avances cientificos trastorno obsesivo compulsivo


  • Estimulación talámica para el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo

La estimulación cerebral profunda (ECP) en el área límbica del núcleo subtalámico puede ser una alternativa para el tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo refractario a tratamiento farmacológico. A esta conclusión se ha llegado después del estudio de tres pacientes con enfermedad de Parkinson y trastorno obsesivo-compulsivo, quienes tras recibir estimulación talámica profunda en esta región del cerebro mostraron mejoría en ambas patologías.

La estimulación talámica, mediante corriente eléctrica, podría modificar los patrones de actividad patológica del circuito límbico extrapiramidal en los pacientes con este trastorno psiquiátrico, lo que permitiría esta mejoría. En esta mejoría también participaría la activación de los axones serotonérgicos, lo que produciría un aumento de la liberación de serotonina.
El trastorno obsesivo-compulsivo tiene una incidencia en la población general del 1,5-3% y sólo un 40-60% responde al tratamiento farmacológico.


  • Las personas que padecen de desorden obsesivo-compulsivo y sus familiares más cercanos tienen modelos característicos en la estructura de su cerebro. Esta es la primera vez que los científicos han asociado una característica anatómica con el riego familiar a sufrir este desorden.

Este nuevo descubrimiento, publicado en la revista Brain, puede ayudar a predecir el riesgo de que un individuo sufra este desorden psiquiátrico, lo que permitirá un diagnóstico más adecuado.

El trastorno obsesivo-compulsivo puede aparecer en más de un miembro de la misma familia. Cada gen puede influir en el riesgo de sufrir este trastorno por su influencia en la estructura del cerebro (por ejemplo la cantidad y localización de la materia gris). Usando medidas cognitivas y anatómicas, así como imágenes de resonancia magnética, los investigadores han captado imágenes de cerebro de personas con este trastorno y las han comprado con las de personas sanas.

Tanto los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo como sus familiares más cercanos han mostrado unos peores resultados en los test realizados. Esta peor respuesta se ha asociado a una reducción de la materia gris en determinadas regiones del cerebro que son importantes en la supresión de respuestas y hábitos.


  • Las personas tienen capacidad para suprimir la memoria emocional. Este hecho podría tener implicaciones para el tratamiento de aquellos que sufren desde desórdenes post-traumáticos hasta depresión.

Un estudio realizado en la Universidad de Colorado, y publicado en Science, midió la actividad del cerebro a sujetos a los que se entrenó para suprimir la memoria de imágenes negativas y observó la existencia de dos mecanismos implicados en la región prefrontal del cerebro.

Este trabajo ayudará a desarrollar nuevas terapias para aquellos que son incapaces de suprimir los recuerdos emocionales asociados con desórdenes como los de estrés post-traumático, fobias, depresión, ansiedad y el síndrome obsesivo-compulsivo.

E Durante la fase de entrenamiento, cada sujetos tuvo que aprender 40 pares de fotos diferentes, en los que cada par consistía en una cara humana “neutral” y una foto de algo que producía emociones, como un accidente de coche, un soldado herido, la escena de un crimen violento o una silla eléctrica. Después de memorizar cada par de imágenes asociadas, se les pusieron unas gafas especiales y se les realizó un escáner.

Las imágenes funcionales obtenidas del cerebro indicaban que la coordinación para la supresión de la memoria se producía en la zona del córtex prefrontal, que es considerada como el lugar del control cognitivo. Los investigadores vieron que dos regiones trabajan conjuntamente para suprimir ciertas regiones posteriores del cerebro como el córtex visual, el hipocampo y la amígdala, que están implicadas en tareas como el recuerdo visual, la codificación y recuperación de la memoria y la salida emocional.