, son sistemas diferentes.

Punset:
Déjame que te haga una pregunta imposible. Tú mismo has mencionado todo el fantástico progreso que se ha experimentado en el conocimiento de las funciones del cerebro, y la percepción y las técnicas de neuroimagen. Si hace veinte años hubiéramos sabido lo que ahora sabemos sobre el funcionamiento del cerebro, ¿habríamos tratado las cuestiones importantes de otra manera¿ ¿Habríamos hecho algo de forma diferente, por ejemplo en el campo de la educación? ¿Si lo hubiéramos sabido habríamos hecho las cosas de una manera diferente?

Kosslyn:
Aquí hay dos temas. Uno es la palabra “conocer”. La ciencia es muy controvertida: la gente tiene ideas, pero hay que demostrarlas, y lleva mucho tiempo que sean aceptadas. O sea que hace veinte años había muchas ideas que si las estudiamos ahora eran correctas, pero en su momento no estoy seguro de que se debieran haber puesto en práctica, ya que sólo eran ideas. La plasticidad temprana es un buen ejemplo. Ahora parece que es una buena idea estimular a los bebés, el proporcionarles una estimulación temprana, pero no está claro que hace veinte años supiéramos lo suficiente para poder haber actuado, aunque podía haber sido una buena idea, pero también mala. De la misma manera, si pensamos de aquí a veinte años, entonces podremos decir que se había descubierto que el cerebro está organizado en diferentes sistemas que se utilizan para mantener, almacenar y procesar la información, y todo el razonamiento y la memoria y la percepción. ¿Por qué no os aprovechasteis de este conocimiento para ponerlo en práctica en la educación y hacerla verdaderamente eficaz para cada persona? Creo que el futuro será personalizado. En mi opinión, cuando necesitemos zapatos, pondremos el pie en una caja y por láser se tomarán las medidas y el día siguiente la fábrica te enviará un par de zapatos hechos a medida que te irán de maravilla, y con un coste no superior al de ahora. De la misma manera, en el futuro la educación de los niños estará personalizada según la forma de funcionar de cada cerebro. La información, y lo más importante es el contenido, estará presentada de una manera que resultará interesante a cada persona, y la metodología utilizada estará personalizada para que se ajuste perfectamente a la forma particular de funcionar de tu cerebro. Creo que ahora estamos descubriendo lo suficiente para poder hacerlo, pero se tardará un tiempo hasta que sea algo serio y sólido y se pueda aplicar en las escuelas. Si pudiera predecirlo, yo creo que esto es algo que está a la vuelta de la esquina.