El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC),que ha sido considerado hasta hace algunos años como una enfermedad psiquiátrica rara que no respondía al tratamiento, es hoy reconocido como un problema común que afecta al 2-3% de la población, es decir a más de 100 millones de personas en todo el mundo. No obstante el (TOC), es considerado en la actualidad como una enfermedad común dentro de la etapa de la adolescencia, marcada principalmente por el factor "inseguridad", derivando en muchos miedos y ansiedades que en algunos casos más que en otros provocan las famosas "manías-conductistas", que se pueden apreciar en actos repetitivos sin sentido. La edad en que la enfermedad se manifiesta o resalta con mayor fuerza es entre los 12 y los 16 años.

El descubrimiento de que algunos fármacos son eficaces en el tratamiento del TOC ha cambiado el punto de vista que se tenía de esta enfermedad. Hoy no sólo existen terapias eficaces para tratar el TOC, sino que hay una gran actividad investigadora sobre las causas que producen esta enfermedad y una búsqueda de nuevos tratamientos.

Una persona con TOC se da cuenta de que tiene un problema. Normalmente, sus familiares y amigos también se dan cuenta. Los pacientes con TOC suelen sentirse culpables de su conducta anormal y sus familiares pueden enfadarse con ellos porque no son capaces de controlar sus compulsiones. Otras veces, en su deseo de ayudarles pueden aparentar que los síntomas no existen, o justificarlos o, incluso, colaborar en sus rituales.
Definición

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es un síndrome psiquiátrico perteneciente al grupo de los desórdenes de ansiedad caracterizado por:

* Obsesiones: Son ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que son egodistónicos, es decir, que no son experimentados como producidos voluntariamente, sino más bien como pensamientos que invaden la conciencia y que son vividos como repugnantes o sin sentido. El enfermo realiza intentos para ignorarlos o suprimirlos, a veces sin conseguirlo.
* Compulsiones: Son conductas repetitivas y aparentemente finalistas, que se realizan según determinadas reglas de forma estereotipada. La conducta no es un fin en sí misma, sino que está diseñada para producir o evitar algún acontecimiento o situación futura. Sin embargo, o bien la actividad no se halla conectada de forma realista con lo que se pretende impedir o provocar o puede ser claramente excesiva. El acto se realiza con una sensación de compulsión subjetiva junto con un deseo de resistir a la compulsión, por lo menos inicialmente. Por lo general, el individuo reconoce la falta de sentido de la conducta (algo que no siempre ocurre en niños pequeños) y no obtiene placer en llevar a cabo esta actividad, aunque le procure un alivio de su tensión.

En las personas que sufren este tipo de desorden, el pensamiento aparece dominado por una idea intrusiva o secuencia de ideas, que buscan apagar con comportamientos rituales, casi siempre muy caprichosos. Son plenamente conscientes de su trastorno, que es vivido como un malestar y puede estar asociado a un sentimiento de culpa o de vergüenza.

* Las obsesiones y las compulsiones: son una fuente significativa de malestar para el individuo o interfieren en su funcionamiento social.
* No debe confundirse con los desórdenes fóbicos.
* El trastorno obsesivo-compulsivo estadísticamente es más frecuente en varones que en mujeres.

Tipos de TOC

Dentro del TOC se pueden diferenciar siete tipos más comunes:

* Lavadores y limpiadores: son personas a las que carcomen obsesiones relacionadas con la contaminación a través de determinados objetos o situaciones.
* Verificadores: son personas que inspeccionan de manera excesiva con el propósito de evitar que ocurra una determinada catástrofe.
* Repetidores: son aquellos individuos que se empeñan en la ejecución de acciones repetitivas.
* Ordenadores: son personas que exigen que las cosas que las rodean estén dispuestas de acuerdo con determinadas pautas rígidas, incluyendo distribuciones simétricas.
* Acumuladores: coleccionan objetos insignificantes, de los que no pueden desprenderse.
* Ritualizadores mentales: acostumbran a apelar a pensamientos o imágenes repetitivos, llamados compulsiones mentales, con el objeto de contrarrestar su ansiedad provocadora de ideas o imágenes, que constituyen las obsesiones.
* Atormentados y obsesivos puros: experimentan pensamientos negativos reiterados, que resultan incontrolables y bastante perturbadores. No obstante, a diferencia de quienes sufren los demás tipos de TOC, no se entregan a comportamientos reiterativos de tipo físico, sino rumiaciones mentales.

Causas de los síntomas del TOC

Varias teorías sugieren una base biológica para el trastorno, y actualmente una serie de estudios están explorando esta posibilidad. La tomografía de emisión transaxial de positrón TETP y otras técnicas de representación del cerebro han sugerido que pueden existir algunas anormalidades en el lóbulo frontal y en los ganglios basales que influyen en los síntomas del TOC.

Otros estudios parecen indicar que pueden estar implicadas anormalidades en ciertos neurotransmisores, los mensajeros del cerebro. Uno es la serotonina, un neurotransmisor que se cree que ayuda a regular la disposición de ánimo, la agresión y la impulsividad. Las neuronas que responden a la serotonina se encuentran en todo el cerebro, pero especialmente en los lóbulos frontales y en los ganglios basales.

En esta enfermedad se muestra la facilidad del enfermo para obsesionarse por algo como la limpieza, las compras o incluso un programa de televisión. Esta enfermedad puede derivar de la inseguridad de las personas y se manifiesta por el hecho de que necesitan algo en que apoyarse o incluso sentirse bien o queridos.

Tratamiento

En los últimos años se han conseguido importantes progresos en el tratamiento de estos pacientes, disminuyendo notablemente las repercusiones físicas y sociales sobre ellos. Actualmente hay dos tipos de tratamiento: los fármacos y la psicoterapia específica; la combinación de ambos puede conseguir los mejores resultados, aunque algunos pacientes sólo responden a uno de los dos. De entre los fármacos, los más utilizados son los antidepresivos, que actúan selectivamente sobre los neurotransmisores o sustancias químicas implicados en el TOC. Entre un 50 y un 80% de los pacientes mejoran con ellos, aunque los efectos suelen tardar en notarse (aproximadamente 6-10 semanas). Por otro lado, la psicoterapia más utilizada es la terapia conductual, que consiste esencialmente en hacer que el paciente busque los estímulos y pensamientos que teme y se enfrente a ellos, y que después se resista a realizar los rituales compulsivos, de forma gradual y programada. Entre el 60-90% de los pacientes se benefician de esta terapia. Es muy importante que el seguimiento del tratamiento farmacológico lo haga el psiquiatra, que es la persona autorizada para ello, mientras que el tratamiento psicoterápico puede ser desempeñado y supervisado por él mismo u otro profesional de la Salud Mental (fundamentalmente el psicólogo). Por tanto, en ocasiones es recomendable un equipo terapéutico para intentar solucionar todos los aspectos que pueden ser mejorados en este trastorno. Otros tratamientos ensayados incluyen psicoterapia de otros tipos (no conductual), terapia electroconvulsiva (provocación de crisis epilépticas bajo control médico) y otros fármacos (litio, venlafaxina, neurolépticos), utilizados generalmente si no hay respuesta a los anteriores.

Una pequeña parte de los pacientes se muestra resistentes a todos los tratamientos anteriores; en ellos puede requerirse la psicocirugía, técnica de cirugía cerebral que consiste en la sección de fibras nerviosas y que consigue mejorías en el 25-30% de estos pacientes. Hoy en día estas técnicas se han perfeccionado mucho y las secuelas derivadas de ellas (crisis epilépticas, parálisis, trastornos del habla) se han reducido de forma importante.